Inquisición para niños: acerca de la quema de libros terroristas en Canadá
Es que la idiotez no tiene límites….
Sí; como se lee. Un consejo escolar de la provincia de Ontario ha destruido un total de 5.000 libros y cómics, algunos de ellos quemados y enterrados, por considerar que propagan estereotipos negativos sobre los aborígenes.
Entre estos libros figuran álbumes de Astérix, Tintín, y novelas.
“Purga literaria” le han llamado algunos genios de lo políticamente correcto; y, lo peor, es que se dio en las bibliotecas del Consejo Escolar Católico Providence, que incluye 30 escuelas de lengua francesa en el suroeste de Ontario. Es decir: “colegios católicos sociedad anónima", que de católicos tienen apenas el nombre, claro…
El objetivo era tener “un gesto de reconciliación con las Primeras Naciones (sic), y un gesto de apertura hacia las otras comunidades presentes en la escuela y en nuestra sociedad", comentó la señora, señorita o señorete Lyne Cossette, portavoz del “Consejo Escolar Católico Providence".
Una purificación con llamas
El tema no comenzó ahora; no. Sino en 2019, al celebrarse una “ceremonia de purificación con llamas” con cuyas cenizas se plantaron árboles para “convertir lo negativo en positivo” (sic).
“Enterramos las cenizas del racismo, la discriminación y los estereotipos con la esperanza de crecer en un país inclusivo en el que todos puedan vivir con prosperidad y seguridad“, explicó el Consejo Escolar en un video destinado a los alumnos realizado por Suzy Kies, copresidenta de la Comisión de Pueblos Aborígenes del Partido Liberal de Canadá, “guardiana del conocimiento aborigen", a pesar de haber sido denunciada por no tener siguiera un antepasado aborigen al menos hasta 1780…
Entre los libros inquisitoriados están Tintín, Lucky Luke y Astérix.
Las razones aducidas han sido “dibujar a los aborígenes sin camiseta", el acoso a las mujeres, discriminaciones varias y un largo etcétera de razones propias de gente amente.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, paradigma de carencia testosterónica, al ser consultado sobre el tema dijo simplemente que no le corresponde a él ni a “las personas no aborígenes decir a los aborígenes cómo deben sentirse o cómo deben actuar para avanzar en la reconciliación".
Como decíamos al inicio: la idiotez no tiene límites. Menos mal que, en Argentina, tenemos a Patoruzú, ejemplo claro de inclusión y fuerza viril.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
7 comentarios
Lo justo era entregar los territorios
robados a los aborigenes fundamentalmente porque no era civilizados, y por lo tanto atrasados. Bueno pues este expolio de sus tierras se ha solucionado con esta quema. Las cenizas del libro se ha acordado con los aborígenes que sirva como abono para los árboles.
De acuerdo que la idiotez no tiene límites.
Pero no te preocupes no han inventado na, cuando a Rafael El Gallo le presentaron a José Ortega y Gasset, el sevillano preguntó quién era «aquel gachó con pinta de estudiao», le respondieron Es filósofo ¿Filo qué, ezo qué e?, dijo el matador, le explicaron que era un señor que analizaba el pensamiento de la gente y escribía doctrinas para conocer el hacer de las personas, El Gallo guardó silencio unos segundos y luego dijo con garbo la célebre Sentencia Universal : «Hay gente pa tó».
¿Por qué me ha defraudado de esa manera?
¡Si la quema de Ásterix está más que bien!
¿No sabía que los romanos maltrataron a los pobres indios del Canadá antes del descubrimiento de América?
En una feria del libro que organizó un colegio católico de mi colonia ( tal vez en un futuro desaparezca la palabra "colonia" por ser violenta y ofensiva) me dieron el encargo de pintar varios carteles sobre temas literarios infantiles de mi elección; dibuje uno sobre el libro" ladrona de libros" esa novela que trata sobre la ocupación nazi y una muchacha; en el fondo del personaje protagónico pinté una ciudad europea derruida y banderas con la esvástica, de eso trata la novela!!
Cuando el padre director del colegio dio el visto bueno a mis dibujos, recuerdo que mando que borrara de ese cartel todos los círculos de las banderas donde aparecía la cruz nazi y en su lugar pintara "caritas felices" de esas de color amarillo.
Solo que eso pasó por ahi de ocho años.
Esa historieta sobre ser inclusivo, no sólo cae en lo ridículo, sino que también se cree capaz de cambiar derechos artísticos o incluso la misma historia en aras de defender la fraternidad común.
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