Un ejemplo de humildad. La retractación del Padre Luis Toro sobre los métodos anticonceptivos
Queridos amigos de Que no te la cuenten
Hace unas semanas realizamos un pequeño video apoyando la labor del Padre Luis Toro, como podrán ver aquí
El Padre Toro es un sacerdote y apologeta venezolano que intenta –cuando se lo permiten–, debatir públicamente con los protestantes a partir de las Sagradas Escrituras.
Es llano, sencillo y contundente al momento de refutar a sus adversarios (eso es lo que ha atraído a muchísimas almas, gracias a Dios, nuevamente a la Iglesia Católica). Tiene un estilo muy particular pues “el estilo es el hombre” pero aún sin vestir sotana, etc., realiza una obra magnífica.
Pues bien; apenas publicamos ese vídeo apoyando la labor que está realizando con los hermanos venezolanos, algunos de nuestros lectores nos escribieron para comentarnos, no sin preocupación, ciertas enseñanzas del Padre Toro acerca de la moral conyugal que no parecían ir de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia. Nos enviaron los enlaces y, lamentablemente, corroboramos que era cierto: el padre Luis estaba un tanto confundido con respecto a la licitud o no de los métodos anticonceptivos, pensando que “la doctrina había cambiado”.
Desde entonces teníamos dos opciones: hacer lo típico que sucede hoy en día en internet (un vídeo “refutando al padre Toro”, etc., etc., etc.), y dañar así, indirectamente, su obra, o hacer lo que, entre cristianos, se debe hacer primero, como dice el Señor: «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos” (Mt 18,15-16).
Y lo intentamos, sabiendo de la humildad del Padre Toro. Y no nos equivocamos.
Nos comunicamos con él y, gracias a su docilidad y humildad, junto con dos amigos sacerdotes, pudimos leer juntos algunos textos del Magisterio pontificio que ahora sólo resumimos.
Ante la pregunta “¿es lícita la anticoncepción en la Iglesia?”, el Magisterio ha sido más que claro (por citar algunos nomás):
PÍO XI: “Cualquier uso del matrimonio, en el que maliciosamente quede el acto destituido de su propia y natural virtud procreativa, va contra la ley de Dios y contra la ley natural” (Casti connubii, n. 21)
PAULO VI: “No le es lícito al hombre romper por su propia iniciativa el nexo indisoluble y establecido por Dios, entre el significado de la unidad y el significado de la procreación que se contienen conjuntamente en el acto conyugal… Es ilícita toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación” (Humanae vitae, nn. 12 y 14).
JUAN PABLO II: “Cuando los esposos, mediante el recurso al anticoncepcionismo, separan estos dos significados (unitivo y procreativo) que Dios Creador ha inscrito en el ser del hombre y de la mujer… se comportan como ‘árbitros’ del designio divino y ‘manipulan’ y envilecen la sexualidad humana… El anticoncepcionismo impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente (pues) se produce no sólo el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal” (Familiaris consortio, n. 32).
Hasta aquí, para él, no existían dudas, sin embargo, había un texto de la Exhortación post-sinodal Amoris laetitia que le habían dicho que “había abierto la puerta a la regulación de la natalidad por medio de la anticoncepción (pastillas, preservativos, etc.)
El texto es el siguiente:
“La conciencia recta de los esposos, cuando han sido muy generosos en la comunicación de la vida, puede orientarlos a la decisión de limitar el número de hijos por motivos suficientemente serios”, pero también, “por amor a esta dignidad de la conciencia, la Iglesia rechaza con todas sus fuerzas las intervenciones coercitivas del Estado en favor de la anticoncepción, la esterilización e incluso del aborto” (Amoris laetitia, n. 42).
Es decir: se mezclaba “la decisión de limitar el número de hijos” (que por causa grave puede ser realizada a partir de los métodos naturales) con la condena a las “intervenciones coercitivas del Estado favor de la anticoncepción”; claro está que, aunque en la letra no se dijese estrictamente nada novedoso[1], redactado así, algún desprevenido podía interpretar esto como que, a partir de ahora, “la Iglesia aceptaba la anticoncepción artificial” siempre y cuando no fuese impuesta por el Estado…
Con gran humildad y docilidad, leímos con el padre Luis Toro el Magisterio pontificio anterior y recordamos un principio hermenéutico que, para él, resultó de gran luz: y es que, para la sana teología, cuando un texto de la Iglesia resulta ambiguo o discordante con la enseñanza magisterial anterior, siempre debe ser leído e interpretado a la luz de los textos magisteriales previos.
Dado que el Padre Luis se encuentra ahora realizando diversos apostolados en pos de sus pobres hermanos venezolanos, e imposibilitado de poder realizar vídeos, decidimos, con su expreso permiso comentar esto a modo de retractación y para tranquilidad y edificación de todos.
Que su humildad nos sirva de ejemplo (a mí en primer lugar) y que sepamos que, si Dios permite nuestra corrección es para el bien de nuestras propias almas y de las encomendadas a nuestros apostolados.
Dios los bendiga y,
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
[1] Al contrario, la nota a pie de página de este texto remitía a la “Relación final del sínodo de los obispos” donde, el 24/10/2015 se decía en el nro 63: “El camino adecuado para la planificación familiar presupone un diálogo consensual entre los esposos, el respeto de los tiempos y la consideración de la dignidad de cada uno de los miembros de la pareja. En este sentido es preciso redescubrir el mensaje de la Encíclica Humanae Vitae (cf. 10-14) y la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (cf. 14; 28-35) para contrarrestar una mentalidad a menudo hostil a la vida. Hay que animar continuamente a las parejas jóvenes a donar la vida. De este modo puede crecer la apertura a la vida en la familia, en la Iglesia y en la sociedad”.
- CURSOS https://cursos.quenotelacuenten.org/
- Editorial y librería: https://editorial.quenotelacuenten.org/
- Youtube: AQUÍ y active la campanita.
- Whatsapp: Haga clic AQUÍ y envíe un mensaje con la palabra ALTA.
- Telegram: Suscríbase al canal aquí: https://t.me/qntlc
- Twitter: https://twitter.com/PadreJavierOR
- Parler: https://parler.com/profile/PadreJavierOliveraRavasi
– Para donaciones: AQUÍ
Ud. está recibiendo esta publicación porque aceptó su envío.
15 comentarios
Yo veo claramente tanto con consciencia natural como por el Magisterio que hay que mantener las llaves de la vida abiertas.
Y que los Caminos de Dios no son nuestros caminos.
Comprendo que todos sufrimos la carne y el Mundo..ojala Dios inunde de gracia a todos..el Padre Toro .qntlc y aquellos fieles preocupados.. pues Maria nos pide seguir el Evangelio de Jesus a la letra y asi habeis obrafo todos para la Gloria de Dios que es la nuestra!
Como dice el más grande padre de la Iglesia, el doctor san Agustín de Hipona:
«Errar ha sido cosa de hombres, pero es diabólico permanecer en el error por el orgullo» (Sermones 164, 14)
Deo gratias.
Por otro lado me pone a pensar lo peligroso de los textos magisteriales ambiguos, sobretodo para las almas sencillas. Esta es la demostración.
Un texto más que vale la pena recordar es el de Juan Pablo II a los participantes del II congreso de teología moral, que iba a tratar sobre la encíclica Humanae Vitae. Refiriéndose a la dictrina enseñada por dicha encíclica, dice:
"No se trata, efectivamente, de una doctrina inventada por el hombre: ha sido inscrita por la mano creadora de Dios en la misma naturaleza de la persona humana y ha sido confirmada por Él en la Revelación. Ponerla en discusión, por tanto, equivale a refutar a Dios mismo la obediencia de nuestra inteligencia. Equivale a preferir el resplandor de nuestra razón a la luz de la Sabiduría Divina, cayendo, así, en la oscuridad del error y acabando por hacer mella en otros puntos fundamentales de la doctrina cristiana."
Es sorprendente la cantidad de clérigos, teólogos, que piensan que la doctrina de la Iglesia puede cambiar. Y suelen aducir para justificarlo al supuesto cambio doctrinal con respecto a la esclavitud. Muchísimos sacerdotes jóvenes creen que para saber la doctrina de la Iglesia hay que recurrir a los documentos más recientes, porque los más antiguos pueden haber quedado obsoletos, ¡inclusive en temas doctrinales! Así los forman en los seminarios.
De ahí que no me extraña que rectifique y (re)considere cuanto sea necesario, a la luz de las Sagradas Escrituras, que conoce tan bien. El que tiene boca, se equivoca; sobre todo si, como le ocurre al padre Toro, se gasta y se desgasta hablando incansablemente de Dios a las gentes más humildes y más sencillas, no sólo de Venezuela, sino de toda América latina.
Dios le siga bendiciendo abudantemente.
A Dios gracias el P. Luis del Toro rectifica, pero ¿cuántos no lo harán porque nadie les explica la verdad?, ¿cuántos fieles no serán confundidos por ello?
(Editado)
Dios les juzgará.
-----------------
Lo siento. no tengo libertad para poder publicar estas cosas. Bendiciones. PJOR
En Gracia estamos en oración por todos los Sacerdotes y por todos los hermanos que por falta de buena enseñanza, viven afectados.
A propósito: Hoy 20 de enero 2021, seguí la S. Misa del Papa Francisco, pues me llamó la atención el título, la ternura de Dios sana al pecador en ausencia del Sacramento, era el Tema.
Dos citas bíblicas en la Homilía: Lc 15, el Padre espera el regreso del hijo con TERNURA y el de Isaías que lo bermejo se convertirá en blanqueado o perdonado. Luego dijo que eso estaba en el Catecismo de La Iglesia #1452 y fui a corroborarlo... pero ví que prescindió de si =IF "... si comprende la firme resolución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental" (Cf. Cc de Trento:DS 1677)
Eso ha sido este papado: Ambigüedad... Verdades a medias. Sana Doctrina olvidada... ¿Qué piensa un creyente no tan conocedor de Sana Doctrina, pero que desea vivirla? ¡Desilusión y Confusión! Pasamos por ahí hace 7 años... y seguimos Orando por La Iglesia y la Sana Doctrina.
Dejar un comentario