Los políticos que votan y promueven el aborto: ¿están o no excomulgados?
El caso de la votación por el aborto en nuestro país, sacó a reflotar un tema discutido hace años en sociedades más “avanzadas” que las nuestras; más “avanzadas” porque ya tienen aborto, eutanasia para todos, unión de homosexuales y todas esas delicias del mundo moderno que el islam se ocupará de limpiar pronto.
Y uno de ellos ha sido el interrogante acerca de si, los políticos que han votado en favor del aborto, caen en la pena de excomunión reservada para quien lo procura (o coopera con él).
Vale recordar que, la excomunión, es una pena medicinal (también llamada censura) por la que se excluye a alguien de la comunión jurídica que le une como fiel a la Iglesia en cuanto sociedad visible. Puede ser latae sententiae, es decir, automática (a su vez, declarada o no) o ferendae sententiae, luego de un proceso.
Para el caso del aborto, del canon 1398, que dice: “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae”.
A su vez, el tema fue objeto de estudio en la Encíclica Evangelium Vitae, de Juan Pablo II, donde, en su n 62, se plantea el caso de los cómplices directos, al decir que: “La excomunión afecta a todos los que cometen este delito conociendo la pena, incluidos también aquellos cómplices sin cuya cooperación el delito no se hubiera producido”.
Esto llevó a que, en 2004 y a partir de diversos candidatos que existían en Estados Unidos en pos de la lucha por la presidencia, el entonces Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, escribiera a los obispos de Estados Unidos una carta, fechada en junio de 2004 y enviada al entonces Cardenal MacCarrick, hoy despojado de sus rangos y ministerio, donde se planteaba qué hacer con los políticos partidarios del aborto. El documento, titulado “Dignidad para recibir la Sagrada Comunión. Principios Generales”, dice en sus partes principales:
“Respecto del grave pecado del aborto o la eutanasia, cuando la cooperación formal de una persona es manifiesta -entendida, en el caso de un político católico, como hacer campaña y votar sistemáticamente por leyes permisivas de aborto y eutanasia-, su párroco debería reunirse con él, instruirlo respecto de las enseñanzas de la Iglesia, informándole que no debe presentarse a la Sagrada Comunión hasta que termine con la situación objetiva de pecado… ‘Cuando estas medidas preventivas no han tenido su efecto o cuando no han sido posibles’, y la persona en cuestión, con obstinada persistencia, aún se presenta a recibir la Sagrada Comunión, ‘el ministro de la Sagrada Comunión debe negarse a distribuirla’” (cf. Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos “Sagrada Comunión y Divorcio, Católicos vueltos a casar civilmente” [2002], n. 3-4). Esta decisión, propiamente hablando, no es una sanción o una pena” (nn 5-6).
Reiteramos el final del texto: “esta decisión, propiamente hablando, no es una sanción o una pena”.
Traducido todo esto: hay excomunión para los partícipes directos y cooperadores inmediatos pero no para los políticos, a quien hay que “amonestar", reconvenir, etc., etc., como si se tratara de una pareja de concubinos públicos que desean acercarse a comulgar en una situación objetiva de pecado y, llegado el caso, hay que negarles la comunión.
¿Y a esto quién lo determina? Pues el órgano encargado de analizar las normas positivas de la Iglesia, es decir, el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, quien tiene la función de estudiar estos temas minúsculos y leguleyos.
Pero la pregunta final es: si bien por esta causal ciertos políticos que apoyan y promueven el aborto no estarían excomulgados, ¿acaso no lo estarían por apoyar, propagar y sostener una verdad en materia de Fe o moral, que la Iglesia ha planteado de modo definitivo, como ser que el aborto es un pecado que clama al Cielo? Es decir: ¿no habrán caído ya en herejía formal y, por ende, en la excomunión latae sententiae con la que este pecado se censura (cfr. 1364 § 1 del CIC).
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
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19 comentarios
También había dicho algo al respecto Benedicto XVI en la Entrevista concedida a los periodistas durante el vuelo hacia Brasil (9 de mayo de 2007):
"¿Comparte usted la excomunión que se ha dado a los diputados de la ciudad de México sobre la cuestión del aborto?".
Papa: "La excomunión no es algo arbitrario; está previsto en el Código (n.d.r., Código de derecho canónico). Por tanto, en el derecho canónico está claramente escrito que matar a un niño inocente es incompatible con ir a la Comunión, en la que se recibe el Cuerpo de Cristo. Por consiguiente, no se ha inventado algo nuevo, algo sorprendente o arbitrario. Sólo se ha recordado públicamente lo que está previsto en el derecho de la Iglesia, en un derecho que se basa en la doctrina y en la fe de la Iglesia, en nuestro aprecio por la vida y por la individualidad humana, desde el primer momento".
Padre Javier, ello incluye también a los votantes?
Qué grado de cooperación tendría un votante? Al fin y al cabo el partido político de turno que gobierna lo hace gracias al voto del ciudadano.
Considero UN ESCÁNDALO que una enfermera que participa en un sólo aborto esté excomulgada, y no lo esté un político que vota una ley de la que INDEFECTIBLEMENTE se seguirán cientos de miles de ellos.
Es una VERGÜENZA.
Aunque, como está hoy la Iglesia, es más pobable que le levanten la pena de excomunión a la primera a que se las pongan a los segundos.
Siempre he visto la excomunión como un acto de misericordia. Un grito desesperado de la Iglesia que le dice a alguien: ¡ Te vas al infierno !
Allá maldecirán no haber sido excomulgados.
Ahora bien, esa respuesta de Benedicto XVI citada en el comentario anterior parece que o bien no se dirige a la pregunta que se le hizo, o bien contradice lo dicho en el "post".
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
Si hubiera amonestación al que así actuara y reincide ¿en qué pecado o pena incurre si no se corrige?
En España, al no derogar la le ley de Zapatero, en la que se proclama que el aborto es un derecho, a los integrantes del gobierno de Rajoy, les deberian haber negado la comunión. Sin embargo no tuvimos noticia de esto, y habia varios católicos entre ellos.
Esto es una contradicción muy grande de la Iglesia, tiene un catecismo, tiene un derecho canonico, etc. pero luego no se cumple, y esto creo que solo crea confusión entre los fieles.
“La excomunión afecta a todos los que cometen este delito conociendo la pena, incluidos también aquellos cómplices sin cuya cooperación el delito no se hubiera producido”
"Cómplices SIN CUYA COOPERACIÓN el delito NO SE HUBIERA PRODUCIDO". Esa expresión no me deja mucha dudas sobre la situación de quienes aprobaron la ley.
El día que se realice un aborto LEGAL (no clandestino, que seguramente seguirán habiendo) que NO SE HUBIERA REALIZADO porque no existía la ley, nos encontraríamos ante la cooperación antes mencionada.
Por ejemplo, una mujer que había decidido no abortar por temor al castigo penal y que ahora mate a su bebé porque la ley se lo permite. La cooperación de los legisladores es determinante para que ese aborto se realice. Y si es así, entonces sí están excomulgados latae sententiae.
Me revienta que a los católicos de misa nos den semanalmente la brasa sobre lo exquisitos que tenemos que ser en nuestro comportamiento y luego sea la jerarquía tan laxa la hora de condenar a los partícipes de un homicidio.
No, el problema de fondo no es ni el derecho al aborto, ni la liberación de la mujer. En última instancia, lo hemos visto por televisión, es satisfacer un instinto, el instinto homicida. Pero, claro, matar a otro igual o a otro mayor en la jerarquía social puede acarrear consecuencias no deseadas, así que la única salida es el suicidio. En el aborto se dan al mismo tiempo el homicidio de la vida en gestación, la muerte del progenitor y el suicidio de la mujer (mata a su propia carne).
No existe un instinto natural o deseo homicida. Éste surge como reacción a la imposición de los poderosos (podrá comprobar en los registros audiovisuales a quién consideran poderosos los de uno y otro lado, todos lo hemos escuchado). Es decir, el aborto, no es una cuestión o asunto personal. El aborto es una cuestión política donde, tanto los que nunca abortarán como los que sí lo hacen, se posicionan en los más diversos sentidos.
Con el aborto pasa lo mismo que con el adulterio. Creen que es una transgresión contra el sexto mandamiento olvidando que la gravedad radica en la ruptura de un juramento ante Dios. El aborto, que no es simplemente un homicidio - es un asesinato -, no sólo atenta contra el quinto, también lo hace contra el cuarto. El aborto es un parricidio donde se aniquila al niño, al padre progenitor y a la mujer gestante.
Atenta, en último término, contra la honra de la nación, contra la virtud del patriotismo que es el culmen del cuarto mandamiento. De ahí, su dimensión política. El aborto es un intento por destruir la nación Argentina. En España, en la zona balcánica, lo tienen muy claro. Todo empieza con un "vosotros, los que no sois de aquí, los de fuera".
Ni Soros, ni Kissinger, ni Gates, ni la Trilateral, ni el CFR, ni la masonería internacional, podrán nunca destruir a los argentinos. La razón la encontrará en la división (odio) dentro de la comunidad católica: los católicos socialistas (Kirchner, la manoloca) y los católicos liberales (Macri, el impasible), tan progres los unos como los otros y tan sumisos al poder del dinero. Los católicos, a secas, de las villas argentinas nunca han reclamado el aborto porque nunca han estado en la mente de los que dirigen la nación.
El aborto, como la eutanasia, el género, la pedofilia..., las llamadas "guerras" culturales, vienen a sustituir a la guerra convencional pero con un saldo de muertos infinitamente superior. Se amontonan los cadáveres de niños, viejos, mutilados, violados...pero Dios escuchará su clamor y permitirá que la naturaleza se rebele contra el hombre con toda su furia.
Sólo estos políticos estarían dentro de la comunión si su voto se diera a una ley contraria a los mandamientos de la ley de Dios como un "mal menor" frente a otra ley como "mal mayor", y sólo si su voto fuera determinante para aprobar la ley "mal menor", según recuerdo.
...
Por otro lado, la prohibición de la comunión y absolución a los políticos católicos aborteros y eutanasiadores, son un deber imperativo para el sacerdote, obispo o ministro de la comunión extraordinaria de la comunión, y eso debido a lo que dispone San Pablo:
1Co 11,27-34
Dios castiga con graves penas a los que indignamente comulgan, por lo que hay que recibir con respeto y reverencia la Sagrada Eucaristía, lo que incluye al Papa mismo, quien está sujeto a estos castigos del comulgante indigno:
"De manera que cualquiera que comiere este pan, o bebiere el cáliz del Señor INDIGNAMENTE, reo será del Cuerpo y de la Sangre del Señor.
Por tanto, examínese a si mismo el hombre, y de esta suerte coma de aquel pan y beba de aquel cáliz.
Porque quien lo come, y bebe INDIGNAMENTE, se traga y bebe su propia CONDENACIÓN, no haciendo el debido discernimiento del Cuerpo del Señor.
De aquí es que hay entre vosotros muchos ENFERMOS, y sin fuerzas (DEBILITADOS), y muchos que MUEREN.
Que si nosotros entramos en cuentas con nosotros mismos ciertamente no seríamos así juzgados por Dios.
Si bien, cuando lo somos, el Señor nos castiga como a hijos, con el fin de que NO seamos CONDENADOS juntamente con este mundo (LA ENFERMEDAD, DEBILIDAD Y MUERTE SON PARA TENER LA SEGUNDA VIDA).
La Eucaristía es el sacramento de la caridad y de la unidad eclesiástica, como dice San Agustín, además de ser alimento y medicamento espiritual; y estando el pecador sin caridad y separado, considerando éste a la eucaristía como un vulgar alimento y sin efectos curativos y reparativos, con toda razón está excluido fuera de la unidad y comunión de la Iglesia. Si se diera la comunión a esos políticos católicos abortistas cometería una falsedad, dando a entender que tiene la caridad, la verdad y la unidad que en absoluto no tiene y no quiere tener.
Por eso, dar la comunión a un político católico abortista, es atentar contra la Eucaristía, la unidad, la verdad, la justicia, la santidad y la caridad, pues para juzgar la gravedad de un pecado, hay que atender a dos cosas:
- a la especie del pecado (V Mandamiento: no matarás; pecado que clama al Cielo; Sacramentos de la Confesión, Extrema Unción y Eucaristía)
- y al que comete el pecado (el político que ofrece los recursos del Estado) con su escándalo (la perdición de millones de almas).
Los castigos divinos por los pecados tienen castigo, a veces, en la misma tierra y sobre el mismo hombre viador, y tienen un carácter de conversión y exhortación. Pero sí existen los castigos de Dios en la tierra sobre las naciones que han cometido pecados sociales graves, como dijo Fátima, y son muy fuertes.
Y, q, no solamente sean condenados, quienes, promovieron, publicitaron y votaron por la Ley de despenalización, legalización y liberación del aborto, planteándole tal comparsa circense dantesca, como, un derecho de la mujer del siglo 21 del Tercer milenio, seguidoras de sofismas, falacias y engaños anticientíficos, sancionando, dicha ley anticonstitucional, un día después de la fiesta de los Santos Inocentes, justamente , el 29 de diciembre , día ,q, se evoca a santo Tomas Becket, mártir , por defender los derechos de la Iglesia ante la omnipotencia del poder civil; sino, quienes han guardado cómplicemente silencio y vienen encumbrando a esta tolda mafiosa partidocratica, desde su fundación , avaladores de la cultura de la impunidad, corrupción y latrocinio y , q, seguramente mas de unos, han de estar ya enfrentando fatalidades, siniestros y enfermedades ,q, no son enviadas por Dios, ni q sean su Voluntad y mucho menos ,q, la Divinidad las quiera , sino al contrario, al tanto ,q, su origen es el accionar del Diablo( Satanás o Lucifer y sus multitudes de legiones de demonios ) sobre sus súbditos, agentes del poder del Mal, de las Tinieblas y de la Oscuridad del Infierno , al recordar, tener bien presente y sin olvidar, q, el Concilio Vaticano II, calificó al aborto como un «crimen abominable» (Gaudium et spes, §51) lamentando, la falta de pronunciamiento, de mas de uno de la jerarquía eclesiástica , cuyo, silencio o respuestas ambiguas, multitudes ,han interpretado como “ni el aborto es pecado ,q, clama al cielo, ni incurren en pena de excomunión los políticos , legisladores y partidarios ,q, lo impulsan”, reduciendo la teología moral a una cultura del “ fratelli Tutti” ,q, mientras no haya el sacramento del Bautismo, no “ todes” somos hijos de Dios, sino: “ creaturas de Dios ,como los astros, la flora y la fauna, no dejando de evocar, q, tampoco tales le rezan al mismo Dios, sino, quienes solamente se dirigen a la Santísima Trinidad , advertidos ,q, ya Jesús de Nazareth, nos previno ,q, “ Nadie, va al Padre, sino, a través mío” y, quien realiza la Voluntad de Dios, sancionada, en el Decálogo, las Tablas de la Ley y los 10 Mandamientos o sea: q, la salvación redención y reconciliación, no nos viene: ni de Moisés, ni de los judíos ( no mesiánicos); ni de Mahoma; tampoco de Buda y mucho menos de los fundadores de sectas , religiones y movimientos astro zodiacales horoscopales.
Dado que el 100% de nuestro políticos no está en contra de dicha ley, están todos excomulgados (por algo ninguno presentó el proyecto de matrimonio real, para quienes quieran casarse civilmente como Dios manda, sin derecho a cercenar el vínculo indisoluble).
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