El Santo Rosario con el P. Javier Olivera Ravasi, SE: en latín y español. Los Misterios Gloriosos

Per signum (✞) Sancte Crucis
De inimicis (✞) nostris libera nos (✞), Deus noster. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen.


Encuentro en las oraciones en latín que contienen una gran riqueza espiritual. Cuando lo rezamos con mucha atención, sin prisa, siguiendo estos ejemplos de nuestro hermano Sacerdote Javier Olivera, es buen ejemplo.

Cuando noto en otras personas de tal parroquia, las prisas que tienen por acabar no pueden ayudarles a ellos ni hacen tanto bien a la Iglesia.
Cuando el alma ora mal, a toda prisa, atropelladamente, el enemigo no se siente tan molesto, sentirá ciertas incomodidades. Pero cuando la devoción es verdadera, entonces el enemigo no puede soportarlo, no siente ningún alivio. Pero el alma que ora desordenadamente, siempre se sentirá atormentado por el demonio, y le hace caer más fácilmente en las suciedades del pecado.

Meditar con atención, con respeto, devoción cada misterio, a nosotros nos hace bien, nos unimos a Jesús por María, que siempre intercede por nosotros y nos protege.

Delante del Sagrario, pues encontramos más recogimiento. La oración por la calle, aunque es buena y necesaria, suele distraernos, cuando cruzamos por el paso cebra, mirando al semáforo, para no tropezar con nadie.

Estamos en un tiempo muy favorable, muy buena ocasión para aprender el latin, las oraciones en latín, y con el tiempo, incluso podríamos expresarnos en latín con otros hermanos que encontramos en las iglesias, para que ellos también aprendan.

Hay libros, escritos de San Agustín, San Jerónimo, San Juan Crisóstomo y otros, están escrito tanto en latin como en castellano, para que se comprenda mejor lo que estamos leyendo. La traducción del latín al español, siempre lo encontramos.

Recuperar también la oración a San Miguel Arcángel tanto en latín:

Oratio ad Sanctum Michael Archangele

Sancte Michael Archángele,
defénde nos in prœlio,
contra nequítiam et insídias diáboli esto præsídium. Imperet illi Deus,
súpplices deprecámur,

Tuque, Princeps milítiæ cæléstis, sátanam aliósque spíritus malígnos, qui ad perditiónem animárum pervagántur in mundo, Divina virtúte in inférnum detrúde. Amen

Y en español:
San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra las perversidad y asechanzas
del demonio.

Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tu príncipe de la milicia celestial
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.

Amén.

Se ha recomendado que la oración a San Miguel se rece al finalizar la Santa Misa. Se podría hacer lo mismo cuando oremos el Santo Rosario. Y para que la venida de Jesús nuestro Señor, sea lo más pronto posible.

El Reinado de los Sagrados Corazones de Jesús y María Santísima triunfará. Deo Gratia.