Santa Juana de Arco. Entrevista a la Hna. Sagesse
Dejamos aquí la entrevista realizada ayer a la hermana Marie de la Sagesse, probablemente de las personas que, en lengua hispana conozcan más a Santa Juana de Arco (ha publicado ya dos libros, AQUÍ y AQUÍ).
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
9 comentarios
Se designa bajo el nombre de “Guerra de los Cien Años” a un periodo de conflictos bélicos entre Francia e Inglaterra, que inició en el año 1337 y finalizó en 1453, de manera que duró en realidad 116 años. En medio de la Peste Negra, es decir, la enfermedad que arrasó con un tercio de la población europea, del Cisma de Occidente de la Iglesia, o sea, cuando hubo un papa legítimo en Roma y un antipapa en Avignon, del surgimiento de un fuerte comercio marítimo y del colapso de los sistemas feudales, este periodo se puede considerar como el fin de la Cristiandad.
La dinastía real inglesa de los Plantagenet, venían de Francia, y eran poseedores de grandes extensiones territoriales en su país de origen, que gracias a las negociaciones de San Luis IX, rey de Francia de la dinastía de los Capeto, por el tratado de París en 1259, quedaron reducidas a la Guyenne, en el sudoeste francés.
La guerra se inicia cuando el rey de Francia, Felipe VI, decide confiscar la Guyenne el 24 de mayo de 1337, a lo que el entonces rey de Inglaterra, Eduardo III, replica reclamando la corona francesa, pues al igual que Felipe VI, era sobrino del anterior rey de Francia, Carlos IV, quien había muerto sin dejar herederos.
En el periodo de 1337 a 1364 Inglaterra reporta varias victorias produciendo una significativa merma en las fuerzas francesas. Notablemente, en la batalla de Esclusa, durante el año 1340, Inglaterra arrasó con las naves francesas. Luego tendrán inicio las incursiones terrestres por suelo francés, en las que Eduardo III utiliza una estrategia de guerrilla y pillaje a la que la caballería francesa, que se regía por los ideales cristianos del combate, no estaba acostumbrada; fue como jugar un nuevo deporte en el que no se conocían las reglas. Se darán dos encuentros bélicos que terminarán siendo grandes derrotas para Francia, a pesar de su superioridad numérica: la batalla de Crecy en 1346, tras la cual Eduardo III tomará Calais, y luego de un periodo de tregua por la peste negra, en 1356, la batalla de Poitiers, en la que además de la derrota, Francia sufre la captura de su rey, Juan II el bueno, lo que llevará a la nación gala a firmar el acuerdo de Bretigny, por el que Francia debía entregar a Inglaterra una importante suma de dinero y devolvía a Eduardo III todos los territorios originales de los Plantagenet, salvo Normandía. Por su parte, Inglaterra liberaba a Juan II y Eduardo III renunciaba a su pretensión de la corona francesa.
Tras la muerte de Juan el bueno, asume el trono su hijo, Carlos V el sabio, que a diferencia de sus predecesores Felipe VI y Juan II, fue un gran estratega y brillante diplomático, logrando, entre 1369 y 1375, recuperar casi todas las concesiones territoriales que había usurpado Eduardo III. Sin embargo, el reinado de Carlos el sabio terminará prematuramente con su muerte a los 42 años, en 1380, dejando el trono a su hijo de 12 años, Carlos VI.
A partir de 1380 se da un debilitamiento del poder de las coronas inglesa y francesa, que unido a un contexto económico difícil, conduce a un periodo de guerras civiles en el interior de ambas naciones, de las que Inglaterra sería la primera en salir con el rey Enrique V, mientras que en Francia Carlos VI padecía de locura. Aprovechando esta situación, y aliándose con uno de los bandos que estaban en guerra civil en Francia, los borgoñones (en conflicto con los armagnacs), Enrique V reinicia los enfrentamientos bélicos, obteniendo para su hijo, el futuro Enrique VI, la corona francesa por el tratado de Troyes, en 1420.
Enrique V muere cuando su hijo aún era un niño, y días más tarde Carlos VI muere. En Francia existe un sentimiento nacional que reclama la corona para el delfín, como se designaba al legítimo sucesor de la corona francesa, Carlos VII, hijo de Carlos VI. Es entonces que aparece, enviada por Dios, la doncella de Francia, Juana de Arco, con la misión de recuperar Orleáns, que recientemente había caído bajo dominio inglés, y consagrar como rey a Carlos VII en Reims. La epopeya de la santa guerrera, entre 1429 y 1430, levanta los espíritus en la nación francesa, reforzando la legitimidad de Carlos VII, lo que llevará a la paz de Arras en 1435, a partir de la cual los ingleses serán inexorablemente expulsados del territorio francés, proceso que concluirá en 1453, tras la derrota de Castillón.
Con todo respeto por Santa Juana de Arco Patrona de Francia y en cuya muerte participó el Obispo Cochón (El obispo Beauvais Pedro Cauchón, aliado de Inglaterra, fue crucial en este proceso), me permito pedir que vean:
Vicente Fernández, enorme Mexicano de familia Mariachi, canta (verlo en El martes me fusilan Vicente fernandez El Cristero - YouTube
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Letras
El martes me fusilan
A las 6 de la mañana.
Por creer en Dios eterno
Y en la gran Guadalupana.
Me encontraron una estampa
De Jesús en el sombrero.
Por eso me sentenciaron
Porque yo soy un cristero.
Es por eso me fusilan
El martes por la mañana.
Matarán mi cuerpo inútil
Pero nunca, nunca mi alma.
Yo les digo a mis verdugos
Que quiero me crucifiquen
Y una vez crucificado
Entonces usen sus rifles.
Adiós sierras de Jalisco,
Michoacán y Guanajuato.
Donde combatí al Gobierno
Que siempre salió corriendo.
Me agarraron, de rodillas,
Adorando a Jesucristo.
Sabían que no había defensa
En ese santo recinto.
Soy labriego por herencia,
Jalisciense de naciencia.
No tengo más Dios que Cristo
Por que me dio la existencia.
Con matarme no se acaba
La creencia en Dios eterno.
Muchos quedan en la lucha
Y otros que vienen naciendo.
Es por eso me fusilan
El martes por la mañana.
Peloton, prepareeen, apunteeen
Viva Cristo Rey y fuego.
Feri del Carpio Marek: Lo que no entiendo bien es que tiene que ver la religión con esto ya que en aquel momento tanto los ingleses como los franceses eran católicos.
/Oramos , para solicitar la intercesión de santa Juana d´Arc, a fin ,q, las Familias , despierten en sus hijas e hijos la inquietud de buscar los bienes de " arriba",( los dones del Reino de Dios, ya,q, el Cielo es el fin último , constituyendo, la realización de las aspiraciones mas profundas del ser humano, el estado supremo y definitivo de plenitud ) q, son por una eternidad ( o sea: ante todo a Dios, " ir ,hacia el Padre"liberándonos de la obsesión del tener,poseer y adquirir , fruto de la codicia,víctimas del consumismo para llegar a comulgar, ya, desde aquí con el Gran Alguien )al recordar la exhortación de San Pablo en , Colosenses 3, 1-5. 9-11y, no se entretengan " distrayéndose" con los espejismos, fantasías y novelerías de moda de los de " abajo! ( o sea: los de la tierra, q ,aquí nada es para siempre, instalados en el" instante" perdiendo de vista, q, nos encaminamos hacia la " eternidad" ) ,q, son perecederos, según, nos advierte Jesús, a través de Lucas 12, 13-21, y correr el riesgo de llegar al Otro Lado, con las manos vacías de espiritualidad, interioridad y sobrenaturalidad .
/ Imploramos, para impetrar la intercesión de santa Juana d´Arc, con el deseo, q, se multipliquen, entre los cristianos, catolicos y creyentes, quienes se propongan como misión: evangelizadora, catquistica y apostólica, colaborar en hacer descubrir a nuestros entornos de Familiares, Amistades y Conocidos " las cosas de arriba" ( difundiendo las biografías de los santos y santas; beatos y beatas y mártires) y contribuyamos a ser mejores: ética, moral y axiologicamente, o sea: portadores de valores, principios y buenas obras, pasando por este mundo, haciendo el Bien, q, lo demás nos será dado por " añadidura" según Jesús al leer Mateo 6.33 y "amontonemos" desde ahora " tesoros en el cielo" ( Mateo 6 19-21)
El antecedente -como no podía ser de otra forma- lo realizó S. Juan Pablo II con San Cristóbal Magallanes y los 23 mártires a los que les dijo en el momento de ser fusilados "sólo un momento y después el cielo"-
Muy querido P. Javier:
¡El Cordero de Dios lava con su sangre nuestros muchísimos pecados de cada día y nos concede seguirle, a donde Él desea, hasta la hora de nuestra muerte!
Muchísimas gracias, querido Padre, por su entrevista a la hermana Marie de la Sagesse.
Estoy seguro que muchos católicos franceses estarán asombrados y orgullosos de saber que una mujer argentina, una monja, conoce y ama tan profundamente a su queridísima santa Patrona, la cristera francesa.
Gracias también a la hermana Marie de la Sagesse por la enorme profesionalidad y cariño con que ha estudiado a santa Juana.
¡Qué alegría que ustedes dos hayan sido novios de jóvenes y qué alegría, aún más grande, que Cristo les haya otorgado a ambos, de algún modo, la mejor parte!
Un fuerte abrazo, muy querido Padre:
José Mari, franciscano
Un agradecimiento muy sincero también a sus excelentes comentaristas.
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