Y si no, veamos, para avivar el seso, lo que ha sucedido con un documental producido hace poco por un tal Tim Kennedy, cineasta y autor de “Relájate con ovejas” (ver aquí), justamente en estos tiempos de “Cuare-terna”.
– Pero… ¿de qué se trata?
Pues simple: a la manera de esos “fondos de pantalla” relajantes, a este buen hombre se le ocurrió filmar a 100 ovejas durante más de seis horas haciendo lo que hacen las ovejas: pastar, estar juntas, dormir, caminar, siempre dentro del corral y en las laderas de unos viñedos de California, Estados Unidos.
– ¿Y eso es todo? Hasta ahí no veo nada malo. Yo también tengo pececitos de fondo en mi computadora…
– No hijo…, no…
El simpático vídeo tiene un efecto relajante pero la lectura, más bien alarmante, como podrán leer en la “bajada de línea” que el diario La Nación hace usando las palabras del «psiquiatra y psicoanalista, «especialista en terapia de pareja y familia» y Pedro Horvat (es decir, alguien que, para el gran público, habla «como quien tiene autoridad»):
«Los corderitos blancos y suaves protegidos por mamá oveja forman parte de nuestra mitología infantil como perfecto desplazamiento de nuestro deseo de estar cuidados y calentitos. Para mejor, las ovejas no conocen la soledad. Nacen y se desarrollan en la omnipresencia del rebaño. Su vida es el conjunto, siempre acompañada y protegida, con la única exigencia de no ser diferente al resto. Sólo pastar y dejarse llevar… La sociedad occidental en general, y la argentina en particular, parecen muy lejos de esa definición. Si bien es cierto que la cuarentena tuvo un alto nivel de acatamiento, el factor cohesionante fue y es el miedo y no el espíritu de conjunto. Pronto comenzaron las críticas y las mil formas de burlar el encierro. En la naturaleza, no se ven ovejas que se aventuren solas en el bosque. Aun así, es cierto que el esfuerzo colectivo resultó útil y que la idea de que la mayoría atravesaba por lo mismo aliviaba la ansiedad personal. Pero todavía parece una cohesión circunstancial en una sociedad a la que le cuesta encontrar opciones entre el rebaño y la anomia».
Es decir, el mensaje es claro: “relájate y déjate esquilar”.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE