¿Cómo hacer una buena confesión?

Muchas gracias padre, realmente está haciendo mucho bien. No cambie.
Le tengo en mis oraciones. Rece por mí.
Un abrazo.

Gracias J. Alberto. Son semillas tiradas al viento. Sencillas, pobres; pero a alguien le servirán. Dios lo guarde. PJOR

Padre, tengo una duda.
Verá... ¿Que sucede con los pensamientos obsesivos tanto sexuales como violentos?
Me confieso regularmente de ellos y vuelvo a caer, le pido al Señor fuerzas para dedicar mis pensamientos a Él pero caigo y me recreo en ellos. ¿Es mi confesión sincera o simplemente utilizo el confesionario para blanquearme?
Tengo un hándicap psicológico grave también, por el cual estoy medicado y no ayuda mucho digamos, donde algunos conocidos me dicen que busco obsesivamente la pureza.
Le agradezco su opinión.

Mis oraciones para usted padre.
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Estimado: la cuestión psicológica, mejor tratarla con un buen médico o psiquiatra; por lo otro, cuantas veces nos veamos tentados debemos pelear contra la tentación, recordando que, de las tentaciones contra la pureza, vencen los que más rápidamente huyen de ellas.
Consejo: desvíe la atención; ponga su quehacer en algo lícito, nunca esté perezoso, realice algún trabajo manual o deporte. Dios lo guarde. PJOR

Bien las tips.
Aunque mejor aún el evangelio de hoy.
Así como todos los pasajes evangélicos relacionados con el arrepentimiento y el perdón empezando por el del padre del hijo pródigo.
A lo largo de la historia creo que el sacramento de la penitencia se ha realizado de diferentes maneras y la actual me parece bien. Pero supongo que también podría cambiar. Siempre teniendo en cuenta lo que se dice al respecto en el Evangelio.

La confesión (acusación) de los pecados ante la Iglesia (es decir, ante otro HOMBRE) siempre ha sido parte de la penitencia. Lo que ha cambiado es que a veces ésta ha sido pública y ahora es absolutamente secreta.

Óscar: para recibir la absolución y el perdón de forma válida no hace falta una contricción perfecta, basta con la atricción (y atricción a veces significa algo tan pequeño como un deseo general de salvarse o miedo al infierno).

Lo único que nos confirma que tenemos arrepentimiento, dolor de los pecados y propósito de enmienda es, precisamnete, el ir a confesarse, ir a acusarse de los pecados. De otra forma yo no sé cómo podemos adquirir certeza de conciencia de que tenemos el más mínimo grado de arrepentimiento, dolor de los pecados y propósito de enmienda. No hay nada más engañoso que la conciencia subjetiva ni nada más liberador que la objetividad de los Sacramentos.

Es curioso que incluso Lutero, aunque redujo los sacramentos, recurría a la hiper-objetividad del Bautismo y de la Cena. Me parece que Lutero llega a afirmar que el Bautismo CREA la Fe y el arrepentimiento en el infante. Es muy interesante cómo una persona atormentada como él tuviese que recurrir, necesariamente, a la objetividad (o hiper-objetividad) del Sacramento. Jaspers decía que Lutero inventó la modernidad inventando la conciencia subjetiva. Vale, pero teológicamente era un hiperrealista sacramental: las dos caras de la moneda. En la Iglesia, afortunadamente, salimos de estas dicotomías irreconciliables.