Marcha contra el aborto: invitación y aclaración
Queridos todos:
Invito esta vez a la Marcha que este domingo 20 de Mayo se realizará en Buenos Aires, desde la Plaza de Mayo hasta la Plaza del Congreso, contra el aborto y en favor de la vida.
Sé que muchos de uds. irán y que algunos lo están pensando todavía. Para ambos van estas líneas.
Confieso que he sido siempre reacio a acudir a este tipo de marchas, en especial, por no entender muchas veces ciertas convocatorias que, por “oportunismo”, “prudencia” o como quieran llamarse intentan dejar de lado toda militancia públicamente católica, a pesar de que la inmensa mayoría de sus asistentes resultan ser bautizados.
Así y todo, creo que, al invitar deben quedar sentadas ciertas cosas:
Vamos a algo que no hemos elegido, no hemos buscado ni desearíamos fomentar. Los católicos hemos defendido siempre la Vida; la vida con mayúscula, es decir, al Señor de la Vida, a ese a quien Herodes, el patrono de los aborteros, persiguió apenas nació. Y no hemos sido nosotros quienes comenzamos esta contienda absurda que este gobierno “sin principios de orden moral y natural", como decía Mons. Aguer, debe realizar para recibir créditos, controlando la natalidad. No. No fuimos nosotros.
Vamos a desgano, podridos, hartos de decir que el agua moja y que el fuego quema. Como lo han hecho hace unas semanas algunos amigos y camaradas que pusieron el pecho (haciéndose una violencia extrema) ante debates faranduleros donde, de un médico legista se pasaba a un mendaz transformista sin decir “¡agua va!”.
Por eso, si vamos, lo hacemos así:
- Vamos a manifestarnos por lo obvio y elevar nuestras súplicas y cantos por los que no pueden hacerlo aún.
- No vamos a pedir ningún debate ni a “hacer número” para que se tenga en cuenta nuestra opinión como una más. No. Porque no se pueden respetar todas las opiniones, sino sólo aquellas que son buenas o –al menos– indiferentes. Nadie respeta la opinión su asesino, de su violador, de su carterista. Porque el error no tiene derechos. Se odia al pecado aunque se ame al pecador.
- Vamos como católicos, apostólicos y romanos, a plantar bandera y rezar a Dios Nuestro Señor para que ilumine a nuestros gobernantes en el puesto que hoy, muchos de ellos, deshonran.
Todas estas marchas se plantean como “aconfesionales”, decíamos, aunque una inmensa mayoría de los que van son bautizados. A nadie engañamos con ello, ni tenemos el derecho de hacerlo. “Que vuestra luz brille ante los hombres”, decía el Señor de la Vida.
Y si insisten con que sea aconfesional, pues lo será nomás:
- Porque no vivaremos a los partidos políticos, sino a Cristo Rey.
- Porque no pondremos nuestra Fe en el número sino en la obra de Dios.
- Porque no entonaremos música mundana, sino himnos y marchas en honor de Nuestra Señora y de nuestra Argentina –hoy– adormecida.
“Pidieron ir con remeras blancas”; pues yo iré con sotana negra. El resto, como quiera, porque sobre estética no juzga la Iglesia. Y si quieren llevar grandes cruces o estandartes, bienvenidos sean.
Creo que, pase lo que pase en el futuro, el testimonio público como familia católica, rezando por las calles y vivando a Cristo Rey, dejará impreso en el alma de sus hijos ese recuerdo que no olvidarán jamás.
Para los que quieran nos encontraremos frente al Cabildo a las 14.30 hs.
El distintivo será una bandera templaria. Búsquenla.
Que Dios los guarde.
P. Javier Olivera Ravasi
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4 comentarios
Saludos cordiales.
Y, como si tuvieran propiedades mágicas, erizan la piel.
No he conocido a ninguno como usted en mi país, y ruego fervientemente para que surja al menos uno.
Necesitamos que sacerdotes y obispos alcen la voz, que sean valientes y contagien a tantos laicos adormecidos.
A la inversa, que un laico despierte a los sacerdotes y obispos, no suele suceder. Aun así, si encuentro la "fórmula" haré escuchar mi voz.
Gracias por sus escritos y por esta invitación, aunque me sea físicamente imposible mis oraciones no faltarán para esta causa. Tal vez mi angel custodio les haga una visita, como diría el p. Pío.
Por otra parte, debiera recordarse que la cuestión de la oposición al aborto y la defensa de la vida es algo que cualquier persona de buena voluntad (aunque no sea cristiano) puede entender. De ahí que no resulta necesario hacer de esto una cuestión exclusivamente confesional católica, y estratégicamente puede ser imprudente hacerlo así.
Saludos
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Exclusivamente no. Excluyentemente, sí...
Considero que los católicos debemos confesarnos tales. Si los que se expresan aparecen como "aconfesionales", alguien podría preguntarse ¿qué piensan los católicos? Un católico puede llegar a pensar que los católicos están de acuerdo con estas leyes antivida. Esta última interpretación del anonimato católico la he oído varias veces.
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