¿Subvención del Estado a la Iglesia? Quizás mejor no...
- “¿Ustedes los curas cobran dinero del Estado, no?” – a veces me preguntan.
- “No. No. Yo vivo de la colecta, como todos los curas argentinos y de las monedas o botones que uds. dejan en la canasta…”.
Hace unas semanas, el jefe de Gabinete nacional, el Sr. Marcos Peña, en plena campaña sobre la legalización del aborto, se hizo preguntar públicamente cuál era la cantidad de dinero que el Estado Argentino desembolsaba anualmente para pagar los “sueldos de los obispos”.
No entraremos a analizar este tema distractivo. Ya Mons. Baseotto lo ha resumido con claridad meridiana; sólo sinteticemos, para quienes no hayan leído su texto: “sueldo” no, “indemnización” sí, pues, al igual que lo que sucede en Italia y en otros países, la Iglesia aquí es compensada por la cantidad de bienes de las que fue despojada hace doscientos años, en tiempos del laicista y liberal Rivadavia.
Basta con esto.
La táctica chicanesca del gobierno fue tan evidente que no fue sólo un obispo “de derecha” –como Mons. Baseotto– quien salió al cruce, sino un clérigo de extracción populista. Nos referimos al Padre “Pepe” Di Paola, amigo personal del pontífice reinante.
El mensaje del gobierno era más o menos así:
- “Señores obispos: cállense la boca con el tema del aborto que estamos intentando despenalizar en nuestro país. Acá va este ‘muerto’ que les tiramos aunque la gente no entienda nada… Y ojo que mañana pueden venir otros…: el dinero que el Estado argentino invierte en la educación privada (donde entran la mayoría de los colegios católicos del país), el dinero para la acción social de Cáritas, etc., etc.”.
De nada valdría salir a decir que la educación privada en Argentina, en manos de la Iglesia Católica, le cuesta al Estado Argentino entre un 30 y un 40% más barato que si esos colegios estuviesen en manos estatales…
De nada valdría decir que la salud, la inserción social, etc., también resulta menos onerosa en manos de la Iglesia que en manos del Estado.
Hace un par de días, dos obispos que no pueden ser tildados de “progresistas”, salieron a decir que, para que la Iglesia fuese más creíble, quizás sería bueno volver a los orígenes, que la Iglesia sea mantenida por los fieles: es el caso del Cardenal Cañizares y el de Mons. Aguer, Arzobispo de La Plata.
Ambos han resumido una verdad incómoda: el dinero quita libertad a quien lo recibe y, cuando es el Estado quien lo da, es difícil no sentirse un tanto “atado” a sus prebendas. No quiere decir esto que, por ende, los obispos callasen muchas veces verdades que deberían gritar a cuatro vientos. No. Pero sí que condiciona. Poco o mucho pero condiciona…
Quizás “una Iglesia pobre” (para los pobres y para los ricos) que incluso en algunos de sus altos miembros reniega de la Reyecía de Cristo en el orden temporal y de un estado confesionalmente católico, debería ser coherente y rechazar todo dinero del Estado para, finalmente, ser mantenida exclusivamente por sus fieles, como se nos manda en el Evangelio (Hech 4,34).
Porque la pobreza otorga libertad de acción mientras que el dinero, de omisión.
Quizás, quizás, quizás…
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
11 comentarios
La posición de Cañizares no es tan clara...
El Señor nos ha dado la vida por medio del sacramento del Bautismo que hemos recibido de la Iglesia Catolica. Aprendemos del Señor a hacer el bien, siempre, y aunque en la Iglesia, hay administradores que no honran a Cristo, ayudar a la Iglesia, es siempre por Cristo Jesús, pues Él merece todo nuestro amor, cuando se dona a la Iglesia, el primer pensamiento, es por Cristo, no por los pastores engañosos.
«Y todo lo que de palabra y obra realicéis, sea todo en Nombre de Jesús dando gracias a Dios Padre por medio de Él» (Colosenses 3,17).
Entonces, teniendo presente, que el Señor ve nuestro corazón, sabe que lo estamos haciendo por Él. Pero están los ladrones, los escandalosos, que dan malos ejemplos, nunca lo hacemos por los malvados, sino por el Señor Jesús que nos lo ha enseñado.
La Iglesia siempre pertenece a Dios y no a los hombres, el Papa no es dueño de la Iglesia, que ya el Señor le reprenderá cuando llegue el momento.
Y por Cristo se marca también la casilla de la X, pues no tienen ninguna culpa los pobres de Cristo, los sacerdotes que son dignos de Dios, que son poquísimos, no tienen la culpa. Pues el cristiano que ayuda a la Iglesia, no es una buitre, no es una rapiña, sino hijo que es generoso con su madre la Iglesia Católica.
Cuando ya no se confía en la Providencia del Señor, siempre se recurre a la ayuda del mundo.
Hoy se pide la X,
El Cardenal Cañizares, lo tiene claro, conforme a este pasaje
Hechos 4, 32-35:
32]. La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma, y nadie consideraba como suyo lo que poseía, sino que compartían todas las cosas.
33]. Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús; y en todos ellos había abundancia de gracia.
34]. No había entre ellos ningún necesitado, porque los que eran dueños de campos o casas los vendían, llevaban el precio de la venta
35]. y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se repartía a cada uno según sus necesidades.
* * * * *
Qué interesante. Una multitud de creyentes, todos tenían ese mismo pensamiento, en el Espíritu Santo, un solo credo, no había divisiones. Si algunos en un momento, le faltaba alguna cosa, al pronto, ya estaba solucionado. Porque ahí actuaba la Providencia de Dios, a nadie le faltaba nada. El versículo 34, no había ningún necesitado, todo se distribuía con generosidad.
Y precisamente, el cristiano, “yo no marco la x por esto y por esto”, la razón de que no se quiera marcar la X se debe a que se cree más al maligno, que pide que no debe marcarse, y le pone delante los escándalos de los malvados. Pero al no marcarlo, es tan malvado como los demás.
Estoy de acuerdo con monseñor Cañizares, la Iglesia necesita más libertad, las ataduras con el poder del mundo, es que ahoga y destruye.
Por eso, la multitud de los creyentes, una multitud, siendo fiel al Espíritu Santo.
Es cierto que la Iglesia necesita nuestra ayuda, pero los pastores están allí para cumplir una obligación daba por Dios.
En el caso de España y también en el de Argentina, la ineptitud de los pastores y la incongruencia a la hora de realizar "apostolados católicos" mueven a dar las ayudas evitando la actuación de los episcopados.
Caso España: mantiene una productora de TV y radio donde se dan programas contrarios a la fe católica, los sacerdotes y obispos se muestran favorables al separatismo, iglesias catalanas fueron utilizadas de forma sacrílega para conteo de votos en el referendum, las cofradías aumentan cada día sus escándalos, y así sigue....
Caso Argentina: la mitad de los colegios "católicos" apenas imparten enseñanza en la fe verdadera y menos esperemos ver moral católica. La actuación de los obispos desde hace mas de 5 años se remite solo a temas sociales, aportando poco y nada a la fe del pueblo. En Buenos Aires por citar un caso, apenas puede encontrarse una iglesia donde se impartan los sacramentos de forma digna. Cada vez que estuvo un obispo implicado en escándalos monetarios (caso Bargalló, encargado de Cáritas) las sanciones ni se vieron y se hizo un "aquí no pasó nada".
En mi caso doy la colecta (soy Argentino) en parroquias donde se que los fondos se administran como corresponde y se reparten para el culto y los pobres.
Ser católico no es ser estúpido
1) Es una absoluta incoherencia la de muchos laicistas que se quejan de las subvenciones a la Iglesia, cuando al mismo tiempo piden subsidios y subvenciones de todo tipo al Estado elefantiásico y ultraintervencionista que padecemos.
Ese mismo Estado financia y promueve desde manifestaciones culturales calamitosas hasta anticonceptivos, etc....y nos obliga a pagarlas con nuestros impuestos...
2) No hay que olvidar lo que correctamente señaló Mons. Baseotto, en cartas en diarios, respecto del carácter retributivo y compensatorio (por razón de anteriores confiscaciones de propiedades eclesiásticas) que tiene el aporte estatal a la Iglesia en Argentina.
3) Pero el principio de no requerir subvenciones al Estado, si se piensa un poco, es totalmente coherente con lo dicho por Nuestro Señor de “Dar al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios”, cuando justamente se trataba sobre los impuestos que recaudaba el César.
Lamentablemente, durante mucho tiempo, muchos católicos de alta jerarquía y seglares esperaron y requirieron demasiado del poder político coactivo (y varios lo siguen esperando, soñando con utópicas restauraciones y dominios político temporales “cristianos”). No sólo subvenciones, sino también coacciones e imposiciones a los demás, a los no creyentes o no prácticantes, llegándose a extremos penosos que prefiero no tratar acá…
Pero no fue así en los inicios, no fue así en la Iglesia primitiva, no fue así la verdadera tradición apostólica, que mandaba rezar por las autoridades civiles y obedecerlas (a excepción de que implicara violar la ley divina). Pero no se pretendía vivir de los impuestos (coactivos y no voluntarios) que pagan los otros, ni se buscaban poderes temporales que NSJC nunca confirió a Pedro y demás apóstoles.
El Reinado de Cristo no es el reinado de los reyes de este mundo, no se impone por la fuerza y la coacción típica de los gobiernos y los estados, sino mediante la verdadera fe y la caridad que son genuinas si son voluntarias.
El principio de la libertad e independencia de la Iglesia fue reivindicado en pleno siglo XIX por el gran católico liberal Montalambert en sus célebres discursos de Malinas, pueden buscarse y leerse en francés en internet. Si se le hubiera hecho caso, bastantes problemas se hubieran evitado.
Saludos
"... la ineptitud de los pastores...."
Saludos Cordiales.
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Tiene ud. razón Enrique. Acabo de corregirlo. Lo que sucedió es que, en su momento, iba a poner el nombre del P. Juan C. Molina (el que estuvo en Sedronar) de allí mi confusión. Le agradezco enormemente la corrección. Dios lo guarde. PJOR
Si alguno vosotros ponéis la X, ayudará a la Iglesia Católica, ayudaréis a personas como esas, pobres, sin vivienda, pues, lo que hacéis por uno de estos, más pobres, lo hacemos a Jesús. No se marca la X por torpezas humanas, sino por Jesucristo. Pero para esto hay que tener el corazón libre de egoísmo y malicia.
Hacer el bien, únicamente por Jesucristo, es ganancia para nosotros. Sucede también, "no marco la casilla por que aquellos pastores no me han dado buen ejemplo", esto significa que tal no buscaba a Cristo, y si Cristo no está en el corazón, pues está el demonio, que le susurra al corazón, o al oído, "no marques la casilla", y le pone un montón de recuerdo para que no marque, está obedeciendo al maligno.
Ananías y Safira, aparentaban ayudar, pero habían mentido al Espíritu Santo. Y esto es lo que hace tantos cristianos al negarse en obedecer lo que nos pide el Señor.
Hechos de los Apóstoles 5,1-11:
Ananías y Safira
1. Un hombre que se llamaba Ananías, junto con su mujer Safira, vendió un campo.
2. De acuerdo con ella, se quedó con parte del precio y trayendo el resto lo puso a los pies de los apóstoles.
3. Entonces dijo Pedro: -Ananías, ¿por qué Satanás llenó tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo y te quedaras con parte del precio del campo?
4. ¿Acaso no era tuyo mientras lo tenías y, en cuanto lo vendiste, no permanecía el precio en tu poder? ¿Por qué has admitido esta acción en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
5. Al oír Ananías estas palabras cayó en tierra y expiró. Un gran temor sobrecogió a todos los que lo oyeron.
6. Se levantaron algunos jóvenes, lo amortajaron y lo llevaron a enterrar.
7. Pasaron unas tres horas y entró su mujer, que no sabía lo ocurrido.
8. Pedro se dirigió a ella: -Dime, ¿habéis vendido el campo por esa cantidad? Ella dijo: -Sí, por esa.
9. Pedro le replicó: -¿Cómo es que os pusisteis de acuerdo para tentar al Espíritu del Señor? Mira, los pies de los que han enterrado a tu marido están a la puerta, y te llevarán a ti.
10. Al instante cayó a sus pies y expiró. Al entrar los jóvenes la encontraron muerta y la llevaron a enterrar junto a su marido.
11. Un gran temor llenó a toda la Iglesia y a todos los que oyeron estas cosas.
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Todo el que intenta burlarse de Dios, el demonio se lo lleva por delante para atormentarlos en la eternidad del infierno.
Pero los donantes no deben imitar a Ananías ni a Safira, pues siempre es mejor hacerlo en atención a Jesucristo.
Hasta los más obstinados enemigos de la Iglesia reconocen que "sostener" es, cuanto menos, subvencionar financieramente a la Iglesia.
Los que hoy se quejan de que la Iglesia se oponga al aborto, la ideología de género y otras grandes "conquistas" del progresismo, deberían convocar primero a una nueva Asamblea Constituyente para derogar el art. 2° de la CN.
Mientras tanto, habrá que cumplir la ley.
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