Hugo Wast no era antisemita (2-4)
2. Lo que dijo Hugo Wast
Pero vayamos sin más trámite a la obra acusada; como sería tedioso entrar en detalle, veamos el resumen que hace un hijo de Abraham según la carne:
Una oscura conspiración atraviesa y explica la historia mundial desde hace milenios: la conjura judía mundial para dominar a la humanidad. Este complot se organiza a través del Kahal, soberano invisible y todopoderoso, que existe dondequiera que haya judíos. Cada una de estas organizaciones locales están subordinadas al Gran Kahal de Nueva York, cuyo jefe gobierna desde las sombras a los israelitas de acuerdo a las normas del Talmud. El arma principal de los judíos para la conquista del mundo es la acumulación del oro, mediante el cual lograrían subyugar a los bancos, explotar a los productores y esclavizar a los gobiernos de todo el planeta. Sin embargo, la nación israelita se había dividido en dos bandos a partir de las discordias de dos grupos de banqueros poderosísimos: los Rheingold, que dominaban en Francia e Inglaterra y los Meyerbeer, omnipotentes a las finanzas de Estados Unidos y Alemania. Ambos grupos defendían opuestas doctrinas financieras, lo que no les impedía beneficiarse alternativamente de las situaciones de guerra y paz, con los que los ganadores en cualquier circunstancia eran siempre los judíos. Para alcanzar sus objetivos —continúa la novela— los judíos han desatado guerras, generando crisis económicas, difundido las teorías económicas que los benefician, controlando la prensa, impulsado el voto universal y desatado revoluciones sociales, beneficiándose del sufrimiento de naciones enteras en su ciego afán de fortuna.
En Argentina, dos familias se disputan la jefatura del Gran Kahal local: los Kohen, representantes de la casa Meyerbeer y los Blumen, aliados de los Rheingold.
En sus pujas la traición es el método habitual, y los casamientos con jóvenes católicas un ardid para acumular poder y riqueza. El plan de dominación dirigido desde Nueva York se verá puesto en peligro por Julius Ram, un alquimista que en Buenos Aires, dice haber descubierto el secreto de la transmutación de los metales, con el que las finanzas judías se hubieran visto arruinadas, ya que el oro se hubiera podido producir a partir del plomo y el único valor que conservaría sería el de uso. Aunque pronto se descubriría que la invención de Ram no resultaba ser más que una mistificación, una hábil maniobra de Fernando Adalid —Presidente del Banco de Sud América y candidato a Presidente de la Nación por las fuerzas conservadoras, miembro de una antigua y católica familia argentina— logrará, mediante un definitivo derrumbe del precio del oro, arruinar los planes hebreos y beneficiar a todo el resto de la población. Desaparecido el poder del oro, Mauricio Kohen —último descendiente de la familia que había sido desplazada por los Blumen del control del Gran Kahal de Buenos Aires — descubre que el Dios de Israel ha muerto, y conmovido por los actos del Congreso Eucarístico de 1934, abre su corazón a Jesucristo[1].Hasta aquí el resumen del libro; muy bueno, por cierto. La obra, precedida de un prólogo[2] al que nos referiremos más adelante, es casi una novela policial. ¿Qué denuncias se leen? ¿Qué acusaciones se dan contra los judíos? ¿Contra todos?
En realidad, Wast no ahorra ni elogios ni críticas al judaísmo, entendido éste como una nación que se crea y recrea a sí misma, para utilizar términos marxistas[3]. Vayamos resaltando algunos de sus conceptos vertidos en la novela.
a. El oro judío
El pueblo elegido, según Wast, ha tenido la costumbre desde las épocas del becerro dorado en volcarse hacia el noble metal, ya que ha sabido que «mejor que la espada, (es) el fusil; mejor que el fusil, el cañón; mejor que el cañón, el oro»[4]. Es a partir del oro y las finanzas como los «elegidos» dominan el mundo y se favorecen de las crisis económicas(la de 1929 es una muestra en la novela), como se deja leer:
—Créame —le dice uno de los personajes al presidente de la Nación Argentina—, la obra maestra de los financieros ha sido desencadenar esta crisis, para explotarla.
El presidente objetó:
—No puedo creer; sería un suicidio, porque muchos y de los más poderosos se han arruinado.
— ¡Así es! Pero, ¿se ha fijado usted a qué religión pertenecen los financieros arruinados?
— Le confieso que no. ¿Tiene algo que ver la religión con los negocios?
—¡Sí! ¡Mucho! No encontrarán un solo judío entre los arruinados. ¡Y en ninguna parte del mundo![5].
La especulación financiera, aprovechando la escasez del oro crea una crisis natural eneste mundo que tiene «fe» en el «patrón oro»:
Los judíos son los banqueros del mundo —sigue enseñando uno de sus personajes. No hay gobierno que no sea su deudor. Poseen las tres cuartas partes del oro que existe. Y el oro es la base de las monedas y, por lo tanto, del sistema bancario de todos los países civilizados. A una señal del Gran Kahal, de Nueva York, que es la autoridad omnipotente y oculta que mueve este colosal mecanismo, retiran de la circulación parte de ese oro[6].
Wast no habla a boca de jarro; conocía la Historia Sagrada y era un estudioso de la moneda como tipo de cambio; su formación como catedrático en Economía Política era impecable y sabía del invento monetario antiquísimo y del valor «fiduciario» del oro. Teniendo lo que respalda la emisión monetaria, entonces se tiene el mundo, escribía.
El oro (como hoy el dólar o el euro) sigue siendo el Mamón a quien todos adoramos. Pero no es lo único que nuestro autor se anima a decir. Hay más barbaridades.
b. El Talmud, no el Pentateuco
Ese pueblo voluntarioso e inteligente que había sido elegido por Dios para ser el depositario de Sus promesas y otorgado el secreto de las Escrituras, poco a poco fue volcándose a lo que Cristo llamaba «tradiciones de hombres» (Mt 15,9). Lejos de lo que se cree, no es la observancia del Pentateuco (los primeros cinco libros de la Biblia) lo que guía al pueblo de Israel, sino la del Talmud, una especie de código civil-penal-religioso, aún más importante que la Biblia; es esta «la verdadera religión de los judíos»:
Los cristianos piensan que ser judío es profesar la religión judaica. No se imaginan que es otra cosa: que es pertenecer a una nación distinta de aquella en que se ha nacido o se vive (…) La Sinagoga es el alma del judaísmo. El alma de la Sinagoga no es la Biblia; es el Talmud. Y el alma del Talmud es el Kahal (…): tribunal misterioso, como una sociedad de carbonarios, existe dondequiera, que hay judíos (…). Y si se trata de una capital populosa, donde habitan millares de hebreos, se instala un Gran Kahal, con jurisdicción sobre todos los kahales del país (…). Y, aunque instituido para aplicar la ley de Moisés y el Talmud, en la práctica desborda y contradice a la misma ley (…). El mismo Talmud proclama la infalibilidad y la omnipotencia de los rabinos, sus intérpretes. «Hijo mío, atiende más a las palabras de los rabinos que a las palabras de la ley (Erubin, 21b)»[7].
Pocos saben que el Talmud no es la Biblia, sino la recopilación de las doctrinas rabínicas que —al decir del ex-rabino Drach)— «designa el gran cuerpo de doctrina de los judíos, en el que trabajan sucesivamente, en épocas diferentes, los más acreditados ministros de Israel. Es el código completo, civil y religioso, de la sinagoga»[8]. Se entiende, entonces, el reproche de Nuestro Señor, al decir que ese pueblo «enseña doctrinas que son tradiciones de hombres». Fueron estas tradiciones humanas las que según el Crucificado, poco a poco alejaron a Israel de las promesas y del verdadero Mesías. Porque la ceguera espiritual es peor que la carnal[9].
c. El Mesías es Israel
«Si siguen el Talmud —podríamos preguntarnos—¿qué hacen con las Escrituras? ¿Cómo dan cuenta de la espera del Mesías? ¿Cuándo ha de llegar para ellos?».
El interrogante está mal planteado; es anacrónico pues, el Mesías ya llegó para ellos, porque el Mesías es Israel.
En la obra de Wast, uno de sus personajes apellidado Blumen no sólo cree en el Mesías-Israel, sino que declara la enemistad con el «falso Mesías» que es el Cristo, el «impostor»:
Aunque prácticamente ateo, creía en el advenimiento del mesías, pero no un mesías personal, sino el propio reino de Israel, que alcanzaría la plenitud de su gloria con la llegada del Anticristo. (…) Cristo (es la), única valla que se opone a la hegemonía de Israel, cuyo nombre extraño contiene su historia y hasta su política: «El que lucha contra Dios»[10].
Israel debe dominar al mundo pues Israel es el Cristo-Rey de este mundo:
Somos —continúa diciendo Wast en boca de un jefe de la Sinagoga— el pueblo escogido y a la vez ‘el de dura cerviz’. Predestinados para dominar el mundo, no tenemos patria. Nuestro libro religioso, el Talmud, es el más prolijo tratado comercial que pudiera inventar el más alevoso banquero. Elevamos altares al Señor, y no bien se aleja Moisés, imploramos a su hermano Aarón que nos fabrique un ídolo. Y él, sumo sacerdote de Jehovah, funde con sus manos un becerro de oro. «¡Israel, he aquí tu dios!» (…) Somos místicos y religiosos, pero nuestra esperanza está solamente en los bienes de este mundo. Ignoramos lo que hay más allá, y establecemos aquí nuestro paraíso. Dios no nos ha creado para ganar el cielo, sino para dominar la tierra. Ésa es nuestra fe [11].
Es a partir de la mesianidad de Israel de donde surge el derecho de dominación sobre el mundo. Es la predilección divina lo que le permite poner «a sus enemigos como estrado de sus pies», según el salmo (ps. 110). «Es necesario que Cristo reine», decía San Pablo (1 Cor 15,25); pero el Cristo, el Mesías de Dios, es el pueblo elegido.
Ha sido quizás el siglo XIX, el convulsionado siglo de las revoluciones el que, a todas luces permitió hacer pensar a los hijos de la Sinagoga que el dominio mesiánico parecía estar llegando. Uno de los personajes wastianos decía:
Los dieciocho siglos anteriores a la Revolución Francesa, llevaron la marca de Cristo… ¡Maldito sea el impostor! Pero desde el siglo XIX los años tienen la marca de Israel. ¡Bendito sea el santo nombre de Dios! (…). Nuestra obra ha sido hábil y completa. Nos estorbaba la aristocracia. Los nobles oprimían con la izquierda a sus vasallos, pero los defendían con la derecha. El socialismo, el comunismo, el bolchevismo, han aplastado a los nobles y abierto el camino a los financistas de nuestra raza, que hoy mandan más que los reyes[12].
Ese dominio no se daría gratuitamente ni se impondría por sí solo; necesitaba del trabajo constante y de una enorme campaña propagandística para que, lo que había sido el mundo cristiano, cambiase desde sus bases el modo de pensar, de actuar, de sentir. ¿Cómo imponer el dominio ante estructuras tan jerarquizadas? ¿Cómo cambiar el «sentido común» (según palabras de Gramsci)? Era necesario imponer algunas nuevas verdades, como las de la democracia y la soberanía popular:
—Para obtener la mayoría, daremos voto a todo el mundo, sin distinción de clases.
—Vosotros sabéis lo desastrosa que ha sido para los gentiles la idea, absolutamente idiota, de que ninguna diferencia debe existir entre las clases sociales.
—Pero eso —objetó Marta— es el sufragio universal, como existe aquí. ¿Afirmaría usted que la igualdad entre los hombres no es idea cristiana, sino judía?
—¡No! La idea cristiana es la igualdad de los derechos específicos fundamentales: el derecho a la vida, a la familia, a la libertad, a la educación. El concepto judío es la igualdad electoral: lo mismo vale el voto del arzobispo de Buenos Aires, o del rector de la universidad, que el de asesinos, ladrones y rufianes. Lo mismo el voto del hombre ilustrado, que sabe por quién vota, que el del analfabeto o del atorrante, que lo venden por un vaso de vino.
—¿Y qué les importa a los judíos que los pueblos cristianos se gobiernen de un modo u otro?
—Sí les importa. Les interesa que adopten formas de gobierno que los lleven a la anarquía y a la revolución[13].
d. El brazo de la propaganda
Las ideas no se imponen por sí solas y a partir de los medios de comunicación, el verdadero opio del pueblo, ayudarían a modelar el tipo de electorado a piacere; ya no hace falta conquistar tierras, sino inteligencias:
¡Sí! El triunfo es seguro y está cercano. No tenemos ejércitos, pero dominamos la mayoría de los grandes diarios y de las agencias de publicidad, y gobernamos los nervios de la humanidad. Asesinad cristianos en México, en España, en Rusia; eso no tiene importancia, no lo transmiten nuestras agencias, ni lo publican nuestros diarios. Atropellad un judío en Alemania o en Polonia y escucharéis la grita del mundo: intolerancia, pogrom, antisemitismo. Y el mundo que no ha llorado el martirio de un millón de cristianos en Rusia rasgará sus vestidos, porque a un profesor israelita le han quitado en Berlín una cátedra[14].
Y más adelante seguirá diciendo:
El kahal posee una tercera arma: la propaganda. Nuestros son la mayor parte de los diarios y casi todas las agencias de publicidad. Casi todos los teatros y cinematógrafos son nuestros y los autores y sabios están obligados a consultar nuestras conveniencias, si quieren tener éxito. En los últimos años los autores en boga han sido invariablemente judíos o judaizantes. Nosotros lanzamos las modas que corrompen a las mujeres goyim, y hacemos la opinión pública y desacreditamos al clero papista, nuestro gran enemigo, y ganamos elecciones, y llevamos hombres nuestros a los Parlamentos, para que dicten las leyes que nos convienen y ahoguen las investigaciones que puedan comprometernos[15].
[1] Daniel Lvovich, op. cit., 136-137. Sobre la existencia real del kahal, la cuestión está discutida; algunos la refieren como «la forma suprema de organización judía y el centro gubernamental que coordina unidades representativas locales alrededor del mundo que a su vez se dividen en unidades distritales llamadas kehillas» (cfr. Robert M. Seltzer, Jewish People, Jewish Thought: The Jewish Experience in History, MacMillan, New York 1980).
[2] Dicho Prólogo fue publicado casi simultáneamente en una separata bajo el título Buenos Aires, Futura Babilonia, Editores de Hugo Wast, Buenos Aires 1935, 38 pp.
[3] Hugo Wast, El Kahal-Oro, Thau, Buenos Aires 1984, pp. 394. Las citas corresponden siempre a esta edición.
[4] Hugo Wast, op. cit., 46.
[5] Hugo Wast, op. cit., 105. Las cursivas, salvo aclaración, son nuestras.
[6] Hugo Wast, op. cit., 108.
[7] Hugo Wast, op. cit., 48-51.
[8] Paulus L. B. Drach, De l’harmonie entre l’Église et la Synagogue, Paul Melier, Libraire-éditeurs, Paris, 1844 (citado por Julio Meinvielle, El Judío en el misterio de la historia, Cruz y Fierro, Bs.As. 1982, 46).
[9] En la Edad Media, según una antigua costumbre, se acostumbraba representar a la Sinagoga como a una mujer con los ojos vendados, signo de no haber reconocido al Mesías.
[10] Hugo Wast, op. cit., 80.
[11] Hugo Wast, op. cit., 132-133.
[12] Hugo Wast, op. cit., 325.
[13] Hugo Wast, op. cit., 152-153.
[14] Hugo Wast, op. cit., 269.
[15] Hugo Wast, op. cit., 375.
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26 comentarios
La obra de Wast es extensa y muy variada, se apuntaba hace un par de posts que tenia una enorme "variedad de los temas (historia, geografía, letras, teología, botánica, zoología, náutica, vida rural, paisaje urbano y natural, cultura en general)."
Si nos tomamos la molestia revisar un libro de obras completas del autor, nos daremos cuenta que las novelas "Kahal" y su continuación "Oro", del total de su obra..... alrededor del 5%. Siendo novelas, los personajes son ficticios, y nada de lo que dicen parece indicar que existe odio en el corazón de Wast.
Lo que si parece tener es una inquietud referente a la doble nacionalidad que tantos problemas les ha dado a los judíos. Ellos mismos son consientes de situación basta hacer referencia a la Enciclopedia Judía donde admiten una cierta participación judía ayudando al invasor moro contra la España cristiana. Personalmente no creo que se trate de una "traición" desde el punto moderno del término, pero también creo que gente de buena voluntad, como Wast, tienen el legítimo derecho de sentir algún tipo de inquietud al respecto de cual es la primera y cual es la segunda de las dos lealtades.
La dirección es:
www.jewishencyclopedia.com/articles/13940-spain
Fragmento en Inglés:
"...either directly or through their coreligionists in Africa, encouraged the Mohammedans to conquer Spain and that they greeted them as their deliverers. After the battle of Jerez (711), in which African Jews fought bravely under Kaula al-Yahudi, and in which the last Gothic king, Rodrigo, and his nobles were slain, the conquerors Musa and Ṭariḳ were everywhere victorious."
Sin duda que lo era de acuerdo a la nueva definición propuesta por el finado pensador católico Joe Sobran:
“An anti-Semite used to mean a man who hated Jews. Now it means a man who is hated by Jews.”
Joseph Sobran
Con lo que tengan a mano, incluso con la censura tosca y burda del medieval y oscurantista secuestro de libros, cuando la censura en las sombras que es propia de la democracia, no les parece suficiente.
Aplicando el mismo criterio conque se ha intentado "quemar" la memoria de Hugo Wast, este artículo podría perfectamente calificarse de "antisemita", según la acepción al uso.
Me llama poderosamente la atención que el sutil Gringo no captase esta sutileza.
Naturalmente si uno es un zapatero remendón judío y lee que pretenden dominar el mundo, cosa que también le afecta a él por el mero hecho de pertenecer a esa raza, la cosa no le haga gracia. Lo mismo que si yo leo que todos los vascos somos etarras, no siéndolo yo, tampoco me cae bien la cosa. Cuando se habla en general todo el mundo queda afectado, si hay algún grupo de judíos que pretenda hacerse con el control del mundo, seguramente será al que menos le afecte que eso se diga, como tampoco les afecta a los etarras que nos metan a todos los vascos en el mismo saco. Lo que dudo, porque jamás he tenido evidencias objetivas de tal cosa, es que los judíos tengan una sociedad secreta con estos propósitos. Hay grupos humanos que son grandes potencias, como Rusia o China, donde la influencia judía no se ve por ninguna parte. El gordito norcoreano puede hacernos estallar a todos de un día para otro y no sé que pintan los judíos en todo esto. ¿Nos vamos a morir en una explosión nuclear provocada por Corea del Norte diciendo que los judíos tienen la culpa?
Ricardo: El tratar de oscurecer la memoria de Hugo Wast a base de censura no se llama antisemitismo, se llama pensamiento único.
" The conquered cities Cordova, Malaga, Granada, Seville, and Toledo were placed in charge of the Jewish inhabitants, who had been armed by the Arabs."
La evidencia los pone en una situación muy vulnerable, personalmente creo que la lealtad judía hacia su nación es algo realmente admirable y yo no puedo condenarlos de manera absoluta porque no conozco a profundidad su circunstancia.
Guardadas todas proporciones, existe cierta similitud con algunos migrantes mexicanos en Estados Unido, ellos también tienen un problema de doble lealtad. Pero tampoco puedo condenar a que quienes hacen mención del conflucto que "odian a todo el pueblo de México".
Dado que me parece legítimo que exista quien hable de "America first" como Trump y no lo considero legítimo de acusarlos de odio, porque ellos no sufren de doble lealtad..... parece ser que es mas razonable que la acusación a Wast sea porque es odiado, o al menos, incomprendido.
No me sorprende, siendo ud. tan filo (cripto?) semita. Su convencimiento es secundario, ya que lo importante es si es verdad. Hoy en dia la definición de Sobran es la más precisa. De hecho a él, y a muchos otros, les costó su puesto (o peor) por decirlo.
Como bien nos recuerdan los conversos Israel Shamir y Nathanael Kapner, los maestros del discurso, son los que definen el marco de lo que se puede discutir, y cual es la respuesta «correcta». Y en eso, Ud Palas, es la sierva de ellos cumpliendo el papel requerido por los más importantes rabinos talmúdicos*, es su shabbos goy, siempre tratando de redireccionar la conversación a lo politicamente correcto, a lo aprobado por la sinagoga. Y por eso la que no convence es ud.
* Ovadia Yosef: “los gentiles nacieron sólo para servirnos. Si no, no tendrían lugar en el mundo, sólo servir al pueblo de Israel." "¿Para qué sirven los gentiles? Trabajarán, ararán las tierras y recogerán los frutos. Nosotros nos sentaremos como un efendi y comeremos.»
Recomiendo del gran Shamir:
Masters of Discourse
Cabbala of Power
Los judíos de la Ilustración (Haskalá) eran más proclives a vivir como ciudadanos de su país, los jasídicos tendían a vivir en aldeas separadas. En Austrohungría los hubo de los dos tipos.
Si se odia a los judíos o a los nazis..... gana Satanás.
Si se odia a los homosexuales o a los "homofóbicos"..... gana Satanas
Si se odia a masones o a los católicos..... gana Satanás.
Si se odia a Trump o a Clinton.... gana Satanás.
Hago votos para que no haya mas comentarios ad hominem. Se está discutiendo si Wast era antisemita o no y los ataques personales no son argumento.
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Palas, si me aclaras esto te lo agradeceré, porque no lo entiendo. Es que yo en ningún lado puse que la censura obedeciera al antisemitismo, sino antes bien a quienes usa ese palabro como arma arrojadiza.
Los judíos entonces han tenido por muchos siglos doble pertenencia: a su nación judía y al país de residencia. Ello no tiene nada de malo, pero hay gente a la que le inquieta ello. No podemos satanizar a unos por tenerla ni a los otros por inquietarse.
Me parece legítimo que Wast mostrara alguna inquietud al respecto. Aclaro que también me parece legítimo que los algunos judíos tengan una mayor lealtad a su nación de origen, y otros a su nación que los alberga.
Hugo Wast sabía de lo que escribía.
Tenés bastante que aprender, jackino...
Para el usurero Schiff no hay contradicción, ya que el comunismo es para los otros, no para él y su famlia. Hipocresia si, pero eso ya los sabemos.
Palas, solo añadiría que tomo nota de la calidad del Sr. Wast, y estar de acuerdo al 100%, sin duda alguna acerca de diferenciar entre vida y obra de los autores.
Más que nada, en la otra entrada lanzar la pregunta que aparecía entre la incriminación, o la exoneración o dispensa sobre el supuesto anti-semitismo del Sr. Wast, que ahora ocupa ésta y más entradas del blogger, prometo no era pregunta capciosa, y si reconozco quizá algo caprichosa, por el deseo de conocer más acerca del autor. Aunque ya he comentado sobre vida y obra, creo que es mucho mas que interesante saber detalles de ambas. Importará (o no) que sé yo, si Malcom Lowry fuera literatura hecha con alcohol, o al mismo Nietzsche sea una delicia leerle y un horror comprenderle ...
Por otra parte, Palas ( y contertulios) no sé si he visto un amago de conspiración (?) en no publicitar la obra del Sr. Wast. Mi opinión y convencimiento, aunque desconozco los mecanismos me llevan ante ella, es que el talento, tal como la belleza o la verdad, se difunde por si mismo. Que sé yo, los que me acuerdo ahora rápido y mal, Harper Lee, Patricia Highsmith o Palahniuk o el citado Lowry tampoco son de los "conocidos" pero allí están, dispuestos a q se goce con ellos o te enrabies (xd).
Saludo,
[Nota del moderador. Sonia, El P. Olivera me ha pedido que modere, entre otros, comentarios demasiado largos]
(Parentesis: Los soviets (o círculos podemitas) están directamente inspirados en el Kahal, la forma de gobierno judío. Por cierto, Pablo Iglesias es Marrano
(Otro parentesis: De la misma forma, se especula que el Islam es asimismo un judaismo adaptado para utilizar a los árabes como fuerza de choque contra la cristiandad)
Eso no es casualidad. No lo puede ser. El neo-mesianista piensa que el pueblo judío es su propio mesias. El Judio es un dios en la tierra y los goyim son animales. Su archienemigo es la civilización cristiana que es la unica barrer par sus designios. las matanzas y hambrunas en todos los paises comunistas solo se entienden por ese desprecio satánico por los cristianos. Todos o casi todos los dirigentes comunistas han sido Judios o cripto-judios o o masones, que no son mas que buenos goyim.
Aunque parezca increible, el mismo comunismo chino fue organizado y financiado y dirigido por judios.
La idea judía de acaparar todo el dinero del mundo por medio del comunismo aparece con toda diafanidad en muchos famosos escritores judíos como Edmond Fleg, Barbusse, André Spire y otros, pero principalmente en la conocida carta enviada por el célebre judío neomesianista Baruch Levy a Karl Marx, descubierta en 1888 y publicada por primera vez en ese mismo año. Su texto es el siguiente:
“El pueblo judío tomado colectivamente será él mismo su Mesías. Su reino sobre el universo se obtendrá por la unificación de las otras razas humanas, la supresión de las fronteras y de las monarquías que son los baluartes del particularismo, y el establecimiento de una república universal que reconocerá por doquier los derechos de la ciudadanía a los judíos. En esta nueva organización de la humanidad, los hijos de Israel diseminados actualmente sobre toda la superficie del globo, todos de la misma raza y de igual formación tradicional, sin formar no obstante una nacionalidad distinta, llegarán a ser sin oposición el elemento dirigente en todas partes, sobre todo si llegan a imponer a las masas obreras la dirección estable de algunos de entre ellos. Los gobiernos de las naciones al formar la república universal pasarán todos sin esfuerzo a manos de los israelitas a favor de la victoria del proletariado. La propiedad individual podrá entonces ser suprimida por los gobiernos de raza judía que administrarán en todas partes la fortuna pública. Así se realizará la promesa del Talmud que cuando los tiempos del Mesías hayan llegado los judíos tendrán bajo sus llaves los bienes de todos los pueblos del mundo” (26).
Aqui: tldrify.com/phi pero hay muchisimas mas referencias
El Judaismo no tiene nada que ver con la religion de los Israelitas fieles a Dios. Es la religión de los Fariseos, creada en Babilonia y reforzada por el rechazo a Jesucristo y que toma el poder a raiz de la destrucción del Templo. Como tal, es posterior al Cristianismo.
Busca, Lee, pregunta, piensa Y no te dejes intimidar por insultos.
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