Los griegos no eran sodomitas. "Homofobia" en las leyes y moralidad griegas (3-8)
4. “Misokinia” en las leyes y la moralidad griegas
No hablamos aquí de ese eufemismo moderno llamado “homofobia” (“miedo al homosexual”, etimológicamente), sino de una verdadera “miso-kinia” (“misos”: odio, “kynos”: perro/homosexual) perseguida y hasta penada no sólo por la ética sino por la mayoría de las leyes helénicas de otrora. Veámoslo.
En su “Contra Timarco”, el orador Esquines (389-314 a.C.) nos relata cómo entre las famosas Leyes de Solón, se prescribían las siguientes disposiciones contra quien hubiese tenido “etairese” (compañía del mismo sexo):
“Si algún ateniense se prostituye (relación homosexual), no se le permita llegar a ser uno de los nueve Arcontes, ni se le consagre sacerdote, ni ejercer la judicatura por el pueblo, ni desempeñará cargo alguno, ni al interior ni en el exterior, ni por sorteo ni por elección, ni sea hecho heraldo, ni pronunciará opinión, ni entrará en los santuarios públicos, ni llevará corona en las procesiones, ni atraviese por los alrededores del ágora. Si algo de esto hiciera, sentenciado por prostituirse se lo condene a muerte”[1].
El discurso de Esquines toma tintes cada vez más duros cuando invita a los jueces a recordar a sus antepasados atenienses, “severos hacia toda conducta vergonzosa” considerando “preciada la pureza de sus hijos y sus conciudadanos”. Asimismo, elogia las radicales medidas espartanas contra la homosexualidad, mencionando el dicho según el cual “es bueno imitar la virtud, aunque sea en un extranjero”.
Esta ley de la “progresista” y “avanzada” democracia griega, hoy en día sería calificada como homófoba y fascista, sin lugar a dudas.
Por su parte, el famoso orador y político Demóstenes (384-322 a.C.), enumera algunas medidas del mismo tenor en su “Contra Androcio”, al especificar que, quienes hayan tomado parte en actos de sodomía, la ley “prohíbe hablar en público o presentar mociones”[2].
Muchas otras citas podían aducirse aquí en materia de legislación; sólo apuntemos que, por el hecho de practicar la homosexualidad desfachatadamente, a los se privaba a los atenienses de asistir a eventos políticos, culturales, religiosos o populares de cualquier tipo, convirtiéndose directamente en “metoikós” (metecos) o ciudadanos de segunda categoría.
5. Los mejores autores de Grecia repudiaban la sodomía
El gran maestro Platón, a quien hemos citado más arriba planteaba:
“Cuando el varón se une con la mujer para procrear, el placer experimentado se supone debido a la naturaleza [kata physin], pero resulta contrario a la naturaleza [pará physin] cuando se aparea con un varón, o cuando una mujer lo hace con una mujer, y aquellos culpables de tales enormidades están impulsados por su esclavitud al placer”[3].
Y más aún:
“Podríamos forzar una de dos en las prácticas amatorias: o que nadie ose tocar ninguna persona nacida de los nobles y libres excepto el marido a su propia esposa, ni a sembrar ninguna semilla profana o bastarda en concubinato, ni, contra la naturaleza, semilla estéril en varones –o deberíamos extirpar totalmente el amor por varones”[4].
En el “Fedro”, dirigiéndose a los homosexuales, dice:
“Tenéis miedo de la opinión pública, y teméis que si la gente se entera [de vuestro asunto amoroso], seréis repudiados”[5].
El mismo Aristóteles, en su Ética a Nicómaco, llamaba simplemente enfermedad o perversión a la sodomía, planteando que podía provenir por mala constitución o por problemas en la infancia[6]. Por su parte, Plutarco contrastará en su “Erótica” la unión natural entre el hombre y la mujer por contraposición a la “unión entre hombres, contraria a la Naturaleza”, para decir después que quienes “cohabitan con hombres ” lo hacen “para physin”, es decir, contra la naturaleza[7].
Luciano de Samósata (125-181 d.C.), en su obra Erotes (“Amores”) tiene numerosas perlas anti-sodomíticas de raigambre platónica:
“Puesto que una cosa no puede nacer de una sola fuente, a cada especie ella [la ‘madre primordial’] la ha dotado de dos géneros, el macho, a quien ha dado el principio de la semilla, y la hembra, a la que ha moldeado como recipiente para dicha semilla. Ella los junta por medio del deseo, y une a ambos de acuerdo con la saludable necesidad, para que, permaneciendo en sus límites naturales, la mujer no pretenda haberse convertido en hombre, ni el hombre devenga indecentemente afeminado. Es así como las uniones de hombres con mujeres han perpetuado la raza humana hasta el día de hoy…”[8].
Las citas abundan, incluso en numerosas comedias (Aristófanes resulta un clásico) donde se utiliza un lenguaje extremadamente soez para despreciar a los homosexuales, especialmente a los que toman el papel pasivo del kataproktoses decir, “ano que recibe algo desde arriba”.
La pregunta es obligada: si la homosexualidad era tan bien vista y hasta una práctica elogiada en Grecia, ¿a qué tanta literatura “misokínica”?
[1] Esquino, Contra Timarco, v. 21.
[2] Demóstenes, Discursos políticos, t. 1, Gredos, Madrid 1985, 403, n. 30.
[3] Platón, Las Leyes, 636c. En el mito inventado por los cretenses, Zeus convertido en un águila y prendado de la belleza de este joven, mantuvo relaciones con él para convertirlo, luego, en uno de sus servidores.
[4] Ídem, 841c.
[5] Platón, Fedro, 231e.
[6] Aristóteles, Ética a Nicómaco, l. VII, c. 6.
[7] Plutarco, Erótica, 751c.
[8] Luciano de Samosata, Amores, v. 19.
16 comentarios
«La mujer no se vestirá traje de varón ni el varón se pondrá vestido de mujer, pues cualquiera que hace esas cosas se convierten en una abominación para el Señor tu Dios». (Deuteronomio 22,5)
¿Sería acaso que Luciano Samosata lo aprendió de maestros israelitas? Mis conocimientos no llegan por ahí. Pero es interesante.
Comenta San Ambrosio:
• Hombres y mujeres posee peculiaridades distintas. Si reflexionas verdaderamente, hay una incongruencia en aquello que la misma naturaleza aborrece. ¿Por qué, hombre, no quieres aparecer en aquello que ha nacido? ¿Por qué asumes un aspecto que no es el tuyo? ¿Por qué te finges mujer y tú mujer, te finges hombre? La naturaleza ha revestido a cada sexo de los vestidos que le son propios. Finalmente, en el hombre y en la mujer es diverso el modo de comportarse, diversos los aspectos, los movimientos, el modo de andar, diversas fuerzas, diversa voz. (San Ambrosio, Cartas, 4,15.)
Pero al aumentar la gravedad del pecado, la inteligencia ha ido cada vez más ensombreciéndose, en la actualidad de quienes se resisten a obedecer la voz de Dios para su conversión.
Ni siquiera con milagros un alma sometida a los pecados de la carne, llegará a convertirse. En tiempo de Jesús, ya había comentado, que no se convirtieron ninguno. Ni siquiera San Pablo pudo alcanzar el deseo de la conversión de aquellas almas infelices.
Hoy, cualquiera que rechaza el pecado de la impureza, es calificado de homofobia, y esto no es verdad. Pero son expresiones que salen de quienes no están dispuestos a obedecer los mandatos del Señor. E insisten los pecadores incorregibles, siempre en sembrar las obras de las tinieblas. Y hoy, la conversión verdadera, me parece que es completamente nula, aún cuando algunos dicen, que se han convertido, pero que siguen reconociéndose como "homosexuales", aquí no existe verdadera conversión. Pues con frecuencia, el demonio da un cierto descanso a aquella alma desdichada, y se confía en sí mismo.
Con todo, aunque el demonio ha sido vencido por Cristo, debemos ser nosotros quienes hagamos de nuestra casa (vv.24-26) el Reino de Cristo. Todos nosotros amadísimos, antes del bautismo, fuimos lugar en que habitaba el demonio, después del bautismo, nos convertimos en templos de Cristo (…) Y, ya que Cristo, con su venida, arrojó de nuestros corazones al demonio para prepararse un templo en nosotros, esforcémonos al máximo, con su ayuda, para que Cristo no sea deshonrado en nosotros, por nuestras malas obras (San Cesáreo de Arles, sermones 229,1-3) (Nuevo Testamento, Eunsa)
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Y el espíritu de las tinieblas es así, pero no renuncia a esa alma que durante tantos años ha sido sometida a la esclavitud de la lujuria, de los deseos carnales. Y cuando menos lo piense, de nuevo se ve hundido en sus antiguos vicios, que durante años los ha tenido como su compañero.
Muchos cristianos ven con buenos ojos a los pecadores impúdicos. Pero los paganos, llegan a sentir hasta repugnancia. Ahora bien, si uno es homosexual no es verdadero cristiano, sino transgresor de los Santos Mandamientos de Dios.
Pues el Señor hasta se hace notar la pureza entre ciertos autores no cristianos. Y cuánto más el bautizado, debe aceptar los valores de la moralidad cristiana.
A los ojos de Dios, la homosexualidad es una abominación.
Saludos cordiales.
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Hay un post específico para el Banquete. Dios lo guarde. PJOR
Gran soporte de su tesis: La homosexualidad existía en la penumbra, porque era combatida de frente por la mayoría de la sociedad.
A diferencia de ahora, que lo quieren presentar como un "logro" para dañar a nuestros niños y jóvenes por medio adoptarlos, lavarles el cerebro de que quieren ser niñas y luego castrarlos o, o fomentar una "sana sexualidad desde la infancia" o peor aún, violación directa por su "padres adoptivos".
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Tal cual. PJOR
Saludos cordiales.
Otra cosa, complementaria estos articulos con la concepción romana de estas relaciones sexuales, daría sorpresas sobre la opinión romana negativa (me imagino los poemas de Catulo que hoy serían censurados por fascista)
Vivimos en una sociedad en la que el sexo está sobrevalorado. Es frecuente el absurdo de proponer la cuestión de si un hombre y una mujer pueden tener una verdadera y auténtica a mistad sin tener relaciones sexuales.
En esta línea de pensamiento contaminado, los propagandistas de la homosexualidad han querido reinterpretar la historia y la literatura y se inventan un trasfondo de homosexualidad (más o menos velada, más o menos explícita) en toda amistad entre dos hombres; porque no pueden (o no quieren concebir) una amistad sin sexo, a no ser que la amistad sea muy superficial.
De esta manera ven homosexualidad donde no hay más que amistad noble. En literatura citan -sin ningún fundamento- a Aquiles y Patroclo; Gilgamesh y Enkidu, por ejemplo; y entre los personajes históricos citan a Alejandro y su compañero Hefestión, Sócrates y Alcibíades (contra todas las evidencias), David y Jonatán, etc.
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Absolutamente. Algunos de ellos los veremos en un par de posts. Pero totalmente de acuerdo. PJOR
No obstante, cuando lo leí me dio la impresión de que es el Fedro el punto de inflexión en su planteamiento de la amistad masculina.
Si hasta Fedro hubo alguna ambigüedad, a partir de Fedro está claro: la sodomía queda excluída.
Hablo cronológicamente pues parece que Fedro es el último diálogo del cénit platónico y el umbral de la senectud.
También parece que Sófocles era efebófilo, y no obstante no hay rastro de ello en sus obras.
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va:
Sigo la edición de la Ética a Nicómaco, Gredos, Madrid 1985, 1148b, nn. 25-30, Libro 7, c. 5, p. 301.
Título: "Disposiciones brutales y morbosas".
"Estas disposiciones son, sin duda, brutales. Otras se producen a consecuencia de enfermedades o de locura (como el caso del hombre que sacrificó y se comió a su madre, o la del esclavo que se comió el hígado de su compañero). Otras son morbosas o contraídas por hábitos, como la de arrancarse los cabellos, o morderse las uñas, o comer carbón y tierra, o las relaciones homosexuales"
Espero que le sirva. PJOR
Si la sabiduría divina hubiera pensado hacer una mujer al crear a un hombre, no sería sabiduría.
Eres lo que eres, te lo dio la naturaleza. Si caben errores, enfermedades, debilidades.... son enfermedades que hay que curar.
Solo un apunte: homofobia es, literalmente, miedo igual o miedo a lo igual en griego. Es una palabra construida chapuceramente en griego al igual que homosexual juntando un adjetivo griego con uno latino. Seria más correcto equisexual, pues existe la raiz equi- :equidistante, etc.
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No solo eso sino que el sufijo "fobia" se interpreta mal porque se lo traduce no como miedo sino como odio. Además es tomado de la terminología médica. Es decir, no estamos hablando de un miedo normal. Cualquiera que haya sufrido de algún tipo de fobia, aunque sea de su recreación a través de un episodio pasajero -el más común podría ser el miedo a los espacios cerrados, la claustrofobia- se da cuenta de la inconsistencia y de lo arbitrario de la neolengua.
Así es como estamos.
Pero es que son cientos las palabras mal traducidas y mal utilizadas. Se me viene a la memoria ahora mismo por ejemplo "Eucaristía" como sinónimo de la celebración de la Santa Misa. Y eso sin salir del ámbito religioso.
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Estimado Manuel: respecto de la nomenclatura, las fuentes con los términos griegos están extraídas del que cito en mi primera o segunda referencia. Lamentablemente no me encuentro en este momento en la posibilidad física (estoy sobrepasado) de "bucear" las palabras en algún diccionario griego especializado donde diga los lugares en que se hallan disperos dentro de la literatura griega. Si ud. llegase a leer griego y quisiese hacerme la "gauchada" se lo agradecería enormemente; si no, insístame más adelante por correo para que yo trate de hacerlo. Gracias! PJOR
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