Luterándonos: ¡Misericordia! ¡Misericordia! ¡Todos salvados!
El principio subjetivo de la “sola fides” (la sola fe) hacía que Lutero[1] enseñase el perdón de los pecados por el hecho de confiar en Cristo; las obras de nada valen:
“Sé pecador y peca reciamente, pero confía más vigorosamente y gózate en Cristo que es el vencedor del pecado, de la muerte y del mundo. No te imagines que esta vida sea la morada de la justicia: antes bien, es preciso pecar. Bástate reconocer al corderillo que lleva sobre sí los pecados del mundo, y en tal caso el pecado no podrá separarte de Él aunque cometas mil fornicaciones al día y perpetres otros tantos homicidios”[2] (…). “¿No es un buena nueva si a un hombre lleno de pecados viene el Evangelio y le dice: confía únicamente y cree, y todos tus pecados te son perdonados? Tocad este registro y al punto los pecados alcanzan perdón sin demora alguna”[3].
“quien cree que Cristo ha quitado el pecado, ese está sin pecado como Cristo”[4].
“Tú no le haces ningún servicio a Dios en casarte o quedarte soltero, en hacerte siervo o libre, en ser esto o lo de más allá, en comer esto o esotro; pero tampoco le disgustas ni pecas, si todo esto lo echas a rodar o lo dejas para mejor ocasión. Finalmente: para con Dios no te queda más obligación que la de creer y confesar la fe. En todo lo demás Él te deja libre y desembarazado para obrar como gustes sin peligro alguno de conciencia; y conforme a esta regla, en realidad le tendrá a Él sin cuidado él que tú acabes por abandonar a tu mujer, escaparte de tu patrón, o romper todos tus contratos; pues ¿qué se le da a Él que tú hagas o dejes de hacer tales haciendas?”[5].
No hace falta, entonces, arrepentirse, corregir nuestras vidas y recomenzar cada día ese trabajoso camino de la santidad. No se encuentra allí, en la senda angosta, la santidad, sino más bien en simplemente confiar en Dios.
Pues ¿por qué? Porque DIOS MISMO ES EL AUTOR DEL MAL para Lutero:
“¿Cómo puede el hombre disponerse al bien, no estando en su poder ni siquiera la facultad de pervertir sus caminos? Porque Dios es quien realiza hasta las mismas obras perversas en los impíos”[6].
Sí; así como se lee. De allí que la doctrina calvinista de la predestinación no fuese más que un simple desarrollo de estas ideas. Las obras, de nada sirven.
“Los papistas nos fingen en el cielo una legión de santos hueros, encumbrados por sus obras a aquellas alturas, y entre tantas leyendas de santos, no se encuentra para un remedio ni una sola que nos describa un santo que haya llegado a ello en conformidad con la santidad cristiana, es decir, con la santidad por la fe. Toda su santidad consiste en haber orado mucho, ayunado y trabajado; en haberse mortificado, dormido sobre los morrillos del suelo, y haberse descoyuntado y desangrado a latigazos, cosas que, casi todas, a carga cerrada, puede cada día ejercitar hasta una perro o una marrana”[7].
Quizás Lutero, en su cosmovisión espiritual deudora de la Devotio moderna, había entendido la santidad en el sentido pelagiano y puritano; es verdad que a fuerza de disciplinas no se gana el cielo, pero también es verdad que, “quien te creó sin ti, no te salvará sin ti”, según la famosa sentencia agustiniana –Lutero debería saberlo por pertenecer a su Orden.
El pobre fraile atormentado creía que justamente pecando podría llegar al cielo como un modo hasta de provocar al mismo demonio. En 1530 y ya varios años después de su ruptura con la Iglesia, escribía a Jerónimo Weller:
“tú debes entretenerte en bromear y juguetear (facere joca et ludos) con mi mujer y con las demás” (…). “Siempre que el diablo te atormente con aquellas congojas, corre inmediatamente en busca de la conversación de los hombres, o date a la bebida, o embroma y juguetea, o larga cuentos verdes; procura divertirte. A veces… hace falta beber, bromear y hacer sandeces gordas y hasta propasarse a un pecado en odio y desprecio del diablo para no dejarle ningún portillo por donde se entre a suscitarnos escrúpulos sobre alguna cominería; porque de otro modo, seríamos vencidos si con excesivo afán queremos guardarnos de pecar. Por lo tanto, si el diablo te dice: ‘¡mucho ojo con beber!’ respóndele de contado: ‘pues por lo mismo que tú me lo prohíbes, voy a hacer una que sea sonada, empinando más que nunca. Todos, en suma, deben hacer lo contrario de lo que el diablo prohíbe’. ¿Cuál otra piensas tú que sea la razón porque yo bebo cada vez menos agua, hablo con tanta más libertad y banqueteo tanto más a menudo, sino la de burlar y atormentar al diablo qué había dado en la flor de burlarme y martirizarme? ¡Oh! ¡si yo tuviera a mano algún pecado garrafal (aliquid insigne peccati), lo cometería con la única mira de hacer una burla al diablo, para que se convenza de que yo no reconozco ningún pecado, ni soy reo de ninguno! Todo el decálogo se debe alejar tanto más de nuestros ojos y de nuestras almas, cuanto más nos amenace y torture Satanás”[8].
Porque santos somos todos…
“Nosotros somos todos unos santos, y maldito sea el que no se llame santo y se gloríe de serlo. Esta jactancia no es orgullo, sino humildad y gratitud, porque si tú crees estas palabras: ‘Subo a mi Padre y a vuestro Padre’, tú eres tan santo como san Pedro y como los demás santos. La razón es porque Cristo no miente cuando dice: “y vuestro Padre es Dios”[9].
Y yo me pregunto: ¿acaso no es esto lo que vemos hoy en los funerales católicos, en donde todo muerto deviene en santo súbito?
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
[1] Seguimos aquí las fuentes citadas y cotejadas a partir de la monumental obra de Fray Heinrich Denifle (ya ofrecida en castellano aquí y, en francés aquí). Los originales que hemos consultado de Lutero, tanto en alemán y en latín, se encuentran aquí.
[2] Enders III, 208 (cfr. Heinrich Denifle, op. cit., Lutero y el luteranismo. Estudiados en sus fuentes,Tip. Col. Santo Tomás de Aquino, Manila 1920, 20).
[3] Erl., 18, 260 (Heinrich Denifle, op. cit., 20).
[4] Erl. 11, 218 (Heinrich Denifle, op. cit., 21).
[5] Weim., XII, 131 y s. sobre el cap. VII de la epístola de S. Pablo a los Corintios (1523) (Heinrich Denifle, op. cit., 342).
[6] Assert, omnium art., 1520. Weim., VII, 144, 33. Sobre esta doctrina véase el discurso de la obra (Heinrich Denifle, op. cit., 116).
[7] Erl., 63, 304 (Heinrich Denifle, op. cit., 134).
[8] Enders, VIII, 160 y s. (Heinrich Denifle, op. cit., 337-338).
[9] Erl., 17, 96 y s. (Heinrich Denifle, op. cit., 22).
31 comentarios
No me ha gustado este artículo porque se propagan las ideas de Lutero y porque algunos lo leen y pueden creerse que la fe basta. Hay protestantes que, según la epístola de Santiago, predican las obras de la fe como necesarias, y todo lo que enseña el Nuevo Testamento.
Entiendo que quieres prevenirnos sobre los errores de Lutero pero mejor no entrar en detalles son tan poco edificantes que resultan desagradables.
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Conozco a algunos protestantes y he estado entre ellos hace poco misionando, como puede ver aquí: hace un mes en la Meseta Tibetana. Varios de ellos hacen obras y hasta son mil veces más proselitistas que muchos católicos. El problema es que quien ahora es propuesto como "testigo del Evangelio" es el mismísimo Martín Lutero, no los "protestantes" (denominación en la que entran legiones de denominaciones).
Cuando se trate de ellos, entonces veremos si los estudiamos también.
Dios la guarde. PJOR
Calvino dirá que la interpretación que hace la Iglesia de su doctrina no es la que él predica. Y precisamente para Calvino las obras son muy importantes: el predestinado ha de vivir santamente. Si no vive así, no es un predestinado. El calvinismo no es como el luteranismo estricto.
Incluso para el tomismo (predestinación ante praevisa merita y reprobación negativa), Dios permite que los réprobos pequen y se condenen. Dios no es el autor de su pecado pero sí que al no ser elegidos no podrán salvarse (la no elección es la condición sine qua non).
Como puede verse, para Calvino Dios no es el autor de la condenación, sino que Dios deja al pecador en su estado natural y se condena. Algo parecido, por lo menos, en los efectos a la reprobación negativa del tomismo, augstinismo, etc.
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El padre Alfredo Sáenz, citando a Calvino en su libro (ALFREDO SÁENZ, La Nave y las tempestades. La Reforma Protestante, Gladius, Buenos Aires 2005, 285), señala: "Llamamos predestinación al eterno consejo de Dios, por el que ha determinado lo que ha de hacer de cada hombre. Porque Dios no los crea a todos en las mismas condiciones, sino que ordena a unos hacia la vida eterna y a otros hacia la eterna condenación (…). Y según muestra claramente la Escritura, afirmamos que el Señor ha determinado ya en su eterno inmutable consejo a quiénes salvar y a quiénes quiere dejar en la ruina”.
Lamentablemente, como es su estilo, no aporta la cita exacta (habría que bucearla, pero ahora me es imposible). De todos modos, para Calvino, habría que armar otros posts. Gracias por sus comentarios. PJOR
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Es así; no puedo corregirlo lamentablemente. "La Compañía de Jesús"... "¡Jesús: qué compañía!". Dios lo guarde. PJOR
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Esto que escribe Lutero, no es siquiera cristiano, pues está a años luz no sólo del NT, sino del Antiguo también.
La función de Lutero fue romper con Roma, diciendo todos los increíbles disparates que fuere menester. Una vez logrado lo cual los luteranos armaron una religión más o menos cristianoidea para consumo de los fieles, que de otro modo hubiesen huido espantados del engendro.
HAy un aspecto del luteranismo que creo no se evalúa debidamente: fue, al igual que el Islam, una religión gestada y promovida por intereses políticos e impuesta por la fuerza de las armas. Y eso no se revierte con discusiones teológicas. Detrás del luteranismo estaba el aún incipiente aunque fortísimo nacionalismo alemán, que se manifestó en siglos sucesivos en diversos campos (religioso, filosófico, militar, científico, artístico), hasta llegar a su paroxismo con Hitler.
Ese diabólico nacionalismo no está desmantelado sino sólo controlado militarmente. Pregunten cuántas bases militares conserva EEUU en Alemania, aún a más de 70 años de terminada la IIGM, y se caerán de espaldas. Ese nacionalismo sigue haciendo mucho daño a la Iglesia, especialmente a través de algunos cardenales y obispos "católicos" que ha logrado infiltrar en la jerarquía, varios de los cuales eran amigos del entonces Cardenal Bergoglio. Lo cual probablemente sea una casualidad, pero bueno, el dato está y a algunos nos hace pensar.
Me reitero pues: analizar el luteranismo sólo desde un ángulo teológico lleva a un error reduccionista. El luteranismo es el flanco religioso de un proyecto más amplio, proyecto que está -todavía- en plena ejecución.
Oigan, si me salieran con la nota de que he sido creada para ser ratera y prostituta -y que la sangre de Cristo me cubre solo para que el Padre no se indigeste contemplando su propia obra nauseabunda-, o que el fulano de la esquina va a ser sí o sí un pedófilo que violará a niños, pero igual se irá al paraíso por solo decir "¡Señor, Señor" (?????????), NO TENDRÍA NADA QUE AGRADECERLE A DIOS, ANTES BIEN LO MALDECIRÍA UNA HORA SÍ Y LA OTRA TAMBIÉN. Lamentaría, además, no haberlo crucificado yo personalmente ni haberle hecho cargar la cruz desde Galilea hasta Jerusalén, con ida y vuelta. Y levantaría un monumento a Pilatos, Anás y Caifás por habérnoslo quitado de encima.
¡El dios -con minúsculas- que nos presenta Lutero merecería ser odiado por sobre todas las cosas!!!
Conste que fue un socialista- José Carlos Mariátegui- quien en sus Siete Ensayos puso acertadamente a Lutero como el padre del Liberalismo. Yo agrego que lo es del Antiteísmo, que hoy reina salvajemente por los lares europeos y quiere exportarse a estas tierras. ¿"Jesús, ¡qué compañía!"? Más vale solos que mal acompañados, padre. Por el bien de la Humanidad en general y de la Cristiandad en particular espero que a la brevedad esa orden desaparezca del mapa, que más luego es tarde, con mayor razón por haber cambiado su cuarto voto de Obediencia al Papa por el de la Alcahuetería Pura y Dura.
Juan Calvino, La institución cristiana, 2.IV,1,4.
Está claro que para Calvino el autor del mal no es Dios. Dios se sirve de ellos.
"La Ley exige también la obediencia del Espíritu y del corazón
Cuando se exponga la Ley del Señor, quedará mejor confirmado cuanto he dicho respecto a su función. Mas antes de comenzar a tratar en particular cada uno de sus puntos, es preciso comprender lo que se refiere a ella en general.
En primer lugar, hay que tener por cierto que la vida del hombre debe estar regulada por la Ley, no sólo por lo que se refiere a su honestidad externa, sino también en su justicia interna y espiritual. Lo cual, aunque nadie lo puede negar, sin embargo muy pocos son los que lo consideran como se debe. Y ello sucede así, porque no tienen en cuenta al Legislador, por cuya naturaleza hay que juzgar también de la misma Ley."
Juan Calvino, La Institución cristiana, 2.VIII, 1,6.
De hecho, los pastores "reformados", es decir, "calvinistas", enfatizan la necesidad de "obediencia" a Dios, esto es, a cumplir su voluntad. Uno no es un predestinado salvo que dé frutos de buenas obras. Y esta "obediencia" jamás produce mérito alguno pues la gracia es "irresistible", lo cual es una herejía para la Iglesia católica.
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Gracias por la cita. Entonces, según la cita que trae el padre Sáenz, Calvino se contradice. De todos modos, le repito, no es este el post para discutir la doctrina calvinista sobre la predestinación. Dios lo guarde. PJOR
No es una contradicción. Para Calvino, es una reprobración positiva pero salva a Dios de ser el autor del pecado. Para la Iglesia la reprobación es siempre negativa (una no elección sin más o una no elección en previsión de que la persona no cooperará).
La moral de los calvinistas es asfixiante, muy diferente del luteranismo estricto. Esa moral asfixiante es la misma que la de los jansenistas católicos y la de los modernos rigoristas dentro de la Iglesia que no es más que la otra cara del laxismo luterano y moderno católico.
Por otro lado, cuando la predicación se reduce a un moralismo, se pierde de vista que el Evangelio supone una transformación interior, algo que los curas apenas predican. Y se cae en dos extremos: el "salvación para todos" luterano y extendido por la Iglesia o bien la otra cara de la moneda, es decir, el rigorismo antes mencionado.
Ese laxismo de Lutero y extendido hoy por la Iglesia no es más que una reducción de la gracia católica y, por tanto, del poder de Dios.. Dios no es capaz de hacer que el adúltero deje de pecar, por lo tanto, que siga en su pecado y hagamos un apaño con las palabras del Divino Maestro. Eso es lo que hay en el transfondo del laxismo (luterano y católico).
Acá pasa lo mismo, desde lo teórico se puede sostener que la fe alcanza. Pero lo que Cristo enseñó es que esa fe debe mover al amor a Dios y a los demás. A la misericordia le precede la conversión y el perdón de los pecados, caso contrario no hubiera sido necesario para la salvación la Cruz de Cristo.
O sea, casi nada.
También, que en el calvinismo Dios condena al infierno antes de la previsión de los pecados del condenado, en el tomismo, después de la misma.
Saludos cordiales.
Un calvinista no duda en afirmar: "free will is a pagan myth".
Además, un Dios que abandona en el pecado al hombre, sin facilitarle NINGUNA gracia (como afirma Calvino) es necesariamente autor del mal que éste llevó a cabo.
Curiosamente, además, los únicos seres humanos libres según Calvino (Adán y Eva) ejercieron un libre albedrío de tipo molinista.
Calvino es unitariano en su Teocentrismo.
Pero ¿de dónde procede el mal de los malvados si éstos carecen de libre albesrío?
Para el tomismo, la reprobación negativa tiene los mismos efectos pues hay personas que no serán elegidas y se condenarán (la no elección es condición sine qua non). Los tomismas hablarán de una voluntad antecedente (Dios quiere que todos se salven) y una voluntad consecuente: Dios elige sin previsión de méritos a los que Él quiere y estos recibirán la gracia para salvarse infaliblemente; el libre albedrío es un modo y es liberado por la gracia; aquellos que no han sido elegidos, se condenarán a causa de su pecado.
El calvinismo no niega el libre albedrío en general sino en la sinergia con la gracia. Calvino afirma que cuando obra la gracia no hay mérito alguno por parte del hombre: es la gracia la que actúa y el hombre no coopera. Ahí estriba la herejía
Calvino no niega el libre albedrío sino que afirma que tras el pecado original, el libre albedrío está debilitado y el hombre está en un estado de depravación (herejía). Donde niega el libre albedrío es en la sinergia con la gracia (herejía también).
La avaricia asociada con el calvinismo es errónea. De hecho, el calvinismo apoya una austeridad extrema. Lo que fomenta la "espiritualidad calvinista" es que el hombre trabaje y trabaje y trabaje y lo haga lo mejor que pueda. Al fin y al cabo, el predestinado ha de dar frutos y una vida de trabajo y austeridad es fruto de la gracia. Esa es la mentalidad calvinista. Es el ora et labora llevado al siglo, cayendo en un rigorismo extremo. El rigorismo extremo calvinista es la otra cara de la misma moneda del laxismo luterano.
Pero en la práctica el libre albedrío no es eficaz, no funciona, no es un elemento constitutivo eficaz de la persona humana.
La conclusión es clara:
1.-si el mérito no es meritorio por ser la gracia irresisitible
2.-la culpa tampoco es culposa por ser la depravación total e irresistible
Si hada aporta el ser humano al mérito, nada aporta a la culpa.
Luego ¿de dónde viene la condenación? De un puro sadismo teocéntrico.
Si el libre albedrío es negado en la sinergia con la gracia también ha de ser negado en la sinergia con el pecado, en caso que queramos que las palabras tengan algún significado y las afirmaciones algún sentido.
Un buen calvinista lo sabe: free will is a pagan myth, diga lo que digan Westminster y Dort.
1.-La certeza moral de salvación. Newman decía que la diferencia real entre la Fe católica y el calvinismo estriba no en la diferenciación radical y absoluta entre bien y mal, réprobo y justo, sino más bien en la certeza moral que, según Calvino, el predestinado puede tener de su propio estado de predestinación.
2.-La imputabilidad. La imputación de justicia para el calvinismo es a manera de accidente, no sustancial. ¿Cómo puede ser esencial la imputación de culpa? El calvinismo no soluciona que "somos POR NATURALEZA, hijos de ira" (carta a los Efesios).
Por esto yo no creo que el calvinismo sea tan agustiniano como dice ser.Veamos al santo de Hipona:
"Ergo gratulemur et agamus gratias, non solum nos Christianos factos esse, sed Christum. Intelligitis, Fratres, gratiam Dei super nos capitis? Amiramini, gaudete, Christus facti sumus. si enim caput ille, nos membra: totus homo, ille et nos."
La misma crítica harán los que defiendan la predestinación post praevisa merita a los tomistas/agustinianos, pues la salvación según la voluntad consecuente de Dios es imposible de facto para los no elegidos: es la condición sine quanon como afirmará Garrigou-Lagrange. Y hagan los hagan, desde todo la eternidad Dios no ha querido en su voluntad consecuente concederles una gracia ante praevisa merita por la que se salvarían. Los jesuitas rechazarán la reprobación negativa del tomismo.
Pero sí, la reprobación negativa ante praevisa merita es un problema del tomismo, y de agustinismo.
Para Calvino TODOS funcionamos según sus ideas, MENOS Adán y Eva que funcionan según las de Molina.
Esto es necesario porque si Adán y Eva fueran calvinistas... jeje
Curioso...
Si los Católicos que conocen bien estos asuntos, como en su caso, no nos instruyen y nos explican clara y sencillamente los fundamentos de la reforma, y de todas esas derivaciones que constituyen el protestantismo, seguiremos a ciegas detrás de otros tan ignorantes como nosotros, por lo que podremos faltar gravemente a la moral cristiana y, por ende, ofender gravemente a Dios.
Dios lo Bendiga y haga próspero su trabajo.
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