Críticas al Vaticano: El Instituto para las Obras de la Religión – IOR (1-4)
Críticas al Vaticano: infundios y verdades
El Instituto para las Obras de la Religión –IOR
Algerio Solón[1]
La prensa tiende a identificar al IOR con escándalo, a raíz de sonados casos en décadas pasadas. Fue fundado por Pío XII en 1942 absorbiendo la Administración de las Obras de Religión, que se había originado en la Comisión para las Obras de Caridad, creada por León XIII en 1887.Su existencia pasó inadvertida durante décadas, hasta que bajo los pontificados de Paulo VI y de Juan Pablo II salieron a luz operaciones financieras que mancharon la reputación vaticana (pero hay un fantasioso camino partir de éstas para tomar como patrón de calificación -y analogarlo con- la película El Padrino III, parcialmente inspirada en un libro de David Yallop, al que nos referiremos más adelante).
Tiene competencia en actividades de carácter financiero y bancario necesarias para el gobierno y desenvolvimiento de la Iglesia[2]. No es un banco convencional: por ejemplo, no da préstamos y no todo el mundo puede abrir una cuenta ya que sólo se les permite a las instituciones y congregaciones de la Iglesia y de la Santa Sede, sus empleados y religiosos. Estas características equiparan su tamaño al de un pequeño banco (cuenta con sólo algo más de cien empleados, entre los que se encuentra el Consejo de Supervisión y las autoridades designadas por el Papa).
En 2013, su entonces presidente, Ernst von Freyberg, aclaró a la prensa: “No somos un banco. No prestamos dinero, no hacemos inversiones directas, no actuamos como contraparte financiera… No especulamos con divisas ni con bienes; nuestra actividad fundamental es recibir dinero como depósito y luego lo invertimos en bonos gubernamentales, en algunos bonos corporativos y en el mercado interbancario, en el que depositamos con otros bancos, por una tasa de interés levemente superior que la (de los fondos) que recibimos, en orden a poder devolverle el dinero a nuestros clientes siempre que lo deseen”.
Corresponde una aclaración sobre los escándalos mencionados al comienzo de este capítulo y sobre la participación de la masonería. Ellos están relacionados con la operatoria del IOR y en su oportunidad – y hasta ahora- fueron motivo de noticias periodísticas en todo el mundo por parte de la prensa más o menos seria, la amarilla y la de cualquier otro color. En algunos casos era el lavado de dinero de operaciones ilegales a través de cuentas de particulares. En otro, más resonante, la participación del IOR en el Banco Ambrosiano, de Milán, que terminó en una quiebra.
Se han publicado libros del llamado periodismo de investigación, con datos e información que no descartamos pero tampoco suscribimos, al menos en su totalidad. A modo de síntesis sobre los hechos principales la prensa en general registró lo que sigue.
Durante la década del sesenta un oscuro abogado siciliano devenido en banquero, Michele Sindona, llegó a ser hombre de confianza del Papa Paulo VI en asuntos financieros. Hacia 1973 Sindona era el banquero más importante de Italia, pero la crisis de los precios del petróleo en ese año, ciertas operaciones especulativas y rumores sobre sus relaciones mafiosas terminan derrumbando su imperio financiero, entre los que se contaba el Franklin National Bank en EEUU (20º en importancia), donde fue procesado por 65 delitos y encarcelado en marzo de 1980, concediéndose su extradición a Italia y condenado a cadena perpetua por la muerte del fiscal encargado de investigar la quiebra de sus bancos. Murió a los dos días de ser encarcelado en una prisión de máxima seguridad.
El Vaticano, a través del IOR, había realizado inversiones en bancos de Sindona; la prensa informó que sumaban unos 30 millones de dólares, que obviamente se perdieron. Esto fue desmentido por el Arzobispo Mons. Marcinkus, designado por el Papa Presidente del IOR en 1971, cargo que ocupó hasta 1989. Parece ser que Sindona logró involucrar al IOR en operaciones financieras riesgosas, entre otras una participación en el capital del Banco Ambrosiano, que terminó en una quiebra considerada por algunos como uno de los principales fraudes en la historia de Italia.
Otro personaje que intervino fue Roberto Calvi, conocido de Pablo VI cuando era arzobispo de Milán, quien se relacionó con Sindona cuando era importante ejecutivo del Banco Ambrosiano, del que el IOR era propietario de una pequeña parte del capital, el 1,5% según The New York Times[3], y también accionista de Finanbank, uno de los bancos suizos de Sindona. En 1975 Calvi es presidente del banco Ambrosiano y al quebrar Sindona, el IOR encarga a Calvi la administración de sus inversiones en el extranjero. Calvi reestructuró el Banco Ambrosiano y creó en Luxemburgo la matriz de un grupo de sociedades (Banco Ambrosiano Holding) y así pudo operar fuera del control del banco de Italia[4]. En 1978 un informe del Banco de Italia sobre el ambrosiano concluyó que varios millones de liras habían sido ilegalmente sacadas del país[5].
El Banco Ambrosiano se fundió en junio de 1982 dejando una deuda de 1.300 millones de dólares, según la mayoría de las fuentes, quiebra que salpicó al IOR. Calvi huyó del país y fue encontrado colgado del puente “Blackfriars” (monjes negros), en Londres, el 18 de junio, muerte que se atribuyó a la masonería por el simbolismo que entrañaban ciertos detalles, habida cuenta que Calvi había sido miembro de una logia masónica que presidía Licio Gelli, Propaganda Due, o P2, cuyos miembros se referían a sí mismos como frati neri o “frailes negros". En otras palabras, que habría sido asesinado como advertencia masónica para los demás debido al simbolismo asociado con la palabra ´Blackfriars´.[6]” Más de veinte años después se reabrió la investigación judicial, que apunta a la mafia como responsable de la muerte[7].
En 1987, la policía italiana emitió un mandato de captura contra Paul Marcinkus, acusado de fraude y estafa, pero debido a su pasaporte vaticano era inmune a la justicia italiana. Siguió al frente del IOR hasta 1989. El 30 de octubre de 1990 Marcinkus presentó su renuncia a Juan Pablo II, que reformó el IOR y pasó a ser manejado por un consejo de administración de cardenales. Desde 1991 fue presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano[8].
“El banco habría seguido operando en forma oscura también en el período post-Marcinkus. En 1993, durante la época de la Tangentópolis, cuando salió a la luz un sistema de financiamiento ilegal de los partidos políticos, el pool de jueces de Manos Limpias puso bajo la lupa un millonario flujo de dinero que habría pasado por las cajas del IOR en el marco de un escándalo que involucró al gigante Enimont. Pero la magistratura nunca pudo avanzar contra los dirigentes del IOR debido a la extraterritorialidad del banco.[9]”
Y “Cuando aún se paladeaba la satisfacción por el inesperado éxito del complejo e histórico viaje de Benedicto XVI a Gran Bretaña, una nueva tormenta sacudió ayer al Vaticano: Ettore Gotti Tedeschi, presidente del Instituto para Obras de Religión (IOR), el banco del Vaticano, está siendo investigado por un posible caso de lavado de dinero.[10]”
“Pero, ¿qué había sucedido en el IOR? Según el vaticanista Sandro Magister, la voluntad del Papa Benedicto XVI desde 2010 era que se convirtiera en un banco transparente, pero los mandos intermedios del Vaticano y del propio IOR habían cortocircuitado dicho deseo. El Papa había nombrado en septiembre de 2009 a Ettore Gotti presidente del IOR con tal finalidad. Gotti había sido consultor financiero e industrial … profesor de Estrategia Financiera en la Universidad Católica del Sagrado Corazón, de Ética de los Negocios en la Universidad de Turín y articulista de «L’Osservatore Romano». Próximo al Opus Dei y padre de cinco hijos, era amigo de Benedicto XVI y le asesoró en la redacción de la encíclica «Caritas in veritate». «Pero hoy no parece haber ni verdad ni caridad en el Vaticano», apostillaba Magister en su última crónica de esta semana[11].”
[1] Aunque escrito en el invierno de 2014 este artículo mantiene su actualidad, ya que no ha habido cambios sustanciales de índole institucional o económica.
[2] Conviene recordar que el Vaticano es un país sui generis, ya que, entre otras características, no tiene moneda propia; es decir, carece de soberanía monetaria, por lo que no emite moneda. La moneda legal vigente es el euro, en virtud del Acuerdo Monetario entre la Unión Europea y el Estado de la Ciudad del Vaticano de diciembre 2009, que incluye compromisos sobre lavado de dinero y otros fraudes.
[3]Archbishop Marcinkus, 84, Banker at the Vatican, Dies, February 22, 2006 http://www.nytimes.com/2006/02/22/business/22marcinkus.html?_r=0 Otras fuentes señalan que era un accionista importante ( http://articles.latimes.com/2006/feb/22/local/me-marcinkus22 )
[4] PÉREZ RAMÍREZ, Jorge, Vidas paralelas – La banca y el riesgo a través de la historia, Madrid, 2011, Marcial Pons Ediciones de historia, pg. 310
[5]1982: ‘God’s banker’ found hanged, BBC News, June 19, 1982,http://news.bbc.co.uk/onthisday/hi/dates/stories/june/19/newsid_3092000/3092625.stm
[6]An end to the mystery of God’s Banker?, BBC News, March 31, 2004,http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/magazine/3568409.stm
[7]Murder squad revisit Roberto Calvi, The Telegraph, October 4, 2003http://www.telegraph.co.uk/finance/2864912/Murder-squad-revisit-Roberto-Calvi.html
[11]J. MORÁN, Los banqueros de Dios, entre la muerte y la locura, 20 de junio de 2012 http://www.atrio.org/2012/06/6873/
2 comentarios
Esto es solamente en cierta medida la cara exterior. La corrupción de la fe es aún mayor.
Es normal y natural que exista corrupción, lo importante es bajarla hasta lo mínimo posible, pero ésta siempre existirá.
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