¿Qué hay detrás del antihispanismo americano? (1-2)
¿Qué hay detrás del anti-hispanismo americano?
Por Andrea Greco
Hace unos días en el artículo “El dogma de Mayo: derribando el mito de la independencia americana” el P. Javier Olivera Ravasi procuraba, una vez más, separar el trigo de la cizaña, la verdad de la falacia, en relación con el pasado histórico. Allí, se enumeraba una serie de falsas causas de la revolución americana, en orden al esclarecimiento de las verdaderas.
La reescritura del proceso de la autonomía americana tiene representantes claros en la historiografía liberal tal como se señalaba en el artículo, sin embargo la reescritura empezó mucho antes, empezó juntamente con la usurpación liberal de nuestra historia.
Botones de muestra
El 1 de junio de 1820 se realizó en Buenos Aires una exhibición de fantasmagoría. El historiador Vicente Sierra escribe que estos hechos ponen de relieve “la pazguatería aldeana con que la clase dirigente porteña se sintió iluminada por Europa, y que, desde el punto de vista cultural, su ilustración no pasó de manifestaciones propias de una auténtica pedantería iluminista”[1]. Así lo descubre la Gazeta de Buenos Aires del 2 de junio de 1820 al hacer crónica de los actos con que se celebró un nuevo aniversario de la Revolución de mayo.
Para adorno de la plaza se dispuso una serie de representaciones, sobre las que el cronista dice:
En los espectáculos es donde el pueblo hace conocer sus grados de ilustración. Entre todos los cuadros que se exhibieron sólo obtuvieron aplausos generales los de la América – Washington – VOLTAIRE – Bolívar, Viva Buenos Aires y Napoleón aquellos por ser símbolos de la libertad y el último por haber sido la causa ocasional de la nuestra. Desde que eran anunciados por el epígrafe y antes de verse, ya resonaban los aplausos, de modo que cuando aparecían ya estaban coronados por el voto público. […] Esta elección es un documento de la generalización de las luces entre nosotros y del odio que tenemos a la tiranía[2].
El espectáculo del pueblo aplaudiendo la representación de Voltaire, adulador de monarcas absolutistas, de Washington y su revolución norteamericana, de Napoleón y su imperialismo europeo –comenta Vicente Sierra:
nos dicen hasta qué punto el ideologismo de los primeros liberales argentinos careció de toda base doctrinaria, de todo conocimiento histórico, de toda capacidad de comprensión; porque no fue sino resultado de un fenómeno simiesco de imitación, afán de estar a la moda, o sea expresión de superficial exterioridad y angustiosa consecuencia de un deleznable sentimiento contra lo pretérito, que no se apoyaba en ningún razonamiento, sino en repetir las consignas de un iluminismo trasnochado. Aldeanismo y no cultura; plagio y no ilustración[3].
En ocasión del aniversario del Veinticinco de mayo, en el periódico El Eco de los Andes (Mendoza, Argentina), se califica a los españoles como feroces, desenfrenados, brutales “degüellan sin piedad a los inocentes poseedores de la tierra descubierta, asesinan a sus reyes y sobre un montón de cadáveres y de ruinas establecen un despotismo absoluto”[4]. Llamativo es que en la misma ocasión se realizó un baile en un patio adornado con las banderas de las Provincias Unidas, de los países de América, Estados Unidos y Gran Bretaña (¡!). En la reseña de la celebración del 25 de mayo de 1825 el periódico se refiere al discurso del Dr. Güiraldes en “que hizo mención de las efímeras razones en que los Reyes Católicos apoyaban su horrible usurpación. La cesión del Papa; la propagación del Evangelio, y todos esos pretextos frívolos con que se quería autorizar el crimen y la perfidia, desaparecieron como el humo a la voz del elocuente orador”[5].
Así también el periódico El Solitario (San Juan, Argentina) al hablar de la Instrucción Pública comenta “que tuvimos la desgracia de ser colonos del Gobierno español” y el sistema colonial que tuvo como “base esencial para conservar su dominación a poca costa, el mantener a los pueblos en la ignorancia”[6].
El Constitucional, otro periódico sanjuanino expone: “Que un gran pueblo, largo tiempo sometido al dominio de un déspota o de una nación extranjera […] procure despedazar las cadenas con que se lo tiene aherrojado, y proclamar su independencia, nada más natural, nada más justo y laudable”[7]. Unos números más adelante señala que “entre las preocupaciones que nos dejaron los Españoles, no ha sido la menos funesta la de despreciar las artes mecánicas, y a los individuos que las practicaban, de donde proviene la escasez de artesanos de la provincia”[8].
En el aniversario del 25 de mayo de 1846 El Honor Cuyano (San Juan) publica un extenso artículo acerca de ese “Día memorable, en que nuestros genios eminentes iluminados por aquel astro cívico decidieron romper las cadenas con que el despotismo de los reyes de España tenía aprisionado al pensamiento y a la libertad del Nuevo Mundo”[9].
El problema de la filiación ideológica
Esto nos trae de lleno al problema de la filiación ideológica de estas posturas. En distintos lugares vemos expresiones similares, palabras que se repiten: despotismo, tiranía, romper las cadenas. François-Xavier Guerra ha rastreado el origen de tales expresiones. Y concluye que “el tema de los tres siglos de despotismo y de servidumbre, tan utilizado por los insurgentes americanos aplicándolo a la época colonial, aparece en los documentos oficiales del supremo Gobierno de la Monarquía como una ruptura explícita con las leyes y el régimen político de los tres últimos siglos”[10].
Documentos tales como los escritos del cortesano, poeta-funcionario liberal de la Monarquía Manuel José Quintana[11], el decreto de la Junta Central de Sevilla (28 de octubre 1809), el Manifiesto del Consejo de Regencia (febrero 1810), las Cortes de Cádiz (1812) son los primeros en hablar de los tres siglos de despotismo. Como dice el autor chileno, Julio Alemparte, tales discursos muestran la costumbre “españolísima” de hablar mal de su país: “españolísima, no sólo por lo apasionada y por otros motivos psicológicos, sino porque la fuente del descrédito de España hay que buscarla en la propia Península”[12]. Claro que, como ha observado también Guerra, estas resoluciones fueron un ardid para destruir las originarias libertades indianas en una tendencia unitaria de dependencia peninsular. Resultando así estos nuevos gobernantes metropolitanos: igualitaristas teóricos y antiamericanos prácticos, según la fórmula de síntesis de Díaz Araujo.
Las similitudes textuales se observan también en otros periódicos, así pues expresiones semejantes emplean Juan Pablo Viscardo y Guzmán, Mariano Moreno, el diario londinense Star, o el Southern Star, y el origen de todas ellas puede encontrarse en el Contrato Social de Juan Jacobo Rousseau[13]. Lo que da cuenta de que así como en otros sitios del mundo, el tema del despotismo trisecular “se difundió bastante en los restringidos círculos liberales americanos”[14].
¿Una monolítica interpretación del pasado?
Nos preguntamos si esta fue la única visión de esa época acerca del pasado hispánico. Evidentemente no fue así. Tal el caso, por ejemplo, del testimonio de Tomás de Anchorena en carta a Juan Manuel de Rosas del 28 de mayo de 1846, para pedirle que no permita la impresión del sermón dado en el Te Deum del 25 de mayo por considerar que:
no es más que un amontonamiento de mentiras y barbaridades contra el Gobierno español y los soberanos de España a quienes protestamos solemnemente obediencia y sumisión con la más firme lealtad en mayo del año diez, clasificando a la España de madre patria y ofreciendo auxiliarla en su defensa con nada blandas esperanzas y sacrificios […] el único modo de hablar con dignidad, decencia y honor del 25 de mayo de 1810, es hablar como habló Ud. en su última arenga que me parece que fue el 25 de mayo de 1836 y no fingir ni suponer crueldades, despotismo y arbitrariedades que no hemos experimentado[15].
O el testimonio del representante de la Francia revolucionaria en España, Despons cuando escribe: “Obsérvase en las leyes que forman el código de las posesiones españolas una gran previsión, una profunda sabiduría […] La Europa no ofrece otro ejemplo de un tribunal cuyas decisiones hayan sido, durante trescientos años, tan luminosas, tan sabias, como lo fueron y lo son aún las del Consejo de Indias”[16].
Otro ejemplo en esta línea de pensamiento es la carta del director Supremo Juan Martín de Pueyrredón del 4 de abril de 1818 al ministro francés Armando Manuel Du Plessis, cuando expresa:
Antes de restituido el Sr. Don Fernando VII al Trono no hicimos otra cosa, que substraernos a las autoridades tumultuarias de la Península que usurparon su nombre y representación […] posteriormente este acto de suma lealtad ha sido considerado como un crimen, y no nos ha quedado otro refugio para escapar de una injusta venganza que el de no ponernos en las manos de los que han jurado nuestro exterminio[17].
También existen ejemplos de esta visión del pasado en la escritura periodística y son de sumo interés para desentrañar la filiación ideológica de ambas posturas.
Un caso tenemos en el periódico la Ilustración Argentina (Mendoza, Argentina), cuando en uno de los artículos contra Sarmiento expone: “¿Qué causa ha adoptado Sarmiento? ¿Qué intereses ha defendido? Las conveniencias europeas mal entendidas, traicionando los intereses americanos, porque son estos en su concepto despreciables, porque la América es bárbara como heredera de la España, de la bárbara España, según el juicio del redactor de La Crónica [periódico de Chile]”[18]. Es interesante esta vinculación de la idea de considerar a España como sinónimo de barbarie con las “conveniencias europeas” y la traición de “los intereses americanos”. Por contraposición, nos permite inferir que la postura de los autores al valorar el pasado hispánico es la de hacer frente a las conveniencias europeas y sostener los intereses americanos.
Entonces, uno se explica aquello de El Eco de los Andes de que en los festejos de 1825 del 25 de mayo, se organizara un baile en un patio adornado con las banderas de las Provincias Unidas, de los países de América, Estados Unidos y Gran Bretaña[19].
En otro número, la Ilustración Argentina publica un artículo que empieza así: “El descubrimiento de este gran continente, colocado como una barrera entre la Europa y el Asia, es el acontecimiento más importante del siglo XV°”[20].
En este mismo sentido, veinte años antes, o sea no habiendo concluido aún la guerra de la independencia, Fray Francisco Antonio de Paula Castañeda escribe:
nos hemos ido alejando de la verdadera virtud castellana que era nuestra virtud nacional, y formaba nuestro verdadero, apreciable y celebrado carácter: nuestra revolución fue sin duda la más sensata la más honrada, la más noble, de cuantas revoluciones ha habido en este mundo, pues no se redujo más que a reformar nuestra administración corrompidísima, y a gobernarnos por nosotros mismos en el caso que o Fernando volviese al trono, o no quisiese acceder a nuestras justas reclamaciones.
La revolución así concebida no contenía en sus elementos el menor odio contra los españoles, ni la menor adversión contra sus costumbres, que eran las nuestras, ni contra su literatura que era la nuestra ni contra sus virtudes que eran las nuestras, ni mucho menos contra su religión que era la nuestra.
Pero los demagogos, los aventureros, los psicofantas, los tinterillos, los Zoilos indecentes impregnándose en las máximas revolucionarias de tantos libros jacobinos, cuantos abortó en el pasado y presente siglo la falsa filosofía, empezaron a revestir un carácter absolutamente antiespañol; ya vistiéndose de indios para no ser ni indios, ni españoles: ya aprehendiendo el francés para ser parisienses de la noche a la mañana; o el inglés para ser místeres recién desembarcaditos de Plimouth.
Estos despreciables entes avanzaban al teatro para desde las tablas propinar al pueblo, ya el espíritu británico, ya el espíritu gálico, ya el espíritu britano-gálico, pero lo que resultó fue lo que no podía menos de resultar, esto es una tercera entidad, o el espíritu triple gaucho-britano-gálico; pero nunca el espíritu castellano, o el hispanoamericano, e iberocolombiano, que es todo nuestro honor, y forma nuestro carácter; pues por Castilla somos gentes, y Castilla ha sido nuestra gentilia domes[21].
Es muy interesante el artículo por dos motivos: por un lado, porque resalta la unidad cultural de América con España basada en la identidad de costumbres, literatura, virtudes y sobre todo de religión. Por otro lado, porque expresa que son las ideas revolucionarias y jacobinas las que han dado “un carácter absolutamente antiespañol” a nuestra revolución. Y en este espíritu antiespañol, señala la farsa indigenista, pro-gálica o pro-británica que es la que lleva a nuestros pueblos a alejarse “de la verdadera virtud castellana que era nuestra virtud nacional”.
[1] Sierra, Vicente, Historia de la Argentina, Buenos Aires, Ed. Científica Argentina, 1978,t. VII, p. 350.
[2] Gazeta Extraordinaria de Buenos Aires, Biblioteca Nacional de la Argentina, Buenos Aires, 2 de junio 1820, p. 3, col. 2.
[3] Sierra, Vicente. Historia de la Argentina, Op. cit., t. VII, p. 350.
[4] El Eco de los Andes, Mendoza, n. 32, 22 de mayo 1825, p. 1, col. 1. El Eco de los Andes, Mendoza, 27 de febrero 1825, p. 4, col. 1-2.
[5] El Eco de los Andes, Mendoza, 5 de junio 1825, n. 34, p. 1, col. 1. El Dr. Güiraldes era sacerdote católico.
[6] El Solitario, San Juan, 24 de marzo1829, n. 6, p. 4, col. 1.
[7] El Constitucional, San Juan, 1 de agosto1835, n. 3, p. 4, col. 1-2.
[8] El Constitucional, San Juan, 23 de setiembre 1835, n. 11, p. 4, col. 1.
[9] El Honor Cuyano, San Juan, 20 de mayo1846, n. 9, p. 6, col 1.
[10] Guerra, François-Xavier, Modernidad e Independencias. Ensayo sobre las revoluciones hispánicas, México D.F., MAPFRE - Fondo de Cultura Económica, 1993,p.142-143.
[11] Tutor de la familia real, y ocupó cargos de Director de la Instrucción Pública y Senador.
[12] Díaz Araujo, Enrique, Mayo revisado, Buenos Aires, Santiago Apóstol, 2005, p. 174,175. cfr. Suárez, José Leon. Carácter de la Revolución Americana. Un punto de vista más verdadero y justo sobre la independencia hispano-americana. 3ª. ed., Buenos Aires, La Facultad, 1917, p. 42-42; Guerra, François-Xavier, op. cit. p. 142, 146, 147; Alemparte, Julio, “Causas y caracteres generales de la independencia hispanoamericana”, en: Boletín de la Academia Chilena de la Historia. Santiago de Chile, año XVII, segundo semestre 1950, n. 43, p. 27.
[13] Viscardo y Guzmán “Carta dirigida a los españoles americanos”; Mariano Moreno en la Gazeta de Buenos Aires; Prólogo de Mariano Moreno a la reimpresión en castellano del Contrato Social; Star de Londres 1 de julio 1810; Southern Star de Montevideo 23 de mayo 1807; Juan Jacobo Rousseau, Contrato Social, Libro I Capítulo II.
[14] Díaz Araujo, E., Mayo revisado, Op. cit., p. 178.
[15] Irazusta, julio. Tomás de M. de Anchorena o la emancipación americana a la luz de la circunstancia histórica, 1949, en: De la epopeya emancipadora a la pequeña Argentina. Buenos Aires, Dictio, 1979, p. 226.
[16] Ibidem, p. 248. En este mismo sentido, la proclama del Plan de Iguala por Don Agustín de Iturbide en México el 24 de febrero de 1821 dice: “Trescientos años hace que la América Septentrional está bajo la tutela de la nación más católica y piadosa, heroica y magnánima. La España la educó y engrandeció, formando esas ciudades opulentas, esos pueblos hermosos, esas provincias y reino dilatados, que en la historia del universo van á ocupar lugar muy distinguido […] ¡Españoles europeos, vuestra patria es la América, porque en ella vivís; en ella tenéis á vuestras amadas mujeres, á vuestros tiernos hijos, vuestras haciendas, comercio y bienes! ¿Americanos quién de vosotros puede decir que no desciende de español? Ved la cadena dulcísima que nos une: añadid los otros lazos de la amistad, de la dependencia de intereses, la educación é idioma, y la conformación de sentimientos, y veréis son tan estrechos y tan poderosos, que la felicidad común del Reino es necesario la hagan entre todos reunidos, en una sola opinión y en una sola voz. Es llegado el momento en que manifestéis la conformidad de sentimientos, y que nuestra unión sea la mano poderosa que emancipe á la América sin necesidad de auxilios extraños”. De la Torre Villar, Ernesto y otros. Historia documental de México. UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas. Tomo II. Cit. En: http://educacion.jalisco.gob.mx/dependen/Cedetec/
Softwareeduc/sfthistoria/apendice/iguala.html
[17] Díaz Araujo, E., Mayo revisado, Buenos Aires, Santiago Apóstol, 2005, p. 187-188.
[18] Ilustración Argentina, Mendoza, 1 de agosto 1849, n. 3, p. [11] 91, col. 1.
[19] El Eco de los Andes, Mendoza, 22 de mayo 1825, n. 32, p. 1, col. 1.
[20] La Ilustración Argentina, Mendoza, 1 de setiembre 1849, n. 4, p. [13] 133, col. 2.
[21] “El Teatro de Buenos Aires”, en: El Desengañador gauchi-político, federi-montonero, chacuaco-oriental, choti-protector, puti-republicador de todos los hombres de bien que viven y mueren descuidados en el siglo diez y nueven. 2, Buenos Aires, [s/f, 1821], p. 27-28.
29 comentarios
Los ideales de la izquierda son los de la Rev. Francesa.
Los ideales de la "derecha liberal" son los de la Rev. Francesa.
¿Hay diferencia?
Sí, hay una: luego que los izquierdistas han tomado el poder, se aburguesan, se enriquecen, y sus hijos y nietos pasan a ser de "derecha liberal".
El primer fragmento que traigo es el Acta de Independencia de Argentina. El discurso lascasiano con ribetes masónicos es indudable. Y conste que fue redactada en el Congreso Tucumán, integrado en su mayoría por los elementos más conservadores de nuestro país, pues los morenistas recalcitrantes había quedado fuera luego del despotismo liberal desplegado por la Asamblea del Año XIII.
El segundo fragmento corresponde al Manifiesto expedido por el mismo Congreso de Tucumán explicando las razones de la independencia. Dicho manifiesto fue redactado por el P. Castro Barros, integrante también de la facción conservadora y tradicionalista de la política argentina de entonces. El fragmento es asquerosamente lascasiano y da cuenta de la leyenda negra como uno de los dos pilares donde se cimienta nuestra independencia.
Traigo, luego, fragmentos de Belgrano, Güemes, Saavedra y Artigas que destilan antihispanismo lascasiano. Para aquellos que no entiendan: estoy hablando de nuestros mejores hombres, aquellos que se destacaron en nuestro territorio por rectitud de miras y rechazo por las novedades del liberalismo.
Y pongo a vuestra disposición, por último, fragmentos de San Martín y nuevamente Belgrano que testimonian la educación liberal de nuestros próceres.
“Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia, que regla nuestros votos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”.
Acta de Independencia, Congreso de Tucumán. Fuente: El Redactor del Congreso Nacional, Nº 6, pág. 4, 23 de septiembre de 1816. Cit. en: Emilio Ravignani, Asambleas Constituyentes Argentinas, Tomo I, Buenos Aires, 1937, págs. 216-217.
“Desde que los españoles se apoderaron de estos países, prefirieron el sistema de asegurar su dominación, exterminando, destruyendo y degradando. Los planes de esta devastación se pusieron luego en planta, y se han continuado sin intermisión por espacio de trescientos años. Ellos empezaron por asesinar a los Monarcas del Perú, y después hicieron lo mismo con los demás Régulos y Primados que encontraron. Los habitantes del país, queriendo contener tan feroces irrupciones, entre la gran desventaja de sus armas, fueron víctimas del fuego y del fierro, y dejaron sus poblaciones a las llamas, que fueron aplicadas sin piedad ni distinción por todas partes”.
P. Pedro Ignacio Castro Barros en representación del Congreso General Constituyente, Manifiesto a las Naciones de las Provincias Unidas del Río de la Plata sobre el Tratamiento y Crueldades que han sufrido de los españoles y motivado la declaración de su independencia. Octubre 5 de 1817. Fuente: https://scholarship.rice.edu/jsp/xml/1911/9238/1/aa00017.tei.html
“…os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre vosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud”.
Manuel Belgrano en Proclama al Pueblo Jujeño del 29 de julio de 1812. Fuente: Joaquín Carrillo, Jujuy. Apuntes de su historia civil, Jujuy, Universidad de Jujuy, 1989, págs. 142-149.
“La destitución del virrey y creación consiguiente de un nuevo gobierno americano, fue a todas luces el golpe que derribó el dominio que los reyes de España habían ejercido en cerca de 300 años en esta parte del mundo, por el injusto derecho de conquista y sin justicia, no se puede negar esta gloria a los que por libertarla del pesado yugo que la oprimía, hicimos un formal abandono de nuestras vidas…”
Cornelio Saavedra en su Memoria Autógrafa. Buenos Aires, Nuevo Extremo, 2009. Pág. 67.
“Vengan enhorabuena esos imaginarios regimientos de Extremadura, Gerona, Cantabria, Húsares y Dragones y vengan también cuantos monstruos abortó la España con su rey Fernando a la cabeza; a nada temo, porque he jurado defender la Independencia de América, y sellarla con mi sangre. Todos estamos dispuestos a morir primero, que sufrir por segunda vez una dominación odiosa, tiránica y execrable”.
Martín Miguel de Güemes al Gral. Pedro Antonio Olañeta, 1816. Fuente: Güemes, Luis: Güemes Documentado, Tomo VI, Carta 108 – De Güemes a Pedro Antonio Olañeta. págs. 133-134.
“Es preciso borrar esos excesos de despotismo. Todo hombre es igual en presencia de la ley. Sus virtudes o delitos los hacen amigables u odiosos. Olvidemos esa maldita costumbre de que los engrandecimientos nacen de la cuna (…) [los indios] tienen el principal derecho y sería una degradación vergonzosa para nosotros, mantenerlos en aquella exclusión vergonzosa que hasta hoy han padecido por ser indianos...”.
José Gervasio de Artigas en carta al gobernador de Corrientes, José de Silva, en mayo de 1815. Fuente: Enrique Méndez Vives, Artigas y la Patria Grande, Ediciones Tauro, 1968.
“Los días de estreno de los establecimientos de ilustración son tan luctuosos para los tiranos como plausibles a los amantes de la libertad. Ellos establecen en el mundo literario las épocas de los progresos del espíritu, a los que se debe en la mayor parte la conservación de los derechos de los pueblos. La Biblioteca Nacional es una de las obras emprendidas que prometen más ventajas a la causa americana. Todo hombre que desee saber, puede instruirse gratuitamente en cuanto ramo y materia le convenga”.
Don José de San Martín ante la inauguración de la Biblioteca Nacional de Lima, 14 de septiembre de 1822. Fuente: Biblioteca de Mayo, Tomo XVII, segunda parte, Buenos Aires, Senado de la Nación, 1963.
“Como en la época de 1789 me hallaba en España y la revolución de Francia hiciese también la variación de ideas y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre fuere donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aún las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o indirectamente”.
Manuel Belgrano en su Autobiografía. Fuente: Mario Belgrano, Historia de Belgrano, Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, 1996, pág. 22.
Entiéndase: mi intención no es justificar los mitos liberales. Tampoco cabe afirmar que la independencia se debió SOLAMENTE a la leyenda negra lascasiana instalada entre nuestros próceres. Pero no podemos dejar de negar que esa influencia existió y que nuestros mejores hombres no las tuvieron todas limpias. Sería negar la historia.
Saludos.
La derecha liberal no se muestra antiespañola pero es afrancesada o angófila, lo que es decir antiespañola de guante blanco. Queda mejor.
No olvides que si no fuese por la derecha que les da prensa, tribunas, fondos, cargos y cobertura jurídica, la izquierda no existiría.
Por ejemplo, los millones y millones de fotos del Che Guevara que han sido desparramados por el mundo en los últimos lustros (posters, indumentaria, y lo que imagines) ¿no los ha financiado acaso la derecha liberal?
¿No están ambas, derechas e izquierdas, prolijamente coordinadas por las mismas logias?
La imagen antiliberal del comunismo y la imagen anticomunista del liberalismo clásico se han vendido -con gran suceso, reconozco- para echar una espesa cortina de humo sobre el contubernio liberal entre izquierdas y derechas que, a poco que lo analices, aparece clarísimo.
Si se pelean, es por la torta. Pero una vez en el poder, van a lo mismo. Cambia el estilo, pero van a lo mismo.
No puedo imaginar que alguien pudiera hacerse una foto frente a las murallas romanas de León y pusiera como pie de foto. "Frente a las Murallas Romanas de la Avenida del Cubo: Los Romanos nos quitaron el oro en las médulas y a cambio levantaron algunos monumentos".
Tampoco puedo imaginar una fotgrafía frente a un edificio de Bonn (Alemania), Pongamos por caso, el "Langer Eugen", y pusiera coo pie de foto "Frente al Langer Eugen. Los aliados violaron a unas 180.000 alemanas y a cambio nos trajeron la Democracia". Pero parece ser que algunas cosas se pueden decir sin que suenen ridículas, eso si, si hacemos declaraciones similares, entonces suenan mal.
Creo entender que ya no tienes más que decir sobre la cuestión.
Te diré que también en mi patria se odian a muerte, y para ejemplo lo que pasó con la Dictadura Militar y ahora con la zurda Cristina. Ellos, zurdos y diestros, odian por instinto todo lo que se interpone en sus planes. Otra cosa que también los iguala, y que muestra de su fondo común.
Pero si hay algo que los obsesiona y los emparda de manera superlativa, es su deseo de involucrar a la Iglesia - para ambos La Infame- en sus propios objetivos liberales.
Lo cual no es de extañar, porque bien dicen que el supremo placer de Satanás es conseguir que sus víctimas les supliquen que los pervierta.
En España la Derecha liberal le lleva grandes ventajas a la Izquierda en esta cuestión. En Argentina en cambio, y en casi toda Hispanoamérica, es la Izquierda la que se ha ganado a la mayoría de los obispos. ¿Alguna diferencia? Ninguna. A la Masonería le da lo mismo que entres por la izquierda o por la derecha en sus planes.
Encíclicas del XIX y del XX denuncian claramente que tanto el Liberalismo clásico como su versión avanzada, el Comunismo, son herejías gravísimas. Pero en la práctica, la Santa Sede ha nombrado y nombra obispos que simpatizan con esas ideas o con quienes las sostienen. He ahí una de las grandes causas de la crisis de la Iglesia actual, porque quien simpatiza con una herejía, está incapacitado para combatir otras herejías. Que es lo que pasa.
Es justamente lo contrario de lo que imaginas. Si bien simpaticé en mi juventud con el peronismo, salí espantado en cuanto lo conocí un poco más. Todos mis conocimientos sobre el Liberalismo los bebí de fuentes rabiosamente antiperonistas, en especial del dr. Antonio Caponnetto.
Para que tengas una idea de la "claridad conceptual" del General, ¿sabes con qué seudónimo firmaba sus escritos de incógnito? Firmaba como "Descartes", lo que da una pista de las influencias contrapuestas que tuvo en su formación.
No, él jamás vio clara la infiltración liberal. Ni sus seguidores tampoco.
Liberales e izquierdistas están cortados por la misma tijera y por el mismo sastre: el Imperio Británico, dueño de las Malvinas y en general de lo que sucede en el Atlántico Sur.
Respecto a tu apreciación: "De no haber existido la revolución francesa ¿los americanos hubieran permitido por mucho más tiempo esa situación de desventaja? Yo lo dudo. La independencia era inevitable, con o sin revolución francesa..."
¡¡¡Imposible!!!, lo que algunos llaman independencia americana sólo se explica por la revolución francesa y no otra causa.
La revolución francesa se explica por el odio del imperio británico a los Borbones, ¿y por qué? pues por la ayuda capital que le dieron a las colonias de América del Norte para obtener la independencia. Los británicos jamás lo perdonarán...y se la cobraron con la Revolución Francesa.....sorprendente es que lo franceses hoy celebren el 14 de julio....verdaderamente sorprendente.
Caída Francia en la vorágine de la revolución, de esas revoluciones jacobinas cuyo final son gobiernos dictatoriales (otro ejemplo: la Revolución Rusa), era cuestión de tiempo que la débil España se viera afectada, y así fue.
Luego, los aliados masónicos del imperio Británico en Hispanoamérica como ejemplo de traición hicieron ese espectáculo de guerras de "independencia" contra España para qué? para construir de manera perversa lo que los países Latinoamericanos son hasta la fecha….países pobres.
Así en un artículo que publicó en "La Ilustración Liberal" el 15 de diciembre de 2000 y que se titula "¿Cómo murió Toro Sentado?", podemos leer lo siguiente:
"Toro Sentado manifestó una clara oposición a ceder parte de sus tierras a los blancos y aún más a vivir en reservas pero a mediados de los años setenta aceptó llegar a un acuerdo que mantuviera en manos de los sioux al menos las denominadas Colinas negras, un territorio sagrado donde reposaban los restos de los antepasados. La paz iba a durar poco."
"En las Colinas negras se descubrió oro e inmediatamente afluyeron los buscadores de fortuna a hollar los sagrados lares de los indios. Por su parte, el gobierno norteamericano acabó optando por proteger a los recién llegados recurriendo al séptimo de caballería mandado por el famoso teniente coronel George Armstrong Custer. La tensión fue creciendo hasta que el 26 de junio de 1876, una expedición de castigo de Custer fue aniquilada hasta el último hombre en Little Big Horn."
Sin embargo, a pesar de lo escrito hace casi 15 años (todavía accesible en la red), uno no se imagina a don César realizándose una fotografía frente a un templo protestante situado, en Rapid City, en la zona de las "Black Hills" diciendo:·"Rapid City. Foto del templo evangélico tal. Los conquistadores norteamericanos se llevaron el oro, y dejaron algunos templos". Igual es que los norteamericanos, al haber abrazado la Reforma en su gran mayoría, obtuvieron indulgencia para incumplir sus tratados, si había oro, y los españoles no podían aplicar el derecho de conquista.
Confío en que el plan de Dios incluya gestar una síntesis que aune lo mejor de ambas etapas en un nuevo hombre libre pero piadoso en su libertad, con firmes convicciones cristianas sobre el bien y el mal.
La justificación de la pobreza y miseria es siempre utilizada por los agitadores de las masas, siempre, incluso así no hubieran pobres o los hubieran muy pocos.
La Revolución Francesa ocurrió no por esas razones, sino por la formas de guerra irregular que muy bien saben los estrategas militares existe.
La Revolución Francesa fue una guerra entre Inglaterra y Francia y no una expresión de libertad y justicia.
Durante los primeros tres cuartos del siglo XVIII Francia era la potencia continental en Europa, y para el Imperio Británico eso era inaceptable, pues para alcanzar su dominio global, tenían que sacar del escenario a su rival, Francia.
El mundo sería otro, y mejor, si no se hubiera producido la Revolución Francesa, pero finalmente la estrategia británica de acabar desde dentro contra Francia tuvo éxito.
A los ingleses, a través de sus agentes académicos y formadores de opinión pública, les bastó convencer a un pequeño conjunto de falsos intelectuales en Francia para producir esa barbaridad llamada Ilustración. El esfuerzo francés de ayudar a las colonias americanas a independizarse de Inglaterra tuvo su costo.
La diplomacia británica se encargó de contratacar desde dentro a Francia, con ello llegaron Voltaire, Rousseau, Montesquieu, para finalmente producir esa masa de bárbaros revolucionarios que junto con algunos cuantos traidores se trajeron a bajo al principal enemigo de sus mentores los ingleses.
Así las cosas, los pobres indios en Hispanoamérica, ignorantes de lo que sucedía en Europa, fueron fácilmente convencidos por un pequeño grupo de traidores, varios de ellos masones, para actuar en contra de la Corona Española.
¿Para qué?, para que ese pequeño grupo, junto con sus aliados británicos, se quedaran con los territorios coloniales, formando países donde no los había, como Bolivia, y dejando casi de manera perpetua a la población indígena en la pobreza...hasta hoy.
Te parece una fantasía lo que digo?, si vives en Latinoamérica, y viajaras por las afueras de sus capitales, verás que las condiciones de vida allí no han cambiado … en siglos.
No seamos ilusos.
El historiador César Vidal, que trabajó para una emisora católica, ha prometido una nueva serie de artículos, que publicará a partir del próximo lunesen su página Facebook, en la que pretende mostrar (Cito textualmente): "En cuanto a la acción de la iglesia católica con la cultura y la creencia de los indígenas hace pensar que los Taliban o ISIS son un grupo de boy-scouts en comparación. Por supuesto, la iglesia católica legitimó el expolio y la explotación de una manera bochornosa. Por supuesto, cambió de bando cuando le pareció conveniente aunque siempre para conservar privilegios".
Por cierto, espero que don César, que escribió cosas muy contrarias a las que está escribiendo ahora, y que en su día, ayudó a divulgar conocimientos situados en los antípodas de los que está mostrando ahora, nos explicará cómo gran parte de los indios se situaron en favor de los realistas y en contra de los partidarios de la Emancipación de España. No niego que pudiera haber indios que engañados o convencidos, actuasen contra la corona, tal y como dice el anterior comentarista. Pero parece ser que de existir, el indígena que quiso emanciparse era bastante minoritario.
Supongo que también nos explicará como muchas tribus indias sucumbieron ante el avance propiciado, tras la independencia, por gobiernos de clara orientación masónica, cuando en toda la dominación española, dichas tribus habían vivido en paz con la Corona.
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