Fray Bartolomé de las Casas y sus contemporáneos
Cuando los mariólogos se ponen a estudiar a la Virgen María terminan siempre con esta frase: de Maria numquam satis… (“sobre María nunca es suficiente”); lo mismo habría que decir del fraile dominico Bartolomé de las Casas.
Amado por unos y denostado por otros, parece que nunca se llegase a una conclusión por los ríos de tinta que se han publicado.
¿Loco? ¿exagerado? ¿defensor de los “derechos humanos” antes de tiempo? ¿evangelizador? ¿propagandista? ¿encomendero primero y anti-encomendero después? ¿esclavista o defensor de los esclavos?
- ¿Quién sabe…? –como responden a veces los mexicanos con hermosa tonada.
Como bien indican los padres León Lopetegui, S. J. y Félix Zubillaga, S. J., hasta el presente no hay una historia de Las Casas que sea completamente aceptada por todos; su personalidad y el sujeto histórico en sí, es tan polémico y complejo que siempre dividirá las aguas y, habiendo litis pendiente, difícilmente se llegue a una historia objetiva, totalmente objetiva digo, con sabor a cosa juzgada. Y esto simplemente porque los hechos que el historiador rescata son regidos por su voluntad, que puede estar –y muchas veces lo está– torcida.
Pero si concebimos la historia como la narración de los hechos trascendentes del pasado, tendremos que ver no sólo aquellos nobles arquetipos que marcaron una época sino todos los arquetipos, incluso aquellos que son “piedra de toque”. Como el de Las Casas. Querer llegar a una certeza es obvio pero el reclamar para la historia el mismo grado de certeza que las matemáticas o la metafísica es desenfocar la cuestión; y esto porque simplemente la historia depende de la moral, por lo que la certeza a la que se llegue será meramente moral, probable, imperfecta. No por nada Aristóteles la tenía por debajo de la Poética.
En el caso de Las Casas (valga la cacofonía) se podrán decir varias cosas. Nosotros y las hemos dicho.
Que exageró, o que no vio bien; que veía múltiples ríos donde nunca existieron; que multiplicaba los abusos y por ende las calumnias sobre los españoles, etc. Es decir, macaneaba, c’est à dire, agrandaba las cosas.
También se ha objetado que debió haber sido un gran evangelizador pues los lugares donde estuvo hoy son católicos.
- “¡Pero hombre!- dirá alguno- mire nomás Las Verapaces (Guatemala) donde estuvo Fray Bartolomé y verá que son casi todos católicos”.
A lo que se podría responder:
- “Sí, como es católica hoy la Patagonia, pero no porque fue evangelizada por los primeros jesuitas en el siglo XVI sino por los salesianos en el XIX…
Es cierto que Fray Bartolomé estuvo en ese vergel natural y también es cierto que hoy la mayoría de aquéllos son cristianos, pero ojo, no caigamos en la famosa falacia post hoc, propter hoc (muy común en el ámbito histórico): porque algo esté después de esto, aquéllo no necesariamente es su causa. El lunes está antes que el martes, pero no es causa del martes.
Las Casas llegó, efectivamente a Tezulutlán (La Verapaz) con los primeros dominicos en 1536 pero sólo estuvo allí tres años… pues ya en 1540 lo encontraremos (¡nuevamente!) en España para discutir con Carlos V lo que serán Las Leyes Nuevas. Luego volverá a América como obispo a Chiapas. Al parecer, quienes sí se dedicaron a la evangelización de esa zona serán los hermanos en religión del fraile dominico, especialmente Fray Luis Cáncer de Barbastro y Fray Pedro de Ángulo, quienes sí estudiaron la lengua de los aborígenes y permanecieron en aquella zona…
- “¡Pero no, hombre! ¡Las Casas evangelizaba con sus escritos, con sus denuncias!”.
Y está bien, es un modo de evangelizar completamente lícito; pero la cosa cambia. Entonces habrá que ver si su “evangelización” surtió efecto y si fue conforme a la verdad y la justicia; y en esto es, principalmente, en lo que no se ponen de acuerdo los autores contemporáneos.
Si ir más lejos, el mismo William H. Prescott (nada favorable a España) notó algo asombroso al hablar de Las Casas; al estudiar el caso de la campaña de Hernán Cortés en Cholula, por ejemplo, verificó entonces que ninguno de los testigos presenciales de los hechos (Bernal Díaz del Castillo, Andrés Tapia, etcétera), ni de los cronistas inmediatos (padre Francisco Clavijero, etcétera), confirmaban los relatos sangrientos de Las Casas, de lo que concluyó que el obispo: “Estaba siempre propenso a creer crédulamente todo lo que hacía a su propósito y a recargar sus cuadros con tantas escenas de sangre y exterminio, que de puro extravagantes y exageradas sus noticias, traen su refutación consigo mismas”.
Con los otros 369 escritos de Las Casas, recopilados por Pérez Fernández, sucede lo mismo. Prácticamente, apunta Lewis Hanke “ningún lascasiano parece aprobar en su totalidad las interpretaciones de sus colegas”. Lo atribuye al hecho de que “seamos individuos singularmente beligerantes y a quienes nos gusta la controversia por sí misma” y recomienda definir actitudes ante Freud, dados los autoengaños[1].
Disputas que se generan en su fuente última. Tal, por caso, la entablada entre Luciano Pereña Vicente y fray Manuel María Martínez a propósito de la autoría del tratadoDe regia potestate. Este libro de Las Casas recogía a su vez dos de sus obras anteriores: Principia quaedam ex quibus procedendum est in disputatione ad manifestandumy los Tesoros del Perú y fue publicado en Frankfurt en 1571. Pereña sostuvo que el libro era un entero plagio del tratado político de Lucas de Penna In tres posterioris libros codicis iustiniani, autor al que cita al pasar. Fray Manuel María Martínez dice que Las Casas no pudo conocer esa obra y por lo tanto, no pudo copiarla. Habrá sido casualidad, telepatía o clarividencia que lo llevó a repetir literalmente las páginas del otro…
¿Plagiario? Nunca se sabrá.
Pero frenemos acá…; seguimos escribiendo desde el presente y esto no es lo que buscamos pues, como dice Belloc, “no es historiador el hombre que no sabe responder desde el pasado”.
¿Cómo sería si intentásemos ver a Las Casas de costado, es decir, visto por sus contemporáneos? ¿qué habrán dicho? Pues bien, pasemos a ellos entonces para que después, cada uno, saque sus propias conclusiones[2].
1. Pánfilo de Narváez y Antonio Velázquez, procuradores de Cuba, 1516: “Este clérigo es una persona liviana, de poca autoridad y crédito. Habla de lo que no sabe ni vio. Que piensa conseguir prelacía y mandato por la murmuración en que se pone”[3].
2. Fray Bernardino de Manzanedo, de los padres Jerónimos, refrendado por fray Luis de Figueroa, al Juez de Residencia, 1518: “Que Las Casas no se traslade a España porque es una candela que todo lo encenderá”[4].
3. Rodrigo de Contreras, gobernador de Nicaragua, 1536: “El dicho fray Bartolomé de las Casas es hombre muy desasosegado y perjudicial y que todos los más sermones que predica son después de haber habido algún enojo o pasión, para manifestarlo en el púlpito, muy fuera de la doctrina evangélica y en escándalo y alteración de los oyentes”[5].
4. Memorial de los vecinos de Guatemala al Rey, 10 de septiembre de 1543: “Engáñase el Padre religioso Las Casas, Dios se lo perdone. Un fraile no letrado, no santo, vanaglorioso, apasionado, inquieto y no falto de envidia”[6]. Téngase en cuenta el carácter “democrático” y “popular” de este dicho de los vecinos guatemaltecos.
5. Alonso de Maldonado, presidente de la Audiencia de los Confines de Guatemala, 22 de octubre 1545: “Sois un bellaco, mal hombre, mal fraile, mal obispo, desvergonzado y mereceríais ser castigado”. Escribió al emperador CarlosV diciendo que “mucho mejor sería que Las Casas estuviese encerrado en un monasterio y no como obispo en las Indias”[7].
6. Francisco Marroquín, obispo de Guatemala al rey Carlos V, 17 de agosto de 1545: “Yo sé que él ha de escribir invenciones e imaginaciones, que ni él las entiende ni entenderá… porque todo su edificio y fundamento va fabricado sobre hipocresía y avaricia y así lo mostró luego que le fue dada la mitra: rebozó su vanagloria como si nunca hubiera sido fraile y como si los negocios que ha traído entre las manos no pidieran más humildad y santidad para confirmar el celo que había mostrado”[8].
7. Licenciado Juan Rogel, oidor de la Audiencia de los Confines de Guatemala, marzo 1546: “…una de las razones que las han hecho aborrecidas (las leyes nuevas, de 1542) es ver la mano de Vuestra Señoría (Las Casas) puesta en ellas… como los conquistadores tienen a Vuestra Señoría por tan apasionado contra ellos, entienden que lo que procura por los naturales, no es tanto por el amor de los indios, cuanto por el aborrecimiento de los españoles”[9].
8. A Fray Toribio de Benavente o Motolinía lo veremos con más detenimiento por el lugar que le tocó en la historia de Las Casas. El fraile franciscano, escribía al rey Carlos V, el 2 de enero de 1555, de donde extractamos las partes:
“No tiene razón el de Las Casas de decir lo que dice y escribe e imprime y más adelante, porque será menester, yo diré hasta dónde llegan y en qué paran sus celos y sus obras, si acá ayudó a los indios o los fatigó…”. “Por cierto que para con unos poquillos cánones que el de Las Casas oyó, él se atreve a mucho y muy grande parece su desorden y muy poca su humildad y piensa que todos yerran y que él solo acierta…”. “Yo me maravillo de ver cómo Vuestra Majestad y los de vuestros Consejos han podido sufrir tanto tiempo a un hombre tan pesado, inquieto e importunador y bullicioso y pleitista en hábito de religión tan desasosegado, tan malcriado y tan injuriador y perjudicial y tan sin reposo. Yo conozco al de Las Casas hace quince años. Antes de venir a esta tierra, él iba a ir a la tierra del Perú. No pudo pasar allá, estuvo en Nicaragua y no se sosegó allí mucho tiempo. De allí vino a Guatemala, y menos paró allí. Después estuvo en la nación de Guaxaca y tan poco reposo tuvo allí como en las otras partes. Y después que aportó a México, estuvo en el monasterio de Santo Domingo y en él luego se hartó y tornó a vagar y andar en sus bullicios y desasosiegos; siempre escribiendo procesos y vidas ajenas, buscando los males y delitos que por toda esta tierra habían cometido los españoles, para agraviar y encarecer los males y pecados que han acontecido…”. “El acá apenas tuvo cosa de religión… porque todos sus negocios han sido con algunos desasosegados, para que le digan cosas que escriba conforme a su apasionado espíritu contra los españoles, mostrándonos que ama mucho a los indios y que él solo los quiere defender y favorecer más que nadie. En lo cual acá muy poco tiempo se ocupó, si no fue cargándolos y fatigándolos. Vino (así) el de Las Casas, siendo fraile simple y aportó a la ciudad de Tlaxcala, traía tras de sí cargados 27 o 37 indios, que acá llaman tamenses… Yo entonces le dije al de Las Casas: ¿cómo, padre, todos vuestros celos y amor, que decís que tenéis a los indios, se acaba en traerlos cargados y andar escribiendo vidas de españoles y fatigando a los indios, que sólo vuestra caridad traéis cargados más indios que treinta frailes? Y pues un indio no bautizáis ni doctrináis; bien sería que pagaséis a cuantos traéis cargados y fatigados…”. “Cuando vino Obispo de Chiapas… le prestaron dineros para pagar deudas que de España traía y a los muy pocos días los excomulgó…”. “Después el de Las Casas tornó a sus desasosiegos y vino a México y pidió licencia al virrey para volver a España y aunque no se la dio, no dejó de ir allá sin ella, dejando acá muy desamparadas y muy sin remedio las ovejas y almas a él encomendadas, así españoles como indios…”. “No tuvo sosiego en esta Nueva España, ni aprendió lengua de indios ni se humilló ni se aplicó a enseñarles. Su oficio fue escribir procesos… y ciertamente este oficio solo no lo llevará al cielo. Y lo que así escribe, no es todo cierto ni averiguado…”. “Después que el de Las Casas allí (en Chiapas) entró por obispo, quedó destruida en lo temporal y en lo espiritual, que todo lo enconó y ruego a Dios que no se diga de él que dejó las almas en las manos de los lobos y huyó… la tal renuncia más se llama apostasía… no sabemos si delante de Dios estará muy seguro el tal obispo…”. Vuestra Majestad le debía mandar encerrar en un monasterio, para que no sea causa de mayores males. “Quisiera yo ver al de Las Casas quince o veinte años perseverar en confesar cada día a diez o doce indios enfermos, llagados y otros tantos sanos, viejos que nunca se confesaron y entender en otras muchas cosas espirituales tocantes a los indios. Y lo bueno es que allá a Vuestra Majestad y a los demás de sus Consejos, para mostrarse muy celoso, él dice: fulano no es amigo de los indios, es amigo de los españoles, no le déis crédito. Ruego a Dios que acierte él a ser amigo de Dios y de su propia alma…”.
“El acá apenas tuvo cosa de religión… Y pues un indio no bautizáis ni doctrináis… Quisiera yo ver al de Las Casas quince o veinte años perseverar en confesar cada día a diez o doce indios enfermos, llagados y otros tantos sanos…”.
No estaba, entonces, muy contento el fraile Motolinía en el modo de hacer apostolado de Las Casas; es cierto que los dominicos son frailes que se dedican al estudio, la predicación y la oración, pero en aquellas tierras se necesitaban misioneros y no frailes que, con la mejor buena intención, exagerasen sin ser pastores con olor a oveja, como andan diciendo por ahí.
Pero sigamos con su relación:
“Y Dios perdone al de Las Casas, que tan gravísima deshonra y disfama y tan terrible injuria y afrenta a una y muchas comunidades y a una nación española y a sus príncipes y consejeros con todos los que en nombre de Vuestra Majestad administran justicia en estos reinos… Sabido es qué pecado comete el que deshonra y difama a uno y más el que difama a muchos y mucho más el que difama a una república y nación. Si el de Las Casas llamase a los españoles y moradores de esta Nueva España tiranos y ladrones y robadores y homicidas y crueles salteadores cien veces, pasaría; pero llámalos cien veces ciento…”.
“¿Dónde se halló condenar a muchos buenos por algunos pocos malos?”.
“Y sepa Vuestra Majestad por cierto que los indios de esta Nueva España están bien tratados y tienen menos cargas y tributos que los labradores de la vieja España, cada uno en su manera…”.
“De diez años a esta parte falta mucha gente de estos naturales; y esto no lo ha causado malos tratamientos, porque hace muchos años que los indios son bien tratados, mirados y defendidos, mas lo han causado muy grandes enfermedades y pestilencias que en esta Nueva España ha habido… si las causan los grandes pecados e idolatrías que en esta tierra había, no lo sé”.
“Bien parece que supo Las Casas poco de los ritos y costumbres de los indios de esta Nueva España… también parece que sabe poco de lo que pasaba en las guerras de estos naturales; porque ningún esclavo se hacía en ellas, ni rescataban ninguno de los que en las guerras prendían, mas todos los guardaban para sacrificarlos… por lo cual las guerras eran muy continuas. Porque para cumplir con sus crueles dioses y para solemnizar sus fiestas y honrar sus templos, andaban por muchas partes haciendo guerra y salteando hombres, para sacrificar a los demonios y ofrecerles corazones y sangre humana; por lo cual padecían muchos inocentes”. “2 de enero 1555 años. Humilde siervo y mínimo capellán de Vuestra Majestad Motolinía, fray Toribio’“[10].
9. Bernal Díaz del Castillo, 1568: “Lo que dice el obispo fray Bartolomé de las Casas, aquello y otras cosas que nunca pasaron”[11].
10. Domingo de Soto, O. P, 1552: “El señor obispo Las Casas, si yo no me engaño, se engaña”[12].
11. Juan Ginés de Sepúlveda, 1551: “Me sería muy enojoso traer ahora a colación todos los chismes, artificios y maquinaciones de que se ha servido este astuto y hábil charlatán (Las Casas) para quitarme la razón y obscurecer la verdad, dejando pequeñito en astucia al célebre Ulises. Para ello, como digo, se ha valido de toda clase de artimañas y se ha rodeado de un grupo de amigos dispuestos a corearle… Más astuto que un zorro y más dañino que un escorpión… se dedica a contar a los príncipes toda clase de chismes y embustes?”… “Si me apuras un poco te diré que es uno solo el que tal calumnia ha lanzado; ahora bien, uno solo que por su doblez, charlatanería y orgullo vale por muchos (fray Bartolomé de las Casas)”[13].
* * *
A menudo suele acusarse a quien hace historia de ver los hechos pretéritos con la mirada actual. Si esa mirada es circunstancial, entonces comete un exceso; si esa mirada hace al fondo de la cuestión, lo blanco es blanco y lo negro es negro, aquí y ahora o en Egipto hace 2000 años.
Las Casas sigue abriendo polémicas por su modus operandi y sus exageraciones, macaneos y extrañísimo modo de “evangelizar”. Quizás por eso el proceso de beatificación (a pesar de la enorme propaganda que los progres le han hecho) aún no prospera.
Que no te la cuenten
R.P. Dr. Javier Olivera Ravasi, IVE
[1] Lopetegui, León, S. I. y Zubillaga, Félix, S. I., Historia de la Iglesia en la América española, México, América Central, Antillas, Madrid, bac, 1965, p 107; Prescott, William H., Historia de la conquista de México, México, ed i. Cumplido, 1844, p 371; Giménez Fernández, Manuel, Bartolomé de las Casas, Vol I: Delegado de Cisneros para la reformación de las Indias, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1953, p XI; juicio compartido por: Pardo Tovar, Andrés, “A manera de prólogo”, a: Hanke, Lewis, Bartolomé de las Casas. Letrado y propagandista, Bogotá, Ediciones Tercer Mundo, 1965, p 13; Carro, Venancio Diego, O. R, Los postulados teológico-jurídicos de Bartolomé de las Casas. Sus aciertos, sus olvidos y sus fallos, ante los maestros Francisco de Vitoria y Domingo de Soto: Estudios Lascasianos. IV Centenario de la muerte de fray Bartolomé de las Casas (1566-1966), Sevilla, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1966, p. 205 nota, 102, 227, 237 nota 152.
[2]Nos servimos aquí del jugosísimo libro de nuestro maestro, Díaz Araujo, Enrique, Las Casas visto de costado, Folia universitaria, 2002, pp. 319.
[3]Colección de documentos inéditos, relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas posesiones españolas de América y Oceanía (primera serie), Madrid, 1864-1884,t VII, p 12. En todos los casos, hemos actualizado la grafía para hacerla inteligible al lector contemporáneo.
[4] Las Casas, Bartolomé de, Historia de las Indias, III, 95, t IV, p 346. Confrontar con Sigüenza, fray Joseph de, Historia de la Orden de San Jerónimo, parte tercera, Madrid, 1605.
[5] Informaciones hechas en la ciudad de León, de Nicaragua, a pedimento del señor gobernador de aquella provincia, don Rodrigo Contreras, contra fray Bartolomé de las Casas, sobre ciertas palabras dichas con escándalo en el pulpito y otras cosas, en: CDIR América y Oceania, tvii, p 116-146(CDIR es abreviatura de: Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y colonización de las posesiones españolas).
[6] García Peláez, Francisco de P., Memorias para la historia del antiguo reino de Guatemala, 1851 -1852,11, c 14; Fabié y Escudero, Antonio María. Vida y escritos de Fr. Bartolomé de las Casas. Obispo de Chiapas. Madrid: Miguel Ginesta, 1879, t. II, 125.
[7] Remesal, Antonio de, O. P, Historia de la Provincia de S. Vicente de Chiapas y Guatemala de la Orden de nuestro glorioso Padre Santo Domingo, Madrid, 1619, VIII, 5, 3. Hay una edición guatemalteca en 2 v, de 1932. Adoptamos una grafía uniforme, nombrando a la localidad con su denominación actual y no Chiapa o Chyapa
[8] Fabié, Antonio María, op. cit., 149-150.
[9] Remesal, Antonio de, O. P., op. cit., VII, 13, 5 a 7.
[10] Colección de documentos inéditos, etcétera, cit., t VII, p 261-267; reproducida en: Motolinía, Historia de los indios de la Nueva España, Barcelona, 1914, p 260-274. También: Motolinía, Toribio de, Carta al emperador. J. Gili, Refutación a Las Casas sobre la colonización española, México, Jus, 1949. En la carta de Motolinía, además de modernizar la grafía, hemos adaptado alguna sintaxis especialmente obscura y la hemos dividido por parágrafos conceptuales.
[11] Díaz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Madrid, Biblioteca de Autores Españoles, 1853, XXVI, p 129.
[12]Soto, Domingo de, O. R, Disputa entre el obispo Las Casas y el doctor Ginés de Sepúlveda, Sevilla, 1552; reimpreso por la Biblioteca de Autores Españoles, ex, 1958, p 305 a y b. Como es sabido, tanto Soto como Carranza y Melchor Cano, en la Junta de Valladolid estuvieron a favor de Las Casas. Pero, la perorata de su verborrea y logorrea los hartó. “Esta catarata verbal, dice Lewis Hanke, continuó cinco días, hasta que la lectura terminó o hasta que los miembros de la Junta, tal y como Sepúlveda sugirió, ya no pudieron resistir más”: “La humanidad es una, etcétera”, cit., p 94. Lo cual tal vez explique el parrafito de Soto, en su Síntesis.
[13]Epistolario de Juan Ginés de Sepúlveda (selección). Primera traducción castellana del texto original latino, introducción, notas e índices por Ángel Losada, Madrid, e Cultura Hispánica, 1966, p. 156, 157, 212, 213, 215, 240, 241, 242, 243. Hay varios textos más, coincidentes con los transcritos.
48 comentarios
En la vida de Bartolomé de Las Casas no hay nada de esto. El Buen Pastor es el que da su vida por sus ovejas, pero Bartolomé de Las Casas pensó muy poco en ellas como no fuera en abstracto. Es como si yo en vez de cuidar a mi madre hubiese escrito un libro sobre "Cuidados especiales para las personas de la tercera edad". ¿Acaso eso estaría mal? Por supuesto que no pero de poco le habría servido a ella. La caridad es práctica no teoría, no se puede amar más que con los hechos no con las palabras. Y Fray Bartolomé habló y escribió mucho pero hizo muy poco, lo que es totalmente contrario al espíritu del misionero que se define por su acción, igual que los contemplativos se definen por la oración.
La calidad de los comentarios de los contemporáneos se explica muy fácilmente por un detalle: eran personas que tenían mucho que perder
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Manteniendo sus convicciones y conociendo los abusos de los encomenderos, (Fray Bartolomé) dispuso que ningún eclesiástico podía absolverlos en confesión, salvo que el penitente dejase en libertad a los esclavos que tuviere. De esta forma, rápida y progresivamente fue ganando odiosidades entre los conquistadores para quienes la encomienda constituía la base de su sistema económico (León-Portilla, 2004, p. 27)
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¿Qué técnica usaría alguien que quisiera desprestigiar a Las Casas y defender los abusos de los españoles?
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La tesis de Ginés de Sepúlveda planteaba cuatro razones para legitimar el modo de proceder de los colonizadores de la época:
1. La incapacidad de los indios para regirse suficientemente a sí mismos, esclavos por naturaleza debido a un comportamiento desprovisto de la razón aristotélica.
2. Los crímenes contra la naturaleza que cometían los indios (antropofagia y sacrificios humanos, entre otros).
3. La obligación de salvar a los desdichados que así perecían.
4. La predicación y propagación de la fe que se había de hacer a la fuerza si los naturales no la admiten por las buenas.
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Supongo que es casualidad, pero tenemos aquí un articulo muy reciente sobre la ignorancia de los americanos titulado "Tengo miedo a las estatuas". Otro sobre las barbaridades que hacían los indios titulado "En qué creían los indios...".
No es nada raro que haya varios artículos dedicados a desprestigiar a Fray Bartolomé de las Casas: La misma estructura, quinientos años después.
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¿Hay intención o simple ignorancia en omitir el proceso por el cual se logró la conquista pacífica de Las Verapaces?
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A esa provincia y gente se ofreció a ir el padre fray Bartolomé de las Casas y hacer que voluntariamente se hiciesen vasallos del Rey de Castilla
(...)
"Buscó el padre fray Bartolomé de las Casas cuatro indios mercaderes de la provincia de Guatemala, (...) enseñaron los padres a estos cuatro indios que eran cristianos, las coplas o versos que habían compuesto,
(luego los enviaron con el cacique de las Verapaces y)
causó tanta admiración al cacique y a los principales del lugar, con toda la demás gente que los había oído, que como a San Pablo y a San Bernabé en el Areópago de Athenas, les dieron nombre de embajadores de nuevos dioses. Porque a Cristo Señor Nuestro, que ellos le nombraban por tal, nunca jamás le habían oído." (Antonio de Remesal, Historia general de la Indias occidentales y particular de la gobernación de Chiapas y Guatemala, libro 3, capítulos 11-15)
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¿Y qué hay de la omisión de los testimonios de su primer biógrafo, su contemporáneo Fray Domingo de Betanzós, quien efectivamente sí vivió con él, lo acompañó y no solo tenía testimonios interesados de oídas?
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“Su oración era muy larga en las noches, y, donde quiera que iba, parecía ir siempre haciendo ejercicios con el espíritu. Recibía tres disciplinas cada noche a imitación de nuestro Padre [Santo Domingo]; sus palabras eran encendidas; nunca nadie, que de él fuese castigado y reprendido, parecía estar mal con él, sino recibir sus correcciones con paciencia, y asín, por el consiguiente, todas sus obras eran desta manera"
Colección de Documentos Inéditos relativos al descubrimiento, conquista y colonización de las posesiones españolas en América y Oceanía, pag 457
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Hay que tomar en cuenta que Betanzos empezó a escribir en 1513, mucho antes que hubieran intereses creados en uno y otro sentido. De hecho, Fray Domingo misericordiosamente falleció antes que Fray Bartolomé fuera vilipendiado por los encomenderos y cuatro siglos antes que se abriera su causa de beatificación, así que poco tenía que ganar o perder al hacer una semblanza falsa de su compañero.
¿Se puede decir lo mismo de los que le atacaban? ¿Son creíbles esos testimonios? ¿Se pueden evidenciar en EVIDENCIAS REALES Y TANGIBLES o son nada más habladurías de gente chismosa, envidiosa e interesada?
Hablemos de misioneros en América, póngase una mano en el corazón y conteste: ¿a cuantos conoce? ¿a cuántos conoce la gente? ¿por qué cree que no les conocen a ellos y sí a Bartolomé de las Casas? Al pobre Fray Martín de Valencia-que era el encargado del grupo de los Doce Apóstoles Franciscanos- sólo lo conocemos cuatro y el cabo; a San Alonso Rodríguez menos y a San Francisco Solano los que vivan en Argentina o Perú, seguramente. Y aún menos gente conoce a Fray Vicente Sarria, muerto de inanición sobre el altar de su abandonada misión de Soledad (California) ¿Sabe lo que cuesta encontrar a estas personas? ¿sabe la de misioneros heroicos, como Magin Catalá, son desconocidos? No ocurre tal cosa con Fray Bartolomé de Las Casas. ¿Honradamente cree que era mejor que los demás para tanto aspaviento?
No se puede evangelizar a un muerto, y tal vez sin las denuncias de fray Bartolome no se habrían tomado medidas por parte de la Corona que fueron muy justas y necesarias para la protección de los nativos.
Así otros frailes tuvieron un rebaño que cuidar.
Gringo: tiene razón en la corrección que me hace.
Posiblemente yo también esté cayendo en lo que ud. menciona respecto de lo de la Cristiada. Seré más cuidadoso. Gracias
Quién dice que las Casa salvó a todos los indios?
La cosa es que cada cual hizo lo que pudo o lo que supo.
Dominicos hubo que se fueron a la selva a evangelizar y pagaron con su vida, otros denunciaron los abusos contra los indios cometidos por los encomenderos, otros se metieron a inquisidores y torturaban y condenaban a la hoguera a los indios o a los castellanos que en secreto seguían practicando el paganismo o el judaísmo, otros se quedaban en monasterios rezando por los que estaban afuera...
La evangelización se hizo de muchas formas, unas mejores otras peores, unas más efectivas que otras. No creo que las Casas fuera de los peores.
La patrona de los misioneros no es santa Teresita, una mujer que en su vida salió del convento?.
un cronista visual, testigo, no tiene que pedir permiso para nada: cuenta lo que ve, con la obsesión que quiera.
cualquier ataque a Bartolomé de las Casas viene de quienes saben que su cuento de hadas acerca de una feliz conquista es un verso de acá a la china.
¿Y entonces esto qué quiere decir?
Yo creo que Betanzos dijo la verdad y también que Motolonía dijo la verdad, porque es posible que Las Casas tuviera muchas facetas.
Ignacio: "Las Casas combatirá en el Cacicazgo de Higüey bajo las órdenes del capitán Diego Velázquez de Cuéllar, por tal motivo recibió una encomienda en la Villa de la Concepción de la Vega, la cual administró hasta 1506". Es decir, Las Casas fue un converso, un encomendero arrepentido, de ahí su particular vehemencia. Por eso tenía muchas facetas, las que vio Fray Andrés de Betanzos, que era de su misma orden, y las que vio Motolinía que, por lo visto no hacía las cosas al gusto del dominico. Yo creo que un crítico como fue Las Casas no se molestará porque le critiquen a él.
Es natural que su causa de beatificación no prospere, puesto que para ello sería menester demostrar que todos y cada uno de sus calificados impugnadores abrigaban intenciones aviesas.
Lo cierto es que la presencia del hombre europeo rompió la ecología del mundo indígena; es evidente, y también que los aborígenes americanos pagaron la ruptura. Tan sencillo como eso.
Todo lo demás es literatura tremendista, puesta en boga por escritores ingleses y franceses con miras a la purificación de sus propias y emporcadas conciencias, como dice Madariaga. O eso, o literatura lascasiana popularizada urbi et orbi por ellos mismos. Hoy los temas de la Leyenda Negra aún cuentan con adeptos en Inglaterra, Francia, Holanda y los Estados Unidos, aunque ninguna de esas naciones y pueblos tengan autoridad moral para enjuiciar la obra de España en América, pues han explotado la vida y el trabajo de los "pueblos inferiores" de 1700 a la fecha. Sólo con conciencia de eso, y una pizca de vergüenza siempre recomendable, tendrían suficiente para no patrocinar las versiones infamantes del nacimiento de Iberoamérica.
Lo cierto es que analizando lo que cada cual sostuvo, hoy en día todos (o casi todos) nos pondríamos de parte de fray Bartolomé.
Y creo que es muy injusto atacar a las Casas por el mal uso que otros han hecho de su obra, pues precisamente podemos presumir los españoles de que ningua otra potencia colonizadora se tomó la molestia de reflexionar, y llevar al plano filosófico, su actuación en las tierras conquistadas.
Y si hoy en día tenemos conceptos como derechos humanos, crímenes de guerra y derecho internacional, es gracias a la Escuela de Salamanca y a teólogos como fray Bartolomé.
Gracias a eso, el mundo no es una selva donde mande el más fuerte, y podemos condenar guerras de agresión y genocidios, y sabemos que teníamos razón cuando nos tocó a nosotros resistir a otros invasores, como las tropas napoleónicas.
Si ustedes piensan que no había nada en la naturaleza del indio que lo hiciera inferior al europeo, y por lo tanto no había nada en su naturaleza que justificara su sometimiento y servidumbre, si piensan que los españoles solo tenían autorización papal para evangelizar las nuevas tierras y no para hacer la guerra buscando riquezas, si opinan que no es justo convertir a la fuerza, si creen que la encomienda era un sistema abusivo, si les parece bien que la Corona tuviera el privilegio de autorizar las nuevas conquistas para evitar empresas privadas sin control, entonces uds. aunque no lo sepan o no quieran admitirlo, tienen un pensamiento lascasiano.
Ya me gustaría ver a los que hablan del "crisol de razas y culturas" apoyando a Sepúlveda en detrimento de fray Bartolomé.
Si las Casas no hubiera escrito, hubieran bastado las obras de Sepúlveda para construir otra leyenda negra, pero esta aún peor, pues no se fundamentaba en la simple brutalidad, sino que pretendía justificar la explotación del indio con argumentos "racionales".
Y si exageraba las Casas no menos lo hacían sus contemporáneos, que como Sepúlveda manipulaban todo lo que podían, pintando a todos los indios como caníbales y salvajes irremediables que necesitaban de la obra civilizadora de España.
Si criticamos a la colonización anglosajona, que se basaba en el racismo, y en ideas como el "destino manifiesto" y "la pesada carga del hombre blanco", que tenía el deber histórico de civilizar y cristianizar a los pueblos inferiores, debemos pues rechazar el pensamiento de Sepúlveda.
En un juicio (que es lo que se está haciendo) se ponen testimonios de ambos lados y se verifica la credibilidad de los testigos. Un testigo interesado tiene menos credibilidad que uno que no tiene nada que perder ni ganar. De hecho, de allí surge nuestra fe en los apóstoles. Si los apóstoles hubieran cobrado por sus servicios o hubieran ganado algo con eso, el cristianismo no existiría siquiera.
Sobre la exageración (si la hubiera) se debe exclusivamente a una falta de datos demográficos fidedignos. La obra de Las Casas es tan honesta que incluye hasta sus malas estimaciones. Si hubiera querido mentir le habría bastado decir "yo vi morir tantos". Lo que dice es: "vi morir a algunos y luego vi las tierras vacías: si esas tierras estaban tan pobladas como me han dicho, o tan pobladas como territorios equivalentes en Europa, significa que han muerto muchísimos" (estoy parafraseando, el español antiguo no se me da muy bien).
La exageración -si la hubiera, porque tampoco se ha demostrado con exactitud científica la población de América antes de la llegada de los europeos- es producto de la interpretación, no es una mentira directa.
¿Usted sabe con exactitud cuál es la población de su país? En el mío las estimaciones rondan entre 14 y 19 millones, y eso que contamos con censos cada diez años y sondeos cada seis meses. Si un día esta tierra apareciera despoblada, como de hecho está ocurriendo en una parte del país a causa de la sequía, ¿cuántos murieron de hambre? ¿Un millón o cien mil? ¿Importa realmente? Si yo tuviera que escribir a la comunidad internacional pidiendo auxilio, que no llegará antes de tres años ¿sería mejor que dijera que murieron dos o que murieron mil?
Si alguien no obstante persistiera en mantener un opinión opuesta, debería al menos presentar testimonios del mismo o superior nivel que lo avale.
1) Admitamos que el Padre Las Casas conociera bien la situación en La Española, entre otras cosas porque él había tenido una encomienda. Admitamos que la actitud de muchos españoles fuera de gran crueldad. Admitamos que veía morir a muchas personas y no tuvo en cuenta más factor que los malos tratos. Admitamos que pensara que los españoles habían ido allí a llevar la fe y no a otra cosa. y, definitivamente, y esa es la idea estrella de los dominicos, se dio cuenta-y el Padre Vitoria desarrollaría esa tesis-que los indios eran personas, seres humanos como los demás (cosa que no se veía claro ni en Platón ni en Aristóteles que eran los filósofos dominantes en la época).
De ahí su polémica con Sepúlveda-un aristotélico convencido-y su mejor aportación a la Iglesia y al mundo.
Hasta aquí la parte positiva.
Las Casas creía que los indios aunque buenos estaban como todos manchados por el pecado original, y necesitaban conversión, pero de verdad, no a la fuerza sino voluntaria.
Por eso al mismo tiempo que criticaba a los conquistadores, alababa a lis misioneros como el franciscano fray Jacobo de Tastera que consiguió miles de conversiones voluntarias y sin usar la fuerza.
Si me disculpan creo que seguimos dando vueltas en círculo. La verdad es diáfana.
Y es verdad que tales cuestiones no tienen que ver directamente con la demografía pero indican un territorio enorme y una abundancia tal que el cálculo poblacional se hace, más o menos, acorde con esos datos, así que los españoles tuvieron que matar millones de indios que vivían en un territorio tan extenso, con tan incontables ríos y con superabundancia de oro.
Pero la realidad es que, para empezar, no contamos con ningún dato confiable sobre la cuantía de la población aborigen precortesiana.
Y como dice Alejandra Moreno Toscano: el ciclo escasez-epidemia-mortandad marcará, como calendario recurrente, la vida que llevaron los indígenas de la Nueva España. La sola presencia del hombre blanco favoreció la despoblación, al perderse el equilibrio ecológico del mundo americano.
En fin, no solo exagera, también falsea y miente. Acerca de la falsedades -y no ya meras exageraciones- un caso interesante es cuando Las Casas se refiere al Río de la Plata, lugar donde nunca estuvo, pero sostiene que allí se ejecutaron “las mismas obras que en otras partes (Remedios, en: Tratados del padre Las Casas, p. 79 edición facsimilar, Bs. As., 1924)” (cit. en Carbia, 2000, p. 55). Esto ya fue explicado por el P. Olivera en “El autor de la leyenda negra antiespañola: Fray Bartolomé de las Casas (II)”.
Un dato interesante que apunta Rómulo Carbia es que excepto en el caso de Juan García de Yucatán, del Obispo de Santa Marta y de fray Marcos de Niza en Perú, en el resto de los casos “el aludido tirano queda como cubierto por una penumbra que aleja toda posibilidad de identificarlo” con lo que no hay forma de aplicar castigo si la denuncia fuera real.
Valladolid-Roma:1416 km
Largo de la Isla de Cuba: 1132 Km
Medido con Google Earth.
Tome en cuenta que la medida no era "por carretera" y que Google Earth no estaba disponible en tiempo de Fray Bartolomé.
Sobre el tema de los ríos, ya había dado una explicación antes, por si se toma la molestia de buscarla.
Ya que sabe tanto de pesos y medidas, dígame ¿EXACTAMENTE cuánto es un talento de plata? Sin ninguna duda ni estimación, por favor.
Usted también afirma que Fray Bartolmé no estuvo en Río de la Plata. ¿Usted estuvo allí para confirmarlo o alguien se lo contó?
Y ¿está usted enterada que la orden de los dominicos aún hoy es una de las más numerosas?
¿Cabría la posibilidad que un obispo a quien el Rey LE MANDÓ escribir sobre lo que estaba ocurriendo en América hubiera podido recibir información de otras personas, quizás alguno de sus compañeros de orden?
Si usted cree que la única fuente documental es la experiencia propia, hágame el favor de no poner ninguna referencia de la que usted no haya sido testigo presencial.
Hay que tener en cuenta que en Norteamérica la figura de John Brown es objeto de una polémica parecida. Como era antiesclavista y la causa era buena hay quienes le defienden. Estas figuras históricas oscuras dejan secuelas.
"Con perfecto derecho los españoles imperan sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo e islas adyacentes, los cuales en prudencia, ingenio, virtud y humanidad, son tan inferiores a los españoles como los niños a los adultos o las mujeres a los varones...".
(Juan Ginés de Sepúlveda, "De ñla justa causa de guerra contra los indios").
Y resulta que es el pobre fray Bartolomé el que debe pedir perdón. Es él el que exagera y aún el que miente. Es su figura la que debemos denigrar.
Y curiosamente son mujeres las que en este blog más fieramente arremeten contra él.
Igual les gustaría más su contrincante Sepúlveda.
Fray Bartolomé es el que salvó la cara de España. No es el autor de la leyenda negra, fueron otros usando las denuncias que él justamente realizó.
Gracias a fray Bartolomé podemos responder a cualquier otro: ¿dónde está el Bartolomé de las Casas inglés, el francés, el holandés?.
Fue fray Bartolomé el que elevó la defensa del indígena no al sentimentalismo, no al capricho personal, sino al rango de filosofía y ley natural.
Gracias a él hoy reconocemos la igualdad de todos los seres humanos sin importar la raza o el sexo.
Todos los que se llenan la boca hablando de Hispanoamérica como crisol de razas y culturas, todos los que presumen de las leyes protectoras de los indios de la Corona Española, deberían dar las gracias a fray Bartolomé.
En este blog hay muchos lectores hispanos, muchos serán indígenas o mestizos en algún grado, a todos ellos les recuerdo que hubo un tiempo en que en España los señores doctores en teología y filosofía defendían con falsos argumentos que todos los indios eran salvajes, caníbales, ignorantes, sin civilización ni cultura, un grado intermedio entre el español y la bestia, y fue fray Bartolomé el que reconoció su dignidad de hombres e hijos de Dios heridos por el pecado original y necesitados de conversión, pero no mediante la "santa" guerra y la coacción, sino por la predicación pacífica.
Pero da la impresión que de todos los religiosos de la época, una época de guerras, racismo, inquisición, esclavitud, conversiones forzadas, expulsiones de minorías religiosas; el peor de todos, es fray Bartolomé.
Y él se merece ser llamado mentiroso, manipulador, adulador, avaricioso, y hasta loco rabioso.
Pues si no hubiera existido un las Casas y todos hubieran opinado como Sepúlveda, entonces sí que estaríamos a la altura histórica de los gringos y lo que hicieron en Norteamérica.
No gringo, son mujeres más inteligentes y preparadas que usted y yo. Ojalá y más comentaran.
Si las tesis de Sepúlveda hubieran triunfado hasta el día de hoy, creeriamos que tan natural es que el niño es inferor al adulto, como el indio inferior al español y la mujer al varón.
Pero hoy en día el pensamiento es lascasiano. Y de la misma forma que se cuestionó el racismo se cuestionó el machismo posteriormente. Así que yo creo que indirectamente las Casas también benefició a las mujeres. Pues gracias a él se dejó de usar la ley natural para discriminar a las otras razas y las mujeres.
Si no hubiera sido por las Casas y otros enemigos intelectuales de Sepúlveda ahora ni nos molestariamos en discutir contigo.
Ni mucho menos te habrían dejado pisar una universidad.
Desde luego prefiero un hombre que se excedió en la justa defensa del indio, que alguien que pretendió justificar racionalmente el racismo (y el machismo).
Pero las Casas se ha merecido cuatro post para que le llamen mentiroso, nulo evangelizador, buscador de títulos, anti español, y loco. Como si hubiera sido el peor religioso de su tiempo.
Yo por mi parte he dichi todo lo que tenía que decir sobre este asunto.
Y me despido de esta serie de post dando las gracias a Javier Olivera por haberme dejado participar y recomendándole un post sobre la controversia de Valladolid, que fue una de las disputas intelectales más importantes de la Historia y un orgullo para los españoles que fueran nuestros filósofos quienes la realizaran.
Eso sí que ayuda a limpiar la leyenda negra, el reconocer que fueron españoles como las Casas los primeros en defender la igualdad en todos los aspectos de los hombres del Viejo y el Nuevo mundo.
Es que no me dejaron, gringo, yo jamás he pisado una universidad ni con Las Casas ni sin él. Tú confundes lo general con lo particular: porque dos mujeres coincidan en algo hablas de las mujeres en general, porque las mujeres puedan ir a la universidad das por sentado que una mujer en concreto ha ido a la universidad. Hay razones para que los supuestos derechos sean papel mojado, en mi caso fue la quiebra del negocio de mi padre, tuvimos todos que ponernos a trabajar cuando era una jovencita y mi casa estaba muy lejos de la universidad más cercana.
¿Cuántas más cosas vas a dar por supuestas?
-¿Es injusta la leyenda negra española?
Sí, si entendemos por leyenda negra, el pensar que la acción de España fue peor que la de otras potencias coloniales de la época.
Habría que hablar de una leyenda negra portuguesa, inglesa, etc.
-¿se cometieron barbaridades por parte de los españoles?
Sí y muy, muy gordas?
-¿permaneció impasible la corona y los intelectuales y hombres de la Iglesia ante las barbaridades cometidas?
No, ahí tenemos una regulación, unos intensos debates, una pionera obra de Francisco de Vitoria.
- ¿pudieron hacer más corona y los intelectuales y hombres de la Iglesia ante las barbaridades cometidas?
Sí, mucho más.
-¿exageró De las Casas en sus análisis?
Todo parece apuntar a que sí. Difícilmente, con los documentos de que disponemos hoy podremos llegar a una conclusión definitiva sobre sus motivaciones.
-¿contribuyó De las Casas con su actividad a mejorar las condiciones de vida de los Indios?
Todo parece apuntar a que sí.
Que no te la cuenten.
Finalmente, como también sostiene Carbia hay dos cosas que no deben pasarse por alto:
1- En el juicio general de la Conquista no puede obviarse el sentido general de los propósitos que movieron la Conquista. Esto no significa que se desconozcan los abusos, errores y aún crímenes cometidos y que han sido registrados por los historiadores (Diego Fernández, Emiliano Jos, Agustín de Zárate, Pedro Pizarro; a quienes citan Carbia y otros historiadores)-supongo que a eso se refiere Antonio-, pero una cosa es entender eso como crímenes o delitos realizados por algunos hombres que tienen nombre y apellido a hacer una imputación generalizadora que involucra indiscriminadamente a todos los que anduvieron por América y a la Corona como la mentora ideológica del latrocinio y la Iglesia su garante. Esto es falso. (Eso es lo malo de las generalizaciones Gringo, tal como te demostró Palas Atenea)
2- La corona sancionó severamente a quienes se apartaban de las leyes y los objetivos de la conquista y esto también se puede leer en los cronistas. Sobre el castigo, “Claro está, -dice Carbia- que por implacable que éste fuera, su fruto no resultó nunca el de la supresión de los delitos. Entonces acontecía lo que ahora, pues los códigos penales en ningún país han logrado todavía extirpar la delincuencia” (p. 73).
En síntesis, yo no afirmo una Leyenda Rosa, creo que ningún historiador serio lo hace, sin embargo sí hay una Leyenda Negra indigenista que se apoya en generalizaciones, en exageraciones o en falsedades que, a pesar de ser largamente demostradas (la primera edición de Carbia es de 1943 por ejemplo), por interés ideológico se siguen sosteniendo como si eso fuera el sentido general de la Conquista de América. Parte del éxito de esta Leyenda Negra es convencernos, según un pensamiento dialéctico, de que, si existe una Leyenda Negra, debe existir también una Leyenda Rosa. Leyenda Rosa es para los indigenistas afirmar justamente el sentido general de la Conquista. Esto es lo que la Leyenda Negra, desde fray Bartolomé de Las Casas en adelante niega, o sea: el sentido misional de la conquista. “El bochornoso cuadro de la Conquista, presentado como el desarrollo de un plan perverso y sin igual en la historia del Occidente cristiano, no tiene más amparo protector que el desorbitado relato de la Brevísima” (p. 74), de allí que sea de interés poner en su lugar a esa obra y a su autor.
“De este modo, Europa quedó afectada por una crisis de conciencia. El orgullo de la propia riqueza se ha trocado en sentimiento de culpa, el “eurocentrismo” en un motivo de reproche, y la historia de los éxitos de Europa se ha transformado en el relato de sus pecados de origen. No más de una generación anterior, Paul Claudel había podido escribir su “Cristóbal Colón” como drama de la liberación de Iberoamérica de sus divinidades sanguinarias, como itinerario hacia la unidad del género humano que vence la parcialidad y la crueldad de los ritos y supersticiones. En la actualidad, ¿se atrevería alguien a presentar todavía en estos términos la entrada de los europeos en tierras de América?
No son pocos los que piensan que hubiera debido suceder lo contrario, o sea, que habría que haber liberado a Europa del cristianismo y de la pretensión de dominio que él deduce de la certeza de su propia verdad. Pero, aún el que no llega tan lejos, puede no ver en la colonización española más que una vicisitud de violencia y opresión, una historia de avidez y de crueldad, que no alcanza a contrabalancear ni aún el humilde servicio de una falange tan numerosa de grandes evangelizadores.
El quinto centenario del primer encuentro entre Europa y América, para el que se están haciendo preparativos en América Latina, cae bajo la insignia de semejantes interrogantes. Desde el fatal viaje de Colón en adelante, Europa se ha extendido hacia las Américas, y allí, por así decirlo, una vez más se ha puesto en escena a sí misma. ¿Fue una gracia o una maldición para América y para la misma Europa? Resulta difícil hacer el balance de la una o de la otra y cotejarlos recíprocamente. La advertencia de no volver a exhumar un eurocentrismo, que también en Africa y en Asia ha conculcado y destruido tantos valores, en la actualidad como en el pasado, con su necia seguridad, debe en todo caso interpelar a la conciencia de Europa”.
Lo ofrezco a los que tienen competencia en la materia.
Muchas gracias.
Dios lo bendiga
P. Javier
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