Los Australopithecus y la mona Lucy
Los Australopithecus y la mona Lucy
Así como en su momento la atención de los antropólogos y del público en general estuvo concentrada en el Hombre de Neanderthal, luego en el Pitecantropo y más tarde en el Hombre de Pekín como candidatos a eslabón intermedio, hoy son los Australopitecos de África los acreedores de esta opción preferencial.
La historia de estos hallazgos se inicia en 1924 cuando Raymond Dart, entonces joven profesor de anatomía en la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburg, Sudáfrica, anunció el descubrimiento, en la vecina localidad de Taung, de un cráneo infantil que mostraba –según pensó– una mezcla de rasgos simiescos y humanos.
La antigüedad que se atribuye a estos hallazgos abarcaría desde el fin del plioceno (terciario) hasta el comienzo del pleistoceno (cuaternario), o sea aproximadamente entre 1 y 3 millones de años, si es que somos creyentes en las cifras con muchos ceros.
Analizando el fósil, la candidatura a homínidos de los australopitecos se basaba en tres tipos de argumentos:
1) semejanzas morfológicas cráneo-faciales con el hombre,
2) postura supuestamente erecta y andar bípedo,
3) evidencia de actividad inteligente (utensilios, fuego, etc.).
Acerca del primer argumento, ha dicho el famoso anatomista general, Zuckerman, que “el cráneo de los australopitecos es tan abrumadoramente simiesco en contraposición al humano, que sostener lo contrario podría ser equiparado a aseverar que lo blanco es negro”[1]. Respecto del segundo, se ha comprobado que en este caso se trataban de fósiles de simios y no de Homo Sapiens y en cuanto al tercero, se hallaron fósiles de hombres como nosotros, datados incluso en tiempos anteriores al Australopitecos. Game over…
¿Pero… y la famosa Lucy?
Para quienes no son muy duchos en la materia, Lucy es el nombre “artístico” del último eslabón “perdido” que se ha descubierto hasta la fecha.
Este hallazgo se produjo en 1974 y su descubridor Donald Johanson nos aseguraba que se trataba de “un fósil extraordinario” y “asombroso”; pero… luego del entusiasmo inicial que Johanson suscita y después de la lectura de los descubrimientos, uno quedaría un poco desilusionado si se enterase de que simplemente era uno más de los Australopithecus afarensis; pero ¡no! Continuemos leyendo, porque Lucy no era un australopiteco cualquiera, dado que –en cuanto fósil– poseía rasgos distintivos que, tenían el mérito de hacerla aun más “primitiva” (o sea más mona) que los australopitecos clásicos –si es que esto es posible. Sería algo así como el “antepasado” de los australopitecos.
Se preguntarán quién era Lucy; bien, eran solo 4 ó 5 trocitos de cráneo que permitieron “determinar” que “los de su raza” (así decían sus descubridores) habrían tenido “un cerebro muy pequeño, de un tamaño comparable al de un chimpancé”, según Johanson[2]. Los estudios posteriores intrigaron –sin embargo– a la comunidad científica que comenzó a decir que dichos fragmentos del cráneo y algunos huesos más que se habrían encontrado indicarían, simplemente que se trataba de un mono con poco más de un metro de altura.
Aunque el análisis de este fósil podría terminar acá (solo unos trocitos de cráneo…), veamos un poco más de la fundamentación que hace Johanson sobre el carácter “bípedo” de Lucy (si era “bípeda” ¡entonces era semi-humana!). Vale la pena.
El primer informe científico sobre Lucy aparece en la prestigiosa revista británica Nature, en marzo de 1976[3].
En este artículo, Johanson no reveló que el esqueleto de Lucy mostrara alguna evidencia de andar bípedo. Lo que sí hacía sugerir, es que los restos de una rodilla encontrada en 1973 serían de la misma especie que Lucy, en vista de ciertas semejanzas de ese miembro con parte de lo que “sería” la rodilla de Lucy (con la tibia solamente, ya que el extremo distal del fémur de Lucy estaba totalmente aplastado).
Como por otra parte los restos de la rodilla de 1973 indicarían –según Johanson– un andar bípedo, el autor concluye que Lucy era bípeda (!). Como si fuera poco, conviene recordar que los restos de esa rodilla se encontraron (atención…) ¡80 metros más abajo del nivel de Lucy! Así es, 80 metros más abajo, y solo Dios sabe a cuántos km de distancia entre ambos… Como naturalmente sabemos, si un fósil se encuentra a mayor profundidad que otro indicaría que es más antiguo y no contemporáneo.
Habría más por decir, pero en realidad, si hemos tenido el estómago para llegar hasta aquí con la lectura de estos fantásticos relatos, lo primero que se nos vendría a la mente es que el “eslabón intermedio” (mal llamado “eslabón perdido”) es algo que tiene existencia solo en la imaginación de los antropólogos; pero en realidad no es así. El eslabón intermedio ha sido encontrado y este es nuestra última perlita.
Nos valemos en este post de la juiciosa obra del médico argentino Raúl Leguizamón (cfr. Raúl Leguizamón, Fósiles polémicos, Nueva Hispanidad, Buenos Aires 2002, 160 pp.) que resumimos aquí. Tanto las citas utilizadas como el modo de aplicarlas, corresponden a este opúsculo; véanse también del mismo autor La ciencia contra la Fe, Nueva Hispanidad, Buenos Aires 2001; 52 pp. y En torno al origen de la vida, Nueva Hispanidad, Buenos Aires 2001, 140 pp.
El Dr. Raúl Leguizamón se doctoró en medicina en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Cursó además estudios en universidades de EE.UU., Alemania y Japón. Durante veintidós años ejerció como anatomopatólogo del Hospital San Roque, de la ciudad de Córdoba, de cuya Comisión de Bioética fue miembro. Ha sido docente de Histología, Embriología y Genética y de Anatomía Patológica en la Universidad Nacional de Córdoba, y desde el año 2003 dirige el Instituto Creacionista de la Universidad Autónoma de Guadalajara (Méjico). Ha dado conferencias y publicado libros sobre temas de su especialidad, destacándose en particular por denunciar los errores del evolucionismo en cualquiera de sus modalidades, incluida la sedicente católica.
[1] Solly Zuckerman, Beyond the Ivory Tower, Taplinger, N. York, 1971, p. 78.
[2] William Gregory, “Hesperopithecus Apparently Not an Ape non a Man”, Science, Vol. 66, Nº 1720, (dic. 16, 1927) p. 242.
[3] Donald Johanson y M. Taieb, “Plio-Pleistocene hominid discoveries in Hadar. Ethiopia”, Nature, Vol. 260 (marzo 25, 1976) p. 293. La famosa Revista Nature, aunque conocida en el mundo entero, es siempre tendenciosa en lo que se refiere al tema que tratamos.
24 comentarios
Acá va la editorial del NYT reconociendo que su idolo Gould hizo trampas:
xxx.nytimes.com/2011/06/15/opinion/15wed4.html
June 14, 2011
Bias and the Beholder
Stephen Jay Gould, a prominent evolutionary biologist, gained broad public attention for exposing how scientists’ biases can skew their research. In one celebrated case, he charged that a famous study of human skulls in the mid-19th century had been manipulated, probably unconsciously, to support racist notions.
The skulls had been collected by Samuel George Morton, a physical anthropologist. He measured their cranial capacity by filling them with seeds and later with lead shot. Caucasians had the largest brain volume, followed by Asians, with American Indians and Africans trailing.
Dr. Gould, who died in 2002, re-analyzed Morton’s results and concluded that he had selectively reported data and manipulated subgroups to fit a preconception that Caucasians had bigger brains than Africans and were, therefore, more intelligent. Dr. Gould found no important differences among the races. He did not measure the skulls himself.
Now a team of six physical anthropologists has filled almost half the skulls with pellets and concluded that Morton’s data were generally reliable and not manipulated. Although the team acknowledged that Morton often reported results in a “highly racist fashion,” in this case it found no evidence that Morton believed brain size was a measure of intelligence or was trying to prove it.
The team expressed admiration for Dr. Gould’s body of work in staunch opposition to racism, but, in this case, it accused him of various errors and manipulations that supported his own hypothesis. “Ironically, Gould’s own analysis of Morton is likely the stronger example of a bias influencing results,” the team said. We wish Dr. Gould were here to defend himself. Right now it looks as though he proved his point, just not as he intended.
La razón es que se genera una cortina de humo y un ruido de fondo tan grande que confunde al lector desprevenido.
Si se citan fuentes, aunque más no sea una entrevista, entonces será posible poner todo en perspectiva, es decir, analizar quién es el autor, de qué tendencia es, en calidad de qué hizo tal declaración, si tiene soporte de datos concretos, etc., o si se trata meramente de opinión de un comentarista.
Esto será válido para todos, es decir, para quienes estén o no de acuerdo con lo vertido en este post.
Reitero, ante todo, la hombría de bien al discutir; quien se pase de listo está afuera, aunque invente mil seudónimos.
Un hueso puede estar separado de otro por unos pocos metros pero ser de un estrato de otra era geológica y por tanto más antiguos, y otros pueden distanciarse muchos metros pero ser de la misma época.
La separación de unos huesos no tiene nada de extraordinario si se tienen en cuenta todos los factores que pudieron afectar al cadáver: acción de carroñeros, lluvias, corrimientos de tierra, etc.
De Lucy tenemos fragmentos del cráneo, de huesos de la pierna y de la cadera.
De otros ejemplares de Australopithecus tenemos cráneos completos y huesos del cuerpo. Se han encontrado muchos en varios países africanos hasta el punto de que se han clasificado en varias subespecies: Australopithecus africanos, robustus, affarensis, etc.
Se ha confirmado su cerebro del tamaño de un simio pero también su bipedismo, algo que no es característico de los simios pues aunque pueden andar brevemente a dos patas su esqueleto es el de unos cuadrúpedos, por la forma rectilínea de la columna y la localización del foramen mágnum.
Por tanto la especie Australopithecus se considera antecesora del género Homo.
Para quien quiera saber más "Origen y evolución del Hombre" prof. Francisco J. Avala ed. Alianza.
Francisco Ayala es español afincado en los EEUU donde es profesor de biología molecular. Fue asesor del gobierno Clinton en materia científica. Es creyente católico y fue miembro de la orden dominica. Recibió el premio Templeton que recompensa a aquellos investigadores que pueden hacer compatible la creencia religiosa con la ciencia moderna.
Por un momento pensé que lo de ese enlace era una broma. Es que gastarse en hablar de Chick Publications hace difícil que se les tome en serio. Pero me di cuenta que se trata de ateos con demasiado tiempo libre.
A la vez estamos hechos de luz, nuestras células absorben y emiten fotones, sin ellos la vida no sería posible.
Los restos fósiles aportan un conocimiento de la estructura corporal de cada especie pero el origen de la vida la tenemos que buscar en las investigaciones del ADN y la epigenética.
En 1920 Alexander Gurwitsch fue un biólogo soviético que desarrolló la teoría de los campos morfogenéticos y descubrió el biofotón,Descubrió que los seres vivos emiten fotones “ultra-débiles” dentro del espectro ultravioleta lo llamó “rayosmitogénicos”, ya que creía que estos fotones tenían un papel esencial en la división celular y en el desarrollo de la estructura morfológica de un ser vivo.
El biofísico Fritz Albert Popp alemán , profesor de Física en la Universidad de Marburgo ,da una nueva luz sobre un tema que apasiona tanto a médicos como a biólogos y físicos: la emisión de radiación luminosa por parte de las células animales y vegetales. El doctor Popp descubrió que esta emisión de luz, a la que llamó biofotones, se presentaba en un rango de entre 200 y 800 nm, mostrando un patrón periódico y coherencia. Según Popp los biofotones son producidos en el interior de la molécula de ADN ubicada en el núcleo de las células como ya sabemos .
Esta emisión de biofotones es una luz con un alto grado de orden. La radiación lumínica de este tipo es muy suave y se caracteriza por su coherencia, por tener una intensidad muy estable y las oscilaciones, que normalmente están presentes en la luz,son mínimas.
El campo lumínico de este tipo de luz posee un grado de orden y tiene, por lo tanto, la capacidad de transmitir información y de actuar como formador de orden
El ADN puede transmitir información lumínica de ahí que tenemos elementos para valorar el inicio y desarrollo celular, las bases nitrogenadas ,la ribosa, los fosfatos ,los puentes de hidrógeno pero lo fundamental la luz los biofotones ,que producen la conciencia celular y son base de comunicación .El origen de la vida se da en este campo unificado .Una fuente coherente de luz, como un láser, da la sensación de colores brillantes, una luminiscencia, y una impresión de profundidad holográfica y eso en la célula que se reproduce A partir de ahí se investiga la morfogénetica.
Se le pueden buscar tres pies al gato, se puede escribir con aire de burla, pero quien quiera negar que Australopithecus, Homo habilis, Homo erectus, Homo ergaster, Homo georgicus, etc. son especies reconocidas simplemente se sitúa fuera de la ciencia.
No hay un solo paleontólogo en el mundo que afirme que todos los fósiles homínidos son falsos.
Habrá quien en su momento dijera que Lucy le parecía un simple chimpancé. Bien, eso es admisible. Pero nadie pone en duda la validez de la especie.
Para que se hagan una idea de la cantidad de fósiles que a día de hoy tenemos, el conocido como "niño de Turkana" está clasificado oficialmente como KNM_WT 1500, que quiere decir fósil número 1500 del Museo Nacional de Kenya-Turkana Occidental.
Otro fósil muy conocido esta vez de Australopithecus "la señora Ples" se llama oficialmente STS 5. El esqueleto de este homínido está mucho más completo que el de Lucy y su bipedismo es incuestionable.
Un cráneo de Homo rudolfensis se clasifica como KNM ER 1470. El Homo rudolfensis ya no es un Australopithecus sino una nueva especie, la primera de nuestro género Homo. Tienen ya una capacidad craneal de alrededor de 600 c.c. y fabrican herramientas.
Nuestro "Miguelón" es el AT700 , fósil 700 de Atapuerca y se trata de un Homo heidelbergensis, especie que gracias a los estudios de ADN sabemos que es antepasado del Homo neanderthalensis y nuestro.
Y un largo etcétera.
"Francisco Ayala se negó a intervenir en un debate en la Universidad Complutense de Madrid por la sencilla razón de que en el mismo estaba un genetista polaco que, en base a sus conocimientos científicos, negaba la teoría darwinista. Eso lo sé porque fui testigo directo de aquel congreso llamado Tecnociencia".
¿Recuerdas el nombre de este genetista polaco?
Gracias
¿ No será más correcto decir que "Las rencillas entre genetistas no van a convertir a Lucy en un" a mujer?
Decir que existen varias especies de monos no implica que vengamos de ellos.
Una separación en metros lineales y centímetros de profundidad pueden dar como resultado que los diferentes fósiles sean del mismo individuo, de otro individuo de la misma especie o quizás hasta de individuos de otras especies. Pero nombrar que es el "antecesor del genero homo" es ir demasiado lejos.... ¿Cuántos cromosomas tenía? Los de los simios o los del hombre.... o a la mitad?
El genetista, casi con toda seguridad, era Maciej Gyertich (espero haberlo escrito bien). efectivamente es cientifico, pero su apoyo a Franco, a la ultraderecha polaca (ha sido parlamentario europeo) y al creacionismo no dice mucho de la prevalencia de sus criterios cientificos.
No puedo calificar a nivel intelectual, así como lo que ha provocado en mi, la intervención de Hiunter.
Olivera Ravasi. Le escribí y lo envié al que figura en Infocatólica y me fue devuelto.
[email protected]
Muchas gracias.
Un ej para sintetizar una molécula de glucosa se necesita
Luz solar- fotones- + 6 CO2 + 6 H2O --> Glucosa (C6 H12 O6) + 6 O2
Si tenemos un planta
Obtiene luz del Sol, dióxido de carbono del aire y agua del suelo.
La glucosa es un producto principal se da la transformación de energía de la luz solar en energía química, y toda las células vivas pueden degradar glucosa para producir ATP. que se acumula.
¿Para ser científico se tiene que tener alguna filiación partidista "políticamente correcta"?
También puedes encontrar sus conferencias pidiéndolas a Radio María, y ha intervenido en varias ocasiones en el programa "Lagrimas en la lluvia" de Intereconomía Tv dirigido por Juan Manuel de Prada.
Excelente post, como es su costumbre.
¿Será verdad que cuando faltan los argumentos llueven las descalificaciones? Nuestros amigos los anticatólicos parecen confirmarlo.
Lo cierto es que el eminente y sapientísimo Ayala no quiso vérselas con él en un debate ante público universitario. En su lugar, pusieron a un catedrático de filosofía que tenía y tiene como maestro, ojo al dato, a Gustavo Bueno.
Conmovedor.
Lucy no era una mona, ni una mujer. Era un Australopithecus.
Cuando entiendas eso ya habrás dado un paso par comprender la evolución.
No se puede saber el número de cromosomas de los Australopithecus porque el ADN tiene un límite para poder ser analizado de unos 50.000 años. Hemos podido descifrar parcialmente el genoma del Homo neanderthalensis y del Homo denisovanus. Pero los Australopithecus más modernos murieron hace dos millones de años.
En cualquier caso sabemos que los chimpancés actuales poseen 48 cromosomas en cada célula y nosotros 46, y también se sabe que el cromosoma número 2 en los humanos es resultado de la fusión de dos cromosomas que están presentes en los simios.
Esto demuestra que cuando los ancestros comunes de chimpancés y Homo sapiens se separaron comenzó un proceso de mutación genética en nosotros.
Y por el ritmo de los cambios genéticos se ha calculado que el proceso duró entre seis y un millón de años atrás.
Así que sin duda en los Australopithecus ese proceso de fusión de cromosomas ya había comenzado.
me tomo que comprendo la evolución demasiado bien.
¿Que no era mujer Lucy? Cierto.
¿Que no sabemos cuántos cromosomas tenía? Cierto.
¿Qué los cromosomas se pueden separar o juntar así como así, sin ninguna razón y que eso es ciencia? FALSO.
El ser humano NUNCA ha observado ni conoce un mecanismo y peor aun, no se imagina la forma en que se pueden "juntar" o "separar" los cromosomas. Por desgracia, si alguien quiere llamar científico a algo, hay que seguir el "METODO CIENTIFICO" y ello implica debe haber sido observado.
Conclusión absoluta: Lo que acabas de decir no es científico, pero si puede considerarse como parte de la ciencia ficción.
Si los procesos de cambio de especies fuera como mencionas hoy habría algún caso entre los miles de millones de individuos de todas las especies existentes algún caso donde ese tipo de procesos estuviera a medio camino, especialmente porque afirmais que estos cambios se producen a lo largo de miles y miles de años... pero curiosamente hoy no hay ni un solo caso en que se pueda mostrar estos mecanismos que, sin pruebas, afirmais que son los que funcionan.
Pero los acientíficos son los que señalan que todo lo que teneis para afirmar que las cosas se han producido como indicais son suposiciones.
Un saludo en la Fe.
Dejar un comentario