O quizá ya nos la hayan colado: en el fondo, viene a ser lo mismo.
Aclaración: escribo este post, en primer lugar por los papanatas, que abundan, y son los que están más faltos: por tragaldabas hasta reventar…
En segundo lugar, por los buenistas, abundantes también en la viña del Señor, que creen que Dios lo hace todo, y a nosotros solo nos toca tomarnos un buen wiski: a la sombra, si hace calor, y a cubierto si por las danas…, y “ahí me las den todas”. Ya que los buenistas ni se inmutan: Dios lo hace todo, es su máxima, y todo el trabajo que hemos de obrar es esperar en Él.
Con esta posturita, el “fideísmo” está bien servido. O el luteranismo. O cualquier cosa menos lo católico. Por supuesto, nada de pensar; que, además de muy cansino es contraproducente. Esto sí lo piensan: así se vacunan de todo trabajito; y, de este modo, están a la orden del día: vacunados a la última.
Por último -dejando aparte otras calificaciones menores, que también las hay-, como no puede ser de otra manera, escribo para las almas buenas, sedientas de Dios en su Iglesia. Almas que se sienten, en el mejor de los casos, sufrientes, muy desorientadas, y como ovejas sin pastor. Algo muy real en estos tiempos que nos toca santificar, y en los que nos toca santificarnos: no queda otra.
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