"Éramos pocos...": Conversión SINODAL
El lenguaje, en la Iglesia Católica, se está haciendo cada vez más “retorcido” y “oscuro", únicamente válido para “entendidos” o para todos aquellos que “están en el ajo": poquísimos, ciertamente. O casi nadie: la mayoría de esos “entendidos” hace tiempo que están por dejar la Iglesia…, si no la han dejado ya. Y deprisa y corriendo. Los demás, la gente normal y corriente, no sabemos ni de qué hablan.
Por contra, sí sabemos a dónde nos quieren llevar: a la apostasía general indolora: con anestasia, por supuesto.
Vamos con un ejemplo, y de actualidad. Copio de Vida Nueva, revista nada sospechosa de carcundias o de ortodoxias desaforadas y transnochadas: más bien, todo lo contrario, por decirlo suave y caritativamente.
“Todos asociamos la palabra “conversión” (…) a una dimensión estrictamente pesonal. Yo soy el que necesito modificar (…), algunos hábitos, ciertas actitudes (…), y dejar atrás los pecados”. ["Expresión -se ha apresurado a señalar el autor-, que ya no se usa”: lo de “los pecados” ¡Una carcundia menos! Que falta hacía. O no…].
Más tarde -seguimos con el relato de VN-, nos topamos con la “conversión pastoral” (Santo Domingo, 1992; y Aparecida, Brasil, 2007): se trataba de “pasar de una pastoral de conservación a una de transformación, de misión”.
¡Pues, vistos los resultados, se han lucido los de la pastoral! Porque han despoblado las naciones de católicos-católicos. Había que abandonar la “conservación"… y no se ha conservado NADA.