Una "banalidad" (por lo Eclesial)
Y no de/en cualquier nivel, sino por boca del Ex.mo, Il.mo, Rev.mo y muy Alt.mo Presidente de la banal (ahora sí, con toda lógica y razón) CEE. A la sazón, Mons. Argüello.
Así, con esta contundencia -la misma que trasciende su rostro cuando defiende la Iglesia: se le nota, no lo puede evitar-, se ha despachado el Sr. Presidente de la misma, ante la burla blasfema de los burladores blasfemos del festival blasfemo de Noche Vieja en la TVE: una indigna, escorada, casposa, amarillenta y fundamentalista tv, que cobra de los PGE; o sea: de nuestro dinero: el que nos saquea el Estado, que para eso ejerce el Poder y la Fuerza.
Sin honradez ni dignidad alguna, pues lo hace CONTRA sus propios ciudadanos; en la mejor y bien aquilatada tradición, cien por cien tiránica. Con máster y pedigrí.
Pues a lo que íbamos, Juana.
El Sr. Presidente no se ha mordido la lengua -estaba por medio el Honor del Sagrado Corazón de Jesús, al que Alfonso XIII consagró la Católica España -y, a falta de una, hasta en tres ocasiones!-, y ha catalogado de “banal", de “banalidad", la blasfema, pública y notoria fechoría.
No podía por menos! Y si hacía falta desmelenarse, pues se desmelena uno, y punto.
No le ha faltado mostrarnos su corazoncito, y ha manifestado estar “triste” por el suceso.
Tampoco le ha faltado un apunte evangélico, al echar mano de aquello de Jesucristo en la Cruz: “no saben lo que hacen", tan socorrido y caritativo.
El problema con esta frase de Cristo es que sólo Él la puede decir, pues conoce el interior de las almas y de las conciencias. Y nadie más.
Todos juzgamos por los hechos, por dos motivos: porque es del interior del hombre de donde sale todo lo peor, todo pecado.
Y porque en un país de tradición católica -no sé si las vacas y el cabestro estaban bautizados, pero todo es posible tal como están las cosas-, es imposible que reírse del Sagrado Corazón sea porque “no saben lo que hacen".
Sólo a todos un Sr. Presidente se le ocurre tal aseveración, Cristiana donde las haya, ojo.
El problema de Presidente de la CEE es que quizá con la susodicha palabra -banal, banalidad- ha pretendido decir aquello de la “banalidad del mal", denunciándolo: la facilidad con que se hace el mal sin motivo alguno: simplemente por hacerlo; claro que siempre hay un motivo.
Pero ha dicho lo que ha dicho, y cada uno es esclavo de lo que dice y/o de lo que escribe.
BANAL, en la RAE, significa: “tontería, intrascendencia, futilidad, nimiedad, fruslería…", y cosas por el estilo.
Pero claro, calificar de “banal” una gruesa burla blasfema, desde un canal público, en horas de máxima difusión, por unas personas que no están a la altura de las vacas y/o demás rumiantes ungulados, es de un pacato…, que hubiese quedado mejor calladito.
Porque para parir un ratón…
Igual es que el consenso con los poderes públicos obliga a estos mini enfados, o a estas mini denuncias y no se puede ir más allá…
O igual es que los Jerarcas de turno y nómina no dan para más… Vete tú a saber el por qué!!!
Lo cierto es lo que ha pasado, en la TV y también con/desde la CEE. Impresentables e infumables las dos manifestaciones. Cada una en su lugar y con su nómina correspondiente. Por cierto, la de los Obispos y demás también sale de nuestros bolsillos.
Lógicamente, no es lo mismo una blasfemia rotunda y descarada, pues saben de la impunidad con la que actúan, que un “quiero y no puedo". O un “no me da la gana…, que es Navidad".
Amén.
15 comentarios
Algo parecido podría aplicarse al «que cada uno tome su cruz» de Jesucristo. En el momento de decirlo (antes de su Pasión y Muerte y antes de lo de Pentecostés) ¿algún contemporáneo pudo haberlo entendido? Hoy en día, sin embargo (dos mil años de Historia dan para mucho), todos lo entendemos.
Vamos, que ni siquiera es necesario apelar a lo de que «sólo Él la puede decir, pues conoce el interior de las almas y de las conciencias» para ver las diferencias y para valorar la Tradición.
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Cada uno valora las cosas con SU criterio: yo, con el mío; NO con el tuyo, que eres muy libre de tener.
Por la misma regla de tres déjame la libertad de escribir lo que quiera, y en MI blog: que NO ES el tuyo, por cierto.
La razón que apuntas es más que opinable. La que yo apunto es incuestionable. Modestamente...
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Gracias a Dios, Mar. Yo sólo intento ser su vocero..., Dios mediante.
Feliz Año Nuevo y que el Niño Dios le bendiga.
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No así el aborto, para el que hay barra libre: infinitus numerus stultorum!!! También el de los perversos y corrompidos: los prostituidos por el mal.
Necesitamos sacerdotes valientes.
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Reza x mí, Cuca.
Muy feliz año P. Aberasturi. Dios lo bendiga
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Gracias, Miguel, reza x mí.
Es lo que hicieron con Fiducia, a mí todavía me impresiona, durante meses la gente discutiendo sobre que si la unión o la pareja era lo que se bendecía y etc... y mientras pastoral y doctrinalmente todo se hundía.
Con la frase de Argüello es igual, no importa cuanto argumentes, esta frase, desentendida del resto del evangelio, se convierte en ariete para rechazar cualquier intento de conversión del pecador (cualquiera, pues según su lógica nadie sabe lo que hace al pecar y por tanto no hace falta metanoia o conversión verdadera).
Lo siento por los buenos pastores, pero estos son...
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Todo es culpa de cualquier persona o circunstancia que NO SEA el "homo peccator sum!".
Así que igual NO sabemos ni para qué bajó el Señor a la tierra: mucho menos para qué murió por todos nosotros.
Claro que, en esta tesitura, sobra toda la Iglesia. Amén.
Salvo que Dios nos ha revelado lo contrario.
La Escritura está llena de pasajes y la Tradición llena de testimonios sobre las ofensas a Dios, la ira de Dios por el pecado y su castigo. También sobre su misericordia y el perdón con que acoge al arrepentido y penitente.
No son nuestros sentimientos religiosos los ofendidos. Es Dios en su gloria y majestad.
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Amén.
Non Nobis.
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Pero no deberían ser así las cosas, la verdad.
Los fieles necesitamos pastores como usted que sean fieles a Jesucristo. Claro, el riesgo que corren ustedes es que les corten la cabeza como le sucedió a San Juan Bautista. Y hay verdugos por lo civil y por lo eclesiástico como vemos a diario.
Rezo por usted y por los buenos pastores que sólo se arrodillan ante Dios, y que no lo hacen ante el tirano de turno.
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