«Sacramento del adiós»
No lo ha podido definir mejor: es la pura realidad, en un 98% de los casos. Mínimo.
Porque, de hecho, la casi totalidad de los jóvenes que se confirman, NO vuelven a pisar una iglesia; excepto algún funeral, boda o así. Matemático.
No es de extrañar, pues, que lo haya calificado también como “la Última Unción": ni una más, porfa, que mancha.
De todos estos recién “confirmados y despedidos", muy poquitos se casarán por la Iglesia; y casi ninguno se ordenará Sacerdote.
Quizá, con suerte, algunos -pocos seguramente- se morirán con los Últimos Sacramentos. Eso sí: en las esquelas, si sus familiares van de católicos, pondrán que han muerto habiéndolos recibido; incluso la Bendición Apostólica: será por poner..!!!
El problema, como es lógico, NO se resuelve señalándo la tragedia y luego “que Dios reparta suerte". Porque la suerte ya está echada mucho antes.
Es más: todo se ha montado, desde arriba, para llegar a que ya pase exactamente ésto años antes; porque los que se admiten a la Confirmación, quizá llevaban ya años sin pisar una iglesia, ni soñando; chutados, tampoco.
Todo montado para ésto, pues ya con la Primera Comunión ocurre lo mismo, exactamente: hacen la Primera Comunión, y al Domingo siguiente NO van a Misa. Con alguna excepción. Poquitas, muy poquitas.
De donde viene todo ésto? En primer lugar de la radical inutilidad de las Catequesis de Primera Comunión, y de la radical inutilidad de las Catequesis de Confirmación. Denunciado todo ello en su dia, hace ya bastantes años, por el entonces Cardenal Ratzinger, Prefecto de la SCDF, en Roma, y brazo derecho del Papa Juan Pablo II.
Alguien se dió por aludido? Da la impresión de que NO.
Y digo “radical inutilidad” por utilizar una expresión que puede ser utilizada por un Sacerdote, como es mi caso: se podrían utilizar otras más sonoras. Como es lógico, el problema NO está únicamente en los contenidos, que también.
Cómo se resolverán, por tanto, estas situaciones? Únicamente si desde las cabezas de las Diócesis se deciden a resolverlas: desde la Cabeza a los pies, así se hacen las cosas en la Iglesia. Todos los intentos de que la Santa Madre Iglesia se maneje y configure de otra manera, no han traído más que desastres.
Por dónde empezar a darle la vuelta al tema, y convertir los estrepitosos fracasos en grandes y gozosas victorias?
Podríamos apuntar varias líneas de actuación, visto lo visto.
1.- Aceptar lo obvio: lo que ES y, por tanto, el VALOR de cada uno de los Sacramentos: signos sagrados que confieren la Gracia que SIGNIFICAN. Sí ésto falta, nos metemos donde nos hemos ya enfangado: en un blasfemo sacramentalismo, que no sólo no salva sino que condena.
2.- Respetar la Disciplina de cada Sacramento, asegurando la VALIDEZ y la LICITUD para su Recepción y para su Administración.
Habrá que recordar que peca el que se acerca a recibirlo sin estar en condiciones de hacerlo; y peca aún en mayor grado el Ministro que lo administra sin asegurarse, en conciencia, de que puede hacerlo.
Como es obvio también: los Obispos, con su equipo, deben tener una muy especial vigilancia al respecto: la lasitud en ésto, grava pesadamente sus conciencias.
3.- NO se puede admitir como catequista a nadie que no viva como católico. A nadie.
Pero, “es que así no tenemos catequistas". Mejor no tener que tener como catequistas “ejemplares” de no vivir en católico: es decir, elementos que enseñan con sus vidas a no ser ni vivir como católicos.
Es más: sería muy de desear que los Sacerdotes volviesen a su oficio de asumir toda la labor catequética. Al menos, una parte muy importante de ella: está en juego el futuro de la Iglesia y la Salvación de las almas: la primerísima Misión de un Sacerdote, consciente de su Sacerdocio. Se lo pasarían en grande, por cierto, y verían crecer y multiplicarse sus frutos: lo sembrado por ellos mismos.
Seguir con la inercia actual es cerrar las parroquias, pues no quedará nadie en ellas: ni Curas, pues así NO hay repuesto. Patet.
4.- En toda Catequesis hay que asegurar dos aspectos fundamentales, que se retroalimentan y se exigen mutuamente:
a) La CALIDAD de la Doctrina: que sea 100% católica, y sólo católica. Sin esto: apaga y vámonos.
b) Que se ayude a engarzar en cada alma Doctrina y Vida: sin vacilaciones, sin separaciones enfermizas, miedosas, desastrosas, irresponsables y nefastas, que generan lo que nunca deberían producir: “Adiós!".
La Doctrina ES para la Vida; como la vida de cada uno sin la Doctrina es un barco a la deriva en medio de un huracán.
Un catequista, difícilmente podrá llegar a ésto sin el apoyo del Sacerdote. Por su parte el Sacerdote, facilitando la Confesión frecuente y conociendo cada alma desde dentro, podrá hacer que la Doctrina eche unas raíces que ayuden a crecer y dar fruto. De otro modo, NO podrá producirse, y estaremos en lo que estamos: en la Iglesia que muere.
Como es natural y lógico, todo lo expuesto sirve también para la preparación al Sacramento del Matrimonio y al Sacramento del Orden Sacerdotal, haciendo las acomodaciones oportunas.
Porque también se constata que una pareja de novios, se casan por la Iglesia -eso dicen, y a eso se les admite-, y desaparecen hasta más ver: en el mejor de los casos, cuando dicen que quieren Bautizar a su criatura, que ya tiene año y medio, por cierto.
Por rematar y cerrar el tema. Muchos de los que reciben en malas condiciones un Sacramento, al que ha precedido la preceptiva catequesis, pecan sólo “materialmente", pues se les ha engañado miserablemente.
Pero toda la cadena de engañadores, todos pecan “formalmente", cada uno a tenor de su responsabilidad personal; quizá también “colectiva".
Un engaño que busca, ni más ni menos, corromper conciencias, corazones y almas.
Este tipo de pecados, cómo pueden repararse? Basta confesarse? Me da que NO
Y “que cada palo aguante su vela". Que viene buena…
30 comentarios
Los sacramentos convertidos en actos sociales, con muy poco valor religioso. No parece que haya mucho interes en cambiar esta situación.
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Pues, como mínimo, tenemos obligación de rezar para que cambie. En caso contrario, uno se reconcome, sin poderlo remediar, creyéndose inerme ante el mal. Es una tentación a vencer.
Tal como están las cosas hoy en día por mucha que la catequesis fuera adecuada y de buena doctrina son niños de 7-8 años que se les olvida enseguida si en su casa sus padres no son gente de fe y no continúan con la formación del niño. La mayoría de esos niños ven como las ideas de sus padres no concuerdan con la doctrina de la iglesia o no se vive la fe en casa. Evidentemente que hay un problema en catequesis pero la formación de los padres es otro.
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Evidentemente, el tema de los padres ya descristianizados, es el tema más urgente a la hora de pretender re-cristianizar una parroquia, una diócesis, un país. Cuando los niños son pequeños la catequesis ha de entrarle a los padres; y si no están dispuestos, pues no se admite al niño a la Primera Comunión, por ejemplo, mientras no se vea que se comprometen en el tema, como "los primeros educadores en la Fe" de sus hijos.
Ésto es exactamente "ser padre o madre, en católico". Y NO puede darnos lo mismo, ni a los obispos ni a los sacerdotes.
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He aplicado está agenda cuando era capellán en colegios que se preciaban de católicos. Los frutos inmediatos han sido buenos; también porque eran otras épocas poco descristianizadas aún. A la larga, no tengo ni idea, pues pierdes el contacto con la gente. Y les ha ido influyendo está corrupción de lo católico imperante.
De todas formas, el tema NO son, en primer lugar "los resultados", que están más en manos de Dios que en las nuestras.
El verdadero tema es salvar la propia conciencia como obispos, como sacerdotes, o como padres; amén de formar "en católico" las de las personas que nos competen.
Organizar a todos los sacerdotes para que asuman por completo la catequesis es una tarea tremendamente compleja y requiere un proceso prolongado de adaptación. La instrucción catequética es vital, y los niños no pueden esperar a que cada parroquia logre implementar tales cambios. Por ello, urge encontrar soluciones alternativas que aseguren la formación cristiana inmediata de los más jóvenes sin sobrecargar la estructura parroquial y garantizar que la salus animarum de los niños esté siempre resguardada.
Es impresioante descubrir, entre los más de 18,000 obispos y 400,000 sacerdotes en el mundo, el singular y valiosísimo aporte de la página web de Mons. Munilla. ¡No hay nada semejante! Con más de 2,000 audios que exponen la doctrina católica de manera ordenada y sistemática, su sitio ofrece una formación profunda en la Fe, accesible para todos (desde jovenes hasta adolescentes y adultos). La claridad, pasión, y el enfoque actual de Mons. Munilla hacen de esta obra un recurso inigualable para el aprendizaje y crecimiento espiritual.
Este vasto proyecto de catequesis en Radio María, respaldado por más de una década de liderazgo, refleja claramente la providencia y el manto protector de María. La misión catequética de Mons. Munilla, quien fue designado como el máximo responsable de la catequesis en España y cuyo trabajo llega incluso en diferido a América Latina, es un verdadero testimonio de fe y servicio. Además, el hecho de que su hermano haya dirigido Radio María en ese mismo período crea un binomio providencial que ha marcado profundamente la evangelización mediática.
Impresionante también el trabajo de P Antonio López al frente del compendio en Radio María.
Una solución al punto 3 de su post sería que usaran de guía estos cientos de audios y que los jóvenes de Comunión o Confirmandos estuvieran obligados a escuchar dichos archivos, así como los catequistas; se evitarían deformaciones y subjetividades.
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Qué los sacerdotes sean los verdaderos catequistas, ni es complejo, ni es un proceso que se alarga porque sí. Para nada: al contrario. Y los frutos serían inmediatos en la salud animarum, para satisfacción de los mismos Sacerdotes.
Gracias por tu recomendación a favor de Munilla.
Se admite de padrinos a personas que viven sin casar o en adulterio.
Se admite a la primera comunión a hijos de padres que no valoran la eucaristía.
Las músicas de las bodas es cada vez más lamentable: música de películas, mundana...
El etc. es interminable.
Y así, tragando con todo los sacerdotes, con una sensación de insatisfacción creciente y peligrosa.
Y los que tenemos por arriba sólo te dicen que hay que ceder y ceder y ceder para que la gente, que es muy floja religiosamente, no se enfade.
Hasta dónde vamos a llegar.
Yo, personalmente estoy muy muy muy harto.
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No hay por qué tragar: NO es una opción evangélica, al contrario: hay que servir a Dios antes que a los hombres, aunque sean de Iglesia.
Por otra parte, según como están las circunstancias ya no se puede intentar "vivir cristianamente" porque inmeditamente los dedos acusadores, muy misericordinos por cierto, señalan al que así lo intenta de "rígido", "pelagiano", "jansenista", "contador de rosarios", y no sé cuántos epítetos más que se han vuelto moneda corriente en la última década y algo más. Así que intentar conformar un regimiento de sólo catequistas que vivan de forma cristiana es casi una quimera, ¿acaso la Iglesia no es para "todos, todos, todos", y no solamente para los puros?
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No sé qué quieres decir con que "los Sacramentos tienen un orden natural".
La Primera Comunión puede anteceder a la Confirmación. O no. Unas Diócesis lo hacen de una manera y otras lo hacen al contrario.
Que te acusen por intentar vivir cristianamente entra dentro del sueldo, y no es ningún problema: "Si a Mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros ".
Si hay catequistas que dan la talla, se enrolan en la parroquia; si no los hay, no hacen falta alguna.
En la Iglesia, todos, todos, todos somos pecadores: ésta es la realidad. Qué diferencia pues a unas almas de otras? Que unas NO quieren dejar de serlo, y otras sí. La diferencia no es pequeña, sino determinante.
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Lo de atea no te lo aconsejo porque no es ninguna solución; al contrario: es la peor opción para la Vida presente y para la futura; aparte que no se puede educar a los hijos sin Cristo, nuestro único Modelo.
Por lo demás, tienes razón en lo que denuncias. Hasta el punto de que, tal como están las cosas, Trump es más católico, no siéndolo, que muchísimos que sí se llaman católicos y viven a la contra, exactamente.
Y piénsate lo de "atea": se lo agradecerás infinitamente al Señor.
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Se usaba, de libro base, el Catecismo de Tercer Grado. Había también libros específicos. Pero es que, en Bachiller se daba Religión en alto nivel, como una asignatura más.
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Tienes toda la razón.
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Cuando son niños, el mayor esfuerzo catequético hay que centrarlo en los padres; y a los niños de los padres que no se comprometan a practicar su Fe y su Religion como responsabilidad total y absoluta suya, pues que no se les admita.
Se objetará -mal objetado, por cierto- que los niños no tienen culpa de lo de sus padres; bueno: yo tampoco. Pero, sin sus padres comprometidos y convertidos, al domingo siguiente los niños han desaparecido.
En la confirmación, si se les prepara de crios, pues se procede de la misma manera. Sí ya son autónomos, se les exige a ellos, los chavales, directamente. Y a quien se ve que no se compromete, se le dice que para otro año. Sin el menor problema. Al contrario: el sacerdote salva la suya, y protege la de los chavales.
Y también se habló mucho de esto; que si implicar más a los padres, que si más años de catequesis, que si no es la edad adecuada.....etc, etc.
¿Solución? Hay una muy sencilla y muy radical: que los sacramentos de iniciación sean administrados a personas adultas que realmente tengan interés en caminar en la fe dentro de una comunidad concreta en las que van a estar y comprometer.
Lo cual no significa que haya que apartar a niños y adolescentes de la pastoral, pero sacramentos de estos, no ; ni están preparados psicológicamente, ni espiritualmente.
¿Se quiere hacer esto? No, porque iban a ser "cuatro gatos" los sacramentados, y preferimos una "iglesia de masas" y no de minorías.
Esto es lo que pasa y nadie lo dice en voz alta.
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Los Sacramentos, cada uno, tiene su edad, su preparación -que no es únicamente la Catequesis-, y sus circunstancias, habida cuenta de la necesidad y especificidad de cada uno.
Por poner un ejemplo: no hay por qué dejar el Bautismo para los 20 años, ni la Primera Comunión ni tampoco la Confirmación.
Personalmente, hice la Primera Comunión a los 8 años, y al año o año y medio me confirmé. Y no me fue nada mal.
Por qué? Porque en aquella época TODO en España era católico: la sociedad, la familia, la Iglesia y hasta los Gobernantes...!
Ahora NO es así. Y NO podemos funcionar con unos presupuestos irreales, que lo único que han generado es "adiós!".
Pero de ésto a dejar los Sacramentos para cuando uno es adulto..., como que NO, oyes...
No entiendo como un niño que tiene clases de Religión en el colegio, como es el caso de los colegios concertados católicos, desde el Primer curso de Infantil, llega a Tercero de Primaria y quiere asistir a la Catequesis para recibir su Primera Comunión y hay que partir de cero.
Existe una disociación antinatura entre las clases de religión y las catequesis. En primer lugar habría que coordinar ambas actividades y olvidarse de argumentos absurdos y diferencias conceptuales entre las dos actividades. En segundo lugar habría que volver al catecismo y memorizar. En tercer lugar una programación adecuada a las edades que contemplaran, la Historia Sagrada, La vida de Jesús, la Historia de la Iglesia, el Credo y la Moral, y para los más mayores incluso la Doctrina Social de la Iglesia. Todo lo anterior acompañado por unas nociones de Liturgia. Todo eso no es una quimera, ya se hacía en los planes de estudios escolares. Por supuesto es mi opinión. Y si los padres y madres no acompañan a sus hijos en su fe mejor sería que no recibieran los Sacramentos.
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Fijate si había coordinación que los niños se preparaban a la Primera Comunión y a la Confirmación en sus colegios. Incluso recibían esos Sacramentos, también en sus colegios. Eso se cortó desde los obispos, x varias razones, a las que no voy a entrar, con una excepción: los colegios católicos iban dejando de serlo x iniciativa postconciliar propia.
Clarísimo lo suyo, pero eso significa que previamente debemos tomarnos los Sacramentos en serio y eso se consigue únicamente por la Fe y habrá Fe cuando regrese (la pregunta no es mía)...
Canon 840 Los sacramentos del Nuevo Testamento, instituidos por Cristo Nuestro Señor y encomendados a la Iglesia, en cuanto que son acciones de Cristo y de la Iglesia, son signos y medios con los que se expresa y fortalece la fe, se rinde culto a Dios y se realiza la santificación de los hombres, y por tanto contribuyen en gran medida a crear, corroborar y manifestar la comunión eclesiástica; por esta razón, tanto los sagrados ministros como los demás fieles deben comportarse con grandísima veneración y con la debida diligencia al celebrarlos.
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Amén.
Pero no entiendo lo de: "la pregunta no es mía".
Yo si he observado que bastantes laicos que están en ministerios de catequesis de Bautismo y Confirmación, incluso ministros extraordinarios de la Comunión, tienen una formación bastante deficiente. Desde mi punto de vista, además de una vida coherente, que esto se supone que lo tienen, tienen que tener una buena formación, no es necesario que sepan Cristología Dogmática ni Teología Espiritual, pero si es necesario que conozcan el sacramento del Bautismo, qué es, y sobre todo a qué nos comprometemos al recibirlo. Si en el mundo una persona firma un contrato laboral sabe a que se compromete, no tendría sentido firmar un contrato laboral para no ir al día siguiente a trabajar.
Al recibir el sacramento del Bautismo nos comprometemos a perfeccionarlo; nos comprometemos a perfeccionar nuestro Bautismo, luego cada bautizado tendrá sus tiempos, unos llegarán antes y otros después, pero todos tenemos que tener claro que este es el compromiso que aceptamos, y si no vamos a aceptar el compromiso no nos bautizamos. Y así con el resto de sacramentos. Entonces a partir de este momento, vendrá todo lo demás. Si nos bautizan de bebés, pues si o si, aceptamos obligatoriamente el perfeccionamiento del Bautismo, y todo lo que implica.
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De bebés, lo aceptamos a través del compromiso personal de padres y padrinos. Sí estos no se comprometen, xq ya se han soltado de la Fe y la Religión años atrás, ya todo está viciado, espiritual y sacramentalmente hablando. O sea: en la realidad de su vida, falsa de Compromiso y Fe.
Y si un Sacerdote admite ésto, a él le ocurre exactamente lo mismo: falta de Compromiso y Fe. Y grava fuertemente su conciencia.
Lo más Santo que tiene recibido un Sacerdote es la Administración de los Sacramentos. Y es de lo primero que tendremos que dar cuenta ante el Señor.
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No sé qué hay que discernir en lo que expones. Animamos a los padres a bautizar a sus hijos si se trata de padres católicos. Y se les forma y se les ayuda a que sean coherentes, asumiendo que son los primeros educadores en la Fe de sus hijos. Lo que significa, exactamente: "criarlos para Dios", para que sepan vivir como hijos de Dios.
Sí más tarde, con la edad, los hijos se echan al monte, es "su" problema: ni sus padres ni sus párrocos tendrán la menor culpa.
Por otro lado, los obispos, los sacerdotes y los padres tienen que aprender a "correr el riesgo de nuestra libertad", como hace y asume el Señor, poniendo de su parte todo lo necesario para que los hijos aprendan a usarla recta y noblemente.
Amén.
Lc. 18.8
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Pues depende de nosotros: de que queramos creer. Este es todo el quid del asunto.
Sabiendo que: el que crea se salvará, el que no crea se condenará.
Mis disculpas por la inexactitud en mi intervención anterior. Quise decir orden teológico de los sacramentos, por el cual el segundo de ellos, es la Confirmación.
Que la Comunion pueda anteceder, o no, a la Confirmación, como Usted dice, no significa que "tenga" que antecederlo, como ocurre odiernamente. Quiero conocer ese obispo del planeta tierra que permita libre y sin reparos que en su jurisdicción los cristianos en edad de la discreción accedan a él.
Por eso yo afirmo que la Confirmación tiene que ser siempre el segundo Sacramento en ser recibido, sin reparo, sin trabas, sin impedimentos, sin "reglitas" (así, en minúsculas) inventadas por hombres (los obispos). Punto.
Francisco en al menos dos ocasiones ha hablado de dicho orden en sus audiencias generales. Claro que para darle la referencia exacta necesito más tiempo. Por ahora no más.
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En la Diócesis de Alcalá de Henares, con don Reig Pla, se hacía en el orden que indicas. Ahora, con don Antonio, no lo sé.
Pero ese orden NO es esencial. Por eso los Obispos, Cabezas de sus Diócesis, pueden organizarlo de otra manera.
Los Obispos, como los Sacerdotes, son hombres, sí. Pero "sacados" de los hombres para ser "el mismo Cristo, entre sus hermanos los hombres ".
Y no dan "reglitas": gobiernan desde Dios y para llevar las almas a Dios. Es bastante más serio de lo que apuntas.
La enorme crisis actual -se diga lo que se diga- es la falta de Fe.
Un intenso ataque a los Sacramentos, sacerdocio, matrimonio, etc., (de manual), todo es opinable, nada es firme, multiple choice que le dicen.
Vamos con alegría a la II Reforma...
Que el Señor nos agarre confesados...
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Es la mejor manera de presentarse ante Él. Y deberíamos amarrarla, únicamente por nuestro bien, terreno y eterno.
2. Primero, el Sacramento del Bautismo de un bebé que no sea el Sacramento de despedida a la misión de la Iglesia.
3. Bautizar solamente a aquéllos bebés que tienen garantizada la educación en la fe católica. Aquí culpo a Obispo, Sacerdote y Diácono.
4. Examen de fe católica a padres y padrinos. Ya verán que no es sorprendente el "Sacramento de despedida." Adiós es desear ir "a Dios."
5. Obispo y Párroco de catequistas. Monjes catequistas.
6. Examen nivel alto fe católica laico catequista.
7. Bautismo como se hacía: un Exorcismo, una liberación, y sanación. Bautismo hijo de Dios.
PD: Aunque nos pase como a San Pablo en el Areópago: Al oír la resurrección de los muertos, unos se burlaron y otros dijeron: “Sobre esto ya te oiremos otra vez”. Así salió Pablo de en medio de ellos. Pero algunos hombres se adhirieron a él y creyeron, entre ellos Dionisio Areopagita, una mujer llamada Damaris y algunos otros con ellos». (Hch 17,32-34).
Sería un buen comienzo
Un fuerte abrazo.
Buenos días padre. Es verdad esto, pero muchas veces el problema está más allá. Aconseja usted que sean los propios sacerdotes quienes asuman las catequesis, pero es que ahí está tantas veces el problema, en los mismos sacerdotes. Son esos mismos sacerdotes los que promueven doctrinas tan adaptadas a la modernidad que ya no se sabe en qué se parecen a la católica. Tampoco creo que deba extenderme más, ni siquiera me atrevo a culparles en serio porque así se lo han enseñado a ellos a su vez. Y seguros como están de su concepción de la Iglesia, ellos mismos se rodean de colaboradores de su estilo, no hace falta que sean grandes pecadores.
Tenemos que rezar mucho.
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Tenemos que rezar mucho constantemente, y no desfallecer: así nos convoca San Pablo, con toda razón, y con divina Inspiración.
Hay el niño, se le educa y forma desde pequeño, pasa lo mismo con un arbolito, sino lo enderezas desde pequeño, crecerá torcido.
Cómo no se ponga en vigor una catequesis como la de hace , por lo menos cincuenta años, basada en el catecismo, no sé formará bien ni a los niños ni a los jóvenes.
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Uno de los "grandísimos hitos" del famosísimo y genial CV II fue, precisamente, dejar a todos en la Iglesia SIN Catecismo alguno: gran hazaña pastoral donde las haya. Y así estamos, pues a ésto hemos llegado: "Adiós!".
La desgraciada Descristianización se ha impuesto desde arriba. Y que cada palo aguante su vela.
Pero, ¿cómo los progresistas van a enseñar lo que ellos rechazan?
Éstos adefesios creen que abrazan a Cristo mientras escupen sobre su Doctrina, ah porque ésta es cosa severa e inmisericorde. Falso.
Los progrez adolecen de falsa dicotomía grave, puesto que hablan de los doctores como algo opuesto a los testigos de Jesucristo, que viven su Evangelio.
Falsa dicotomía grande como una casa.
¡No pueden separar a Jesucristo de Su Doctrina! Rechazan a Cristo, por tanto.
«El que creyere y fuere bautizado, se salvará; mas el que no creyere, se condenará.» Mc 16, 16.
Quizás hay que cambiar el modelo actual de fe. Por un modelo donde las parroquias se conviertan en comunidades vivas donde se comparta y se transmita la fe, se de algún tipo de formaciòn, se exponga al Santísimo etcétera.
Yo tengo 35 años y vivo en una zona rural. Y te puedo decir que exceptuando la misa diaria que tenemos. Y el sacramento de la confesión cuando lo solicitas. No hay nada más. Aunque bueno tampoco esta mal. Son dos pilares de nuestra fe. Pero es insuficiente para el crecimiento y profundización en la fe. Por no tener no tenemos ni lectura creyente.
Y si quiero vivir más mi fe en mi caso concreto que encima vivo solo. Tengo que hacerlo a través de internet.
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Desde el último Concilio, la desasistencia de los pastores respecto a la formación "en católico" de los fieles es demencial: tan demencial que se dejó de dar en tantísimos sitios, sustituida por la "formación del mundo y para el mundo": o sea, para hacernos mundanos, empezando por los clérigos y religiosos. Y tantos países dejaron de ser católicos. España muy en particular.
Bautismo, Confirmación, Comunión.
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Será debido: no te lo voy a discutir. Pero NO es revelado. Como tampoco lo es la edad para recibirlos
Son dos concreciones de la Pastoral de la Iglesia, acuñada desde más de un milenio atrás el bautizar cuanto antes a las criaturitas.
El orden de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana ha fluctuado; y sigue fluctuando, xq NO es lo determinante: lo determinante es cómo se les prepara para recibirlos. Ésto es LO católico verdaderamente.
Su escrito refleja una cruda realidad.
Dentro de unos días asistiré a la confirmación de uno de mis nietos.
Es muy buena persona y creo que tiene buena Fe.
Pero es como la Fe de su abuelo? No lo se. Desde luego no la vive como yo la viví.
Va a misa cuando se tercia, estando con nosotros en Vacaciones, nos acompañaba todos los festivos y con muy buen ánimo, pero lo de todos los domingos... pues como que no.
Sin embargo creo que la catequesis y la confirmación le hacen ser mejor que si no fuera.
Entonces que hacer como abuelo? Rezar, sólo creo que debo rezar. No se hacer otra cosa que mejorase la situavión como creo que deberia ser.
Dice que la solución a lo que plantea que realmente está pasando, debe empezar en la cabeza.
Puede ser.
Pero veo que las soluciónes que presenta pueden hacerlas los sacerdotes, sin necesidad de "los de arriba", no creo que se lo impida nadie.
Porque no lo hacen? No se, quizás les pase como a este preocupado abuelo. Que junto con mi esposa creemos que intervenir podría estropear más que arreglar.
Debo decirle que así, es mejor que no se confirme?. No creo que deba hacerlo, y no lo haré.
Y esto llueve sobre mojado, pues tengo otros nietos que hace años que se confirmaron.
Darles mis opiniónes y lo que yo hago sí.
Meterme en sus conciencias, creo que no debo hacerlo.
Dar y tomar la medicina es más difícil que pronosticar la enfermedad.
Rece por nosotros, Padre Jose Luis.
Gracias.
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Tú comentario está muy bien articulado, y seguro que mucha gente, Sacerdotes y laicos, opinan como tú, y te darían toda la razón. Pero yo, entendiéndote, no puedo hacerlo. Y me explico.
La Vocación de hijos de Dios en su Iglesia, es una Vocación de Plenitud de Vida en Cristo, que se llama Santidad.
Sí perdemos esto de vista, y además como estamos con las rebajas (im) pertinentes, ya nos hemos apeado de nuestra Vocación, y ya no estamos en el Seguimiento de Cristo,con todas sus Consecuencias: con el heroísmo que demuestran los Mártires y los Santos.
El Sacramento de la Confirmación busca que seamos coherentes y, por tanto, nos comprometamos en ese Seguimiento, haciéndonos Soldados de Cristo. Soldados que van y entran a la Pelea a la que nos convoca. Sí admitimos quemo hay pelea, nos hemos entregado cobardemente al Enemigo.
Piénsalo. Ya sé que el corazón tirará por otro lado; pero para eso está el Poder y el Criterio de la Fe, que debe ser nuestro Guía permanente: nunca falla.
Conozco a una mujer cuya hija tenía novio y comenzó a vivir con él. Llegaron sus vacaciones y esta chica quiso ir a ver a los padres con su pareja y, claro, dormir con el novio también en casa de sus papás. Pero la madre le dijo no, aquí no, podéis venir a vernos y si os quedáis en casa cada uno dormirá en una cama. No sé como acabó aquella visita pero si sé que la madre no consintió y ahora esos novios están felizmente casados por la Iglesia.
La pena es que no conozco a nadie más que haya actuado así. Nos falta fe.
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Y nos falta compromiso. Unos falta Vida de Fe. Y nos sobra falta de lucha. Y nos falta fiarnos de Dios. Y nos sobra soberbia e independencia mala de Dios. Y nos falta querer irnos al Cielo. Y nos sobra mediocridad...
Todo ésto NO lo digo por Frailevi como es natural: hablo en general.
Pongamos una imagen como ejemplo:
en el Bautismo Dios siembra la gracia de la fe en nuestras almas;
en la Confirmación es el Obispo quien confiere la plenitud del Espíritu Santo en el alma del bautizado;
y así el bautizado-confirmado está en condiciones de poder recibir la Comunión, siempre que haya sido formado debidamente, él, sus padres y padrinos.
Si no se da esa formación o si la persona no acepta la Doctrina de la Iglesia, no se le debe bautizar, ni confirmar, ni darle la Comunión.
Y los Pastores de la Iglesia debemos advertir de todo ésto a los fieles.
No vale el "bauticémosle y ya veremos" ni vale el "confirmémosles y ya veremos"
Es necesario e imprescindible asegurar una sana formación en la fe y en el testimonio cristiano antes de la celebración de los Sacramentos.
El orden también importa, me parece.
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