La inmisericorde Pasión de la Santa Iglesia
Jesucristo Padeció y Murió y Resucitó por todos nosotros: esta es su Obra en favor nuestro -Yo, para esto he venido-; y este es el Fundamento de nuestra Fe.
Además, a todos los que quisieran seguirle, les vaticinó lo mismo: Si me han perseguido a Mí, también os perseguirán a vosotros. Y, en otro lugar, añade: El que quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, tome su Cruz cada día, y sígame.
De hecho, y a lo largo de toda la Historia de los hijos de Dios en su Iglesia en medio del mundo, la Persecución hasta la muerte, ha sido una constante: signo de predilección divina para todos ellos, y manifestación de la máxima Caridad que albergaba su corazón para con Dios.
Pero, ahora, a quien se acosa y persigue, con intenciones homicidas hasta el exterminio, es a la misma Iglesia. Es una nueva vuelta de tuerca -la última que les queda por poner en obra-, convertida en una pinza inmisericorde: desde fuera y desde dentro de Ella misma.
Los tiempos que está viviendo nuestra Santa Madre Iglesia, desde hace ya más de ciencuenta años -casi una eternidad sufriendo-, es una Pasión prolongada, feroz, sin tregua ni descanso; a más de feroz e inmisericorde. Como mínimo: tal cual la padeció Nuestro Señor Jesucristo.
No hay sangre a la vista, pero los estragos son, en sí mismos, “sangrientos” y crueles por demás. No hay clavos, pero sí “puñaladas por la espalda” y traiciones. No hay Madero, pero tantas veces la Cruz interior, moral y espiritual es, puede ser, mucho más cruel.
Como pasó con Cristo, también le viene de parte de “los suyos“, los Miembros de los que deberían ser sus hijos más pendientes de su Madre, por más amantes; pues por Ella son eso: su Jerarquía. Y utilizan el Cargo para lo que lo utilizan: para matar lo que más deberían amar.
Porque, como sería lógico esperarlo, deberían actuar fielmente en Nombre de su Hijo, como Miembros eminentes de su Iglesia, al Servicio de las almas todas: los hijos queridísimos de Nuestro Padre Dios. Como dice san Pablo: de un administrador, lo que se espera de él es que sea fiel.
Pero no: es desde arriba -como, por otra parte, no puede ser de otra manera-, de donde le viene a Ella todo el sufrimiento que está padeciendo. Es que la está matando: aunque “resucite” también al tercer día, como su Santo Fundador, Jesucristo. Pero la gloriosa, real y verdadera Resurrección viene siempre después de la Muerte, no menos real: dolorosa y cruel.
Muchos hijos de su Jerarquía están diciendo, opere et veritate: “¡Crucifícala, Crucifícala!".
Porque se repite la ignominia. “Los Sumos Sacerdotes“, a día de hoy y con lo que ha llovido, se hacen el mismo ¿"razonamiento"?: “Conviene que (Ella) muera, y no que perezcamos nosotros": lo de “la Nación” les cae muy grande a todos estos.
Y la entregan a los poderes públicos: al NOM, que está presente y activo en todos los desmanes a nivel mundial, acosando a la Iglesia con intención de derribarla, y a la Sociedad entera, esclavizando a sus gentes y poder disfrutarlas a su servicio.
Lógicamente, todo bien camuflado bajo el título o bandera que cada uno prefiera; eso sí: inoculados esos postulados desde los púlpitos con los que lavan el cerebro y cauterizan la conciencia del personal: desde el calentamiento global, el clima, los plásticos, el mundillo, la carne fresca de menores, la trata de personas -de preferencia, siempre pobres y menores-, la conversión ecológica, o la libertad de la mujer -al menos de algunas, que tampoco hay que exajerar-, etc., etc. Es decir: tragando del pienso que desde arriba se les echa a la gente, que agradece la comidilla; eso sí: con menú a la carta.
Además, y desde los propios Miembros de la Jerarquía, se malbarata la Palabra de Dios, se la oscurece, se la denigra…, cuando no directamente se la contradice, y se pretende enseñar de modo “unívoco"; o equívoco. Pero claro: contrahecha.
La Iglesia ha enmudecido a la hora de Enseñar. Ha legislado, copiado de lo que sucede por lo civil, a favor de los criminales; y ha perseguido a sus hijos más fieles, que no se han doblegado ante el poder eclesial, ni ante el poder civil: en su seno, antes Maternal, se mantiene firme y en vigor la “persecución de los buenos”, por parte de ¿los únicos “buenos"? Y la tarea de Santificar, ya “ni está ni se la espera”: de hecho, no se va más allá de “la conversión ecológica”…
Por cierto: hasta hace unos pocos días no había caído en la cuenta del por qué el empeño en menguar las homilías -que viene de largo: no es de ahora-: es un paso más en el desistimiento de las almas y de las conciencias por parte de los Jerarcas. Como decía hace años un señor obispo de esta España nuestra -irreconocible en su descristianización-: “nada de adoctrinar en las homilías: para eso ya hay otras cosas y otros momentos“.
Por supuesto, los momentos única y exclusivamente de Predicación -o sea: de formación Doctrina y Moral de las conciencias-, que se estilaban en tantas Parroquias, ya ni se recuerda cuánto hace que desaparecieron. Del mismo modo y manera que desaparecieron los Sacerdotes “Predicadores", como su principal función…
Como desaparecieron, con gran pérdida para la Iglesia y para las almas, las Oposiciones de los clérigos para promocionarse, con justicia y derecho. Desde ese momento precisamente, el “dedo” de los Jerarcas como única promoción para los Sacerdotes, es lo que ha traído su desmotivación, como primer mal; luego, el “carrierismo”: que más tarde hay que denunciar como un mal, porque lo es; lo que no se dice es que es un mal provocado desde arriba, nuevamente; el “tragar sapos y culebras”, bien “calladitos, que te la ganas”, es otro de los males generados: tener unos súbitos perrunos; finalmente, la Persecución, tambien a dedo. Las únicas excepciones a esto es si te significas, por ejemplo, a favor de las burradas más anticatólicas. Un ejemplo de libro y fama: el tal James.
De este modo, la Verdad de Dios -no “nuestra": la tenemos en Depósito-, queda convertida en “mentira". El Bien, en “mal". El Pecado, en la “solución” y la única “salvación". El Cielo, en mera “quimera". El Infierno, un “engañabobos". La Vida Eterna, “consuelo de tontos".
A mayores, se envilece la Liturgia; convertida, en el mejor de los casos, en un “espectáculo", más digno de un cabaret que de una capilla o parroquia. Lo cierto y verdad es que hay menos sacrilegios en un cabaret -seguramente, ninguno-, que en cualquier Misa de cualquier lugar en cualquier día y hora.
Y así podríamos seguir… Simplemente, me quedo con el epíteto que les coloca a todos estos el Mismo Jesús en sus revelaciones a Marga: “¡Asesinos!".
Ciertamente, falta enterrarla, pues aún no ha muerto. Aún agoniza todavía, en una agonía de nunca acabar. Pero en esas está. ¿Por cuánto tiempo? Sólo Dios lo sabe.
Ahora bien: ¿Cómo se ha podido llegar a esto? Lo explica perfectamente el mismo Señor: No podéis servir a dos señores. Y es lo que pasa. Es lo que ha pasado. Porque, en esa tesitura, los que se han hecho mundanos -los de la “conversión climática"-, siempre prefieren al que no se debería escoger NUNCA, pero se escoge: al Enemigo de Dios, de la Iglesia y de las conciencias.
Y todo por unas perricas y algo de boato. Efímeras ambas cosas. Y que nadie se va a llevar al Otro Barrio, por cierto. A la Vida Eterna se lleva uno lo que ha sembrado: si pecado, Condenación. Si Santidad, Bienaventuranza Eterna.
Y, “¡no hay más cera que la que arde!”.
Remedios humanos, no hay demasiados. No se ven, a día de hoy, dentro de la Iglesia. Los Santos siempre han sido, en su Seno, los verdaderos Reformadores. Pero esos, los Santos, ¿dónde están, hoy y ahora? Es difícil ponerles nombres, aunque “haberlos, haylos”.
Tenemos la certeza de que: porta Inferi non praevalebunt! Pero, hasta entonces, sólo podemos confiar en Jesús, Nuestro Dios y Señor. Y en su Madre Santísima.
Amén.
17 comentarios
Me ha llamado muchísimo la atención el tema de la "las Oposiciones de los clérigos para promocionarse, con justicia y derecho". Hasta cuando existió?.
La fecha exacta no la recuerdo: todo se puso en marcha tras el Concilio.
Sólo me queda agradecerle sus reflexiones y pedir al Señor que lo bendiga, aliente y proteja.
Saludos cordiales.
Abrazo grande!
Álvaro Fernández
Un saludo desde Ambato, Ecuador
Gracias por su valiente artículo, son, éste y otros una buena referencia de la situación actual de iglesia.
El mejor pastor, de siempre, desde Jesucristo, es el más Santo. Fijo.
Otros, los que la deberían cuidar y defender, se cruzan de brazos y dicen: "¿No dijo que las puertas del infierno no prevalecerían sobre ella? Pues si es la Iglesia de Cristo, que Él la baje de la Cruz y la salve".
Y así estamos donde estamos... Por mor d una parte importante d la Jerarquía.
A muchos Sacerdote, ni siquiera les gusta tratar este tema en sus predicaciones, pareciera que les dá miedo y creen, que, si tocan el tema, sus fieles se asustarán y se alejarían de los templos, craso error, es necesario hablar de estos temas y mientras más Sacerdotes se sumen, más posibilidad habrá de salvar Almas, pero es necesario que recurran a los dones del Espíritu Santo: Sabiduría y Entendimiento para ellos conocer primeramente la verdad revelada y luego orientar a sus feligreses.
En una ocasión manifesté en un comentario en este mismo blog, que la Iglesia debía seguir el mismo camino del Señor: ser perseguido, apresado, crucificado, morir, resucitar y ascender al Cielo, para abrirnos las puertas del Paraíso y sin embargo hubo personas que me atacaron, supuestamente con conocimientos de teología y que ahora veo en sus propios Blogs, que no saben para donde vamos, humildad y caridad son las virtudes que deberíamos poner en práctica para no pecar contra el Espíritu Santo.
Quiero hacer una salvedad, cuando digo muchos Sacerdotes, no incluyo al Padre José Luis Aberasturi, pero hay que reconocer que la mayoría de los Sacerdotes están como paralizados sin saber que actitud tomar ante las ofensas evidentes que cometen contra nuestro Señor Jesucristo y las enseñanzas que nos dejó como legado.
NO RECONOZCO A ESTA IGLESIA LIDERADA POR BERGOGLIO, COMO LA IGLESIA DE SIEMPRE.
LA IGLESIA CATOLICA, APOSTOLICA Y ROMANA que en los últimos tiempos será formada por un pequeño resto catacumbal, profetizado, además por el mismo Papa Benedicto XVI, por el Cardenal Cafarra, por el Padre Pio de Petralcina y otros tantos Santos y teólogos de renombre.
Evidentemente todos los que permanezcan unidos a esa falsa iglesia que lidera Bergoglio, corren el riesgo de perderse en el camino. abran los ojos y déjense llevar por las virtudes de Humildad y Caridad que junto a los dones de Sabiduría y Entendimiento les marquen el camino para que no se pierdan, sigan la luz de Cristo.
Muy cierto
Dejar un comentario