Vattimo: el pensamiento débil

Ha muerto Gianni Vattimo. Ahora vendrán las glosas obligadas: no hay como morirse para que todos proclamen poco menos que eras casi santo.

Voy a ir contracorriente. Como contracorriente se le ha presentado a él tantas veces. En especial, me voy a centrar en su proclama y defensa del “pensamiento débil". Y en su trayectoria personal.

Las dos dimensiones, como no puede ser de otra forma, están perfectamente entrelazadas: “se vive como se piensa, o se acaba pensando como se vive". Pues este aforismo, que no recuerdo bien de quién es, es la foto fija de Vattimo.

Si acuñó lo de “pensamiento débil” como denuncia, fue casi profeta; aunque la deriva de la kultur hodierna, le ha superado con mucho y en poquísimo tiempo: casi sin dejarle tiempo para pensar. 

Pero me da que no iban por ahí los tiros. Si acuñó la expresión como denuncia, lo sería… si no hubiese sucumbido a ella. Porque es lo que le ha marcado toda su vida. Y me explico.

Declararse “católico” y “comunista", dos mundos opuestos -"No podéis servir a dos señores…"-, es lo mismo que si yo digo que soy negro y blanco a la vez. Y sin el más mínimo pudor intelectual. Pues son dos categorías que se excluyen mutuamente.

Pero, clara y evidentemente, esa proclama no te hace intelectual; mucho menos superior a los demás. Una muestra de libro, no ya de “pensamiento", que no lo hay, ni siquiera “débil": se ha renunciado a pensar: es demasiado costoso…

Porque, pretender conciliar los contrarios, irreconciliables con la “verdad” -un tema ausente, a priori y por principio, de sus cavilaciones-, no te hace superior a los que pasan del intento por razones obvias. 

Pretender presentarse como “católico” -supongo que querrá decir “practicante"- y a la vez “homosexual activo", intelectual y moralmente irreconciliables de modo absoluto, no te hace intelectual ni católico. Si fuera por palabricas…

Hablar de “estar casado", o “casarse” -hablar de “matrimonio” en estos casos-, refiriéndose a estar arrejuntado con otra persona del mismo sexo -en su caso, una tras otra: creo que coleccionó hasta tres-, es una muestra más de la debilidad congénita de este supuesto “pensamiento". La moralidad del asunto se la dejo a ustedes.

Por supuesto: esto ni te hace mejor filósofo, ni más intelectual, ni más libre, ni más ni mejor hombre o persona, sino todo lo contrario.

Anclado en estos parámetros, lo único en lo que se es más, con diferencia, es en estar en camino de desaparecer en todos esos órdenes de cosas: camino de una autodestrucción o de una autoabolición expresa en todos y cada uno de esos aspectos, que conforman a la persona, y constituyen y reflejan su dignidad.

Estar a favor del “mundillo", en primer lugar por pertenecer a él y vivir para propagarlo, actúa en el mismo sentido, pues está en el mismo plano.

Y si además pretendes que estás con la Iglesia -se supone que habla de aquella en la que fue bautizado y recibió la Fe-, con la trastienda y el currículum acumulado a pulso, te has instalado en el desatino permanente. Y tal parece que murió.

Así podríamos seguir…

Pero ahora voy a las CAUSAS de cómo se llega a esto, casi sin posibilidad alguna de salir de esa ratonera. Porque, como enseña la Iglesia, al final de la vida recogeremos lo que hayamos sembrado.

Y esto es casi matematico. Solo hay una “cosa” que es más fuerte que los líos en los que nos metemos porque nos da la gana: la Gracia. Lo único que nos puede sacar de ahí: pero hay que quererla, buscarla y vivir en Ella.

A estas cosas se llega por una solo razón, tanto en el orden puramente Intelectual como en el orden MORAL, pues son inseparables: “Toda opción intelectual es una opción moral", como nos/me enseñó un auténtico maestro: Carlos Cardona. Se caiga en la cuenta, o no.

Porque, cuando uno deja que la Filosofía -que, en el plano humano, debe ser la Gran Barrera que nos defienda de nuestras “locuras"-, no solo se aparte de indagar sobre “el ser de las cosas", es decir, del estudio de la Realidad; y se queda como “criterio” para funcionar con la propia interioridad, es decir: lo que “yo pienso” sobre las cosas -sobre toda la Realidad: el mundo, el hombre y Dios-, me he quedado sin referentes reales: en ese mundo, en “mi” mundo, todo es ya inventado. Es decir: irreal.

Si lo que yo pienso no se corresponde con lo real, es “su” problema, dicen todos éstos: no el mío, porque lo real ni me preocupa. Ni me lo planteo: estoy a lo mío, NUNCA peor dicho.

La Filosofía digna de ese nombre -"Sabiduría", la han llamado los que sí saben-, es la que no pretende sino saber de lo REAL. Para eso nace, allá por el s.V a.C., con esta sencilla afirmación -verdad incontrovertible: de las que abominaba Gianni-: “El ser es, el no ser ni es". “Por qué hay cosas, y no la nada".

Luego, se le fueron sumando otras del mismo tenor: “Ens, id quod est", por ejemplo. Y así llegaron a todas las cosas, al hombre y a Dios: a toda la Realidad habida y por haber.

Sin renegar, bien al contrario, de la capacidad de nuestro entendimiento, de alcanzar y de ser: “quodammodo omnia": porque nada real se le resiste. Ni siquiera Dios.

El “pensamiento débil” no es más que una nueva muestra de la renuncia -temerosa y denigrante a la vez; y siempre empobrecedora-, a la capacidad intelectual y a la dimensión verdaderamente espiritual  y, por lo mismo, moral que nos constituye, y en la que nos podemos realizar; en el sentido primario de “ser lo que somos", y en el sentido secundario de “hacernos lo que/cómo debemos ser": la tarea para la que hemos sido Creados por Dios.

Vattimo, por decisión propia, y por alimentarse y beber -por emborracharse, por envenenarse- en Nietzsche y Heidegger, renuncia a Dios, como lo primero; renuncia a pensar, para tranquilizar su conciencia, lo segundo ; y, cauterizada de este modo su conciencia, se enfanga en su vida personal: no puede ser de otra manera, ni en otro orden.

Creo que el autor de la frase que he citado era de Gabriel Marcel. Católico donde los haya. Y filósofo de pro.

Esta manera de ponerse uno como el ombligo del mundo, que nace con Descartes, y se hace religión con Lutero, continúa hasta el marxismo y la ideología de género, x poner unos hitos.

Del “pensamientos débil” se dejará de hablar dentro de cuatro días. Estamos ya, por desgracia, muchísimo más allá.