Pro Ecclesia tua, Domine! 5a.
De la mano de los “Dictados de Jesús a Marga” -cuya lectura reposada e, incluso, meditada nos haría un gran bien a todos los que queremos seguir siendo fieles hijos de Dios en su Iglesia-, me dirijo a los PADRES que se tienen por CATÓLICOS, y que quieren educar a sus hijos “en católico". Cosa que, cada año que pasa, ciertamente lo tienen más difícil: por cómo está la Iglesia y por cómo está el patio.
Por supuesto, también a todos los que quieren aprender a serlo y hacerlo así, “en católico": desde Dios y para Dios. Si a alguien le parece que ya le es un poco tarde para eso, pues sus hijos están casi emancipados, o emancipados del todo, le prevengo de que esa es una TENTACIÓN de libro: con el Señor NUNCA es tarde; o sea: SIEMPRE es/hay tiempo.
Y con los hijos, también siempre hay tiempo, pues la vida da muchas vueltas; y lo que hoy es negro, mañana es blanco, y así. Todos tenemos experiencias varias al respecto.
Además, no hay que olvidar el rectificar y enmendar los errores pasados. Para que las ‘cuentas de conciencia’ -que siempre son muchas, demasiadas con total seguridad-, mengüen o desaparezcan incluso, “sobreseídas” por el ‘Señor de las conciencias’, dada la posterior rectificacion…, con la consabida, necesaria y obligada Confesión.
Como dice el refrán: “¡Nunca es tarde si la dicha es buena!”. ¡Y qué mejor que la reparación de nuestras faltas, y la ayuda -en católico- prestada, ‘en conciencia’, a los propios hijos!
Las palabras que el Señor -o su Madre- nos dirige a través de sus “Dictados", son duras. Y lo explica: por la dureza de nuestro corazón y por lo extraordinario -para mal- que, objetivamente, están las cosas. Dejándonos por otro lado muy claro que SIEMPRE HAY REMEDIO. Y que está en nuestras manos: en nuestra personal CONVERSIÓN a favor de la Gracia, que NUNCA nos FALTA.
A la hora de enfocar o de entrarle al tema de la Familia, fundada en el Matrimonio -para los Católicos no hay otra forma de Matrimonio que el eclesiástico: desde esta perspectiva y con esta intención escribo todo esto-, solo cabe hacerlo desde los datos que nos aporta la Revelación, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
Yahweh-Dios nos deja meridainamente claro que el “invento” del Matrimonio es cosa suya: lo mismo que se “inventa” a Adán y Eva -los crea Él directamente-, Él hace las presentaciones. Y al quedarse los dos, Adán y Eva, “embobados” viéndose uno frente al otro -Adán exclamará: Verdaderamente, esta es carne de mi carne y hueso de mis huesos-, “aprovecha” Yahweh-Dios para entrar a fondo: Creced y multiplicaos, y henchid la tierra.
Ya está todo inventado por parte de Dios: el Matrimonio, desde entonces y en todas las culturas -con poquísimas excepciones, que no han cuajado casi en ningún sitio, ni han tenido entidad realmente-, será de “uno con una y para siempre"; y con una finalidad neta: la PROCREACIÓN.
Si esta no fuera su finalidad “cabrían", como pretende la progrez -uniforme y fotorreproducida: todos son sosías de todos-, los “homo/lesbi-matrimonios"; pero, al no ser este el caso, NO CABEN: se ponga la gente como se ponga, y se saquen los papeles que les dé la gana sacarse.
Jesucristo elevará esto mismo -de hecho se referirá al Génesis como punto de partida-, a la categoría de VOCACIÓN CRISTIANA, avalada y amparada por un Sacramento específico: El Matrimonio. Tan Vocación como el Orden Sacerdotal, por ejemplo, avalado también con un Sacramento: el Orden. ¡Hasta este punto es un Vocación esto de “casarse"!
Por tanto, lo mismo que a un Sacerdote, lo primero que le va a preguntar Jesucristo es respecto a su Ministerio, lo primero que les va a preguntar a los casados es respecto a su Matrimonio: fidelidad y amor mútuo entre los esposos, que es el modo que ha querido Dios para “tener” hijos Él: con el amor de los padres: no con el chute en una clínica -o sea, como con las vacas-, ni con un vientre comprado pero ajeno a los cónyuges: ¡no digamos si la parejita es homo-lesbi!
Todo lo que no está en el orden de cosas querido y establecido por Dios -el mismo que nos establece a cada uno-, es un pecado grave para los casados.Y para los solteros, tengan la edad que tengan, y sea su situación en la Iglesia también la que sea, o vivan como las vacas, es pecado toda búsqueda de placer sexual: con uno mismo, con otro, con otra, con un perro o con una mona… Igual que los casados al margen de su mujer.
Todo este panorama de la dignidad y de la finalidad de la sexualidad no admite excepción alguna: porque TODA Vocación Cristiana es una llamada a la PUREZA y a la CASTIDAD, cada uno en su estado, y en sus circunstancias personales: Así se viven el Sexto y el Noveno Mandamientos.
Como es evidente, en la kultureta de acoso y derribo del hombre y de lo humano, todo esto no tiene cabida, sino todo lo contrario: van a por ello. Por eso, todo el que mire al mundo para pretender tener “modelos” adecuados, no los va a encontrar…, porque no hay ninguno. ¿Vamos a estar obligados a salir a Madonna, o a Prince?
¿Dónde encontraremos, pues, no solo el MODELO, sino la orientación y la fuerza para vivirlo como Dios nos ha enseñado, como la Vocación propia de los casados? La solución está a la mano: Venid a Mí, nos dirá el Señor. La “Palabra de Dios” -la Revelación Divina-, que es Camino, Verdad y Vida en todos los órdenes de cosas: también para este tema, crucial, tanto para el mundo, como para la Iglesia, y para la misma persona, hombre o mujer. Vale también perfectamenta para los solteros.
Asentado esto como “lo católico” -Matrimonio, auténtica Vocación Cristiana: llamados por Dios a la Santidad en la vida marital-, y teniendo el NORTE bien fijo, solo cabe añadir unas pocas cosas más para tener todo el horizonte completo en orden a la Santidad -respuesta personal a la Voluntad Divina-, a la que estamos llamados todos los hijos de Dios en su Iglesia.
Habrá que amarrar, en primerísimo lugar, la propia vida católica de cada uno de los cónyuges. Esto, ¿qué implica? Lo mismo que concierne a todos en la Iglesia: vivir de Fe, de Esperanza y de Caridad en las circunstancias propias de la vida matrimonial, aplicándolas ahí: de cara al otro cónyuge, y de cara a los hijos que vengan.
Y para vivir Vida Teologal, hace falta la frecuencia de Sacramentos -Confesión y Comunión, que van de la mano, pues se implican mútuamente-; vida de Oracion personal, especialísimamente ante el Santísimo, Expuesto o en el Sagrario; y una formación profunda de lo que es Dios en sí mismo y de cara a nosotros: nuestro Padre y Señor; de lo que es cada uno en sí mismo -desde Él y cara a Él, pues de Él venimos y a Él vamos, lo queramos o no-, y también en relación con Dios, con el Mundo y con los demás.
Si le añadimos la Dirección o Acompañamiento Espiritual con un sacerdote de absoluta confianza, y que sea entendido en todo esto, tendremos el panorama completo de la respuesta a la Vocación Cristiana.
Vale para casados y solteros, para jóvenes y mayores, para hombres y mujeres, para sanos y enfermos, para convencidos y para dudosos, para los que están firmes en su Fe, y para los que se han alejado y sienta nel chispazo de volver sobre sus pasos e iniciar el camino de retorno a la Iglesia: o sea, a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Con Promesa cierta y firme de Salvación.
El camino de la Santidad no es fácil para nadie; ya que, como dice el mismo Señor: Hemos de ser probados, como el oro, en el crisol del fuego…, imagen que ya aparece en el Antiguo Testamento, y se vuelve a afirmar en el Nuevo. Pero, como nos enseña san Pablo, y es la experiencia universal en la Iglesia: Todo lo puedo en Aquél que me fortalece.
En la Iglesia NADIE está solo: tenemos a Jesús -Padre, Maestro, Dios y Señor, Médico, Samaritano y Cireneo nuestro-; y tenemos a María: Madre de Dios, y Madre nuestra también y por lo mismo. Él, Médico, y Ella Enfermera. Tenemos la Gracia, que obra maravillas. Tenemos la intercesión de los Ángeles y de los Santos…
El que quiera estar solo es porque quiere. Y el que sienta la tentación de la soledad, tiene fácil el remedio. Pero hasta de esas tentaciones nos ha advertido Dios para espabilar: ¡Ay del que está solo: porque cuando caiga, no tendrá quien le levante!
¿Por qué la necesidad de los PADRES de estar fuertes en la Fe? En primer lugar, porque, como les ha enseñado la Iglesia, son los primeros educadores de sus hijos. Y, en segundo lugar, casi todo en la sociedad en la que vivimos está a la contra: se opone exactamente a eso… incluidos colegios de tintura “religiosa”.
Por eso, en los Dictados, Jesús tiene unas palabras fortísimas para los padres que no lo viven o no lo han vivido, porque es su vocación específica: “Todos los padres que no enseñan a sus hijos ideas clave sobre la Religión y la vivencia de Dios son: ASESINOS DE SUS HIJOS” (8-8-2003).
¡No creo que deje mucho margen al “pasotismo” o al “escaqueo", por mucha justificación que a uno se le pueda ocurrir al respecto! Y vale, es lo mismo para los colegios o parroquias que no han cumplido con su papel en este orden de casas: formando y ayudando a los padres.
Claramente manifiesta Jesús que la Santidad personal de los cónyuges, fundada en la Vocación a la que están llamados, en el seno de la Iglesia y ante toda la Sociedad, está en estrecha unidad con los DEBERES de la Procreación y la Educación de los hijos: TENER los hijos que Dios quiera, y EDUCARLOS conforme a su condición de hijos Suyos, antes que de los propios padres.
Es más, yendo nuevamente a los Dictados, Jesús eleva aún más el listón, elevando a las familias a ser Cooperadoras de su Obra de Sanación y Salvación de todos, su Obra Redentora: “Restaurad las familias desde sus cimientos (…): restaurad, vosotros [los padres católicos, si lugar a dudas], la familia desde sus cimientos, desde el amor y el amor al Amor, desde buscar y encontrar cuál es la Voluntad de Dios sobre ella, y cuál sobre cada uno de vosotros, desde mostrar con la vida el ejemplo de lo que hay que ser: ¡sin miedo!, ¡con valentía!
Que muchos puedan volver sus ojos hacia vosotros [los matrimonios que viven así su Vocación, en Dios y para Dios] y que digan: ‘¡Esto es lo que hay que hacer: ya no me encuentro perdido!, estos son un ejemplo de lo que yo quiero hacer, en lo que debo servir’: ¿(Habéis) entendido?".
Seguiremos con este tema, crucial para la vida de la Iglesia, para la sanación de la sociedad y para hacer fructificar, con Dios, la Vocación Cristiana que supone el Santo Matrimonio.
Solo se salvarán los que, buscando la ayuda de Dios -de la Virgen María y de san José-, y la ayuda de algún Sacerdote espiritualmente competente en este horizonte voccional, comiencen a “meterse” sin tardanza por estos caminos.
Como es perfectamente comprensible, habrá de echarse uno a la espalda las dificultades que pueda prever, las que se va a encontrar -quizá en su misma familia- de seguro, más las tentaciones a lo bruto con las que el demonio va a pretender “escandalizar” a los casados ante estas pretensiones excelsas de Dios.
También os han escandalizado, aunque quizá ni siquiera lo hayáis notado, todos los “pastores de sí mismos” que os han dejado más que tirados en todo este horizonte. Deberían haberos llevado a vivir la grandeza del Matrimonio como Dios pretendía que lo hiciesen, y os han abandonado, cuando no engañado vilmente respecto a la vida matrimonial, muy en concreto -¡es vuestra Vocación Divina!-, como lo han hecho respecto a la vida cristiana, que está tan desfigurada que se hace irreconocible…
Os repito -porque nos sirve a todos en las circunstancias de cada uno-, aquello de san Pablo que tanta Esperanza nos mete en el alma: Todo lo puedo en Aquel que me fortalece. Es como una “vacuna” contra todo lo que pretende ponernos temor en el ánimo, y desaliento “enfermizo” para no hacer caso a Dios -¡locura!, nos dirá Satán y todos los que ya se le han entregado-, y no seguir sus enseñanzas: seguro de Vida Eterna.
No os importe que os parezca que no vais a conseguirlo: todo aquello a lo que uno, poniendo los medios con buena voluntad, no llega, nos lo alcanza el Señor: que no se deja ganar nunca en generosidad.
Amén.
Habrá una segunda parte, Dios mediante.
5 comentarios
Soy madre de familia numerosa. Hemos tenido, mi marido y yo, los hijos que Dios nos ha regalado para gloria suya.
No sabe lo que sus palabras significan para mí, pues son como un oasis en medio de dificultades. Gracias por su consuelo. Con humildad intentamos dar la fe a nuestros hijos. Esa será su herencia con ayuda del Señor.
Por eso me gusta y le agradezco sus artículos P. Aberasturi. Qué el Señor se lo premie!!!
Sé que uno de los fines del matrimonio es la procreación y lo acepto. Pero me surgen las siguientes dudas:
1) Conozco a una amiga a quien le extrajeron el útero, hace 10 años aproximadamente, por una enfermedad. Se caso por la Iglesia, este año. Dado que antes de casarse, se sabe que no puede procrear ¿su matrimonio es nulo?
2) Igualmente, mis vecinos se casaron por la Iglesia, a los 70 años de edad aproximadamente. Ya tenían 9 hijos. Obviamente, a esa edad ya no pueden tener hijos después de su boda. ¿Cómo queda su matrimonio?
Si alguien me hubiese preguntado esto, yo no hubiese sabido como dar razón a quién me pida explicación.
Agradezco de antemano su amable respuesta.
A la pregunta nº 1, la respuesta es NO: su matrimonio no es nulo sino VÁLIDO y LEGÍTIMO.
A la pregunta nº 2, la respuesta es: su matrimonio queda perfectamente "situado", sin ningún problema ni canónico ni moral: es VÁLIDO y LEGÍTIMO.
¿Por qué razón? Por la sencilla y verdadera razón de que "abierto a la vida" significa que VOLUNTARIAMENTE NO se pongan IMPEDIMENTOS a la PROCREACIÓN. En los dos casos que citas no se están poniendo.
Pero, cristianamente no tiene sentido.
De hecho tendría más sentido que sean laicos consagrados. Si no pueden procrear por razones objetivas (y lo saben de antemano), para qué caracolitos se casan? eso es válido y legítimo? Son los fines del mundo pacato, la estabilidad, hogarañez y cotidianidad en la intimidad.
No sé si expresé bien el punto. Sin juzgar el caso concreto, sino en un paneo general.
Tiene la misma legitimidad la nada misma.
En mi opinión, que puedo equivocarme como todo el mundo, no has acertado ni una. Te has fijado en lo de "esron", pero me da que no te has fijado en la respuesta que le dediqué.
A tí te diré que te equivocas en todo. El punto, o tu punto de vista, lo explicaste muy bien, pero es todo al revés de como lo enjuicias: porque lo que a tí te parece un sinsentido, lo tiene verdadera y plenamente. Claro que estas cosas solo se ven y se entienden cuanto más cerca de Dios se está, y cuanto más influido por la Fe, se mete uno en la Doctrina.
"...si la mujer no tiene posibilidad de procrear, no se cumple la finalidad del matrimonio, algo sin su fin propio, pierde su sustancia. O sea, es sin propósito esa unión, entonces pierde o no tiene valor. Se iguala al matrimonio del mundo, sin fines reproductivos, que de hecho pueden estar operados y esterilizados, y de hecho se casan porque en su mente tendrá sentido. Pero, cristianamente no tiene sentido".
Ya el Padre José Luis lo explicó con meridiana claridad a Esron, pero me permito expresar un comentario propio:
El matrimonio cristiano tiene como fines tanto el unitivo como el procreativo, pero el primero e indispensable es el unitivo, sin el cual no se puede siquiera realizar el segundo, de hecho la razón expresada por Dios para crear el matrimonio en el Génesis es "no es bueno que el hombre esté solo". Lo deseable y pleno del matrimonio es el ser fructífero en la procreación, pero el hecho de que por razones ajenas a los contrayentes (esterilidad, vejez, enfermedad, etc.) no se verifique no implica la invalidez sacramental de su unión. Si alguno de los dos es estéril y sabiéndolo lo oculta a su prometida(o) sí puede ser causal de declaración de nulidad, sin embargo, si sabiéndolo lo informa a su prometida(o) y ella (o él) acepta el matrimonio sin expectativa de tener prole (algunos acuden luego a la adopción) el matrimonio es válido y aceptado por la Iglesia.
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