"Bienaventurados los que padecen persecución por la Justicia...".
La noticia no puede ser más dura para la víctima, James Altman, sacerdote de la diócesis de La Crosse (Winsconsin), ni más infamante para el autor de la injusticia: su flamenco obispo, William Patrick Callahan: el Código no está para cuando se te inflan las meninjes, sino para cuando tienes razón.
Todo va en la línea habitual de ir desmontando la Iglesia, antes Católica, que va pereciendo en manos de sus ¿"hijos"? Serán “asilados": dicho sea con todos los respetos a los que realmente lo han sido, porque no va por ellos.
Por cierto, y señalando: todo lo que está pasando en la Iglesia Católica a día de hoy está calcado de lo que relata el Antiguo Testamento, referido -y, por cierto, en su contra- al pueblo judío. Hoy, de aplicación lineal e inmediata a la “nueva iglesita” que va “madurando” a su ritmo. Eso sí: sin pausa, desfallecimiento o cansancio.
Por supuesto: para DISCERNIR los “signos de los tiempos” y los soplos del Espíritu, siempre nos quedará el criterio que nos ha dejado el mismo Cristo para oír, ver y entender…, y decidir y enjuiciar: Por sus frutos los conoceréis.
Que cada uno se retrata con lo que hace y dice. Necesariamente, y sin posibilidad de escaquearse. También los miembros de la PROGREZ, por lo civil o por lo eclesial. También los Santos.
¿De qué va el asunto? Se trata ahora -pues en este punto estamos ya-, de INVALIDAR y, por tanto, CORROMPER, la verdadera Conciencia Católica. O sea: la “nariz católica” -en castizo castellano-, de los católicos, claro: ¿de quién va a ser, si era el único sitio donde quedaba?
Y ha venido a cuento, entre las dos personas aludidas al comienzo, porque a este buen sacerdote, auténtico y fiel sacerdote a Cristo, a la Iglesia y a sus ovejas, no se le ha ocurrido otra cosa que echar mano de aquello que “parecía” -se ve que ya NO, al menos para algunos de los miembros de su Jerarquía-, que nos enseñaban -en la Iglesia- de que, a la hora de ir a VOTAR en unas elecciones, debíamos hacerlo EN CONCIENCIA.
Se supone que “en conciencia CATÓLICA". En caso contrario no tendría ningún sentido esa apelación a la conciencia PERSONAL de “los hijos de Dios en su Iglesia en medio del mundo". Es más: sería ridículo, también para los de fuera, que se deben tronchar de risa viéndonos y oyéndonos: da la impresión ya de que “estamos locos", como los romanos de Asterix.
Y se apela a la conciencia personal, porque la responsabilidad MORAL es SIEMPRE personal. Y ante Dios necesariamente.
Con lo cual, este sacerdote de Dios, ha recordado a sus fieles que: “un católico, que quiera votar ‘en católico’, no podía votar al señor Biden"; porque este señor, públicamente, se comporta como un verdadero y real OPOSITOR y, por tanto, auténtico ENEMIGO de la Iglesia Católica. Vamos, y con sus palabras: “su ser católico ha marcado siempre toda su vida", o algo muy parecido a esto; que significa exactamente: “al revés te lo digo, Juana, para que me entiendas”.
“¡Para qué quieres más Blasa!”. ¡Jamás debería haber hablado de ese modo el tal sacerdote con tal obispo al frente! Porque… “¡le ha caído la mundial!“, como dicen en Asturias.
A su señor obispo le ha parecido que le corrían por dentro del estómago cinco gatos furiosos, como mínimo; y ha saltado, el obispo, como un resorte oprimido, presa de un enfado más que notable: sobresaliente. Y “se ha comido a su sacerdote": quizá el mejor que tenía, porque no le ha importado hablar alto y claro, agarrándose a la doctrina CATÓLICA. Pública y reiteradamente, en su parroquia, y también en revistas especializadas hacia lo católico auténtico; que puede coincidir o no con los miembros de la Jerarquía.
En concreto ha reiterado: que no se podía ser católico y votar demócrata, estando Biden al frente. Vamos, que era un pecado grave y que, si no se arrepentían, podían irse incluso al infierno. Que existe, ha existido y existirá: in aeternum! ¡Palabra de Dios!, que no de obispo.
Pero me da que al obispo “le puede salir el tiro por la culata”. Al tiempo.
Desde el bando de su señor obispo, le habían advertido que “¡a callar!". Primero, diciéndole que renunciara a su parroquia, como primera medida de presión. Y el sacerdote le dijo que “nones", y que “verdes estaban".
Con lo que el obispo, ha echado mano del Código, y le ha soltado un órdago: suspendido de empleo -y no sé si también de sueldo-, prohibiéndole además cualquier trato y comunicación con sus ovejas; excepto en peligro de muerte de alguna de ellas. Vamos que le ha montado un “cinturón sanitario de alta seguridad", como si tuviese el COVID, la peste medieval, o algo chino. O estuviese pervirtiendo a sus fieles. Porque estos señores, como los fariseos vapuleados una y otra vez por Jesús, cuelan un mosquito y se tragan un camello. Que es lo que te convierte en un auténtico HIPÓCRITA.
Temiéndose lo peor, el buen sacerdote, además de seguir enseñando la Doctrina Católica, y antes de abandonar la parroquia -a lo que se veía abocado-, y como primera provisión -y, en concreto, de fondos-, montó una recaudación entre amigos y feligreses, con la que sacó unos cientos de miles de dólares -en EEUU o tienes perricas o te defienden de oficio, y no debe ser lo mismo; aquí pasa exactamente igual-, pues las ovejas estaban con su pastor. Como debe ser.
Por eso me da que al señor obispo le puede “salir el tiro por la culata”. Y más caro de lo que se podía presumir. Al tiempo.
Por supuesto que esta postura y este modo de gobernar en la Iglesia Católica no es de ahora, porque “abusos de poder eclesial” los ha habido, los hay y los habrá: en la Iglesia, además del Espíritu Santo también trabajamos los hombres, con los resultados que se pueden ver; excepto para los que no quieren ni mirar.
Voy a recurrir a san Josemaría Escrivá de Balaguer, sacerdote santo, para ilustrar lo que quiero decir, tomando unas palabras suyas de una Homilía, “Hacia la Santidad” (26 de noviembre de 1967), emblemática de su enseñar sacerdotal, y muy ilustrativa del espíritu que representa, y que defendió hasta su muerte, en olor de santidad. Copio.
“Jesús tiene pocos amigos aquí abajo. No rehusemos la obligación de vivir, de gastarnos (…) al servicio de Dios y de la Iglesia. De esta manera, en libertad (…); con la libertad de los hijos de Dios (…). Es posible que, ya desde el principio (…), empleen los enemigos de nuestra santificación una tan vehemente y bien orquestada técnica de terrorismo psicológico -de abuso de poder-, que arrastren en su absurda dirección incluso a quienes, durante mucho tiempo, mantenían otra conducta más lógica y recta. Y aunque su voz suene a campana rota (…), y es bien diferente del silbido del buen pastor, rebajan la palabra (…), hasta hacer que se entienda por qué Santiago dice de la lengua que es un mundo entero de malicia (…). Tantos daños puede producir: mentiras, denigraciones, deshonras, supercherías, insultos, susurraciones tortuosas. (…)
Y remata la faena a la perfección, como “santo y maestro de santos": ese era su deseo hecho oración y vida a la vista de todos; y ahora lo es ya plenamente:
“Quienes sostienen una teología incierta y una moral relajada, sin frenos; quienes practican según su capricho personal una liturgia dudosa, con una disciplina de hippies, y un gobierno irresponsable, no es extraño que propaguen, contra los que solo hablan de Jesucristo, celotipias, sospechas, falsas denuncias, ofensas, maltratamientos, humillaciones, dicerías y vejaciones de todo género".
Y, si todo eso no basta, siempre tendrán a mano el Poder, el abuso de poder: no les tiembla la mano entonces, y lo descargan contra el que menos lo merece.
No acaba, san Josemaría, sino llenando de confianza y esperanza a las almas perseguidas por su fidelidad el Señor:
Así esculpe Jesús las almas de los suyos, sin dejar de darles interiormente serenidad y gozo (…); y graba en sus vidas el convencimiento de que solo se encontrarán cómodos, cuando se decidan a no serlo.”
Es el camino de la santidad, de la fidelidad, de la “tozudez” -que no de la ‘rigidez’: un eslabón más en el desmantelamiento de “lo católico", y que está en las antípodas del camino de Santidad-, que nos lleva a pisar exactamente donde Cristo ha pisado: sin pretender “inventarnos caminos” que solo son DESCAMINO, pues llevan a la perdición.
Todas estas palabras del santo Fundador del Opus Dei, encierran ciencia y experiencia, además de vida interior y de saber de qué se está hablando. Siendo también muy consciente de a quiénes se dirige y para qué.
Por tanto, “la persecución de los buenos", y de “los poderosos” -por lo civil y por lo eclesial-, no deja de ser un signo de predilección divina, y de predestinación: Bienventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, pues de ellos es el Reino de los Cielos.
Y no parece que diga lo mismo -y sea aplicable- de los perseguidores…
NOTA: En la Iglesia Católica, la OBEDIENCIA tiene sus límites: la CONCIENCIA PERSONAL. Si se nos manda, injustamente -o sea, y para entendernos: contra la Voluntad de Dios-, “callar” cuando hay que hablar, no podemos obedecer, y hay que rebelarse. Lo mismo si se nos mandase “enseñar herejías", cuando nuestra obligación es enseñar la Verdad que nos viene de Dios. O administrar los Sacramentos sacrílegamente. O dar cerrojazo a las parroquias por una larga temporada y dejar a la gente sin los auxilios espirituales -divinos, no “nuestros"-, a “nuestras ovejas".
21 comentarios
Padre José Luis, aquí en Infocatólica, Bruno M. dijo en relación a Monseñor Lefebvre que: por su "desobediencia" murió "pobre y excomulgado" diciendo que nada justifica "desobedecer" a la jerarquía eclesial. Yo le dije que se equivocaba y que pasaba lo mismo que en tiempos de N.S. Jesucristo cuando curaba en sábado y era criticado y condenado por quienes liberaban al burro.
Mi pregunta es la siguiente: si mañana "excomulgan" también a este sacerdote James Altman( y a muchos otros más) fiel a la Verdad ¿terminará como Monseñor Lefebvre como dice Bruno M.?!🤔
Lefebvre fue excomulgado porque no obedeció la justicia de lo que se le prohibió hacer: ordenar sacerdotes -luego consagró también obispos en el mismo plan-, sin permiso de Roma; y él sabía que no debía hacerlo, y que si lo hacía, quedaría automáticamente excomulgado.
No tiene nada que ver con el caso de este sacerdote.
Acertó, un poco solo; como apocadamente y como por obligación, pero sin "devoción", que hace mucho se les ha extraviado y no saben cómo ha sido.
Han apuntado la premisa, impecable, pero no se han atrevido a sacar la conclusión que nos sirve para actuar como auténticos hijos de Dios. Una pena.
No es nuevo: hace muchos años que están a eso.
Padre José Luis, dígame ¿por que es tan grave ordenar sacerdotes y consagrar obispos sin el permiso de Roma?
Es tan grave por lo que es y significa el Orden Sacerdotal. "Según ellos" no es lo mismo que "en Justicia"; y, por tanto, "moralmente justo". El "abuso de poder", o sea, su uso injusto y máxime en la Iglesia, es un grandísimo pecado. Por lo civil, también.
La obediencia, en la Iglesia, es para TODOS. Pero es más exigente para los miembros de la Jerarquía, que han de ser los primeros en obedecer con ejemplaridad. La arbitrariedad -el uso injusto de la capacidad de mandar-, está en el polo opuesto. Porque "la capacidad de mando" no está para cuando a un obispo se le hinchan las narices, sino para cuando tiene razón; para eso el Código está al servicio de su capacidad de mando: para que este no sea arbitrario e injusto, sino "medido" por la norma jurídica: solo de este modo su actuar es JUSTO, y no por el mero hecho de "venir del mando".
La gravedad de ordenar obispos sin mandato pontificio la explicó el mismo Papa Juan Pablo II en el motu propio "Ecclesia Dei" en el que decretó la excomunión del arzobispo Marcel Lefebvre, como consecuencia de esa ordenación ilícita.
Copio:
"Ese acto ha sido en sí mismo una desobediencia al Romano Pontífice en materia gravísima y de capital importancia para la unidad de la Iglesia, como es la ordenación de obispos, por medio de la cual se mantiene sacramentalmente la sucesión apostólica. Por ello, esa desobediencia —que lleva consigo un verdadero rechazo del Primado romano— constituye un acto cismático[3]. Al realizar ese acto, a pesar del monitum público que le hizo el cardenal Prefecto de la Congregación para los Obispos el pasado día 17 de junio, el reverendísimo mons. Lefebvre y los sacerdotes Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta, han incurrido en la grave pena de excomunión prevista por la disciplina eclesiástica".
Es decir, es un acto que afecta a la sucesión apostólica, que es una de las 4 notas distintivas de la Iglesia (Una, Santa, Católica y Apostólica). Monseñor Lefebre llevaba muchos años en conflicto con la Santa Sede, pero no fue excomulgado hasta que realizó ese acto de naturaleza cismática. Juan Pablo II aplicó la pena canónica correspondiente, no a las enseñanzas de Lefebvre, sino a esa acción concreta.
El motu propio "Ecclesia Dei" puede encontrarlo en vatican.va.
Si no les gusta, a llorar al campito. Si nos persiguen, confiamos en Jesús.
Porque no son referentes los progresistas ni los a sueldo.
Que los hay, los hay a patadas. Crecen como la maleza con la humedad.
Yo no entiendo que les pasa en su cabeza, o atrás de qué perdiz corren.
Ademas, tomando la conclusión de su articulo, Padre Jorge Luis, " En la Iglesia Católica, la OBEDIENCIA tiene sus límites: la CONCIENCIA PERSONAL"(con la cual estoy de acuerdo); me surge la pregunta ¿como diferenciar a unos de otros si todo va a depender de la conciencia personal de cada uno? Es decir, como diferenciamos este hizo bien, este no. Por que unos dirán que el padre Altman esta "bien sancionado", otros como ud. que no, yo que ambos fueron injustamente sancionados.¿Como diferenciar?! para que nadie abuse de esto y se vuelva mas confuso de lo que ya es.
Me da, que te sigues empeñando en no entender; mucho menos en apearte de tu burra. La obediencia, como la libertad, como la persona, no es ilimitada, sino que tiene sus límites: el Orden Moral. Este Orden, para un católico, viene determinado por la Revelación, la Tradición, y el Magisterio que es acorde con estos dos anteriores. Fuera de estos márgenes, la conciencia no tiene autoridad para determinarse. Como la libertad. Como la persona.
Rezar en Asís no tiene nada que ver con lo que hizo el Monseñor. Mucho menos están a la par.
Y ya vale, Giancarlo.
Al mismo tiempo, muchos clérigos y teólogos progres escribían libros claramente hereticos. Casi ninguno fue censurado ni tan siquiera amonestado. Es más. Se vendían (y aún se siguen vendiendo) en las librerías diocesanas de todo el mundo.
Al mismo tiempo, también, la enseñanza catequetica era cada día más deplorable (y aún sigue siéndolo). Y en los Seminarios, (en muchos, en la inmensa mayoría), reinaba la progresia y enseñaba lo contrario de lo que se suponía su deber. Y otras cosas como, por ejemplo, los abusos litúrgicos, incluso en celebraciones pontificias, seguían haciéndose con total impunidad. Etc., etc.
Pero a nadie se le aplicó pena tan severa como a Lefebre. Cabe preguntarse ¿por qué?...
Porque ninguna comparativa de las que estableces es comparable al hecho de la Ordenación de sacerdotes por sus pistolas; y montar luego los bolos, estando ya excomulgado, para la Consagración de Obispos.
Sobre los abusos litúrgicos en celebraciones pontificias, no me constan.
Por último, los errores en unos casos no invalidan los aciertos en otros.
Efectivamente, rezar en Asís no está al mismo nivel que lo de Monseñor. Es mucho peor. Pusieron al mismo nivel a Buda que la Eucaristía. Impidieron la colocación de una imagen de la Virgen de Fátima, con la intervención de la policia. Dicha imagen acabó por los suelos mientras se celebraba el evento. Entre los asistentes había protestantes, musulmanes, budistas, animistas, etc. Todo un elenco pagano. Fue la introducción de este otro de la Pachamama. Ningún papa en la historia había hecho cosa semejante. Y luego, por si había alguna duda, se repitió otras veces...
Indro Montanelli, en cierta ocasión dijo que JP II dejaría tras de sí la ruina, los escombros de la Curia Romana. Más adelante se rectificó diciendo que lo que dejaría sería la ruina, no de la Curia, sino de la propia Iglesia. Parece que el tiempo le va dando la razón. Y no hemos abordado el tema de los nombramientos episcopales y de altos cargos...
Montanelli no es ninguna autoridad respecto a San Juan Pablo Ii. Dudo incluso si era católico.
Y creo que exageras, muy mucho, el tema de Asís.
Y permítame dudar muchísimo de que votar al partido demócrata, como incluso a Podemos sea ni pecado venial, puesto que sólo creyéndose ciega y tontamente el "dogma" democrático de que "elegimos" a "nuestros" representantes, puede darse relevancia a un acto individual que carece de repercusión alguna (un voto es sólo un voto, y jamás decide más que en grupos muy pequeños una decisión política).
No sé si te equivocas en los dos casos, aunque respecto al primero de ellos no voy a entrar. Pero sí respecto al segundo: un católico que vota a favor de partidos que son enemigos directos -perseguidores de la Iglesia, por serlo de sus enseñanzas más básicas- de la Iglesia, peca doblemente: primero, por TONTO; segundo porque actúa directa y positivamente contra la misma Iglesia a la que dice pertenecer: lo que es un pecado en toda regla.
Si mortal o venial, dependerá de lo que está en juego. En este caso, como va contra la vida, contra la persona humana, contra las normas morales de orden natural, etc., peca GRAVEMENTE: te parezca bien o mal. Pero las cosas son como son y no como nos gustarían que fuesen.
La Fe, el seguimiento de Cristo, fruto de la correspondencia real al Amor que Dios nos tiene, es algo tan serio, que se juega uno hasta la propia Vida Eterna. Vamos, que no esta echando uno una partidica de mus.
Pues sé coherente con esto que afirmas, y no hagas filigranas teóricas que no te llevan a ningún sitio serio; más bien a "frivolizar" con lo que no lo admite.
El problema no es si resuelve algo o no: el problema de fondo es que, yendo a votar, se SOSTIENE el Sistema, que vive de los VOTOS: por eso, todos los políticos te dicen que votes. Y el error de la Jerarquía Católica es decirte lo mismo, aunque lo pretendan camuflar con lo del "voto en conciencia".
Además, como es un Sistema cerrado en sí mismo, corrompido y corruptor precisamente por eso -negador de la VERDAD en cualquier orden, aniquilador de la persona y sus construcciones más genuinas, perseguidor de la Iglesia-, aún es más de TONTOS y de MALOS, moralmente hablando, ir a votar: participar activamente en todo eso.
Cuando, por ejemplo, también en España, antes de que apareciera Vox ni siquiera había una posibilidad real de votar una opción que defendiera política moral mínimamente recta, algún buen católico me reprochaba "estar apoyando al gobierno de los socialistas".
Si te acusan de eso, de inmoral, por no votar, es su problema, no el tuyo. Lo haces tuyo, y lo resuelves MAL, y tienes por tanto un problema moral y gordo, cuando te dejas llevar por esas voces.
Entonces, vos sos coautor con tu amigo de sus blasfemias porque las conocés y seguís dándole tu apoyo a tu amigo.
La cita del Evangelio dice que él que está con malos es partícipe de sus malas obras. No importa que sea un gramo o el 10 %.
Las estructuras políticas son estructuras de pecado. No se van a arreglar jamás porque los cimientos están podridos por la corrupción, de toda índole.
Descubri que muchos santos son personas alegres y optimistas...en medio de los zablazos confiaban en Jesus.. hubo de todo San Jose Cupertino el santo volador que tenia serios problemas de concentracion y era el hazme reir de todos y el siempre se humillaba.
Luego me mire San Felipe Neri...un hombre mayor tan puro que patecia carecer de pasiones ..y ahora diriamos que el mundo era cruel y el no se lo timaba personal...siempre con una sonriisa.
EL Obispo mexicano Guizar y Valencia viene a cuento porque su vida merece una pelicula muy divertida y llena de accion pues se escapo del paredon mediante una trampa..
Viene a la actialidad...este gran santo misionero...porque al inicio de su sacerdocio lo catapultaron del seminario a profesor y ayudante del obispo..y alguien le calumnio y fue reducido como el Padre Altman.
Fue obligado a ir a Misa como cualquier laico y no pudo dar sacramentos.
La respuesta siempre fue no hablar mal del injusto obispo y obedecer..
Pero Dios lo arreglo.
El Padre Guizar n se nego a la ayuda de otros obispos para trasladarlo a otra diocesis y se nego a la ayuda juridica contra el calumniador.
El obispo murio y un nuevo obispo retiro el Castigo..y el Santo Padre Guizar fue un verdadero misionero en Mexico y otris
No tiene nada que ver con el caso de este sacerdote."
Gracias, padre José Luis por esta sencilla aclaración. Me entristece que un hombre tan capaz y entregado a Dios como Mons. Lefebvre con la valentía y claridad para denunciar aspectos tan graves de la vida y gobierno de la Iglesia en su tiempo (y agudizados en el actual) hubiera optado por la ruptura y la desobediencia a una orden directa del gran, bondadoso y magnánimo pontífice San Juan Pablo II, quien agotó todas las instancias para evitarlo y aún le suplicó humildemente que no incurriera en ese acto de rebeldía (¡uno más!) contra la unidad de la Iglesia de Cristo. Muchos consideran a Mons. Lefebvre un santo, pero tengo la impresión de que, como otros grandes eclesiásticos de la historia de la Iglesia, pudo serlo, sin embargo optó por la salida equivocada ante sus legitimas preocupaciones y en vez de perseverar en medio de la persecución y combatir el mal desde adentro, optó por separarse cual sectario y arrastrar a muchos y sembrar en ellos el menosprecio y desobediencia hacia el Santo Padre. No es el camino de los santos.
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