Así no, José Luis Restan
Acabo de leer tu columna en AyO, “Sentir con la Iglesia” (20-V-2021). En ella te haces eco de dos cosas: una, la carta del papa Francisco en relación al camino sinodal de la Iglesia en Alemania: que ya se ve que no ha surtido el efecto que quizá se esperaba -o quizá no, claro-, dado el caso que han hecho por allí. Y, en segundo lugar: que no han hecho ni caso.
En concreto, la han desafiado abiertamente, tanto en lo que se refiere a las “bendiciones” como -y es infinitamente más grave-, a la también anunciada y oficiada comunicatio in sacris, del día 15-V; a la que no haces referencia. Que ya no es un desafío, sino una ruptura formal y material con la Iglesia de Roma, en la persona del Papa: sin esto NO se es Iglesia. No se está en la Iglesia, aunque se siga en nómina.
Lo señalas tú también, José Luis. Incluso afirmas, con total acierto, que “estamos ante algo mucho más profundo que una cuestión disciplinaria. Lo que está en juego es la naturaleza de la Iglesia, su misión en medio del mundo y su libertad, indefectiblemente ligada a su unidad en torno a Pedro”.
Entonces, ¿dónde está el problema en lo que escribes en tu columna? Si parece que todo está bien…
Pues en lo que dices a continuación. Todo, como es lógico, en mi personal opinión.
Porque les haces la corte -a los listillos indisciplinados y blasfemos-, cuando asumes sus mismos parámetros. Escribes: “Queda mucho por hacer en lo que se refiere al diálogo, al acompañamiento y a la acogida de las personas homosexuales”.
Y decir esto así en general, sin acotar, sin señalar “soluciones” o “caminos", sin decir la verdad del tema, aparte de quedarse enredado en las redes de los de enfrente, que es donde se han colocado ellos libremente, solo fomenta y contribuye a darles cancha. Amén de perderse uno mismo en un laberinto sin salida.
Lo mismo que cuando escribes -y las haces tuyas, por tanto-, esas calificaciones o descripciones -tan del gusto actual, por supuesto-, de “Iglesia en salida", “verdaderos profetas", etc., que no solo chocan frontalmente con lo dicho y hecho por Jesucristo -y por eso desorientan tantísimo en la Iglesia toda-, sino que tú mismo te contradices cuando afirmas que hay que tener mucho valor “para ofrecer eso”, e ir -y quedarse-, en “el encuentro con la verdad de Dios y la verdad del hombre que Cristo ha venido a revelar y que la Iglesia custodia con temor y temblor”.
Cierto que este lenguaje tuyo es el que algunos han impuesto en la Iglesia a sí misma desde el CV II, dando “una de cal y otra de arena”, jugando a dos bandas, y pretendiendo contentar a la vez a Cristo y al mundo: a los mundanos que en él habitan.
Hay que salir de estas ambigüedades, de todos estos “neologismos", de esta “nueva semántica” que no solo está lejos de las Escrituras, sino que están abiertamente en contra, tantas veces. Hay que zafarse: en caso contrario, nos devora.
De hecho, esta “iglesia en salida”, está tan fuera de ella misma, se ha salido tanto, y sin tener la más minima precaución de ir echando miguitas para saber el camino de vuelta…, que ya no sabe ni cómo volver para encontrar la puerta que nunca debió franquear: se ha perdido. Y, claro: así no hay forma de encarnar al hijo pródigo, nuestra salvación, tan querido por nuestro Padre Dios.
Las MISIONES, por señalar, son otra cosa, y están en otro orden de cosas.
Entrar al trapo de esas perspectivas -y, además, con sentido de culpabilidad, que ya es lo último-, es hacer un flaco servicio a Cristo, a su Iglesia y a las almas todas. San Pablo lo dice clarísimo -es que a esta gente santa se les entendía todo, incluso a milenios de distancia-, cuando nos escribe que con “los paganos no usar ni de sus palabras". Por poner un poner.
Tú mismo acabas tu columna escribiendo: “Cuando los cristianos no ofrecemos algo que nace de vivir y sentir con la totalidad de la Iglesia [sentire cum Ecclesia, acuñaron los Santos Padres], ofrecemos bien poco al mundo. Y después de los aplausos quedan la impotencia y la frustración. La nuestra y la de quienes esperaban de nosotros algo que no se puede encontrar en ningún otro sitio”.
Exacto. Porque no está en ninguna otra parte. Ni puede estar en ninguna otra parte.
Por eso hay que definirse. Más en los tiempos que corren. No ceder ni un milímetro, porque con estas gentes, ceder es perder siempre: los enemigos de Dios no descansan. Y, además, tienen la curiosa particularidad de ser más listos que los hijos de Dios.
Hay que renunciar, con valentía -como parece que quieres apuntar-, a “lo moderno” porque aparta, sí o sí de Dios, neceariamente: para eso se monta.
La conclusión es obvia. Pero hay que tener la valentía de asumirla, defenderla, y vivirla: nos lo pide el Señor Jesús.
Con la buena intención, que facilmente se reconvierte en “buenismo", no basta.
17 comentarios
No creo que José Luis Restan sea un "progre", en mi opinión.
Que el Señor le bendiga
Más claro agua, ¿no? Que ahora cada uno se sitúe donde está, o dónde quiere estar.
Pero también es verdad que la doctrina de la Iglesia en estos temas es bien clara. Desde bien adolescente (estudié en colegio religioso); me enseñaron que las relaciones sexuales fuera del matrimonio sacramento eran pecado. Tal cual. Eso lo teníamos (algunos) muy interiorizado; con el tiempo te dabas cuenta que eso lo entendíamos y vivíamos "cuatro y el del tambor"; pero no por ello dejaba de ser verdad.
Eso ha sido siempre así, para heterosexuales, homosexuales, bisexuales, chicos, chicas y chacos.
¿Y ahora queremos inventar cosas nuevas? ¿y la castidad no es un valor que nos humaniza? Luego, es verdad que la vida es compleja, que se dan circunstancias difíciles, sobre todo cuando se es joven, que uno puede caer........pero las verdades y las referencias son las mismas.
Sigo diciendo que no sé qué se quiere decir cuando se habla de lo mucho que falta en la acogida, en la Iglesia Católica, a los homosexs, x ej. Y no lo sé, porque nadie se anima a concretarlo. Luego vas, y dices que estaba clarísimo para todos. Luego...
Que sea vuestro sí, sí, y vuestro no, no... Que ya sabemos lo que pasa, porque así se pretende que pase, cuando se actúa de otra manera.
Todo eso habrá que concretarlo, para que no se quede en ideas abstractas ,marcarse objetivos, procesos de cambio.
Como lo de la escucha y el diálogo. Se puede hacer, pero si no conduce a la conversión, pues se puede quedar en una reunión de amiguetes donde cada uno dice lo que le parece.
Pero bueno, entiendo que todo esto es sobre todo trabajo pastoral, que habrá que gestionarlo bien, canalizarlo, y concretarlo bien. Con creatividad, tacto y prudencia.
La cuestión es que se quiera hacer.
Tristemente, superabundan los clérigos y agrupaciones que intentan dar 'acogida' al homosexual diciéndole que no se moleste en abandonar su vida de pecado, que para Dios eso no es importante, y hasta los bendicen y 'empoderan' en movimientos eclesiales.
Os escribí en mi carta que no os mezclaseis con los fornicarios. Pero no me refería, ciertamente, a los fornicarios de este mundo, o a los avaros o a los ladrones, o a los idólatras, pues entonces tendríais que salir de este mundo. Lo que os escribí es que no os mezclaseis con quien, llamándose hermano, fuese fornicario, avaro, idólatra, injurioso, borracho o ladrón. Con éstos, ni comer siquiera.
1 Cor 5,9-11
Si alguien piensa que San Pablo, INSPIRADO por el ESPÍRITU SANTO, es el único que manda eso, es que no se ha leído el resto del Nuevo Testamento.
Nótese que digo de gente que vive en pecado y quiere regresar o entrar en la Iglesia. Si se trata de gente que está en la Iglesia y empieza a vivir en pecado, en ese mismo capítulo de 1ª de Corintios indica lo que hay que hacer... y no se hace.
Por supuesto, siempre hay que dejar la puerta abierta para el caso de que se dé la conversión.
Ni yo digo q lo sea, en absoluto. Yo señalo q son tiempos de definición incondicional, pues "el q no está Conmigo está contra Mi". Y el q no recoge Conmigo, desparrama". Y pretendo aplicarmelo a mí mismo.
Si la infiltración de los enemigos de la Iglesia en la Iglesia es pavorosa, imagínate la infiltración en los medios de comunicación de la Iglesia. La campaña siempre en contra de los politicos antiaborto es escandalosa desde hace décadas en la COPE.
Pureza de intención, la tendrás siempre, si, siempre y en todo, sólo buscas agradar a Dios. (J. Mª ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 287)
Satanás, astuta y maliciosamente, manipula, cambia el sentido y vacía el verbo, para apartarnos del Verbo. Exigir la claridad del lenguaje es lo que hay que hacer todo católico - o desoír del que sea dubio en su hablar.
Ano Novo
Tantos augúrios,
tantas belas frases:
Paz, amor, felicidade,
saúde, sucesso, prosperidade...
Peito estufado de alegria e orgulho,
ares de candura e generosidade;
repetimos os velhos refrões,
adicionamo-lhes novas "bondades".
E nesse rol de "beatitudes"
onde estão os desejos de virtudes?
onde estão os votos de santidade?
Senhor,
Tu que és Palavra,
o Logos, o Sentido,
o Verbo incarnado,
não nos deixes
ser enganados
pelo significado
adulterado
que o sedutor dicionário
do mentiroso encardido
vai dando ao nosso vocabulário.
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