¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar?
Hoy día, en el mundo católico, hay un caos del patín. Es tan evidente que decirlo, para unos se ha convertido en un auténtico lugar común o, incluso, en una “boutade" que ya no significa nada. Para otros, seguimos con el escándalo farisaico porque, para los de esta banda, la verdad de lo que pasa en la Iglesia ya no se puede ni decir: ni se tolera ni se quiere saber.
Pero la verdad está ahí, tozuda, como le pasa siempre a la verdad. Incluso a la Verdad.
Hay otro grupo que va de católicos cien por cien, que despotrican contra todo lo que no se ajusta a lo que entienden por “lo católico"; y, desde ahí, también pontifican.
Pero la prueba del algodón de todo católico es exactamente “hasta dónde está dispuesto a llegar por su Fe, por la Doctrina, por la Iglesia y por Jesucristo". Es decir: por todo lo que, en este ámbito de realidad, no es suyo: es recibido de Dios.
Y me explico. Y espero que se me entienda.
He escrito “dispuestos a llegar” para que nadie se piense que voy por lo económico: para nada. Me refiero a lo que estamos dispuestos a entregar -a entregarnos, por más exactos- para ser fieles a nuestra vocación de hijos de Dios en su Iglesia. Para aclararnos: “tanto amamos cuanto estamos dispuestos a sacrificarnos por…”. Porque el amor verdadero es darse, entregarse. Y esto es aplicable a todo orden de cosas y personas, incluido Dios, Uno y Trino.
¿En la Iglesia Católica, dónde lo aprendemos? Ni más ni menos que en Nuestro Señor Jesucristo -en primerísimo lugar-, que nos amó hasta el fin. Ahí están el Jueves Santo y el Viernes Santo para todo el que quiera enterarse.
Y esta ha sido la constante en la bimilenaria vida de la Iglesia desde los mismos Apóstoles hasta nuestros días, pasando por los mártires de ayer y de hoy, que los ha habido, hay y habrá. De hecho, la Iglesia Católica ha fecundado el mundo y ha salvado alas almas de sí mismas y de todos los ambientes contrarios, precisamente con el testimonio fiel del amor, fuerte hasta la muerte, que, por Cristo y en Cristo, ha regado todos los ambientes, todas las naciones y todas las culturas desde entonces. Insisto: hoy como ayer.
Así han amado tantos y tantos a Cristo, a su Iglesia y a su misma Fe: más que a su propia vida.
Y esto es lo que tantos y tantos, que van de buenos, ortodoxos, fieles…, al menos de primeras, ya no están dispuestos a asumir.
En la Iglesia Católica hemos condescendido tanto, tanto; hasta tal punto nos hemos creído que la Fe es cosa de boquilla -verbo et lingua- pero que no va más allá en los ámbitos que no son estrictamente “espirituales"; es decir: teóricos…
Porque en los temas “prácticos": me caso o no, tengo hijos o no, me dejo sobornar o no, dejo mi conciencia a la puerta o no, miento o no, robo o no, aborto o no, milito en tal partido político o no, voto esto o lo otro, pago impuestos, ayudo realmente al personal, me someto a las estructuras de pecado, me dedico a la anticoncepción, engaño en mi trabajo, pongo cuernos a quien corresponde…
En todo lo que es la vida real, ahí hago lo que me da la gana; y la Iglesia no me puede decir nada; y si pretende decírmelo, con no hacerle caso, pues eso… Y yo, tan católico como siempre, oiga.
O sea: ya tenemos incorporado en la vida práctica de los “buenos” lo mismo que define a los que van de herejes, modernos, a la contra, etc, O sea, los no católicos, aunque lo hayan sido. La composición de lugar es la misma.
¿Es esto lo que estamos viendo en los católicos de la China? ¿Y lo que hemos visto -y vemos aún- en los católicos de Irak? ¿O en África? ¿Es esto lo que aprendemos de Tomás Moro -que lo era todo ante su rey y sus conciudadanos-, de Juan Fisher y tantos mártires ingleses? ¿O los cristeros? ¿O los mártires de la guerra civil española, los últimos -un buen número de monjas- beatificados por mártires no hace ni dos semanas? ¿Han sido así todos los innumerables mártires de las sucesivas persecuciones dentro del Imperio Romano durante dos siglos?
Con estos ejemplos por delante, que nos interpelan a todos -profundamente y sin excusas posibles-, ¿podemos admitir como nivel de conciencia el “mal menor"; como criterio moral “es lo que hay"; y como nivel de compromiso y fidelidad lo de “no es mi problema"?
Lógicamente, es mucho más cómodo comprometerse con los plásticos; y pensar que así, y con mi defensa de los “principios” -que no sigo en mi vida real- sigo siendo más católico que nadie -caso de que aún pretenda mantener esa bandera levantada, precisamente cuando ya la he convertido en un trampantojo- que nadar contracorriente frente al entreguismo de las sociedades y de las gentes ante los poderes públicos y sus leyes?
Ahí está el divorcio, la anticoncepción, el aborto, la eutanasia, la corrupción de menores y de mayores, las leyes del mundillo, la corrupción y el latrocinio a mansalva perpetrado y perpetuado por los partidos políticos, la distadura del más fuerte -que siempre es el Estado- y de la partitocracia, el pisoteo salvaje de las instituciones intermedias, la destrucción del bien común y, por tanto, de la justicia, etc.
¿Ceder siempre y en todo es esto católico? ¿Y tragar como nunca? ¿Y colar un mosquito y tragarse un camello? ¿Y buscar la puerta estrecha, y lo del ojo de la aguja, porque ancho es el camino que lleva a la perdición? ¿Y lo de no podéis servir a dos señores? Mucho menos a tres o más, supongo; o al jefe de un partido, o de una banda. ¿Y lo de no entrarán en el Reino de los Cielos; o eso es única y exclusivamente para recordárselo a los demás? ¿Y lo de apartaos de Mí, malditos…?
Va a ser que no. Y habrá que hacérselo mirar: ahí están la dirección espiritual y la confesión, por ejemplo, y bien a mano; o mirarse uno mismo sus propias constantes católicas para ver en qué me estoy quedando, o en qué me he convertido ya…
¡Suerte, y al toro! Que el Señor nos espera siempre con todo cariño porque es un Padrazo.
Y que Dios reparta suerte.
11 comentarios
Creo que antes hay muchísimas más cosas. Para saberlo, basta leer despacio tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, y creerse, es decir, PRACTICAR lo que pone allí. Luego, cumplido esto, tendremos toda la libertad del mundo para añadir lo que nos parezca mejor: que siempre será fruto de "nuestro" parecer y no de los mandatos directos del Señor.
Ojalá fueran las cosas màs sencillas. Lo que màs peco es el 6 sexto mandamiento. Pero sin trabajo, sin apoyo familiar y demàs ponerse a tener hijos es una locura e irreponsabilidad. Por otra parte las tentacines del mundo y la carne siempre van a estar hay.
Santa Marìa madre de Dios ruega por este pecador, ahora y en la hora de mi muerte amèn.
El post no iba de pecado y de pecadores, xq todos somos pecadores; y no lo digo por decir, sino convencido. Iba más bn de los católicos que ceden y ceden; de estos, unos ya saben que no son católicos, ni pretenden ir de eso; otros, y son los que más daño se hacen, van igual y se siguen creyendo católicos cien x cien. El que pueda y quiera entender, que entienda.
Si eres joven piensas es imposoble la pureza.
si te casas es imposible la humanae Vitae
Si te cuesta convivir en la vida consagrada las dudas pesan
Si te tratan mal te divorcias y rompes lafamilia y odias al esposo de por vida y le ensenas a tus hijos que puedes casarte de nuevo..porque el Evangelio es imposible de hacerse vida..
Si esto acontece a los predilectos la tribulacion... de la Iglesia nos lleva a replantearnos la fe hasta sus ultimas conseciencias y si pienso que Cristo viene personalmente en nuestro auxilio ha ofrecernos la conversion...a darnos su gracia y a confarnos comp apostoles de los ultimos tiempos.
La Carta de Benedicto que nos escribio claramente nos pide oponernos a la mentira y las medias verdades.. y valorar el martirio de los Altos rangos de la Iglesia que el corazon tiene la inercia de no reconocer.
Los Laicos tenemosas tiempo de investogar y estudoar los acontecimientos podemos contrastar con las enciclicas y cartas de los ultimos Papas..y de Josep Ratzinger Doctrina Fe y ademas las declaraciones de Fe de Muller y los ultimos Obispos.pueden imprimirse y repartirse a religiosos consagrados sacerdores prelatura y darlos individualmente para que los lleven a la oracion y reflexion antes de que se extienda la apostacoa sobre ellos.
Conozco dos sacerdotes que ya cayeron en la utopia de la ecologia e inmigracion ...
¡Chistus vincit, Christus regnat Christus imperat, ahora y por los siglos de los siglos! Amén.
Si no somos capaces de jugarnos, como santo Tomás Moro, y en todo buscamos el mal menor o el bien posible, llegaremos a católicos aburguesados y mediocres!.
Rezo por Ud!
Muchísimas gracias x tus palabras y x tus oraciones!!!
Primero, esto se lo ha de preguntar al Papa, los cardenales y los obispos, quienes detentan la jerarquía y la fuerza del imperio, por decreto de Jesus: ¿por qué no confirmáis la fe del Pueblo de Dios? ¿Por qué sois infieles guardianes de la fe, del redil de las ovejas?
Segundo, lo lamento para todos los que sean débiles e ignorantes, al menos tal como van las cosas, pues ignoro el futuro, dado que la actual dirección doctrinal y pastoral del Papa no es es absoluto la apropiada y la adecuada. Hoy sólo impera el error, la confusión y el escándalo. Otra pregunta más para el Papa, y sus vigilantes en la fe, los cardenales y obispos: ¿No lleváis zapatos rojos y fajines morados y rojos, símbolo del derramamiento martirial de vuestra sangre en defensa de la fe de Dios y la Iglesia?
Tercero, el católico de a pie deberá de ser depositario y titular de la indefectibilidad de la Iglesia, ante tantas y tantas herejías que vienen desde el vértice cimal. Estaremos como San Atanasio y el resto de la Iglesia fiel y remanante (obispos, curas, diáconos, religiosos y laicos) ante los inmensamente mayoriarios arrianos de todo rango y categoría: excomulgados, exiliados, minoritarios, catacumbizados, pero siendo fieles guardianes de la indefectibilidad de la Iglesia y diciendo a los herejes, sean del rango que sean: non serviam, non possumus, est est non non.
La dirección espiritual y la confesión en mi parroquia, por ejemplo, muy a mano no están aunque pueda parecer que si. Se dice que media hora antes de la misa. Voy y me encuentro que se reza el rosario y ya. El párroco aparece al empezar la misa, que viene con prisa de tantas cosas que tiene que atender. Alguna vez en domingo se sienta en un banco y confiesa a una persona y ya, hay que estar la primera o nada. Y como dirección espiritual charlas en grupo de vez en cuando... En una celebración de penitencia comunitaria le propuse al sacerdote que me confesó si podría seguir confesándome con él y me dijo que cada feligrés con su párroco. Así que me confieso en cualquier iglesia en cuanto veo un sacerdote en un confesionario por si acaso. ¿Usted dónde confiesa? Me vendría bien confesarme con usted y aprovechar su ayuda...
Así están las cosas, tal como las dices, Martinna. Pero me da que en casi todas partes hay siempre algún o algunos sitios donde es público y notorio que hay confesores a disposición. Lógicamente, no hay las facilidades de hace unos años.
Yo confieso casi todos los domingos y casi toda la mañana en una parroquia de Alcalá de Henares; pero no ahora en verano, pues en esta época del año tengo otros encargos. Y, también durante el curso, todas las semanas confieso dos días a la semana en Segovia. Confieso en más sitios, pero estos que ha señalado están abiertos a todos los públicos.
Vamos a rezar para que todo vuelva a su debido ser: falta nos hace a todos.
Así están las cosas, y da pena. Por ese motivo, todos tenemos que discernir o juzgar sobre lo que oimos para, como nos dice san Pablo, que darnos con lo bueno y rechazar lo malo. Porque las cosas están como están: por eso nos toca este plus de formación y de compromiso para saber a qué carta quedarnos. Y seguir siendo fieles, que es lo que tenemos que ser: acompañados por quienes deberían acompañarnos, o por nuestra cuenta.
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