Hay que reescribir la historia. ¿Por qué?
Desde que hemos empezado -a bombo y platillo, y desde una parte del mundillo “católico” que se ve que no quiere permanecer como mero espectador- con los 500 años de las proclamas luteranas, estamos asistiendo a toda una orquestación -nada inocente, por cierto, y, menos aún, inocua- de loa y alabanza -desaforada, gratuita, mendaz, antieclesial y antihistórica- del único protagonista por excelencia de todo el evento: el mismísimo Lutero, sin el cual lo de los 500 años ni existiría.
Y no creo que sea una apreciación mía, dadas las reiteradas manifestaciones -también públicas y también a bombo y platillo para no desentonar- que, acerca del tal sujeto, se están desgranando periódicamente con una constancia que, si no es “casual” tendrá que ser, forzosamente, “causal": no queda otra posibilidad.
Desde “medicina para la Iglesia", hasta “místico de la gracia” con una “abrumadora experiencia de la gracia", pasando por “testigo del Evangelio", para acabar poniéndolo al nivel de los grandes santos católicos… La verdad, como recorrido no está nada mal; pero que nada mal. Ni del padre Pío se han dicho semejantes cosas, y eso que estuvo un montón de años con estigmas, y constan además que hizo milagros en vida. Es lo único que todavía no ha dicho nadie de ese mundillo supuestamente “católico": que Lutero ha hecho milagros…; pero no tardará en caer esa breva, tal como vamos.
Lo que más impresiona -al menos a mí- de todo este “asunto” que en sí mismo sería irrelevante si no fi¡uera por las intencionalidades que lo impulsan, es que todos estos inciensos -más falsos que Judas, sin perdón- vienen del mundillo “catolico”: nadie del mundillo luterano se ha atrevido a tanto con Lutero, su padre y fundador. Lo que, en sí mismo, no deja de ser curioso. O sospechoso.
Porque todo esto es claro que no es “casual” sino “causal", como he dicho antes. Y ¿por qué lo digo y en qué me baso?
Los bienintencionados -que los hay: es su problema, no el mío- pueden pensar que detrás de todo este bien montado tinglado está la tan socorrida y anhelada “ansia ecuménica”. Por cierto y como inciso: no sé por qué se insiste en eso si el mayor pecado de los católicos es el “proselitismo"… ¿O será que el ecumenismo no es proselitista? Debe ser eso seguramente, claro. Perdón, porque no había caído. Debe ser que el ecumenismo es darle a la “sinhueso” para justificar unos cuantos sueldos y unos cuantos cargos; no porque nadie pretenda que los herejes se den cuenta de sus herejías y rectifiquen y vuelvan a su verdadera casa que no debían haber abandonado nunca.
Decía que los bienintencionados pueden pensar eso; y que la “unión” con los “hermanos separados” bien merece unas alabanzas -aunque sean mendaces y falsas- al causante de la escisión, ruptura y pérdida de la mitad de la Iglesia Católica en Europa. Y de la pérdida de las raíces cristianas de la misma Europa, a día de hoy; aunque esto último no es solo culpa de los luteranos: hay muchos católicos muy plingaos en tamaño desatino y en la consecución de semejante desastre, eclesiásticos y laicos, pero “católicos".
El ecumenismo bien puede ser un mero trampantojo, y el que se lo crea es su problema. No van por ahí los tiros últimos de toda esta “desmesura"; por decir algo misericordioso, que se lleva mucho ahora en la Iglesia.
¿Hay algo más allá del ecumenismo? Pues, en mi opinión, si. Y se le escapa -o no- al autor de la frasecilla “místico de la gracia” -un auténtico obispo católico, que fue profesor durante bastantes años de un seminario- cuando deja entre interrogantes al Concilio de Trento en una pregunta que puede parecer favorable al mismo…, pero que no lo es, por la pregunta que le precede.
Las preguntas son: “¿Quizás Lutero estaba en lo correcto al expresar su extática experiencia del amor divino de una manera tan distintiva? ¿Quizás el Concilio de Trento tenía derecho a ofrecer un claro correctivo teológico a la forma en que Lutero formulaba la relación entre la fe y las obras y entre la Biblia y la razón?". Y contesta “afirmativas las dos". Cosa que, evidentemente, no puede ser asumido por la fuerza de lo que contienen: si tiene razón Lutero, no puede tenerlo Trento.
Y este es el quid: hay que entrarle ya a Trento. Hasta ahora, a nadie desde la misma Iglesia se le había ocurrido tal cosa. O quizá ocurrido sí, pero se había cuidado muy mucho de decirlo a los cuatro vientos, pública y visiblemente. Hay que entrarle a Trento: esta es la última “consigna” de ese submundo que está en la Iglesia, y ha salido de la Iglesia, pero que yo no es la Iglesia, como denuncia san Pablo.
¿Por qué? ¿Por qué hay que cargarse Trento? Porque Trento salvó a la mitad de la Iglesia; que siguió siendo CATÓLICA precisamente por el Concilio de Trento. La prueba es que en todos los sitios a donde Trento no pudo llegar se perdió la Fe y desapareció la Iglesia. Por esto molesta Trento. Y hay que darle. Y desprestigiarle. Porque Trento es la Fe y la Doctrina y la Disciplina de la Iglesia Católica.
¿La razón última de todo este desmadre? La razón última es muy fuerte. Y adelanto que es solo mi opinión, que puede estar perfectamente equivocada. Pero yo no pretendo ser el Credo, sino que estudio las cosas, intento comprenderlas y doy una explicación. Y a veces, como ahora, puedo aventurar lo que puede haber detrás.
¿Qué puede haber detrás? Dos cosas, una a corto y otra a largo plazo; y las dos con la Iglesia -la única que existe- como objetivo a batir.
A corto: Trento impide este “ecumenismo” pret à porter que se quiere imponer deprisa y corriendo. Lo de Lund fue un anticipo,y un aviso a navegantes. De ahí las declaradas “canonizando” a Lutero, por ejemplo.
A largo: la misma Iglesia, que sinTrento se queda sin pilares: no se sostiene; como se ve día sí, día también con las burradas que se están haciendo -y no solo diciendo- públicamente. Y que nadie corrige, al menos públicamente. Y debería saberse, para bien de las almas, si ha sido así.
26 comentarios
Pero, en tal caso, celebremos esos puntos logrados, muy pero muy posteriores al ex - monje de Wittenberg y no desfiguremos la historia, pretendiendo santidad, misticismo y testimonio evangélico, en quien desobedeció tan egoísticamente al magisterio eclesial, fue infiel a sus votos religiosos, uniéndose a una ex - monja, se llenaba la boca de estiércol cada vez que hablaba del Papa y...en las carnavalescas "Tischreden" (conversaciones de sobremesa). ¿No fue el primero que cumplió a la letra con su consejo a Melanchton: "Pecca fortiter et crede fortius"?
Por favor, al pan pan y al vino vino, cada cosa en su lugar y sobre todo en la historia.
No sé de dónde se saca que los luteranos, protestantes, baptistas, anabatistas, presbiterianos, metodistas, pentecostales, adventistas, menonitas, ... y así hasta completar las más de 30.000 denominaciones que las iglesias HEREJES han adoptado, 'hablan en verdad y sabiduría del Antiguo y Nuevo Testamento'... ¿De dónde lo saca? Dígamelo, porque yo estuve en una iglesia evangélica durante años y conocí otras y son todas de cartón piedra, cada pastor 'interpreta' lo que le viene en gana porque así lo dejó sentenciado su 'testigo del Evangelio' y 'místico de la gracia' (tienen 'pelenguendes' la cosa) Lutero; un tipo que da grima su interpretación de la Verdad y su estilo de vida. Decir lo que ha dicho es una BURRADA de TAMAÑO SIDERAL.
1ª. El miedo a defender principios y valores que se consideran minoritarios.
2ª. La comodidad que supone dejarse llevar por el viento dominante.
3ª. El convencimiento. Es decir, lo que comenzó por ser complejo, miedo o comodidad, creo que está deviniendo en convencimiento. Y esto es lo peor, porque de los complejos, miedos o comodidades uno puede sacudirse, pero de la convicción...
Ap. 18, 4
"Que nadie os engañe en modo alguno, porque antes ha de venir la apostasía y ha de aparecer el hombre de la iniquidad, el destinado a la perdición, el adversario, que se levantará contra todo lo divino y todo lo que tenga carácter religioso, hasta llegar a sentarse en el santuario de Dios, haciéndose pasar a sí mismo por Dios. Vosotros sabéis muy bien qué es lo que le retiene ahora, impidiendo su aparición hasta su tiempo. Realmente el misterio de iniquidad está ya en acción; sólo falta que el que ahora lo retiene sea quitado de en medio. Entonces se manifestará el hombre de la iniquidad, a quien Jesús, el Señor, hará desaparecer con el soplo de su boca y aniquilará con el resplandor de su venida. La venida de este hombre inicuo, en razón de la actividad de Satanás, irá acompañada de toda suerte de prodigios, de señales y de portentos engañosos, y de todas las seducciones propias de la maldad para aquellos que están abocados a la perdición por no haber aceptado el amor de la verdad que los habría salvado. Por esto mismo Dios les envía un poder engañoso, que los impulsa a creer en la mentira; de suerte que serán condenados todos aquellos que no solamente se resistieron a creer en la verdad, sino que además se complacieron en la iniquidad. Pero nosotros debemos dar continuamente gracias a Dios por vosotros, hermanos queridos del Señor, porque Dios os ha escogido desde el principio para salvaros por la acción santificadora del Espíritu y la fe en la verdad."
II Tes 2, 3-13
Lo que el protestante dice es que Dios Padre IMPUTA JURÍDICAMENTE los pecados a Jesús y derrama sobre Jesús su ira y su rabia en su Pasión y luego te IMPUTA JURÍDICAMENTE a ti la justicia de Cristo. Pero esto es, por un lado una blasfemia pues el Padre derrama su ira sobre el Verbo Encarnado que no deja de ser inocente y puro. Por otro lado una ficción jurídica, porque el pecador no es transformado y no deja de ser pecador.
Cuando la Iglesia habla de esto significa que es el Verbo Encarnado el que en libertad y obediencia y amor infinito y eterno al Padre se ofrece como OBLACIÓN en la cruz, pagando con creces la dauda de Adán y todos los pecados del mundo. No paga porque se derrame sobre Él la ira infinita del Padre sino porque ofrece al Padre la OBLACIÓN de su obediencia y amor infinitos, mereciendo para nosotros la GRACIA que "derrama en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado" y que nos purifica, limpia, re-crea, nos hace hijos por adopción.
Por lo tanto: a un protestante le puedo agradecer que me recuerde las palabras de la Biblia, pero NO que me las explique.
La diferencia es el Sacramento del Altar, su Cuerpo y Sangre, la ofrenda perpetua de Cristo en perfecto amor y perfecta obediencia al Padre, su Presencia Real sacramental.
Èsa es la verdadera diferencia. La diferencia con ellos es radical, absoluta e insalvable: es Cristo MISMO, presente, vivo, real, en Persona. No diferimos en la doctrina, diferimos en Cristo MISMO.
El ecumenismo, por tanto, es una farsa, excepto con las Iglesias separadas: ortodoxos, precalcedónicos, etc.
En general su labor es muy buena, pero desde que lo nombraron Obispo empieza a hacer y decir cosas preocupantes...es lamentable.
Lo último que parece querer el Vaticano es tener conflictos en países poderosos de tradición protestante, empezando por los EEUU. Los conflictos, cuando se es minoría, se suelen acabar perdiendo. Y cuando se pierden, hay consecuencias, como por ejemplo que te dejen "fuera de todo." Y no, los millones de negritos africanos más pobres que el hambre en países totalmente irrelevantes no cuentan.
Ya lo vimos con los obispos alemanes y la Amoris Laetitia. Ni fue la primera vez ni será la última en la historia de nuestra Santa Madre Iglesia, cuya Verdad en parte se manifiesta habiendo sobrevivido hasta aquí pese a todo "lo mejor de cada casa" que ha pasado por ella. Si queréis decirlo más suave, podéis llamarlo "diplomacia vaticana."
La "unión" de todos los "cristianos" a través de la apostasía de la jerarquía católica: mientras ellos se confirman en su fe mutilada y apóstata, nosotros nos diluimos como un azucarillo que ha sido roca 2000 años
- LUTERO= TESIS
- CONCILIO TRIDENTINO= ANTI-TESIS
- MODERNISMO = SÍNTESIS
este mejunje infecto es lo que nos quieren hacer tragar...
Silvia: gracias por tus palabras de aliento.
"No embrollarse" está muy bien; pero si eso equivale o sustituye a "no pensar" entonces no es ni católico: porque precisamente "lo católico" -empezando por Jesús- reconoce el papel de la razón, sin la cual la Fe no es ni practicable. San Agustín lo decía así: "creer para entender; entender para creer". Separar estas dos cosas o anular una de ellas..., saca tú misma las conclusiones.
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