El "realismo" de la Iglesia hoy.
Don Fernando Sebastián, cardenal emérito, acaba de abrirnos los ojos al nuevo y auténtico “realismo” al que, según él, la Iglesia nos está llevando sí o sí. Y lo hace en base y a propósito de la Amoris laetitia de la que dice que “no es ambigüedad, sino realismo y misericordia, y si me apuran, justicia". Y lo hace en Vida Nueva.
Que no es “ambigüedad” se lo ventila afirmando que el Papa ha escrito allí lo que ha querido escribir: “Dice claramente lo que quiere decir". Afirmación rotunda, que se supone tendrá bien documentada y de la que, por tanto, estará bien convencido.
De paso, y ya que estamos, carga contra algunos que “siendo mentes tan preclaras", no la pueden aceptar -la AL- porque “no lo entienden".
O sea: de ambigüedad por parte del Papa, nada de nada.
¿Qué pasa con el “realismo", la “misericordia” y la “justicia"? Pues, según Sebastián, pasa lo siguiente: “El Papa piensa… en los muchos cristianos -y no cristianos, añade por su cuenta- que han fracasado en su matrimonio, han rehecho su vida como han podido y, al atardecer de la vida, quieren ponerse a buenas con Dios y con la Iglesia. ¿Qué hacemos con ellos? ¿Los mandamos al infierno? Ante esto el Papa recomienda atención y misericordia".
Si no me engaña la memoria, Francisco, en la AL no dice exactamente esto, ni lo plantea así: ni escribe “como han podido", ni se refiere para nada “al atardecer de la vida” como situación última, vamos, como si estuviesen in articulo mortis: para nada. Estos son añadidos sebastianos.
El Papa se refiere a la situación sobrevenida al católico que, teniendo un matrimonio en regla -pues no ha mediado declaración de nulidad por parte de ningún tribunal eclesiástico competente-, ha atentado “matrimonio” por lo civil -por eso se le llama “matrimonio civil"- contra toda ley divina y eclesiástica, y contra su propia condición de católico. De ahí que se instala, en palabras del Papa, en “una situación objetiva de pecado grave".
Como igualmente “atenta matrimonio” un eclesiástico que, sin estar secularizado -sin haber mediado sentencia eclesiástica-, pretende “casarse” con una señora, o con un caballero: por mucha ceremonia, y por mucha bendición del amor que medie, es absolutamente nulo: no hay matrimonio porque no lo puede haber. Pues para el caso, igual.
Y aquí es donde ya no entiendo nada. O sea, según Sebastián -hecho público en Vida Nueva, insisto- el “realismo” del Papa es “reconocer” la situación sobrevenida -una situación absolutamente injusta y moralmente inaceptable contra la verdadera esposa, más contra los hijos que haya habido- y hacer borrón y cuenta nueva: la vida anterior como si no hubiese existido.
¿De verdad cree el señor cardenal emérito que el realismo del Papa y de la Iglesia es esto?
O sea, y por si no lo he entendido según Sebastián, “realismo” a día de hoy en la Iglesia, es la “irrealidad” del pretender instalarse -y hacerlo- en un momento de la vida de uno sin tener en cuenta, para nada, las circunstancias, situaciones, compromisos, pecados… anteriores: nada de nada. Se empieza de cero, porque lo digo yo. O el obispo correspondiente al acompañamiento ad casum.
Esto, si me permiten el juicio, es puro voluntarismo, mera ciencia ficción, ensoñamiento irreal, pesadilla, o lo que se les ocurra: pero nada más lejos, por opuesto, al realismo.
Puestos a ser realistas, y a serlo en profundidad y en linea con la mente quizá no tan preclara de Sebastián -que por eso lo entiende todo cabalmente-, ¿por qué no hacer lo mismo con los ladrones que “han rehecho su vida” con lo robado? ¡Cómo van a devolver lo que han quitado, si se les hunde el imperio que han montado con su industria de distraer de lo ajeno! Además, y si están ya al final de su vida, para ponerse a bien con Dios ni hace falta que devuelvan nada, la verdad.
O con los que le han pegado fuego a las empresas de la competencia para sobrevivir con la suya. O con los chantajistas, o los mafiosos, o los mentirosos…, o con cualquiera que se haya montado la vida como le haya dado la gana, pero siempre en contra de su condición de cristiano.
Si “realismo” es esto, para qué comentar lo de “misericordia", o lo de “justicia” que ya es el acabose.
22 comentarios
Realismo es el tuyo: el de la verdad natural y católica.
La realidad expresa el pensamiento y la voluntad de Dios.
Y no cambia.
Sería bueno, reconocer de entrada que el matrimonio tal como lo plantea el magisterio eclesial, con todas sus condiciones y exigencias (Familiaris consortio, Humanae Vitae, etc) esta hecho para una minoría social, personas cristianas con una madurez afectiva y sicológica, que viven una espiritualidad........no se cuantas personas dan la talla para esto.
Evidentemente que una gran sector de parejas que se casan por la Iglesia no están preparadas para tal empresa (consideremos que hay pocas separaciones y divorcios para los que podía haber, no se si esto lo tenemos en cuenta). Esta claro que un divorciado vuelto a casar no puede comulgar, pero puestos a meternos en estos jardines, uno se pregunta si podemos comulgar también si no renunciamos a todos nuestros bienes (aquí Jesús es radical y tajante), y no vale lo de "se puede ser rico sin tener el corazón en el dinero" o "depende de lo rico que seas " o "depende de como lo utilizes" o...........depende. depende, depende. Parece que en cuestiones económicas y de dineros todo "depende", es "relativo" y hay muchas circunstancias diversas.
En cuestiones de moral sexual y familiar está claro que no. Vuelvo a remitirme al radicalismo de Cristo en este asunto.
Y para remate de los tomates la Carta papal a los Obispos de la Región de Buenos Aires que, de ser cierta, confirma los temores que muchos teníamos respecto a la ortodoxia de Papa Francisco.
Terrible y dramática la situación actual de la Iglesia, cuando todo un Papa contradice el Magisterio y la Tradición bimilenaria respecto a que no se puede comulgar estando en situación objetiva de pecado grave. Si esto es no es la abominación de la desolación, se le parece mucho.
¡Hay que escribir una Biblia nueva y arreglamos la situación!
Por ejemplo:
La mujer cogida en una situación irregular. Sería bien que ponga: "Vete y peca algo menos".
No vendría mal reformular un nuevo sexto mandamiento: "Sería ideal que usted no se hubiese expuesto en una situación irregular".
A la samaritana hay que decir: "el que está ahora contigo, no es plenamente tu esposo".
¿Por qué le cortaron la cabeza a San Juan? Porque dijo a Herodes: "No es ideal que tengas la mujer de tu hermano".
Con estos cambios, pienso que la cosa encajaría.
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Esta expresión es totalmente impropia de quien sabe perfectamente que el destino eterno no depende de decisión humana. Pareciera más bien un exceso retórico de quien en realidad quiere decir: "¿Les decimos que así como van se condenarán eternamente?"
Y por el contexto vemos que se responde implícitamente: "¡Jamás!"
Esto a mí me produce vergüenza ajena y un gran dolor. Concedería de buen grado que se tratara de un caso de chochera avanzada que hiciera inimputable a quien fue un buen prelado de la Iglesia. ¡Terminar su carrera así, qué pena!
Sobre el tema del dinero, no es tan tajante la Iglesia porque el mismo Jesús plantea diferentes posiciones. El episodio del joven rico es radical, pero no lo es tanto en otras ocasiones (parábola del administrador fiel, el pago de la tasa en Cafarnaúm, la corrección de los abusos de Zaqueo quien continúa siendo adinerado, etc) y en la parábola de los talentos incluso anima a hacer fructificar los bienes. En definitiva, Cristo advierte sobre el poder subyugante del dinero, que puede apartarnos de Dios, pero condena con claridad y como grave pecado el adulterio.
Puedes profundizar en el tema repasando la doctrina social de la Iglesia. Porque la doctrina y el magisterio no hacen componendas, no están para engañarnos, pues tienen el 'seguro' de ser fieles a las Sagradas Escrituras y a la Tradición. Y así deben seguir para nuestro provecho y salvación.
Bendiciones.
Pero para ello se necesita ser ferviente católico y no tibios como en general lo somos en cuestiones de bolsillo. A mi juicio, para dar testimonio de comunión económica cristiana, habría que instaurar en las parroquias unos diaconados de comunión cristiana de bienes y tomarnos en serio el prescindir de lo superflúo llegando incluso a compartir lo que necesitamos. La práctica del cristianismo conlleva una gran heroicidad, no sólo en tiempos de persecución y martirio, sino en la vida diaría. Nos hemos aburguesado excesivamente en esta sociedad hedonista y de consumo y hemos perdido la frescura del amor primero.
Debemos volver a los ardores del amor cristiano primitivo y tomarnos en serio a nivel parroquial y laical la comunión fraterna de bienes. Si permanecemos en la actual tibieza económica, sin compartir incluso lo que necesitamos, seremos como la sal que se torna sosa y a nadie convenceremos.
El cristianismo exige un cierto grado de heroicidad e incluso de santa locura.Nos hemos vuelto demasiado sensatos y conservadores en lo económico. Se impone un cambio al amor primero, también en lo económico, si queremos ofrecer al mundo un testimonio creíble de cristianismo y evangelizar realmente a la sociedad paganizada que nos circunda. Pero tal empresa es ardua y requiere gran esfuerzo con el auxilio del Espíritu Santo. Ya dijo Cristo que el Reino de los Cielos exige esfuerzo y sólo los esforzados lo arrebatan.
Anotación: cuando está en juego lo intrínsecamente malo no cabe hablar de "heroísmo", al menos, si se lo hace, hay que aclarar que es un "heroísmo" obligatorio.
Saludos cordiales.
Humanamente no hay solución. Así de claro, sin paliativos, aunque lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.
Algo me dice que pronto, muy pronto, la realidad, la terca realidad, se impondrá y quedará claro para la humanidad que Dios es el Señor de la Historia.
Lo malo, lo terrible, lo triste es que el Reino de María brillará resplandeciente pero sobre el dolor y el llanto que recordarán un tiempo los escombros de la Civilización del Egoísmo, sobre los que se alzará la Civilización del Amor.
Civilización del egoísmo que Pablo VI decía ver en el horizonte, al que ya hemos llegado, y sin responder adecuadamente a la vocación de conversión, que es la señal de auténtica regeneración, de Nínive no ya con Jonás, sino con el mismo Cristo o su Madre que avisaran como hacen directamente o por sus mensajeros, fieles hijos que áun les quedan.
Al final, los disparates intelectuales y/o morales, de laicos o de cardenales, son más señales a añadir que muestran lo mal que andan en todas partes las cabezas y los corazones, ambos revueltos, descompuestos, descentrados, desquiciados y gélidos, por el huracán diabólico, salvo las honrosas excepciones, bastante inferiores en número a tenor de la observación de los frutos de la cosecha.
El mundo se salvará pero después del paso del huracán.... Qué pena que el Cardenal Sebastián, formalmente, al menos, hijo del Inmaculado Corazón de María, parezca olvidar que el Corazón de María es refugio seguro para las personas y ancla segura para no aparecer desarbolado tras la tormenta y los huracanes diabólicos.
Un antiguo alumno claretiano reza por el Cardenal, y en estas especiales circunstancias por la Iglesia y por el mundo e invita a todos a rezar el Rosario y adorar el Santísimo como mínimo, mínimo,al menos, una vez a la semana
¿Por qué lo llaman "realismo" cuando quieren decir "política de hechos consumados"?
¿Por qué lo llaman "misericordia" cuando quieren decir "legitimación del pecado"?
¿Por qué lo llaman "catolicismo" cuando quieren decir "buenismo marxista"?
PD: Buenismo marxista...¡Eso sí que es OPIO del pueblo, al que adormece, aborrega y bizcocha hasta la náusea!
Un saludo.
Tengo que decir que se me ha caído la mandíbula al suelo al verlas.
Qué forma de desvariar.
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