El escandalo del P. Alberto Cutie
Después de varios días de seguimiento, un “paparazzi” logró su propósito: fotos reveladoras en las que el famoso padre Alberto Cutié aparece acariciando y besando a una mujer, tanto en un bar como en una playa de la Florida, lugar de residencia del mismo Cutié. El paparazzi intentó vender videos y fotos a varios medios estadounidenses. El Herald de Miami dice que el fotógrafo aspiraba a cifras “con seis ceros;” sin que se sepa el precio acordado, el hecho es que al final la revista de farándula TV Notas se quedó con ellas, y hoy pueden ser vistas sin mayor dificultad en Internet.
Se trata de un escándalo de proporciones inmensas pues el P. Alberto era párroco en la parroquia de San Francisco de Sales en Miami, director de Radio Paz, escritor reconocido, locutor y presentador de televisión. El obispo, John C. Favalora, tomó prontamente cartas en el asunto y también el clérigo ha renunciado ya a sus altos cargos y ha emitido un comunicado donde dice:
Ante Dios - lleno de amor y misericordia - y ante toda nuestra comunidad, quiero pedir perdón si mis acciones les han causado dolor y tristeza. Desde mi ingreso al seminario a los 18 años, el sacerdocio me ha traído gran alegría. Les aseguro que mi servicio y dedicación a Dios continuarán intactos. Doy gracias a Dios por la compasión y el apoyo humano que he recibido en el día de hoy de tantas personas en nuestra comunidad, especialmente mis feligreses y oyentes de nuestras emisoras. Sólo pido sus oraciones y apoyo. - P. Alberto Cutié.
La avalancha de comentarios no se ha hecho esperar. Resulta interesante clasificarlos.
- Un número considerable mira este hecho como una demostración, una más, de la necesidad y urgencia de abolir la ley del celibato.
- Otros comentan con cinismo el factor de que se trata de una mujer adulta–y no de otro hombre, o de un menor de edad.
- Otros, unos pocos, reflexionan sobre el daño causado a la Iglesia y el dolor que esto supone para el Papa y ante todo para el Corazón de Cristo.
Tal como están las cosas parece que el querido “Padre Alberto,” como se le conoció en los medios de hispanoamérica, tendrá básicamente que elegir si se convierte en un abanderado de la abolición del celibato, y por tanto, opositor declarado de la postura actual de la Iglesia en Occidente, o si lleva una vida menos visible pero quizás más acorde con su ministerio. Esto lo digo porque puedo imaginarme los que querrán que el padre “salga del closet” y sencillamente se presente ante el mundo como un hombre “honesto” que lucha contra la “hipocresía” de la Iglesia. Realmente mi oración va en súplica a Dios sobre todo para que esta tentación, esta en particular, la de querer seguir como la gran figura y pretender ahora guiar a la Iglesia, no se adueñe del corazón de Alberto Cutié.
Además, cada vez que conozco de un escándalo relacionado con la situaciones afectivas o sexuales del clero suelo preguntarme qué tiene que ver el matrimonio con todo ello. ¿No hay muchos hombres casados que van a la playa o a un bar con sus amantes? La idea de que tener el derecho a sexo con una mujer hará a los hombres fieles no tiene el menor respaldo en la realidad social. Por dar un ejemplo: de hecho, y como se ha publicado ya muchas veces, la mayoría de los pederastas son casados. La energía o el apetito sexual no son como un capital que, si se “gasta” en una mujer, ya no se puede gastar en otros intereses o placeres, o en otras mujeres. Además, eso de imaginar a la mujer como “receptáculo” de apetitos que ya no deambularán por la haz de la tierra es del todo degradante y entraña un terrible irrespeto hacia la misma mujer. El matrimonio no es una “solución” para el problema sexual–ni en otro orden de ideas el sexo es una “solución” para los problemas matrimoniales.
Así que deducir que el escándalo de Cutié va a “ablandar” la ley del celibato es no conocer a los célibes, ni a los matrimonios, ni a la Iglesia.
Dos temas, en cambio, sí que creo yo que merecen análisis. Uno es el de las estrellas “mediáticas.” Cutié no es el primer sacerdote rutilante que cae en desgracia. En Colombia, mi país, un número significativo sacerdotes de gran éxito–quiero decir, de éxito ruidoso y presencia masiva en los medios–han tenido alguna dificultad grave o han dejado el ministerio. La pobreza doctrinal de Alfonso Llano negando o cuestionando la resurrección corporal de Cristo; las sugerencias de Carlos Novoa sobre Madonna como evangelizadora; el abandono del sacerdocio por Gonzalo Gallo, y otros escándalos que por menos públicos no creo que deba mencionar, todo eso apunta a una severa advertencia, que no es sino aquello de que nos hablaron los antiguos y sabios: enemigos del alma son el demonio, el mundo y la carne. Pues bien, el despliegue mediático masivo, la adicción a los aplausos, la necesidad de ver el propio nombre brillar… todo eso es mundo.
El otro tema es la mujer. Ya dije que no comparto la idea de “solucionar” crisis con mujeres. Habría que empezar por resolver las crisis de las mujeres, que también las tienen. Pero sí creo que la Iglesia necesita dar pasos, muchos pasos, para realmente incorporar lo que Juan Pablo II llamaba el “genio” de la mujer. Entre la misoginia, la relación furtiva y el escándalo, nuestra Iglesia requiere mucha oración, mucho discernimiento y mucha capacidad de diálogo para acertar en esta área.
Entre tanto, nuestras oraciones no cesan por la Arquidiócesis de Miami, por Mons. John C. Favalora, por el P. Alberto Cutié, por aquella mujer de las fotos, y por toda la Iglesia. Y también pido yo que se ore por mí y por cada sacerdote.
36 comentarios
Comparto lo que dice cristhian. Un exceso de exposición y de reconocimiento de los demás, puede llevar hasta la persona más honesta a perder el norte.
Respecto a la noticia, me acuerdo aquello que dijo Cristo de los escándalos, pero ojalá ese sacerdote pueda reconducir su vida, dejar atrás el pecado y seguir sirviendo al Señor, aunque sea de una forma infinitamente más discreta.
Aquí, en InfoCatólica, hemos puesto nuestro granito de arena con el blog de Remedios, que se llama precisamente "Genio femenino" y el de María Lourdes, "Los Sarmientos de la Vid", ambos estupendos. Por no hablar de otras mujeres que trabajan por detrás de la pantalla, aunque no se les vea.
Creo que basta leer, por ejemplo, el blog de María Lourdes para ver lo que es ese "genio de la mujer" y para darse cuenta de lo importante que es para la Iglesia.
Un saludo.
Por lo que he podido constatar en mi vida, la vanidad de un cura (vanidad de ser buen sacerdote, de convencer o convertir a otros, de tener muchos seguidores) es mucho más frecuente y peligrosa entre lo curas que la tentación femenina. La mayoría de los heresiarcas contemporáneos comienzan así.
Me apena pensar que el Padre Alberto, que debe estar pasando unos momentos trágicos y dándose cuenta de la terrible trampa que se esconde detrás de la fama.
Dios le ayude a reconstruirse y a retomar el camino.
Hay pecados y pecados.
Un pecado comùn, de la carne, praeter naturam. Sacrilegio, sí, pero no contra natura, ni dañando a menores.
No se puede decir lo mismo de verdaderos depravados como Lugo o los conocidos, que deben ser extirpados para siempre del sacerdocio..
Lo de Christian, sobre el regula me parece bien interesante, sobre todo porque lo pude conocer "en vivo" con algún sacerdote del Camino Neocatecumenal. Hasta donde sé son ellos los únicos que así lo practican.
La idea tiene sólidas bases bíblicas (aquello de ir "de dos en dos") y también históricas (los movimientos de reforma invariablemente implican que la gente se reúna: vida religiosa, cabildos diocesanos, canónigos regulares...). No la veo siempre realizable, y en más de una ocasión puede convertirse en algo "artificial", si puedo usar esa expresión. Uno lo ve por ejemplo en comportamientos acobardados o infantiloides en religiosos o religiosas. hay el riesgo también de que la vida comunitaria forzada con el regula se convierte en el aspecto vital que gasta más energía, una energía que debería concentrarse más en otras tareas, como la evangelización misma. También de esto da testimonio la Escritura en 1 Corintios 9, que cuenta que los apóstoles iban acompañados no de hombres sino de mujeres. Pero sobre ello deseo escribir más extensamente en otra ocasión.
Y si, soy catecumeno, y converso a la iglesia a través del camino, por eso es que nunca he visto a un seminarista solo (creia hasta ahora que con todos era igual) y desde siempre me pareció que era algo maravilloso. No se si es a propósito pero siempre he notado que de regulas (no se si se puede decir asi en plural) escogen a dos que no se lleven bien jajajaja (algo asi como en el matrimonio ;) ).
Ya ves: un hombre de 39, ordenado sacerdote seguramente desde los 25 o 26, lleva 13 o 14 años de sacerdote. ¿13 o 14 con regula? No lo veo realista, practicable, tampoco sé si así viven hasta la muerte los sacerdotes del Camino...
Queridos amigos:
Hace 22 años entré en el seminario, convencido de que Dios me llamó a compartir el sacerdocio de Jesús. He tenido momentos muy felices y momentos de pruebas grandes, pero a pesar de todo, se que aún Dios me llama y lo tengo que escuchar.
Durante mucho tiempo estuve convencido de que con una buena dosis de oración, ejercicio y una vida equilibrada, toda tentación se podía vencer. Pero, en mi caso particular, no fue así. Mi confesor me animó mucho y la gracia de los sacramentos me ayudó a ser fiel y entregado al sacerdocio durante gran parte de mi ministerio.
padre-alberto-cutie-4El trabajo parroquial y de los medios me presentaron todo tipo de personas - incluso muchos hermanos sacerdotes que también luchan con diversos temas de la sexualidad humana y el celibato que nos exige la Iglesia. No ha sido fácil. De hecho, a mis más cercanos amigos y colaboradores les he dicho que “este año fue el más difícil de mi vida”; viendo tantas situaciones desagradables que han vivido sacerdotes hermanos míos - dentro y fuera de Miami. Quizás el conocer tantas cosas de la institución y en tantos lugares, me han hecho más sensible a todo este dolor y la necesidad que tiene la Iglesia de reformarse. Dice la Sagrada Escritura: ‘No es bueno que el hombre esté solo’ y eso yo lo he vivido en carne propia. Lo he visto en muchos hermanos y en mí mismo.
Quiero que sepan que tomo plena responsabilidad por mis acciones y sé que soy yo quien actué mal. Le pido perdón a Dios y a ustedes si alguien se siente ofendido. A la misma vez, me consuela la misericordia de Dios - porque Dios tiene brazos muy amplios y sé que nos ama a todos con Su amor incondicional.
Los animo a que amen a la Iglesia, amen la misión de evangelización y no dejen que nada ni nadie los desanime. Pidan por mí siempre.
“¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Como dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se nos considera como a ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó. Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.”
(Romanos 8:35-39)
Los quiere,
P. Alberto Cutié
Y lo peor que uno puede tener en ese momento de debilidad es no tener con quien hablarlo abiertamente, imagina un sacerdote permanentemente rodeado por gente que te adula y te admira, ¿a quien pides ayuda sin manchar la "imagen" que tienen de ti y que probablemente ya te hicieron creerte a ti mismo?
Es super duro, ahora, no se si lo practico seria el mismo regula los 14 años (eso dejenlo para nosotros los llamados a la vocación al matrimonio ;) ) pero es francamente lo único que se me ocurre para ayudar a un sacerdote en ese combate tan particular.
Querido padre Alberto:
A lo largo del día he recibido varias llamadas de medios de comunicación de Hispanoamérica solicitando mi parecer acerca del malhadado reportaje que sobre Vd. se acaba de publicar.
Lo más fácil para cualquiera hubiese sido subirse al carro de las denostaciones hacia su persona. Pero creo que eso no era lo justo. Así que me he aplicado a defender a su persona.
No pretendo darle ningún tipo de lección ni consejo ni siquiera -lo que cabría esperar de un hermano en Cristo- de ánimo. De todo eso habrá ya recibido mucho durante estas horas. Tampoco los sacerdotes más romanos estamos acostumbrados a ir citando textos bíblicos.
No he centrado mi defensa en que se tratase de un montaje fotomecánico -que no lo es- ni en que se haya tratado de una trampa de una starlette de acuerdo con un fotógrafo, que es lo que ha ocurrido. Porque eso no es suficientemente útil para explicar su actuación.
A lo largo de los largos años en que me he dedicado al estudio y publicación de obras acerca de la Historia de la Iglesia, he llegado a la persuasión de que desde San Pedro -negando tres veces a Cristo- hasta los más recientes acontecimientos escandalosos de eclesiásticos en México, Argentina, Paraguay, Estados Unidos, Irlanda, Colombia "e chi più ne ha più ne metta", más todas las denuncias que me llegan al apartado postal, los pecados y los errores de los ministros de Dios al igual que los de todos los fieles son innumerables.
Es verdad que "Fray ejemplo" es el mejor predicador, pero es una mala predicación la que no vaya más allá de la persona del predicador. Jesús pide a todos los hombres "sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto". Es un ideal que nos lleva a la lucha constante pero que nunca podrá conseguirse completamente. Esa es la tesis católica. Lo que Vd. teme que ocurra ahora con la fe de tantos jóvenes que siguieron sus consejos es que desaparezca, porque no entendieron que el padre Alberto no era más que un canal de la gracia de Dios, dispensador de todas las gracias. El sacerdote es un mero instrumento, más ó menos válido, pero no es el ejemplo. El ejemplo del cristiano es Cristo. Pero no se preocupe porque "Deus dat incrementum".
No quierto entrar en el juicio de su actuación, seguramente comprensible en el ambiente en el que se le ha dado trabajar con tantos medios y apoyos y que Vd. sin duda ha aprovechado lo mejor posible.
Lo que sí quiero con todo el deseo de mi corazón es que medite la buscada ambigüedad que incluyó en su comunicado al tratar del celibato.
Es verdad que no sólo históricamente los ministros y los laicos de la Iglesia han desobedecido a algunos de sus preceptos y le puedo asegurar que gracias a ello muchos podemos ser dignos de pertenecer a la Santa Madre Iglesia.
No vale la pena comparar las relaciones del padre Maciel con las del arzobispo de Paraguay o las de monseñor Maccarrone de Argentina, para decir quién es mejor ó quién es peor. Dejemos el juicio a Dios. Tanto Vd. como yo conocemos a cientos de eclesiásticos que desobedecen leyes morales y disciplinarias todos los días, que han perdido la Fe, que predican el error, y muchas veces apoyados por las también incapaces jerarquías. Y todo eso forma parte de la falibilidad humana. No se condenó Judas por haber traicionado a Nuestro Señor, sino por no haberse acercado al pie del Crucificado y con sólo con un gesto ó una lágrima haber pedido perdón.
Lo suyo no es más que una caída de las tantas que se cometen por parte de eclesiásticos que no tienen su popularidad ni enemigos y que nadie les va a afrentar. Y esto ha ocurrido a lo largo de toda la historia. Dios juzgará a cada cual por su comportamiento y Vd. con su apostolado lo ha hecho a manos llenas.
Quizá en una sociedad más preparada Vd. podría trabajar como hasta ahora, pero la cultura mediática que le catapultó ahora le hunde. Eso ocurrió también con Clinton. Por lo que lo más probable será que Vd. sea retirado a otro tipo de apostolado.
Ve que para mi su comportamiento no es más que una anécdota que el Señor está deseándole perdonarle si no lo ha hecho ya.
Pero, personalmente hay una cuestión que me preocupa. En su carta no exactamente unívoca podría entenderse que como reforma de la Iglesia habría que suprimir la ley del celibato. No está así expresado y me gustaría que puliese la expresión.
Es verdad que el celibato no existe en la Iglesia oriental -para quienes no quieren ser abades- pero que eso es ya un abuso, como muy bien puede comprobrar en la obra sobre el celibato que se encuentra en internet de la pluma del insigne Historiador de la Iglesia Alfons M. Stcikler, S.D.B. En la comunión anglicana que suelo frecuentar en Londres han aceptado el no celibato, la ordenación de mujeres, la ordenación de homosexuales y de travestis e così via y las iglesias están mucho más desiertas que las católicas, porque no son fieles a la tradición de Jesuscristo. También sacerdotes casados tendrían amantes y se divorciarían y abortarían... De lo que se trata es de vivir la castidad cada uno es su estado y cuando se cae pues se levanta, se confiesa y se tira para adelante.
Hay un error de la juventud actual -fruto de los errores del mayo de 1968- que sobrepone a la virtud de evitar el escándalo el presumir de honradez, naturalidad, espontaneidad, como si no hubiese un pecado original. Todo lo que nos apetece es bueno. Aunque cuando se trata de tirar bombas dicen que tal vez hay que usar técnicas menos espontáneas que los cañones y más farisaicas como la diplomacia.
De todo lo que he reflexionado le digo que lo más grave es que Vd. apostate de la tesis. Si hasta ahora era bueno lo que la tradicional sabiduría de la Iglesia nos enseñaba no crea su caso Vd. tan importante como para cambiar la TESIS del celibato.
El orgullo de mons. Milingo-ciertamente abonado por el corrupto e ineficaz stablishment de la jerarquía- le convirtió en "jefecillo" de algunos sacerdotes irregulares a los que casó e incluso llegó a consagrar obispos. Aquí en España, un amigo salió del "closet" para decir que vivía con otro hombre y que la Iglesia tenía que cambiar su doctrina acerca de la homosexualidad. Después de reírse de él en algunos programas, desapareció a la miseria.
Es difícil para los jóvenes, contagiados de ideas naturalistas y roussonianas, entender que alguien puede predicar una buena doctrina y transmitir la gracia sacramental a pesar de la vida indigna del ministro. Pero si Vd. ha dado toda su vida por Cristo, ¿No puede sufrir por Él la humillación de un final de vida de personaje famoso?
Estoy seguro de que Vd. comprenderá que a partir de ahora toda su vida pastoral va a cambiar. Durante muchos años lo encumbraron y ahora lo pisotearán
Pero le ruego por el Corazón traspasado de María que no lleve adelante una lucha a la Milingo, que no cambie lo que ha estado enseñando durante tantos años de acuerdo con la Tradición, porque a un pequeño éxito moderado seguirá el desasosiego permanente cada vez que recuerde que Cristo le eligió entre muchos y que empeñó su palabra en el celibato.
Simplemente le ruego que haga lo justo
Devotísimo en el Señor
Padre Apeles
Abogado y Periodista
Por lo que la Jerarquía debería actuar con el mejor sentido común de nuestros hermanos de la iglesia ortodoxa oriental, y modificar la regla disciplinaria de la obligatoriedad del celibato por una mucho más cristiana, el de ser opcional.
Se ha impuesto por consideraciones extra evangélicas, la opinión, que la gracia actúa con mayor eficacia en aquellos que dicen amar a todos y al final son incapaces de amar a nadie más que a ellos mismos.
Dios nos ilumine y perdone nuestras ofensas como, le pedimos incansablemente nos ayude, a perdonar a los que nos ofenden.
Estoy de acuerdo contigo. Mejor es casarse que andar escandalizando. Pero el que tiene que ajustarse es el hombre y no Dios o la Iglesia. Si no puede, pues que no sea sacerdote y sirva a Dios con honor hasta donde puede. El exceso, querer la "importancia" de ser sacerdote sin la imitación de Cristo... no es bueno. Cristo da la vida por su novia... si tuviera DOS novias, por cuál daría su única vida? El varón en el Sacramento del Matrimonio DEBE darse entero a su esposa y AMBOS se entregan enteros a DIOS. Si lo piensas--y conoces BIEN los Sacramentos y la teología detrás de cada misterio--no es posible ser un buen padre de familia y buen esposo y además ser un buen pastor en tu parroquia... simplemente es demasiado para un solo hombre--mucho más pesada carga que llevar el celibato. Creeme que lo he pensado mucho. Y opino: el que no tiene el don, que se case y sea diácono.
Yo confío en que por la misericordia de Dios, con la ayuda de la Virgen María y la intercesión de la Iglesia y de sus hermanos en el sacerdocio el P. Alberto acepte la humillación y la penitencia y siga ejerciendo su ministerio. Nuestra miseria llama a Su misericordia. La reflexión de Fray Nelson y la de Padre Apeles me han recordado la preciosa carta a los sacerdotes de Juan Pablo II en 1995. Personalmente me hizo mucho bien y me ayudó -y ayuda- a centrar mi vocación y mi papel como "madre" y "hermana" de sacerdotes, como también de amigos casados o con promesa o voto de celibato. La mujer, para el sacerdote sólo puede ser madre o hermana. Y es un gran don del Señor irlo viviendo así, tanto para el sacerdote como para las mujeres que con él se relacionan. Y, por otro lado, el don del celibato y de la virginidad, son dones "para siempre" a quienes hacen voto, al menos yo así lo entiendo. Falla, a mi entender, el discernimiento de que se esté recibiendo ese don, por una parte, y la inmersión en Cristo y su vida por la oración, la contemplación de la Eucaristía y de uno u otro modo los medios tradicionalmente usados y convenientemente adaptados, pero no eliminados de la ascética cristiana. Abuso del espacio y copio lo de la Carta a los sacerdotes:
"En este contexto no nacen solamente las vocaciones al matrimonio, sino también al sacerdocio y a la vida consagrada. Estas no se forman aisladamente. Cada candidato al sacerdocio, al entrar en el seminario, tiene a sus espaldas la experiencia de la propia familia y de la escuela, donde ha encontrado a muchos coetáneos y coetáneas. Para vivir en el celibato de modo maduro y sereno, parece ser particularmente importante que el sacerdote desarrolle profundamente en sí mismo la imagen de la mujer como hermana. En Cristo, hombres y mujeres son hermanos y hermanas, independientemente de los vínculos familiares. Se trata de un vínculo universal, gracias al cual el sacerdote puede abrirse a cada ambiente nuevo, hasta el más diverso bajo el aspecto étnico o cultural, con la conciencia de deber ejercer en favor de los hombres y de las mujeres a quienes es enviado un ministerio de auténtica paternidad espiritual, que le concede "hijos" e "hijas" en el Señor (cf. 1 Ts 2,11; Gál 4,19).
5. "La hermana" representa sin duda una manifestación específica de la belleza espiritual de la mujer; pero es, al mismo tiempo, expresión de su "carácter intangible". Si el sacerdote, con la ayuda de la gracia divina y bajo la especial protección de María Virgen y Madre, madura de este modo su actitud hacia la mujer, en su ministerio se verá acompañado por un sentimiento de gran confianza precisamente por parte de las mujeres, consideradas por él, en las diversas edades y situaciones de la vida, como hermanas y madres.
La figura de la mujer-hermana tiene notable importancia en nuestra civilización cristiana, donde innumerables mujeres se han hecho hermanas de todos, gracias a la actitud típica que ellas han tomado con el prójimo, especialmente con el más necesitado. Una "hermana" es garantía de gratuidad: en el escuela, en el hospital, en la cárcel y en otros sectores de los servicios sociales. Cuando una mujer permanece soltera, con su "entrega como hermana" mediante el compromiso apostólico o la generosa dedicación al prójimo, desarrolla una peculiar maternidad espiritual. Esta entrega desinteresada de "fraterna" femineidad ilumina la existencia humana, suscita los mejores sentimientos de los que es capaz el hombre y siempre deja tras de sí una huella de agradecimiento por el bien ofrecido gratuitamente.
Así pues, las dos dimensiones fundamentales de la relación entre la mujer y el sacerdote son las de madre y hermana. Si esta relación se desarrolla de modo sereno y maduro, la mujer no encontrará particulares dificultades en su trato con el sacerdote. Por ejemplo, no las encontrará al confesar las propias culpas en el sacramento de la Penitencia. Mucho menos las encontrará al emprender con los sacerdotes diversas actividades apostólicas. Cada sacerdote tiene pues la gran responsabilidad de desarrollar en sí mismo una auténtica actitud de hermano hacia la mujer, actitud que no admite ambigüedad. En esta perspectiva, el Apóstol recomienda al discípulo Timoteo tratar "a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza" (1 Tm 5,2).
En este horizonte, la mujer no puede ser para el sacerdote más que una hermana, y esta dignidad de hermana debe ser considerada conscientemente por él.
La vocación al celibato necesita ser defendida conscientemente con una vigilancia especial sobre los sentimientos y sobre toda la propia conducta. En particular, debe defender su vocación el sacerdote que, según la disciplina vigente en la Iglesia occidental y tan estimada por la oriental, ha elegido el celibato por el Reino de Dios. Cuando en el trato con una mujer peligrara el don y la elección del celibato, el sacerdote debe luchar para mantenerse fiel a su vocación. Semejante defensa no significaría que el matrimonio sea algo malo en sí mismo, sino que para el sacerdote el camino es otro. Dejarlo sería, en su caso, faltar a la palabra dada a Dios.
La oración del Señor: "No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal", cobra un significado especial en el contexto de la civilización contemporánea, saturada de elementos de hedonismo, egocentrismo y sensualidad. Se propaga por desgracia la pornografía, que humilla la dignidad de la mujer, tratándola exclusivamente como objeto de placer sexual. Estos aspectos de la civilización actual no favorecen ciertamente la fidelidad conyugal ni el celibato por el Reino de Dios. Si el sacerdote no fomenta en sí mismo auténticas disposiciones de fe, de esperanza y de amor a Dios, puede ceder fácilmente a los reclamos que le llegan del mundo. ¿Cómo no dirigirme pues a vosotros, queridos hermanos Sacerdotes, hoy Jueves Santo, para exhortaros a permanecer fieles al don del celibato, que nos ofrece Cristo? En él se encierra un bien espiritual para cada uno y para toda la Iglesia.
En el pensamiento y en la oración están hoy presentes de forma especial nuestros hermanos en el sacerdocio que encuentran dificultades en este campo y quienes precisamente por causa de una mujer han abandonado el ministerio sacerdotal. Confiamos a María Santísima, Madre de los Sacerdotes, y a la intercesión de los numerosos Santos sacerdotes de la historia de la Iglesia el difícil momento que están pasando, pidiendo para ellos la gracia de volver al primitivo fervor (cf. Ap 2, 4-5). La experiencia de mi ministerio, y creo que sirve para cada Obispo, confirma que se dan casos de vuelta a este fervor y que incluso hoy no son pocos. Dios permanece fiel a la alianza que establece con el hombre en el sacramento del Orden sacerdotal"
Mis oraciones y ofrecimientos se unen a la de los hermanos y hermanas, padres y madres del padre Alberto, para que, permaneciendo firme en la fe, ardiente en la caridad y confortado por la esperanza, ahogue al mal con el bien y pueda seguir entregado en su ministerio sacerdotal.
pues si un pobre sacerdote, que como todos es humano, y no angel, ha tenido un error, se comienza a plantear la abolición del celibato, Pues perdonen pero no lo entiendo.
habrá que rezar mucho por este sacerdote.
Ahora este ultimo comentario de andrea es igual a lo que pienso de todo esto, no puedes ponerte a criticar algo solo porque tu lo rompiste.
Hay algo que nadie dice: sea sacerdote o sea un laico era fornicación, punto! Ya a partir de alli se diga lo que se diga todo esta viciado, de allí para arriba es que empieza la cosa, no es el hecho de ser sacerdote, ni por ser famoso, ni esto ni aquello, eso solo agrava las consecuencias, pero el pecado "base" es fornicación y ante el pecado todos tentados.
Hubiese sido punto de discusión el celibato si viene y dice, "necesito dejar de ser sacerdote porque amo a una mujer y deseo casarme con ella", alli hay en primer lugar honradez, una lucha por mantenerte fiel a nuestra madre Iglesia como se pueda y ante todo dignidad. Pero que te tomen fotos y videos en una actitud (como vuelvo a repetir en condición de pecado hasta para un laico), no existe ni voluntariedad, ni dignidad ni nada. Confesar porque es publico, porque no hay como negarlo y de paso escribiendo algo ambiguo es indigno.
Ojalá el padre Alberto recapacite y tome la decisión correcta de cara a Dios y al amor que estoy seguro que el mismo ha experimentado por parte de la Iglesia, ¡nadie que ha cometido un error le pega a su mama por el error que el mismo cometió!
http://apeles.blogspot.com/2009/05/carta-abierta-al-padre-alberto-cutie.html
Mucha doble vida existe, antes cuando se formaba con sumo rigor a los sacerdotes y ahora idem.
El celibato pienso debe ser opcional.
Cada vez que conozco de un escándalo relacionado con la situaciones afectivas o sexuales del clero suelo preguntarme qué tiene que ver el matrimonio con todo ello. ¿No hay muchos hombres casados que van a la playa o a un bar con sus amantes? La idea de que tener el derecho a sexo con una mujer hará a los hombres fieles no tiene el menor respaldo en la realidad social. Por dar un ejemplo: de hecho, y como se ha publicado ya muchas veces, la mayoría de los pederastas son casados. La energía o el apetito sexual no son como un capital que, si se “gasta” en una mujer, ya no se puede gastar en otros intereses o placeres, o en otras mujeres. Además, eso de imaginar a la mujer como “receptáculo” de apetitos que ya no deambularán por la haz de la tierra es del todo degradante y entraña un terrible irrespeto hacia la misma mujer. El matrimonio no es una “solución” para el problema sexual–ni en otro orden de ideas el sexo es una “solución” para los problemas matrimoniales.
Otros no pueden, por tanto esas "cargas", muchos no las pueden soportar, por lo que el celibato opcional es lo más lógico, recordando, y vd lo sabe mejor que yo, que nuestros estimados hermanos ortodoxos, valoran enormemente el celibato, quizás más que los católicos, aplicándolo según la seriedad de los criterios paulinos.
1) Me ha producido tristeza la caída del padre Cutié.
Su fama mediática agranda el escándalo y arrastrará en su caída a algunos inocentes que le tenían como ejemplo. No sé quien dijo que los curas no iban sólos al infierno :-) (ni al cielo)
Lección: SÓLO SEGUIMOS A CRISTO, ES EL único que no falla. Los hombres somos "vasijas de barro" que llevamos un tesoro en ellas (san josemaria dixit). Dios puede "utilizar" para tocar nuestros corazones instrumentos que con el tiempo se deterioran. Eso no lo olvidemos nunca. Todos somos capaces , TODOS de cometer cualquier error y cualquier horror.(el de barbastro dixit tambien).
¡cuántas veces yo quise y vosotros no quisiteis! Que alguien reciba gracia no significa que pueda hacer un mal uso de ella (recordemos la parabóla de los talentos).
2)Al padre cutié le diría que se espabile. Que si la ensoñación de la líbido se le ha bajado ya , que vuelva a empezar de cero, pida ayuda, y venga, para adelante, otra vez sin mirar atrás a intentar ser un buen sacerdote. No pasa nada. Que aprenda de la experiencia y así podrá ayudar a otros.
Que el sexo no es para tanto, quizás hoy está mitificado; y por otra parte no debemos dramatizar las caídas. Eso sí, el problema empieza cuando el vicio arraiga. Eso, posiblemente cuesta mucho arrancarlo.
Padre ALBERTO lo pasado pasado está. Haga examen de conciencia de cuál es el origen de su caída. Porque , evidentemente, uno no es un sacerdote fiel y de repente se transforma en un playboy de playa. Hay un proceso que empieza por pequeñas infidelidades.
Pero ni yo le voy a juzgar, ni soy quien para darle consejos , sólo le pido que vuelva a empezar de cero. Le necesitamos.
Hay un episodio de los simpson en el que se decubre que SKINER no es quien dice ser, es un impostor; el profesor se echa a perder y vuelve a la vida de vicio y depravación de antaño; sus amigos le van a buscar a ciudad capital para pedirle que vuelva, con sus defectos y errores quieren al skiner falso . En el final del episodio Homer simpson dice, a propósito de qué pensará la gente si vuelve a su anterior vida conociendose sus errores, eso de que : "si a su madre no le importa, si a mí no me importa, si a sus amigos no le importa... a quién le importa"
pues eso, Padre cutié, una vez que sabemos que usted es tan falible y lleno de miserias como todos, y que tiene que luchar por ser santo, como todos, rectifique, levantese , sacúdase el polvo del camino, y a empezar de cero. A mí me importa un bledo su vida pasada, una vez que haga propósito de enmienda, claro. Y sospecho que a la inmesa mayoría de sus feligreses tampoco le importaran darle un abrazo para siga siendo guía en la fe. Si hay que abandonar la fama, el lujo, el glamour, lo fashion.... se abandona. ¿que eso cuesta? pues sí. Hay muchas almas en juego.
PD1: Hay algo en esta historia que no quiero dejar pasar. La gente que rodeaba al padre cutié tiene también su cuota de responsabilidad . ójala esto nos sirviera para estar más pendientes de nuestros sacerdotes y cuidarlos, que no se sientan sólos sobre todo en esos dias tristones que todos tenemos. Y en primer lugar, no fomentando su vanidad, origen de muchos male. La humildad como la fama cuesta.
(ya ves que fomento tu vanidad ;-D)
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