Contemplación, Humildad y Conocimiento, con ocasión de San Benito
6 comentarios
Me has hecho reír con lo mejor de mis entrañas. ¡Qué bueno! Sabes ser original. Gracias.
¿Vale para todo tipo de contemplación lo que ha dicho? ¿Lo mismo para un cristiano que para un budista o un sufí?
Al fin y al cabo Dios es uno, y si están autolimitando la interactuación hasta hacerse paisaje percibirán LO QUE ES, la Realidad (así llaman a Dios algunos para ser apofáticos)
¿La contemplación es, entonces, el silencio y la disolución del yo?
¿Es universal, interreligiosa, desaparecen en la mística las diferencias entre las religiones?
Ahora reconozco que sí que estoy interactuando.
Pero no quiero saber como sería usted si no le hubiera hecho estas preguntas, sólo me gustaría que me contestara, si puede ser.
De todos modos gracias.
Paz y bien.
Pero también existe el engaño, por ejemplo en forma de error. En el hinduísmo y otras formas religiosas orientales se han dado casos de personas que desarrollan una impresionante capacidad de concentración que les lleva ser insensibles ante el dolor. Llevados de esa insensibilidad entran en una especie de trance y se queman vivos, sin mover un solo músculo. Si uno los ve practicando sus ejercicios de concentración mental uno pensaría que está ante grandes almas contemplativas pero luego el desarrollo o fin de todo ese esfuerzo parece completamente incompatible con nuestra fe.
También entre los cristianos pasan cosas así. Los famosos quietistas de los siglos XVI y XVII eran muy elocuentes para hablar de los dones del Cielo y muchos de ellos, como su nombre lo indica, eran capaces de permanecer aparentemente arrobados en altísima contemplación por mucho tiempo.
Por todo ello, la Iglesia tiende a ser escéptica en cuanto a lo que se pueda deducir solamente del tipo de experiencias que las personas tienen o dicen tener. Su criterio es más práctico, si se quiere, y corresponde más o menos a este esquema: al proponer a uno de estos contemplativos los misterios de la fe, pro ejemplo, como están enunciados en el credo, ¿qué reacción o respuesta tiene? En efecto, costaría creer que alguien va "al mismo cielo" nuestro si expresamente niega (u obstinadamante se abstiene de afirmar) enunciados centrales de nuestra fe. Por decir algo: si uno de estos dice: "Finalmente nadie sabe si hay Dios o no." Algo así parece muy difícil de compaginar con la fe nuestra, incluso si la densidad de sus experiencias impresiona. Creo que el criterio aquí es el de san Pablo, en cuanto a la advertencia de que el demonio saber vestirse de ángel de luz.
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