InfoCatólica / Tal vez el mundo es Corinto / Categoría: Sociedad Occidental

8.03.16

Con motivo del Día de la Mujer

Un saludo fraterno y lleno de afecto para todos, y especialmente para las mujeres, en este 8 de marzo, llamado “Día de la Mujer.”

Soy consciente de los orígenes de esta celebración y de las grandes ambigüedades que presenta. En sus orígenes, hace poco más de un siglo, se buscó siempre una actitud de reivindicación de los derechos de la mujer para el sufragio y para acceder al mundo laboral. No es extraño que con el paso de los años haya tomado un tinte de feminismo agresivo en muchos lugares, o también un tono de consigna a favor del “igualitarismo” entre los sexos. Así por ejemplo, la ONU ha querido que el 8 de marzo de 2016 tenga como lema: “Por un Planeta 50-50 en 2030: Demos el paso para la igualdad de género” Eso sencillamente no es cristiano y no pertenece a la que creemos sobre la hermosa distinción entre hombre y mujer, según la cual nos complementamos precisamente porque NO somos iguales.

Dicho eso, creo que no es correcto tampoco hacer caso omiso de este día. Lo femenino es don precioso que tiene su fuente en Dios, que ha concedido a la mujer dones de fecundidad, dulzura, compasión, fortaleza, capacidad de empatía y de reconciliación que son sencillamente indispensables para la sociedad y también para la Iglesia. La unidad entre la mente y el corazón, entre la intuición y la razón, entre la emoción y la acción conjunta, entre el liderazgo y la comunidad, son también regalos que Dios otorga con mucha mayor frecuencia a las mujeres que a nosotros los varones.

Todo ello brilla con particular esplendor en María, la Madre de Jesús, y tiene eco precioso en tantas santas como nuestra muy querida Catalina de Siena. Así que FELIZ DÍA DE LA MUJER a tantas hermanas nuestras en la fe que con su presencia son bendición y motivo de esperanza y gratitud para nosotros. De verdad les invito a darle el verdadero sentido a esta celebración y a ser generosos en el cariño y los detalles con las mujeres especialmente en este día.

¡Que el Señor las bendiga y con ellas nos bendiga a todos!

17.01.16

Si a mí me preguntaran...

Si alguien me preguntara cuál es la pérdida más grande para un cristiano mi respuesta sería: perder su comunidad de fe.

La idea de que se puede perseverar en los principios de la fe, en el ejercicio de la esperanza y en la práctica viva de la caridad sin la referencia y soporte de una comunidad es menos razonable que construir un criadero de peces sin agua.

Sin una comunidad donde uno escuche testimonios reales de personas reales, la fe se convierte en un recuerdo que pronto se disuelve en las brumas del olvido; o pasa a ser una rígida estructura de ideas, prontas a volverse ideología, simple teoría, arma defensiva y no evangelizadora, reto para la mente pero no luz para el camino.

Sin una comunidad donde uno vea el poder del Evangelio obrando, la esperanza se convierte en una obligación dolorosa, una hipótesis lejana, un “deber ser” que pronto se reduce a expresiones como: “¡Qué bonito sería…!” en las que sólo se siente la melancolía de nunca dar la medida.

Sin una comunidad donde el cariño se vuelve creíble en su naturalidad y limpieza de corazón, la caridad se convierte en simple filantropía, intento vano de justificar una burocracia agonizante o ya fosilizada, oportunidad de sostener una nómina de trabajadores desconectados de las motivaciones profundas del Evangelio.

Si me preguntaran qué es lo que más necesitamos, sabiendo que necesitamos tanto, mi respuesta sería: necesitamos comunidades vivas de oración, formación y evangelización, en plena y gozosa comunión con la Iglesia Católica, prontas a escuchar el mensaje de la conversión y la urgencia de la misión.

8.12.15

¿También tiene Dios un propósito con las acciones de los malvados?

Estimado Fray Nelson: En el libro de los Proverbios capitulo 16 versículo 4, se expresa: “Yahveh ha hecho todo con un propósito; inclusive al malvado para el día fatal". ¿Qué quiere decir esto? .Un amigo seminarista me dijo que Dios ha hecho absolutamente todo con una finalidad y que los delincuentes por ejemplo tenían como misión perjudicar a otros y que ése daño purificaba a los agraviados; si esto es así y los “malvados” tienen un propósito desde su creación ¿cómo pueden ir al infierno por ejemplo si estarían cumpliendo su “misión"? Acláreme por favor Fray Nelson y le agradezco todas las respuestas que gentilmente concede a mis preguntas. – G-S.H.P.

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En ese versículo hay varios temas teológicos–todos muy densos–que salen a la vista. Podemos presentarlos en forma de preguntas:

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14.11.15

Arde París

El título de la famosa obra de Collins & Lapierre, aunque esta vez sin el interrogante, es el resumen de una serie trágica de atentados que dejan un saldo de decenas de muertos. Escribo esto en medio de la consternación propia del 13 de noviembre de 2015.

El presidente Hollande ha ordenado cierre de fronteras y para todos los efectos el pueblo francés experimenta el dolor y angustia propios de una situación de guerra. Pero en la novela histórica de 1964 el enemigo era claro, visible y externo: los nazis. Ahora, en cambio, una sociedad pulverizada ha descubierto con un golpe de terror que no sabe bien ni quiénes son sus enemigos ni cuáles podrían ser sus amigos de fiar. Resulta que los “valores” no subsisten por sí mismos, ni por la sola inercia cultural, si no están anclados firmemente en algo más profundo y estructurado: un credo común. Duélale a quien le duela, y llámenme fanático religioso si les place, el hecho es que los enemigos, bien infiltrados y presentes en las entrañas mismas de Europa, se reconocen entre sí al grito de “¡Alá es grande!” Frente a ellos, la mayor parte de los actuales europeos no tienen nada que gritar porque la única consigna posible sería “¡Viva Cristo Rey!” y ese es un grito malsonante para el laicismo que campea por la Europa otrora cristiana.

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13.10.15

Prepararse para lo improbable, 2 de 2

Hacer una lista de lo imprevisto puede ser bastante frustrante. Es darse cuenta de cuántas cosas ya han sucedido sin que las viéramos venir: toda una colección de sorpresas, a veces gratas, y a veces no tanto.

Todavía más difícil es hacer la lista de lo imprevisible. Apenas contamos con algunas instancias de fenómenos que tal vez se repetirán y amplificarán en el futuro. ¿Cómo distinguir la señal del ruido? ¿Qué acontecimientos son simplemente marginales, y cuáles son signo de tendencias que después cobrarán fuerza? Cristo nos manda que leamos los signos de los tiempos pero nuestra capacidad de lectura no suele estar al nivel requerido para tal empeño.

Y sin embargo, la tarea hay que hacerla, y aún nuestras equivocaciones pueden al final traer algo bueno. En esa línea quiero presentar una breve lista de realidades nuevas que creo que deberían atraer la atención de nuestros pastores, y en general de todos los que amamos la Iglesia.

1. Hay que prepararse mejor para las entrevistas y sesiones de preguntas. Quiero saber: ¿Quién entrena a los obispos, los teólogos, o al Papa en esto de las entrevistas? No soy un experto pero creo que hay bastante espacio para mejorar aquí. Es preciso comprender que, de modo ordinario, los intereses del periodista y los del entrevistado están cruzados: al primero le interesa la novedad, el conflicto, incluso el escándalo; se supone que al segundo le preocupa más confirmar en la fe, ampliar un punto de vista mientras se afianza la certeza de las enseñanzas recibidas. En asuntos doctrinales lo que debe esperarse del ministro ordenado es firmeza, claridad y luego también buena pedagogía. No veo yo mucho entrenamiento real en esas exigencias.

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