InfoCatólica / Tal vez el mundo es Corinto / Categoría: Iglesia

18.10.14

No te dejes desanimar por lo que a veces sucede en la Iglesia

No pierdas amor e impulso para servir a la Iglesia, ni siquiera cuando ves con preocupación, como yo lo veo, que hay tantas brechas, ruinas y suciedad, no sólo que viene de fuera sino que existe y avanza también adentro.

Nuestra Iglesia ha conocido extremos de persecución, extremos de humillación, extremos de corrupción. Las oraciones generosas, el valor de los mártires y el testimonio de los santos han abierto siempre nuevos y más gloriosos capítulos.

Hemos superado tiempos en que los obispos arrianos eran mayoría.

Hemos superado tiempos en que los poderes reinantes se dedicaron a exterminar a todos los ministros ordenados–y en algunas regiones lo consiguieron.

Hemos superado tiempos en que hubo dos Papas, y hasta tres Papas.

Hemos superado errores doctrinales graves de Papas como Juan XXII, en el siglo XIV; el cual, sin embargo, después se enmendó, sin que por otra parte su enseñanza NUNCA tuviera las condiciones para ser considerada como ex cathedra y por consiguiente infalible.

Hemos superado oleadas de teólogos herejes, como pasó a fines del siglo XIX.

Hemos superado riadas de monjas fuera de la fe, como sucedió cuando la expansión de la doctrina de Arrio.

Hemos superado excomuniones mutuas entre obispos, patriarcas y Papas.

Hemos superado todo porque nos ha superado Cristo, que está por encima de todos, a quien sea la gloria por los siglos.

Amén.

15.08.14

María y la Eucaristía frente a los desafíos contemporáneos a la fe

[Conferencia en la Parroquia del Espíritu Santo, en Asunción, Paraguay. Agosto de 2014.]

* ¿Que hay detrás de los grandes desafíos que enfrenta la Iglesia en tantas partes del mundo? Encontramos, entre otros daños: persecución abierta, como la que se vive en zonas de Nigeria, Iraq y Siria; mala formación teológica en los sacerdotes, como sucede en muchos seminarios imbuidos de doctrinas supuestamente progresistas pero en realidad incompatibles con la fe; destrucción de la familia y desprecio por la vida.

* El daño más grave parece suceder allí donde se pasa del deseo de una convivencia pacífica de personas al supuesto deber de una aceptación imposible de ideas y creencias diversas. Para convivir con las personas se nos pide que no discutamos las ideas. Y ello conduce al desprecio de la verdad.

* Sucede que cuando la verdad es arrojada del lugar que le pertenece, como trono que ilumina nuestra razón y nuestra vida, en el trono de la verdad algo se pone: la comodidad, el placer, lo que sí “funciona,” lo que está de moda, lo que dice la mayoría. Esa multitud de impostores explica la variedad de desafíos que enfrenta nuestra fe, y también el hecho de que todos ellos detesten la proclamación de la victoria de Cristo y de nuestro anhelo de servirle y amarle como Nuestro Señor.

* Es importante que todos, pero especialmente los laicos, descubran el lugar irreemplazable que tienen en este tipo de combate espiritual. La voz del sacerdote o del obispo pronto es descartada en el ámbito secularizado que se impone en todas partes. Es una exclusión injusta pero real. Por eso requerimos de científicos, literatos, artistas, abogados, médicos y todo tipo de técnicos, profesores y profesionales que sean competentes en su propia área y muy formados en su fe.

* Las dos columnas que a laicos y ministros ordenados nos sostienen, por igual, son las que vio Don Bosco, a saber, la Eucaristía y la Virgen María.

* La Eucaristía es la expresión más plena del amor de Dios, en cuanto es posible recibirlo en esta tierra. Sólo del Pan Consagrado se dice: “Este es el Cordero que quita el pecado del mundo.” Esa densidad de presencia nos habla de la presencia total de Dios, y tal es el volumen de amor que necesita quien va a pelear por la causa de Dios. Lo mismo que a Elías, el señor nos dice: “Levántate y come porque el camino es superior a tus fuerzas” (1 Reyes 19,7-8).

* Si el alimento eucarístico nos empuja a seguir el camino, la santidad y belleza de María nos atraen hacia la meta. Ella, con su propio ser y con su palabra, nos está diciendo que el Evangelio es real, es posible, sí funciona, sí da fruto y sí colma de felicidad a quien le obedece.

[El archivo de audio original puede escucharse aquí.]

29.04.14

Frente a los críticos de la canonización de San Juan Pablo II

Numerosas solicitudes hemos recibido para responder a las duras críticas que la Iglesia soporta estos días por la canonización del Papa Juan Pablo II. El mensaje más repetido, hasta el hastío, con clara intención de hacerlo penetrar en la mente de muchos, es que el Papa “encubrió” a sacerdotes indignos, sobre todo indignos por el crimen espantoso del abuso de menores de edad.

A los católicos que lean estas palabras debo recordarles algo: es natural que el infierno brame y escupa azufre cuando se realiza una canonización. Declarar, con la autoridad de Cristo y de los Apóstoles, que alguien está en el Cielo, no es otra cosa que declarar la derrota de Satanás. Todo el trabajo del demonio tiene un propósito: que no alcancemos nuestra meta, que es el Cielo. Cuando el Papa declara, de modo normativo y definitivo, la santidad de alguien, le está declarando en su cara al demonio que fracasó, que todas sus estrategias fueron inútiles al final; que la presa ansiada escapó de sus fauces: “Hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador; la trampa se rompió y escapamos” (Salmo 124): tal es el mensaje y el canto de victoria de los santos en el Cielo, y entre ellos se encuentra ya nuestro muy amado Juan Pablo II.

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26.04.14

El verdadero rostro de Juan XXIII

Uno de los inmensos bienes que trae la canonización de Juan XXIII es la recuperación de su perfil espiritual y pastoral. Bien sabido es que numerosos progresistas han querido tomar como apoyo a sus posturas una especie de caricatura del Papa Bueno. Se ha querido sistemáticamente usar su lenguaje de caridad y misericordia como una especie de complicidad bonachona ante el pecado, o como licencia para despreciar los mandamientos de Dios y las leyes de la Iglesia. Semejante engaño va a ser más difícil de sostener a medida que la estatura y la reciedumbre espiritual del Papa Roncalli alcancen su genuina dimensión.

El ecumenismo de Juan XXIII no es negación de la verdad de la fe; la compasión de este gran Papa no es aprobación de mediocridad ni permiso para pecar; su anhelo de paz no se disuelve en irenismo ni en pura diplomacia o negociación de contrarios.

Sólo el amor nos hace verdaderos pero sólo la verdad preserva la pureza del amor, y lo defiende de los numerosos ídolos que tratan de suplantarle. He aquí una lección que tendremos que recordar muchas veces, ahora que la Providencia de Dios nos ha concedido al Papa Francisco, en tantas cosas semejante al humilde Papa de Sotto-il-Monte.

24.04.14

Carta de la Pascua 2014

La Pascua invita al creyente a beber de la fuente misma de la que mana toda su salvación y su alegría. El Evangelio, la “Buena Nueva,” despliega en la Pascua sus mejores galas, su mejor perfume, su más preciosa música, sus más elocuentes palabras.

La alegría de la Pascua es a la vez profunda y sencilla. Se condensa en el gozo del encuentro con la gracia, es decir, el regalo precioso e inmerecido del amor transformante de Dios, que en Cristo nos ha revelado su rostro y nos ha concedido su herencia.

Gracia, encuentro y alegría forman una hermosa unidad que no envejece ni se gasta; unidad que el cristiano saborea en la comunión con los otros creyentes, en la verdad de los sacramentos, en la luz inagotable de la Palabra, y también en la esperanza del Cielo.

Los extintores de la alegría

¿Cómo es que esa alegría permanece tan distante de tantas vidas? Podemos dar una primera respuesta, de tipo general, y luego otra respuesta más detallada.

De modo general, diremos que, si la alegría de la Pascua es un fuego admirable, hay que saber que existen “extintores” para ese fuego. Podemos mencionar especialmente tres extintores que de manera general apagan o impiden la genuina alegría pascual.

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