InfoCatólica / Tal vez el mundo es Corinto / Categoría: Benedicto XVI

11.03.13

¿Ha llegado el fin de los tiempos?

* Hoy en día circula, especialmente por Internet, todo un cúmulo de mensajes de tipo apocalíptico, junto con las más diversas interpretaciones de esos mismos mensajes. Lo inusual de la renuncia de un Papa (Benedicto XVI), despierta curiosidad y preguntas en muchos, y tal es el ambiente que favorece ese tipo de mensajes.

* ¿De qué fuentes provienen esos mensajes? Hay en la Biblia el libro del Apocalipsis; existe también la literatura apocalíptica, dentro y fuera de la Biblia; y hay además una serie de mensajes, que se atribuyen a Jesús o a la Virgen, algunas veces con gran despliegue y aprobación, como es el caso de Fátima, otras veces con alcance más bien modesto, cual sucede con tantas manifestaciones privadas que tienen hoy en día no pocas personas, a las que se suele llamar “instrumentos.”

* Esos mensajes no son consistentes sino que se contradicen bastante. Algunos aseguran que Benedicto XVI fue el último Papa verdadero, de modo que su sucesor sería ya un instrumento del mal; otros en cambio aseguran que el Papa que suceda a Benedicto XVI será especialmente estricto, y por ello será rechazado. Algunos ven la renuncia del Papa como algo inusual pero dentro de lo explicable y normal; otros en cambio sostienen que el Papa fue obligado a renunciar o que se vio abrumado por traiciones, presiones y escándalos y por eso renunció.

* Muchos, en todo caso, creen que se puede hacer corresponder estos hechos de nuestra historia con los relatos del libro del Apocalipsis o con partes de los mensajes cifrados que supuestamente se hallan en revelaciones privadas. Según ellos, estaríamos entrando en una etapa de la historia que se llama “fin de los tiempos.”

* El problema es que esa manera de interpretar la literatura apocalíptica hace de los textos una especie de “guión” de cine que estaría sólo al alcance de gente muy perspicaz. Ambas presunciones parecen ajenas a la Biblia: una interpretación de correspondencia, o de guión de cine, supone una especie de fatalismo y viene a declarar como inútil la apertura del ser humano hacia la conversión. Según indicaba el entonces Cardenal Ratzinger, ya en el año 2000, las profecías son siempre condicionales, porque finalmente la ley último del actuar divino está en aquello de “No quiero la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva,” según dijo el profeta Ezequiel.

* Es más correcto y sano leer el Apocalipsis, y toda literatura de su tono, como una invitación perpetua a la conversión y la esperanza, sabiendo que las escenas allí descritas son como prototipos del actuar del mal en sus diversas fases, y anticipaciones también de la presencia salvífica del Dios que nunca deja de ser Dios. El anticristo, por ejemplo, es presentado en singular en el Apocalipsis mientras que San Juan, en su Primera Carta, habla de “muchos anticristos,” donde se ve que una lectura por “prototipos” es más correcta y cercana a la Biblia.

* Queda claro que somos apremiados en la tarea de la conversión y la fidelidad, pero no por vía de pánico ni de lecturas sofisticadas, que en todo caso estarían lejos de la comprensión de los más sencillos. Nuestra fidelidad y caridad al proclamar el Evangelio de salvación son la mejor manera de aguardar al Señor “hasta que vuelva.”

3.01.13

El eslabón fundamental

Es casi inevitable que suene pretencioso lo que voy a decir pero hay que decirlo. Estoy convencido de algo: el eslabón fundamental de la nueva evangelización y el motivo básico por el que nuestro Papa Benedicto XVI ha promulgado el Año de la Fe van a lo mismo: necesitamos sacerdotes renovados en su fe.

Seamos más precisos: las buenas iniciativas de evangelización mueren en cajones oscuros de despachos parroquiales y en lóbregos depósitos de venerables claustros conventuales. La ecuación es sencilla y va así: la inmensa mayoría de los católicos saben de los planes y proyectos de su Iglesia lo que puede saberse cuando van a su parroquia. En efecto, para conocer lo oscuro de la Iglesia o para desconocer lo luminoso de la Iglesia, se bastan y sobran los medios de comunicación, que saben que tendrán audiencia asegurada revolcando con morbo y difamación todo lo sucio de la Casa de Dios. Para eso no se necesita ir al templo.

sacerdote, eslabón fundamentalPero, en cambio: ¿En dónde puede un laico de a pie enterarse de que existe algo bello que se llama conversión, o que existe algo luminoso e inspirador que se llama santidad? Unos cuantos, que quizás debamos ver como afortunados, asisten regularmente a pequeñas comunidades surgidas de Movimientos Eclesiales. Ya se trate de carismáticos, neocatecumenales, focolares, o semejantes, estos bendecidos tendrán una imagen más amplia, justa y fresca de qué significa ser Iglesia. Sin embargo, si hablamos de porcentajes, es mucho mayor el número de los que, considerándose todavía conectados con su fe católica, no harán mucho más que ir como por inercia invencible a su parroquia, sin mucha claridad de qué se puede esperar o qué se puede aportar, además de la consabida limosna en la misa.

Leer más... »

17.05.09

Es recomendable que un cristiano deje su oracion en el Muro de las Lamentaciones?

Benedicto ora ante el Muro de las LamentacionesSé que esto será polémico, pero también puede resultar enriquecedor.

Tuve una conversación con un conocido mío, José Antonio, de confesión Pentecostal, y el tema, como suele suceder en estos casos, fue la Iglesia. Dado el reciente viaje del Papa a Tierra Santa, mi amigo hizo sus respectivos comentarios y preguntas. En particular hubo un punto que yo por lo menos no lo había pensado antes: ¿Qué significado tiene que un cristiano deje una oración suya en el Muro de las Lamentaciones? Trato de transcribir las palabras de José Antonio, aunque por supuesto no hay grabación de lo hablado. Dijo él:

Leer más... »

9.09.08

Meditación sobre la genialidad de un santo, Benito de Nursia

San Benito de NursiaHe aquí lo que encuentra un católico en un día cualquiera en Europa, y particularmente en España: el cinismo de un gobierno socialista para el cual el cuerpo es objeto de uso; la avanzada imparable del secularismo, que compite con el renacer de la superchería y la superstición; la presión de los medios de comunicación, vendidos al hedonismo barato y al comercio sin alma; la traición visible de un número de miembros del clero y de los religiosos, unido a la escasez de vocaciones; el laicismo rampante que parece no saciarse en su ansia de extinguir la vida débil, haciendo así de esta tierra un escenario grotesco y cruel; el abandono masivo de la práctica de la fe en los jóvenes; la fractura de la familia, que hace todo más duro, más sordo, más aciago; la complicidad mediocre de la mayoría de los centros de estudio, que a menudo consagran como única fuente de verdad el materialismo cientificista. No es para quedarse tranquilo.

Si ese católico toma en serio su fe tiene que sentir indignación. Su tristeza se volverá lamento pero también deseo de combatir, de gastarse, de entrar en la refriega y dar la cara por Cristo y su Iglesia. Su beligerancia, sin embargo, será interpretada de inmediato por el sistema como “fundamentalismo,” “ingenuidad infantiloide,” “nostalgia de Cristiandad,” y decenas de epítetos de los que ya conocemos, y que empiezan por “carca.” En resumen, un católico hoy solo puede esperar dolor por dentro y rechazo silencioso y asfixiante por fuera. ¿Qué se hace ahí?

Leer más... »

18.07.08

Este no es exactamente un post, sino un conversatorio

Amigos,

Como muchos de vosotros, sigo con interés cada paso de la Jornada Mundial de la Juventud. Mi ángulo particular es la evangelización. Creo que pocas ocasiones tiene la Iglesia de enviar un mensaje tan vigoroso a tantas personas al mismo tiempo.

Ahora bien, acabo de leer el Discurso del Papa en el encuentro con representantes de otras religiones. Como todo lo de Benedicto, brillante; original en muchos puntos pero siempre en continuidad con nuestra fe. Mi pregunta es: ¿por qué en un evento esencialmente evangelizador, cuando el Papa tiene delante al rabino, al jeque y a no sé quién más, no brotan las palabras: Os invito a recibir a Jesucristo como vuestro Salvador y Redentor? ¿Es mala diplomacia invitar a un rabino a que crea en Jesucristo como el mesías esperado?

Me interesan vuestro comentarios.

Fr. Nelson Medina, O.P.