Semana Santa con María
Cada año la Semana Santa nos brinda la oportunidad única de acercarnos al misterio del amor de Cristo hasta el punto mismo de hacernos uno con Él, tanto en el dolor como en la alegría.
Quiero invitarte a que este año nos acerquemos al Señor de la mano y con los ojos de María. ¿Quién podía entender mejor, hasta donde es posible entenderlo, aquello que sucedía en los días finales de Cristo en esta tierra? ¿Qué corazón pudo acoger mejor la grandeza de ese amor, el amor del Dios humanado, que se vertía sobre el mundo como bálsamo de nuestras heridas, sanación de nuestras llagas y fuerza para nuestros buenos propósitos?
Junto a María, a quien llamamos con humildad Corredentora, dispongámonos a amar, contemplar y vivir los misterios centrales de nuestra fe. El modo único de su participación en la gesta salvadora nos invita a entrar en el lazo indestructible de amor que unió a la Virgen y al Hijo. Fue Ella el consuelo único que Dios Padre le otorgó a su Hijo en la hora más amarga, y fue Él la fuerza incomparable que le permitió a Ella estar de pie junto al patíbulo de la Cruz.
Vivamos, pues, este tiempo bendito como discípulos de la mejor discípula que Cristo tuvo; vivamos estos días junto a Aquella que ha sido llamada “Evangelio Vivo” y a quien Dios mismo llamó “Llena de Gracia.” Amén.
7 comentarios
Nota de fray Nelson: En contra, de fondo sólo está la postura, sin argumentos realmente, del actual pontífice. Puede usarse la expresión, entendiéndola rectamente, como debe hacerse con todo lo que se refiere a la Santa Virgen.
María, corredentora con Cristo, mediadora de todas las gracias adquiridas en la Redención, y abogada del Pueblo de Dios, ruega por nosotros.
Nota de fray Nelson: Sobre la opinión del Papa, en este punto, creo que ya se ha aclarado lo suficiente. Y puesto que tal calificativo viene de tal opinión, no creo necesario agregar nada más.
Centrémonos en su muerte, pues estamos en Semana Santa, pero sobre todo, centrémonos en la Resurrección de Jesús, que es también la Resurrección de nuestra vida, cuando creemos en Él.
Claro que Jesús amaba a su madre como nadie puede llegar a imaginar, por esa y muchas otras razones, la hizo Corredentora.
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