Atreverse a decir: FELIZ NAVIDAD
El mundo laicista quiere convertir tus convicciones religiosas en ofensas que deben prohibirse. Según ese esquema el crucifijo debe quitarse porque molesta u ofende a los que sienten repugnancia por la idea de que Dios haya revelado su ser y su salvación a través del sacrificio de la Cruz.
El pesebre–siempre según el laicismo–debe quitarse porque les fastidia a los que consideran que ese “mito” no tiene que ver con ellos. Las procesiones, el texto de los mandamientos, los nombres de las calles… todo lo que enuncie lo que tú crees debe desaparecer de modo que nadie se sienta ofendido.
Lo que no explica ese esquema es por qué mi convicción es una ofensa. Si mi convicción brota de lo que identifico como mi propio ser, entonces reprimir la expresión de mi convicción no es otra cosa que la negación de lo que yo soy.
Supongamos que alguien considera que no hay prenda de vestir más absurda y ridícula que la falda. Y entonces considera ofensivo que alguien, sea hombre o mujer, use una falda. ¿Deberían prohibirse las faldas? Si alguien se siente fastidiado o humillado por que otro use una gorras o cachucha, ¿habría que prohibirlas? Si alguien considera que las sandalias son ofensivas, ¿hay que hacer una ley que las proscriba?
Dicho de otra manera: ¿por qué la ofensa subjetiva de unas personas debe convertirse en norma objetiva que coarta la expresión de las convicciones y el ser de otras?
En efecto, si nadie protestara nunca por los pesebres o los crucifijos no habría leyes que los restringen. Entonces cabe la pregunta dicha: ¿por qué la opinión de unos debe convertirse en norma coercitiva contra otros?
Sólo hay una explicación: porque a quienes detentan el poder les estorba lo que representan esas convicciones, y por ello aprovechan el supuesto o real fastidio de unas minorías para imponer lo que de todos modos quieren hacer.
Es decir: totalitarismo. Quedamos informados.
13 comentarios
Debemos asumir que La Cristiandad como tal no existe más. Pero las persecuciones siguen y no pararán. En mérito a la libertad que les ha sido concedida quieren hacer desaparecer al que les concedió esa libertad. Es un drama tremendo y de una magnitud enorme. No han advertido que desafiar a Dios es temerario. Todo viene de la primera mentira "serán como Dioses".
Si realmente entendemos el grandísimo privilegio que significa ser creado de la nada con vocación de santidad, la dimensión personal de la salvación como el acto más espléndido del Amor de Dios, debemos aceptar y ser más que mansos.
Todo lo que nos hacen es una réplica de las Tentaciones. Oremos con firmeza que de los laberintos se sale por arriba. Feliz Navidad.
Yo he felicitado la Navidad a más de 300 personas mandándoles música 100% católica (un motete dd Victoria y in himno ortodoxo). Entre ellos creyentes, agnósticos, ateos, mediopensionistas, un evangélico rabosamente anticatólico (a quien de paso he advertido con palabras de la carta de san Judas) y un musulmán no creyente, y dos budistas.
Nadie se ha sentido ofendido sino todo lo contrario.
Otra de las cosas a las que hay que atreverse -y usted se atrevió, Padre- es a llamar a la democracia como lo que es, un totalitarismo.
Lástima grande que los católicos no nos dimos cuenta hasta ahora, pero bueno, nunca es tarde.
Nota de fray Nelson: Aunque es relativamente sencillo criticar la democracia, si no por otra razón por el hecho de que es el régimen que conocemos por más tiempo y más de cerca. A veces pienso qué críticas haríamos en otros regímenes. ¿Te imaginas ver cómo una camarilla de intrigantes se va inmiscuyendo en los asuntos de palacio, creando enemistades y alianzas a su antojo, para hundir al que quieren hundir y favorecer al que quieren favorecer? Parece cosa de película de terror, y sin embargo, fue la cotidianidad de miles y miles durante siglos. No soy fanático de la democracia pero pido sensatez y abrir puertas, si se quiere criticarla.
A la línea divisoria la ha explicado usted muy bien:
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"a quienes detentan el poder les estorba lo que representan esas convicciones, y por ello aprovechan el supuesto o real fastidio de unas minorías para imponer lo que de todos modos quieren hacer. Es decir: totalitarismo. Quedamos informados."
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Y esto puede darse en cualquier forma de gobierno.
Que se da en la actual democracia ya no caben dudas, por lo cual al día de hoy quien se proclame demócrata y no sea un bobo adoctrinado, merece ser sospechado de partidario del totalitarismo.
¿Sabe qué es lo más grave? Al menos aquí en España, y también en otros lugares que he estado, se puede decir "feliz Navidad" sin problemas y hasta los ateos acérrimos lo aceptan sin ningún problema, respondiendo con un "felices fiestas" o algo así. ¿Y sabe por qué es un problema? Porque "la Navidad" ha sido tan desvirtuada y comercializada que no lo perciben como amenaza, sino ya como una simple costumbre inofensiva.
Es más: Aquí en mi barrio hay una frutería de una familia pakistaní musulmana. Tienen buen género a buen precio y son personas agradables. Suele atender una de las hijas, una chica joven muy simpática. Hace unas semanas, cuando fue ramadán, me comentó que estaba haciendo el ramadán, o sea que la supongo musulmana. El sábado 23 entré a comprar en su tienda. Para mi sorpresa, cuando dije "buenos días", ella misma me contestó "buenos días, feliz Navidad." Y sinceramente, no me parece en ningún proceso de conversión al cristianismo. Era simplemente una frase hecha, una expresión de buenos deseos o de amabilidad comercial.
La comercialización y el costumbrismo han "desdentado" totalmente la Navidad, al menos por estos lares. Si a un ateo anticlerical convencido ni le cambia la cara sino que te contesta "felices fiestas" y te invita a un vino, y una musulmana practicante te saluda con un "feliz Navidad" aunque sólo sea por educación, significa que la Navidad está totalmente vaciada de contenido, es ya una mera expresión cultural y todo el mundo se da cuenta.
Por eso es que habemos muchos que saludamos con "Feliz y Santa Navidad".
A propósito, Fray Nelson y todos: ¡Feliz y santo año nuevo!
Pero a lo que yo voy es a esto: Se quiere prohibir cualquier clase de manifestación publica de la religión, queriendo reducirlo al ámbito de lo privado. Las leyes (que han sido conformadas e impuestas por gobiernos masónicos) pretenden impedir que los cristianos ejerzan influencia en el ámbito gubernamental; e ahí la contradicción de los masones, pues siendo ellos una religión, ellos si han podido ejercer influencia en todos los ámbitos de la vida civil; de hecho, esa antirreligiosidad disfrazada de laicismo ha sido impuesta por la religión masónica.
Que la masonería es una religión es algo que esta demostrado. los tres requisitos esenciales de una religión son: a) personas que sean creyentes, b) la creencia en uno o varios dioses o en seres superiores y c), una relación o interacción entre a) y b), (que se puede traducir en rituales). La masonería cumple con esos tres requisitos, de hecho cuentan con una serie de rituales de iniciación, rituales funebres, etcetera. Más sin embargo ellos mismos se han encargado de engañar hasta a sus propios adeptos, diciéndoles que son "librepensadores", cuando lo cierto es que pertenecen a una de las religiones más dañinas que existen.
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