Amoris laetitia - Una invitación a la oración
El Papa Francisco ha querido dar un título elocuente a la exhortación post-sinodal sobre la familia: Amoris laetitia: la alegría del amor. Es una obra extensa, de cerca de 240 páginas, que trata numerosos temas en torno a la realidad familiar, desde su preparación y contexto hasta las situaciones difíciles o irregulares en que se hallan muchas personas.
Aunque se trata de un documento que quiere iluminar el camino pastoral con las parejas, y que en ese sentido afirma expresamente que no desea tocar la doctrina sobre el matrimonio, es evidente que tendrá repercusiones en la manera como la mayor parte de la gente entiende qué es el matrimonio desde el punto de vista católico. En concreto, la pregunta, casi única, de muchos es: ¿Ahora sí cayó en cuenta la Iglesia de que los divorciados vueltos a casar pueden comulgar? Pregunta que tiene en su antesala otra más: ¿Por fin la Iglesia empieza a modernizarse y a entender que estamos en el siglo XXI?
Ya algunos medios de noticias relacionados con la Iglesia–aunque con bajo sentido de pertenencia a la fe de la Iglesia, cual es el caso de Religión Digital–han anunciado con trompetas y fanfarria lo que para ellos es una victoria. A fecha de publicación de la exhortación papal, 8 de abril de 2016, el titular de entrada de ese portal digital proclama: “El Papa pide a los obispos que abran las puertas de la comunión, caso por caso, a los divorciados vueltos a casar.” Eso es completamente falso. En ninguno de sus más de 300 numerales pide el Papa tal cosa pero el hecho de que un exabrupto así se pueda soltar impunemente ya hace que uno pueda imaginarse el daño que recibirá el pueblo cristiano sometido a una marea de opiniones supuestamente basadas en el documento de Francisco.
Es de temer que las riquezas del documento, como su manera de subrayar la belleza de la familia cristiana en cuanto respuesta a los mayores males de nuestro tiempo, quedarán sepultadas debajo de una marea de comulgantes improvisados. En efecto, una cosa es llenar templos con gente que coma hostias y otra es evangelizar con integridad hacia la plena comunión en Cristo y con Cristo.
Con el deseo, que Dios me conceda, de escribir más extensamente en otro momento, por ahora sólo pido que oremos pidiendo a Dios que disminuya el número y el impacto de tanto daño que quedará en tantas personas y en tantos lugares. No muchos católicos se toman el tiempo para repasar en detalle los matices de conciencia, psicología y sociología que implican palabras graves como discernir, acompañar e integrar la fragilidad.
Es de temer entonces que los titulares de prensa serán el magro y envenenado alimento que la mayoría de nuestra gente consumirá. Por eso hay que orar. Y nuestra súplica no caerá en el vacío porque hay un Dios que es a la vez poderoso y compasivo, y su Providencia va más allá de esta coyuntura. Grande es su Nombre.
10 comentarios
Ayer vi en tv DW, un programa dedicado al tema. Hace meses vi un comentario, no sé en esta página o en ACIPRENSA, que aclaraba la falta de veracidad de eso que los divorciados y vueltos a casar pueden comulgar. Quisiera la aclaratoria, porque no lo entendí en su escrito.
Nota de fray Nelson: Si la ley propia de la Iglesia ha excluido desde siempre de la comunión eucarística a los que viven en adulterio, y el Papa no ha dicho que eso haya cambiado, no hay derecho a que otros digan que eso ha cambiado. Es así de sencillo.
Que Dios lo mantenga " en pie " como valoso instrumento suyo.
Me alegra porque no creo que a partir de los titulares habituales de los medios mundanos haya un peligro de que se llenen las iglesias de divorciados vueltos a casar pretendiendo comulgar. Este es un pensamiento absurdo si lo hay. Es que sería triste que todos los medios de difusión que se dicen católicos y tienen el poder para hacerlo, otra vez pierdan la oportunidad de evangelizar, de predicar a las ovejas perdidas y alejadas el amor de Nuestro Señor.
Lamentablemente es una tentación del demonio propia de este tiempo en que vivimos el alentar de una u otra manera a los fieles a creerse San Pablo cuestionando a San Pedro y en público y por internet.
Por eso me alegran notas de divulgación de la exhortación del Papa como las mencionadas. Los buenos ejemplos deben ser la norma.
Nota de fray Nelson: Tengamos en cuenta que la inmensa mayoría de los católicos reciben información sobre la fe de la Iglesia de los medios seculares.
Me temo que una praxis laxa alejará y confundirá y no acercará prácticamente a nadie en nueva unión. Menos que menos lo Acercará a la gracia. Espero equivocarme
Veo en esta exhortación la pluma del Espíritu Santo, y como tal, pienso que los frutos vendrán. Bendigamos al Señor, alabado sea su Santo Nombre.
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