Prepararse para lo improbable, 2 de 2
Hacer una lista de lo imprevisto puede ser bastante frustrante. Es darse cuenta de cuántas cosas ya han sucedido sin que las viéramos venir: toda una colección de sorpresas, a veces gratas, y a veces no tanto.
Todavía más difícil es hacer la lista de lo imprevisible. Apenas contamos con algunas instancias de fenómenos que tal vez se repetirán y amplificarán en el futuro. ¿Cómo distinguir la señal del ruido? ¿Qué acontecimientos son simplemente marginales, y cuáles son signo de tendencias que después cobrarán fuerza? Cristo nos manda que leamos los signos de los tiempos pero nuestra capacidad de lectura no suele estar al nivel requerido para tal empeño.
Y sin embargo, la tarea hay que hacerla, y aún nuestras equivocaciones pueden al final traer algo bueno. En esa línea quiero presentar una breve lista de realidades nuevas que creo que deberían atraer la atención de nuestros pastores, y en general de todos los que amamos la Iglesia.
1. Hay que prepararse mejor para las entrevistas y sesiones de preguntas. Quiero saber: ¿Quién entrena a los obispos, los teólogos, o al Papa en esto de las entrevistas? No soy un experto pero creo que hay bastante espacio para mejorar aquí. Es preciso comprender que, de modo ordinario, los intereses del periodista y los del entrevistado están cruzados: al primero le interesa la novedad, el conflicto, incluso el escándalo; se supone que al segundo le preocupa más confirmar en la fe, ampliar un punto de vista mientras se afianza la certeza de las enseñanzas recibidas. En asuntos doctrinales lo que debe esperarse del ministro ordenado es firmeza, claridad y luego también buena pedagogía. No veo yo mucho entrenamiento real en esas exigencias.
2. Todavía más: hay que prepararse para las preguntas ofensivas, blasfemas o íntimas. En los medios seculares ya hemos visto casos de periodistas que quieren hacer avanzar su carrera a fuerza de presionar por el lado de lo inusual, lo turbio o lo íntimo. No hace mucho, un periodista le preguntaba a un actor, en una rueda de prensa, sobre cómo era su vida sexual en el presente. Con agilidad el entrevistado replicó algo así como: “¿Por qué te interesa eso?” La cosa pasó como una muestra de inteligencia emocional sin la trascendencia que el tal periodista quería. Otro ejemplo: para poner en situación incómoda a los entrevistados en una ronda de preguntas para precandidatos presidenciales republicanos, en Estados Unidos, los periodistas dejaron de lado las formulaciones que resultan más familiares y cómodas, es decir, las puramente teóricas, y empezaron a preguntar cosas como: “¿Iría usted a la boda de un amigo suyo homosexual que ha decidido casarse con su novio?” A veces tiemblo al pensar cuántos sacerdotes u obispos sabrían salir airosos de un momento mediático semejante.
3. El repugnante estilo Femen / Willy Toledo se volverá más frecuente. Para quienes no las conozcan, las Femen son un grupo de mujeres, procedentes y actuantes en muchos países, que suelen lograr notoriedad usando sus propios cuerpos semidesnudos para atraer atención. Como no es frecuente que una mujer ande por ahí mostrando los pechos y gritando de modo cuasi histérico, las tales Femen logran a menudo su principal objetivo: titulares de prensa y registro fotográfico. Si luego pasan unos días de arresto, eso poco importa. En su mente oscurecida supongo que lo ven como parte de su “heroica” lucha por conseguir una sociedad más justa o igualitaria, según lo entienden ellas. Hay que reconocer que el elemento sorpresa suele jugar a favor suyo. Ya intentaron algo con un pesebre en el Vaticano y de seguro ellas, u otros antisistema semejantes, seguirán saboteando y vandalizando edificios y reuniones de lo que no comparten. ¿Quién en la Iglesia está preparado para eso? Una variante de las Femen ya ha asomado de tiempo atrás. En algunas manifestaciones masivas de fieles en torno al Papa Juan Pablo II no faltaron los que llevaban objetos o pancartas ofensivas, obscenas o blasfemas, por ejemplo: preservativos grotescos inflados. ¿Qué tan preparados estamos para ser saboteados?
4. La ley se nos aplicará de modo injusto. Si alguno blasfema contra la Virgen del Pilar, se puede poner una demanda reclamando ataque, odio o irrespeto al sentimiento religioso. Pero ya sabemos que muchas de esa demandas son fáciles de estancar y neutralizar usando por ejemplo el derecho a la libre expresión. Por supuesto: los tribunales no son consecuentes. Si una mayoría de padres de familia católicos quieren la presencia de un monumento religioso en lugar público, ya no vale la libertad de expresión sino el respeto a las minorías. Es tal el número de derechos que pueden invocarse en el terreno legal que a menudo uno siente que todo depende de lo que el juez o la instancia respectiva quiera. Y está visto que muchos de esos no quieren arriesgar nada por defender a la Iglesia. Ya se sabe que es barato y queda impune la ofensa a los católicos. ¿Debemos resignarnos a ello como si fuera el final de la historia? ¿Los abogados católicos no pueden hacer más? ¿Los laicos no pueden manifestarse más o mejor? Bueno pues ahí hemos tocado un punto débil y doloroso: la capacidad real de reacción unificada de nuestra gente es mínima. Alguien dirá que es el precio que pagamos por la deficiente formación que damos a nuestros laicos, y es tan extendida la mentalidad de mantenerlos en una especie de minoría de edad, que cuando los necesitamos para que hagan respetar lo que a todos debe importarnos, no aparecen. Sólo por recordar un dato doloroso más: cuando el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez insultaba en público al nuncio de turno, ¿recuerda alguien que se hubieran dado levantamientos masivos de voces católicas? Pregunto: ¿cuándo vamos a empezar a entrenarnos para eso: para que nuestra gente no se deje ofender en sus creencias ni en la persona de sus pastores?
5. Intentarán estrangularnos con multas abultadas y absurdas. Es el estilo de Obama cuando se trata de imponer una legislación que aplasta los derechos de la conciencia: ¿que no quieres doblegarte para subsidiar anticonceptivos y abortos? Ya te cae tu multa. Una multa brutal, acumulable, asfixiante. De nuevo: ¿dónde están los laicos listos para contra-atacar frente a ese abuso? ¿Qué lugar tienen estos temas en la formación de los futuros sacerdotes?
6. Hay que temer nuevas y más visibles disidencias dentro de la Iglesia. Pocas cosas tan perjudiciales para nuestro pueblo católico que esas discusiones, tipo sínodo de la familia, que dejan en todos la sensación de que nuestra doctrina es puro asunto de conveniencias o de fuerzas “políticas” en contienda, es decir: pura enseñanza de hombres. No importa ya lo que se diga como conclusión en el sínodo, hay daños que ya están hechos porque ya hay millones que han sembrado profundamente en su cerebro la idea de que una firma del Papa podría aprobar el “divorcio,” autorizar la comunión de los divorciados vueltos a casar, o equiparar las relaciones homosexuales con las propias de la naturaleza humana. Ese daño ya está hecho. Incluso si, como es previsible, el Papa actual refrenda y confirma en todas sus partes las enseñanzas brillantes y sólidas de una Humanae Vitae, o de una Familiaris Consortio, ya la gente quedó con la idea de que las cosas se pueden cambiar a golpe de bulas y decretos. Y si las cosas no cambian ahora, lo que buena parte de la misma gente dirá es que “las presiones neoconservadoras no le dejaron completar al Papa Francisco su propuesta llena de misericordia y de realismo pastoral.” Ya me parece estar leyendo titulares semejantes en medios como Religión Digital. La pregunta es: sucedido ya ese daño, ¿cómo hemos de prepararnos, y cómo han de prepararse los actuales seminaristas para predicar en el ambiente enrarecido post-sinodal?
7. Hay mucha gente desanimada y hay muchos confundidos, de buena o de mala fe. Pero también hay gente que, más allá de su dolor o perplejidad, quieren servir a la única Iglesia de Cristo. Yo mismo he encontrado a muchos así: gente sencilla, o de grande preparación académica, que de algún modo está esperando su hora para servir y aportar. ¿Cuáles son los amplios canales abiertos por donde se puede orientar tan oportuna generosidad? No pensemos que todos los jóvenes están felices con la predicación de la misericordia deformada o de la mediocridad entronizada. ¿Hay quien los escuche, quien los aliente, quien complete su formación y les ayude a organizarse?
Son preguntas que estimo útiles para ver con ojos nuevos, cargados tanto de realismo como de fe, el futuro que ya llegó a nuestra puerta.
11 comentarios
¿Qué sería lo peor que podría ocurrir como resultado del Sínodo?
Porqué no prevenirnos antes que lamentarnos. No nos resignemos, podemos comenzar a actuar por ejemplo uniéndonos al Padre Grégory [...editado]
Nota de fray Nelson: La parte sindicalista de tu propuesta no tiene espacio en estos comentarios. Gracias, en todo caso, por participar.
Es cierto que la mayoría de nuestras parroquias carecen de FORMACIÓN seria en nuestra Fe, también que Nosotros mismos como laicos no Buscamos una buena formación y nos quedamos en la simple y manipulada información de la Mass Media. Estas dos cosas dejan a la deriva dos elementos importantes del cristiano: LA APOLOGÉTICA y EL MARTIRIO. Se necesita hablar en estos tiempos de la defensa de nuestra fe y llegado el caso, dar la vida por la fe.
Para la segunda parte, no es la primera vez que lo digo, debemos prepararnos para volver a las catacumbas. Este proceso, que ahora parece irreversible, se inició cuando se declaró la separación de Iglesia y Estado en Francia hace 110 años. En ese momento el papa Pío X escribió Vehementer Nos, condenando la separación que...
"es indudable que debilitará poderosamente la unión y la concordia de los espíritus, sin la cual es imposible que pueda prosperar o vivir una nación".
Desde entonces, el pensamiento político de la gente, incluyendo los religiosos, ha girado hacia aplaudir la separación de Iglesia y Estado, como si fuera algo bueno. Nunca lo fue, nunca lo será. Ahora que el daño ya está hecho, el mismo papa nos trae la respuesta, escrita hace 110 años:
"para iniciar dignamente y mantener útil y acertadamente la defensa de la religión, os son necesarias principalmente dos condiciones: primera, que ajustéis vuestra vida a los preceptos de la ley cristiana con tanta fidelidad, que vuestra conducta y vuestra moralidad sean una patente manifestación de la fe católica; segunda, que permanezcáis estrechamente unidos con aquellos a quienes pertenece por derecho propio velar por los intereses religiosos, es decir, con vuestros sacerdotes, con vuestros obispos y, principalmente, con esta Sede Apostólica, que es el centro sobre el que se apoya la fe católica y la actividad adecuada a esta fe. Armados de este modo para la lucha, salid sin miedo a la defensa de la Iglesia; pero procurad que vuestra confianza descanse enteramente en Dios, cuya causa sostenéis, y, por tanto, no ceséis de implorar su eficaz auxilio. "
Me permito dar un pequeño testimonio. Espero ser lo más conciso posible.
En mi etapa de universitario (segunda mitad de los '90), un grupo de amigos intentamos crear un movimiento católico que congeniara celo apostólico, claridad doctrinal y participación política, al menos a nivel universitario. Nos motivó ver que había una vicaría de pastoral universitaria (no especificaré dónde, sólo diré que en Chile) pero ahí se vivía una fe muy superficial, "buenista" como se diría aquí, y llena de ambigüedades e influencias políticas de izquierda. Sin embargo, nuestro movimiento falló porque cayó en un mero activismo, dándole más importancia a la "presencia", léase poder, en vez de la formación cristiana de sus miembros, que se daba por hecho. Incluso se buscaba personas en principio bien formadas para ponerlas al servicio de nuestro movimiento.
No está de más decir que este intento fallido me produjo una crisis de fe porque mientras planificábamos actividades, veía la contradicción entre la fe y actitud cristianas, y un sentido de eficacia que tomaba la Doctrina Católica como una ideología que se podría defender o imponer con armas similares a las habituales dentro de los partidos políticos. Por la radicalidad de nuestro "apego" al Magisterio, estábamos tomando actitudes fascistoides. La crisis de fe me produjo por no resolver cómo compatibilizar espiritualidad y coherencia cristiana con acción pública eficaz, sin caer en contradicciones. El tiempo me ha hecho entender que en este fracasado movimiento no consideramos para nada la acción e influencia del Espíritu Santo sobre nosotros.
Reconozco que la contradicción entre fe-coherencia-espiritualidad y acción-organización-eficacia me es insoluble. Me importaba en esa época y me importa ahora una mayor presencia de los Valores Cristianos en el debate público, pero tengo claro que la manera de promoverlos debe ser de una manera que no contradiga al Evangelio. Evidentemente que quienes quieren hundir la fe usan maneras que, pienso yo, un cristiano no usaría: agresión verbal, mentiras, falacias, vandalismo, violencia física, sobornos, tráfico de influencias o cualquier práctica viciosa pero lamentablemente habitual en la "Res-Pública".
Más agrava el panorama las contradicciones dentro de la misma Iglesia, que son variopintas: rigurosidad farisea, permisividad según la moda, espiritualismo alejado de doctrina o jerarquía, estar derechamente al servicio de tal o cual ideología ajena a la fe, etc. La falta de uniformidad en el criterio pastoral entre diócesis o congregaciones religiosas es alarmante, porque no es reflejo de la Diversidad de Dones y Carismas del Espíritu Santo, sino que es sólo una mundana toma de postura "teólogo-política", sin importar su relación con el resto de la Iglesia y por ende sin importar que somos un Cuerpo Místico.
¿Qué hacer? Es la pregunta que hago y no encuentro respuesta. Porque además está MI propio pecado, MI propia miseria, para empeorar las cosas.
Saludos y bendiciones. Y disculpen la extensión.
Me parece que le conviene meditar Romanos 12,4-8, donde San Pablo habla sobre los carismas.
No todos tienen que hacer todo. A algunos no se les da la predicación y son excelentes para orar. A otros la oración los aburre y son maravillosos con la escoba. No se imagina usted cuánto se puede hacer con poquito.
Un jovencito amigo mío, cuando tenía 16 años, se sentía abrumado por el peso de la tragedia que vive la humanidad y quería hacer algo, aunque por supuesto, estaba limitado por las restricciones paternas, su edad y sus responsabilidades como estudiante. Y le dije "sonríele a una chica. Si solo eso puedes hacer, haz eso".
A los dos días me contó que había seguido mi consejo, en el colegio. La chica en cuestión había estado pensando en suicidarse. Pero ese día, el chico más guapo del colegio le sonrió.
Dios no nos pide más de lo que podemos dar. Con eso es suficiente, porque Él pone lo demás.
Voy aprendiendo que lo primero es orar y que la conversión la dará Dios a partir de lo que es uno mismo, con sus dones y miserias.
Pero como uno es porfiadito y seguir actuando de una manera...
Un abrazo!
Vuelve Ud. a tocar en esta entrada el tema ese de las entrevistas papales, esta semana hay otra en Paris-Match. Francisco afirma que esas entrevistas SON MAGISTERIO, yo eso no lo puedo aceptar, y lo comenté anteriormente en otra de sus entradas.
Fuera Ud. tan gentil de explicarnos como es ese asunto de ese extraño Magisterio de Francisco donde hace afirmaciones como: "Dios no es católico".
Me declaro disidente de ese tipo de afirmaciones en ese tal Magisterio, a lo mejor estoy mal evangelizado, mal catequizado, o no sé qué, pero nunca he oído del Magisterio de la Iglesia que "Dios no es católico".
En Familia, oramos y lo hacemos personalmente también. Nos preparamos para los Tiempos Litúrgicos y renovamos la Gracia con la Confesión frecuente. En el trato con los vecinos, la sencillez y amistad fraterna. Deseamos difundir los Cenáculos de oración y fraternidad... Damos Gracias a Dios, diariamente! Tenemos conciencia de Iglesia doméstica, al estilo de Nazaret. En nuestra casa reina la Paz, don de Dios! ( ya fuimos purificados por Dios con pruebas familiares a las cuales supimos responder para madurar nuestra Fe).
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