La Inmaculada, Buena Noticia de Dios
De las cosas interesantes que trae Evangelii Gaudium es un renovado aprecio por la piedad del pueblo, o como se suele llamar, la religiosidad popular. Y un hecho que puede parecer paradójico a quienes observan las expresiones de fe de los sencillos es cómo se dan dos fenómenos que parecen contradecirse: por una parte, la alegre exaltación de la Virgen María con todos sus privilegios y dones singulares: maternidad divina, inmaculada concepción, asunción al cielo, impecabilidad, virginidad perpetua; por otro lado, la certeza de que esa misma creatura, tan prodigiosa por sus prebendas y altísimas virtudes, es a la vez tan cercana, tan próxima a la realidad y vida de los más humildes.
La arrogancia hace imposible entender esa contradicción, y por eso, algunos creen que disminuyendo a María la “acercan” al pueblo. Pretenden disminuirla, por ejemplo, negando que sea perpetuamente virgen. Creen que al referirse a un modo de concebir como el de las demás mujeres la hacen más próxima a las demás mujeres, y de ese modo, más “normal.” Pero el truco no funciona. Cuando se declaró oficialmente a María como “Madre de Dios,” es decir: como Madre de Uno, Cristo, que es Dios, antes que la presión de grupos de teólogos hubo la presión, o mejor, la expresión multitudinaria de la fe en los más sencillos. Ellos no sentían que declarar a María Madre de Dios la alejara de ellos. Más bien lo contrario: negar la maternidad divina, sobre la base de complicadas distinciones como las que hizo Nestorio, dejaba a María como juguete intelectual de una élite de estudiosos. ¡La muy alta y bella Madre de Dios es próxima, y quitarle ese título no la acerca sino que la aleja!
Otro tanto pasó con la Inmaculada Concepción: una vez más, fue el pueblo, hermosamente acompañado por sacerdotes y religiosos, sobre todo franciscanos, quien se sostuvo obstinadamente en la afirmación de que ella era y es Inmaculada. ¿Eso la hace distante por hacerla tan única? Hubo teólogos que lo pensaron. Hubo quienes pensaron que afirmar que fue concebida con la mancha de pecado original, como todos nosotros, la “acercaba;” pero el pueblo fiel sintió otra cosa: sintió que su corazón era traicionado y que María quedaría reducida a un objeto de especulación de la élite de los grandes pensadores. Para ellos, como pueblo, todo era más sencillo: si Dios quiere hacer una estrella, la hace; si Dios quiere hacer una flor, la hace; si Dios quiere una creatura Inmaculada, la hace, para gloria de su amor y bien de todos nosotros.
En este sentido, y con estos ejemplos, aprendemos algo importante: la teología y la fe son inseparables de la adoración. Sólo el que perpetuamente admira perpetuamente entiende, hasta donde es posible entender, al Dios que supera toda comprensión.
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O eso de que a veces un lenguaje "completamente ortodoxo" no responde al verdadero Evangelio de Jesucristo, se contrapone a la realidad de los sencillos, en cuyos ambientes aún se encuentran arraigados términos de precisión ortodoxa que la "nueva teología" se empecina en no volver a usar, con la excusa de que la gente no los entiende. La viejita analfabeta, sin embargo, entiende lo suficientemente bien el término "pecado mortal", como para comprender que si no se confiesa y muere sin arrepentimiento va al infierno; o el término "llena de gracia", como para comprender que la Virgen Purísima nació sin la mancha de la culpa original; o que el término "transubstanciación" nos indica el milagro que Dios obra durante la Santa Misa. Esto último, lo entienden lo suficientemente bien como para saber que ante el Santísimo Sacramento deben postrarse en adoración, diversamente de lo que acaece con el resultado de la enseñanza de los nuevos teólogos y sacerdotes, los cuales, so pretexto de que el vulgo no comprende semejante terminología por ser completamente ortodoxa, donde van, terminan quitándoles la fe a la gente sencilla, que ya ni se postra ni adora por su culpa. ¿Es ese el renovado aprecio por la piedad popular de Evangelii Gaudium?
Nota de fray Nelson: Por supuesto, no estarás diciendo que por el hecho de que la figura monárquica haya sido preponderante era correcta. ¿O sí?
¿Dónde están los ataques del Papa Francisco a la enseñanza sobre el pecado mortal, o a la Llena de Gracia, o a la transubstanciación?
Lo menos que se puede decir de tu comentario es que es una extrapolación descomunal.
¿Con qué términos no-ortodoxos, pues, explicamos el pecado mortal, la Inmaculada Concepción, o la Transubstanciación, conforme a la eseñanza de Evangelii Gaudium; sin atentar contra aquello que se encuentra arraigado en los sencillos? ¿Cómo, pues, les explicamos a los sencillos de que el Papa no es tan Papa como parece? ¿Con ese lenguaje absurdo e incomprensible de que el tiempo es superior al espacio? ¿Tomando acciones concretas de modo que obliguen a los sencillos a renunciar a aquello que recibieron de sus mayores, como por ejemplo, quitar los reclinatorios y destruir las imágenes de los templos con la excusa de que forman parte del neopelagianismo y la mundanidad espiritual? ¿En qué cosiste, concretamente, aquel "renovado aprecio por la piedad popular" de Evangelii Gaudium?
Notas de fray Nelson:
1. Ningún texto de EvGa "promueve" una huida de la terminología tradicional. Lo que dice el Papa es que NO BASTA una terminología ortodoxa para estar seguros de que transmitimos la plenitud, hermosura y eficacia del Evangelio. Cito el n. 41: "A veces, escuchando un lenguaje completamente ortodoxo, lo que los fieles reciben, debido al lenguaje que ellos utilizan y comprenden, es algo que no responde al verdadero Evangelio de Jesucristo. Con la santa intención de comunicarles la verdad sobre Dios y sobre el ser humano, en algunas ocasiones les damos un falso dios o un ideal humano que no es verdaderamente cristiano. De ese modo, somos fieles a una formulación, pero no entregamos la substancia."
2. Por la misma razón, el Papa no ha dicho que hay que dejar de hablar de pecado mortal, Inmaculada Concepción o transubstanciación. Esos ejemplos son tuyos y no tienen relación con el texto pontificio. Lo demás que dices de los reclinatorios e imágenes refleja miedos tuyos, tal vez, pero está todavía más lejos de lo dicho por el Papa.
3. Es hora entonces de que empieces a retractarte de tu actitud que te hace creer que puedes juzgarlo todo, incluido el Papa. Sin un cambio público en tu lenguaje se hace inútil darte espacio para que dispares como lo has venido haciendo.
Nota de fray Nelson: ¡Amén!
2. Lo de los reclinatorios y de las imágenes es algo que ya sucedió en la Iglesia, y por mandato de un Concilio, según la interpretación que la jerarquía le dio a éste. Le puedo dar nombre y apellido de un sacerdote que rompió todas las imágenes de su parroquia por mandato del Vaticano II, y que encima, la Iglesia premió su fabulosa interpretación del Concilio haciéndolo obispo, pese a que haya generado un gran sufrimiento en sus feligreses, sobretodo en aquellos que estaban acostumbrados a decir el Santo Rosario mirando los ojos de vidrio de una imágen de la Santísima. Pero hasta el día de hoy, sigue siendo un gran y conocido obispo chileno. Una especie de Mandela de nuestro clero, pese a que el número de católicos haya descendido a niveles críticos gracias a la primaveral renovación que sufrimos. ¿Estará en el G8?
3. Si usted no considera oportuno publicar mis mensajes, pues no lo haga. En pasado me censuró tantas veces que poco me importa que publique mis comentarios. Lo que sí me interesa que le quede claro, al menos a usted, es que yo no juzgo a nadie, menos aún al Papa. Tan sólo me siento tocado en lo más íntimo por sus comentarios (del Papa), y ahora último, con esta exhortación apostólica, que no hace más que reflejar el penoso y triste estado en el cual se encuentra la Iglesia. De ahí mi pregunta sin respuesta, ante la perplejidad de ver un intento de vinculación directa entre la fiesta de la Inmaculada y Evangelii Gaudium: ¿En qué cosiste, concretamente, aquel "renovado aprecio por la piedad popular" de Evangelii Gaudium?
Conozco a mucha gente sencilla QUE SUFRE por lo mismo, por lo cual me parecen absurdas las apologias a los pésimos gestos y a las desafortunadas palabras del Pontífice reinante. "Lo que realmente quiso decir es que..."; "es que es un comunicador holístico..."; "es que tergiversaron lo que dijo..."; "es que esa entrevista la inventó el periodista..."; "es que ese cuestionario no es para todos..." etc. etc. etc. Así no le entienden ni los doctos, pues requerirá siempre de los autoproclamados y no-oficiales intérpretes para explicar lo que él quiso o no quiso decir, haciéndo estéril su mensaje, en lo ortodoxo y bueno que tenga. ¿O me dirá que los medios masivos y la gente sencilla interpreta correctamente a Francisco a la primera y sin intérprete?
Nota de fray Nelson: Destaco verbos: tú "deduces"...; según tú, el Papa "insinúa"... Las cosas no estan dichas implícitamente pero la intención, de nuevo, según tú, es clara.
¡Qué cosas trae la vida! Terminas pareciéndote a los progres, cuando leen más o menos lo que quieren en el Concilio. El cual no dice, pero la intención es clara. La letra es una cosa pero el "espíritu" del Concilio es otro. Dice algo pero quiere decir otra cosa. Yo por lo menos cito sus palabras; tú hablas como si pudieras ver lo que no está y poner lo que no se ve. Así que tus calificaciones a mis interpretaciones quedan en desventaja, hermano.
Razón tenía Santo Tomás, refiriéndose a la Biblia, cuando decía que sin el sentido literal todas las demás interpretaciones caen.
Que luego tengamos sacerdotes, religiosos o teólogos defendiéndolos de las objecciones de otros, es la historia que sigue, hasta su institución por la Iglesia como verdad universal de fe que debe ser asentida por todo católico.
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