18.04.15

(74) Tras la pista de Ockham, o la gran desafirmación

¡Eh, no paséis de largo, que vamos tras la pista del culpable! Atentos, que el impostor sigue por ahí, dejando su rastro por el aquí y allá de toda moderna y posmoderna crisis eclesial.

Recientemente vimos cómo dejó su huella en la versión antropocéntrica del Humanismo renacentista, que investigamos detalladamente en este post. Ya hemos hablado de cinco malos frutos suyos. Y si hemos comentado la Gran Impostura, nos toca tratar ahora de su hermana ockhamista, la Gran Desafirmacion.

Y es que…alguien rajó la Escolástica en dos.

6.04.15

(73) De cinco malos frutos de La Gran Impostura

En un reciente post hemos analizado La Gran Impostura que se gesta a finales de la Edad Media, con la Caída de la Escolástica y la consiguiente pérdida de armonía entre la fe y la razón en parte del pensamiento cristiano.

Este batacazo, propiciado por el empujón nominalista, produce el levantamiento de un nuevo tipo de cultura cristiana:

el antropocentrismo piadoso, humanismo no cristocéntrico, espiritualidad voluntarista que perdura hasta hoy, impregnada de altas dosis de semipelagianismo, buenismo, moralismo, etc.

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4.04.15

(72) ¡Despertad, durmientes!

1.- Una gran sábana de silencio se desliza sobre la expectante Creación. Todas las criaturas esperan, algunas duermen. Aquello que empezó al otro lado del torrente, donde había un huerto, desciende hasta el abismo y raja el estruendo de la historia en dos: la antigua sombra de antes, y la luz que ahora duerme; oh Persona amada, que ama y hace morir la muerte, como en promesa y plan de redención, para que haya esperanza. Y es Dios. 

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3.04.15

(71) La cruz, a secas

1.- El Espíritu de Cristo te hace preferir la cruz.

2.- A menudo el Señor consiente se avive el dolor de la cruz que llevas, para que llegues al extremo, a hechura Suya.

3.- Para moverte a una mayor abnegación, permite Dios desaparezca todo consuelo, y te sorprendas a ti mismo padeciendo lo que nunca, por tu propia decisión, habrías sido capaz de soportar.

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28.03.15

(70) Tiembla, arriano

“En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó: “Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?” Los judíos le contestaron: “No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios.” (Juan 10,31-33)

***

1.- Secreteábanse el odio unos a otros, cuchicheándose la muerte que querían infligirle por declararse Hijo de Dios, recontemplando con gula de demonio el momento del apedreamiento, la lluvia de rigores ancestrales, mortalmente duros como su corazón.

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