(211) Tiempo decisivo
Tiempo de martirio, tiempo de Transubstanciación.
Tiempo de la Inmaculada: nos conduzca al Salvador, aplaste la serpiente, destruya herejías, renueve la Iglesia.
Tiempo de sacramentos: centrarse en confesarse y comulgar. Estar siempre en gracia, —y si se peca mortalmente, ir corriendo a recuperar el estado de justificación.
Tiempo de sacramentales: la ayuda del Cristo Total, contra el maligno, es necesaria —agua bendita, estampas, rosarios, medallas, escapularios, bendiciones… mediaciones y culto de dulía.
Tiempo de los mandamientos negativos: nunca excepciones a los actos intrínsecamente malos —dejarlo claro, proclamarlo a los cuatro vientos, dar la vida, si es necesario, por la doctrina de siempre y por la ley moral, eterna e inmutable.
Tiempo de corrección: enderezar el rumbo, decirle adiós a malas teologìas, a malas filosofías sin tradición —sin personalismos, ni situacionismos, ni fenomenologías; sin naturalismos humanistas, ni Maritain ni Nueva Teología, que su estela pasó, o habrá de pasar: volver a Padres y Doctores, Santo Tomás, San Agustín.
Tiempo de iluminar la idolatría: no son luz, sino tiniebla y confusión. Politeístas, convertíos, abandonad vuestros ídolos.
Tiempo de la fe: de predicar su necesidad para la salvación.
Tiempo de guerra y no de paz: tiempo de antimodernismo, de contender por la fe, sin darse tregua. Callar no es decoroso.
Tiempo de objetividad: de sano realismo, de oración de la Iglesia, de metafísica y de tradiciones. Santo Tomás.