(496) Sin naturaleza humana, en realidad

Texto 7

«El personalismo considera que existe una naturaleza humana […] La dificultad que existe es la siguiente: la palabra “naturaleza” que, en principio, parece tan clara y precisa [..] se puede emplear con varios sentidos […] entendiendo, como hicieron los racionalistas, algo definido y concluido, esencial, inalterable y aplicar ese concepto de modo unívoco a los hombres […] Pues bien, esta última noción es la que plantea un cierto rechazo por parte de los personalistas pero no porque no contenga elementos verdaderos, sino por su rigidez. ¿Cómo se compagina la noción de naturaleza humana formulada de esta manera con la evolución o con la existencia de dimensiones afectivas, subjetivas y culturales en el hombre? Es posible hacerlo, pero plantea problemas de no fácil solución. Por eso, a veces, desde el personalismo se prefiere partir de la noción de persona, porque es más flexible». (Juan Manuel BURGOS, El personalismo, Madrid, Ediciones Palabra, 2000, págs. 176-177)

 

Paráfrasis crítica

7.1, «El personalismo considera que “existe una naturaleza humana”».— Hacen bien los personalistas en admitir la existencia de la naturaleza humana. Contra los nominalistas, que la estiman una voz vacía y flatulenta. Queda por ver si de verdad creen que exista, o es sólo una creencia ambigua.

7.2, «La dificultad que existe es la siguiente».— No era verdad entonces que creen, sin más, que existe. Es un sí, pero no… O sea un falso sí. En realidad, el personalismo no cree que existe una naturaleza humana, sino muchas. O mejor dicho, una, pero cambiante, no única, sino plural. Moderadamente múltiple. Evolutiva. Modificable por el poder de la “libertad".

7.3, «la palabra “naturaleza” que, en principio, parece tan clara y precisa [..] se puede emplear con varios sentidos».— Un sentido tradicional, tomista, grecolatino y escolástico, del que sospechan, aunque no de todo. (No son radicales progresistas). Y otro sentido moderno, evolucionista, hegeliano, mutante a voluntad, fluidificado por un albedrío mal entendido, que es el que profesan.

7.4, «entendiendo [por naturaleza], como hicieron los racionalistas, algo definido y concluido, esencial, inalterable y aplicar ese concepto de modo unívoco a los hombres […] Pues bien, esta última noción es la que plantea un cierto rechazo por parte de los personalistas».— Que la naturaleza humana es algo definido, estable, y dada por el Creador, no es racionalismo, sino catolicismo. Y una verdad enseñada por griegos y romanos, que preambula la fe.

Ahora es cuando por fin queda claro en qué idea de naturaleza cree el personalismo. Llama racionalismo (u objetivismo) al pensamiento tradicional. No cree en realidad en una naturaleza definida, sino en una transformista y fluida, equívoca y cambiante a voluntad, aunque no del todo. Era el sueño del humanista Pico de la Mirandola: los hombres tiene dignidad porque pueden llegar a ser lo que quieran, no hay límites, su esencia es modelable cual plastilina. 

En definitiva, que la naturaleza humana sea algo dado, y esencial e inmutable como la misma ley natural inscrita en ella, es rechazado por su “rigidez” metafísica. Prefieren una naturaleza humana que existe, pero sometida a evolución vital y a algo más: a la experiencia y al sentimiento.

7.5, «plantea un cierto rechazo por parte de los personalistas pero no porque no contenga elementos verdaderos, sino por su rigidez».— La verdad estable e inamovible les parece rígida. Comprobamos que la etiqueta de rigoristas no es nueva.

7.6, «¿Cómo se compagina la noción de naturaleza humana formulada de esta manera con la evolución o con la existencia de dimensiones afectivas, subjetivas y culturales en el hombre?».— La escuela personalista apela a este argumento evolutivo y emotivista siempre que quiere dar por caducada la doctrina tradicional, con su fundamento aristotélico-tomista, grecolatino y escolástico, a favor del evolucionismo de corte chardiniano.

Lo hizo Joseph Ratzinger en su pobre debate con Jürgen Habermas: renunció a defender el derecho natural apelando, precisamente, al evolucionismo, cuyas tesis (asumidas como verdaderas) impedirían hablar de la naturaleza de las cosas, y por tanto de lo justo natural. Según ésto, dado que, según los chardinianos, la naturaleza humana está sometida a una experiencia de evolución, es preferible no hablar de derecho natural, mejor limitarnos a los derechos subjetivos.  No hay una naturaleza estable, sino proteica. Lo mismo en teología moral. En esta mutabilidad de la esencia del matrimonio se sustenta Amoris laetitia

7.8, «Por eso, a veces, desde el personalismo se prefiere partir de la noción de persona, porque es más flexible»— Así es. La escuela personalista sustituye la noción clásica de naturaleza por la noción de persona, tal y como el mundo moderno la concibe, aunque con moderación, introduciendo elementos piadosos. Pero esta sustitución no puede hacerse sin grave daño. Quedan afectados todos los saberes basados en la naturaleza: el derecho, la teología moral, la política, la pedagogía…

Conclusión

No se puede decir, entonces, que los personalistas crean en la naturaleza humana. Al menos, no como tradicionalmente se entiende. Profesan una naturaleza evolucionable, cambiante, no rígida, flexible, que no se identifica con el orden del ser sino con la subjetividad personal.

Las consecuencias nefastas de introducir esta filosofía privada en la pastoral eclesiástica, como si fuera doctrina oficial de la Iglesia, son evidentes. Los personalistas desustancian la persona. Amoris laetitia no viene de la nada. Ni la crisis de fe actual tampoco. 

 

10 comentarios

  
Manuel Pérez
Interesante tema, desde luego.

No comparto la postura de Burgos, aunque creo entenderla. No creo que haya problema alguno en la definición clásica de naturaleza humana, ni que sea rígida. Lo que sí puede ser rígido es el comportamiento reduccionista de pensadores que consideran agotado el tema y definitivamente cerrado desde el siglo XIII. Como si hubiera que renunciar al estudio de todas las dimensiones del hombre (o simplemente despacharlas con cuatro frases).

El camino recorrido no es el camino completo. Es irrenunciable, sí. Negar lo adquirido es volver atrás. Pero imitemos el ansia de conocer de nuestros antepasados y ampliemos el campo de investigación. Avancemos. Este avance precisa conocimiento, amor por la verdad y voluntad de fidelidad.

No se trata de mutar, sino de crecer. Se trata de que el árbol sea más alto, más ancho, tenga más ramas y dé más fruto. No se trata de que el manzano se transforme a ciruelo.

Espero saber explicarme.
04/12/21 4:51 PM
  
Luis Fernando
El personalismo no es católico. De ninguna de las maneras. Lo profese quien lo profese. Se apellide Burgos o Wojtyla.
Punto final.
04/12/21 6:24 PM
  
Esron ben fares
Estimado Alonso:

En el artículo mencionas el "fundamento aristotélico-tomista". Lo cual me lleva a preguntar:

1) ¿El tomismo ha cometido algún error doctrinal?
2) Con respecto a la naturaleza ¿es correcta la descripción de la región supralunar hecha por Aristóteles?

Saludos
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A.G.:
Santo Tomás corrige la doctrina aristotélica para fundamentar con ella la teología y la filosofía cristianas, y apoyar en sus principios la formulación de la doctrina. En materias como metafísica, moral, gracia, la doctrina aristotélico-tomista es insustituible, y apartarse de ella siempre es con gran daño.
04/12/21 7:45 PM
  
milton
Si una persona no se ha convertido y acude al sacramento de la penitencia y después de recibir la absolución la gracia la va transformando. Se podría decir que la naturaleza es elevada a una grado de dignidad superior al que tenía antes de convertirse porque ha pasado del pecado a la vida divina.
Desde este punto de vista la naturaleza ¿es susceptible de cambio mediante la gracia?

Muchas gracias por su respuesta
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A.G.:
La gracia santificante recibida en el bautismo, y recuperada en la confesión, perfecciona la naturaleza, y la cualifica sobrenaturalmente.
04/12/21 10:31 PM
  
Toledano
¿Se podría decir entonces que para tener verdadera fe nos tenemos que aherir metodológicamente al sistema aristotélico tomista?
Y si esto es así, ¿La fe de Wojtyla tenía algún tipo de carencia o error?

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A.G.:
Hay que distinguir. Santo Tomás recoge una serie de verdades de razón natural, que preambulan la fe, y vienen de griegos y romanos. Con ellas sustenta la inteligencia de la fe. En este sentido, el armazón filosófico y teológico sintetizado por Santo Tomás nos ayuda a conocer y comprender mejor las verdades reveladas. Apartarnos del lenguaje escolástico con que la iglesia propone los dogmas es grave imprudencia, pues van ligados uno y otro.

Luego están las cuestiones opinables de escuela. Es preferible, siempre, la forma tomista, porque es más segura, aunque la Iglesia no impide que se eligan otras.

La expresión fe de Wojtyla no es correcta, pues el personalismo no es una fe, sino una filosofía privada basada en Kant, Husserl, Heidegger, etc, y es opinable. No es recomendable el personalismo porque desustancia la persona y está impregnado de filosofía moderna.

05/12/21 10:25 AM
  
Toledano
En la encíclica Fides te Ratio, Juan Pablo ll hace una valoración abierta e integradora de la búsqueda de la verdad a través de la filosofía:

"La renovación tomista y neotomista no ha sido el único signo de restablecimiento del pensamiento filosófico en la cultura de inspiración cristiana. Ya antes, y paralelamente a la propuesta de León XIII, habían surgido no pocos filósofos católicos que elaboraron obras filosóficas de gran influjo y de valor perdurable, enlazando con corrientes de pensamiento más recientes, de acuerdo con una metodología propia. Hubo quienes lograron síntesis de tan alto nivel que no tienen nada que envidiar a los grandes sistemas del idealismo; quienes, además, pusieron las bases epistemológicas para una nueva reflexión sobre la fe a la luz de una renovada comprensión de la conciencia moral; quienes, además, crearon una filosofía que, partiendo del análisis de la inmanencia, abría el camino hacia la trascendencia; y quienes, por último, intentaron conjugar las exigencias de la fe en el horizonte de la metodología fenomenológica. En definitiva, desde diversas perspectivas se han seguido elaborando formas de especulación filosófica que han buscado mantener viva la gran tradición del pensamiento cristiano en la unidad de la fe y la razón".
05/12/21 11:36 AM
  
Esron ben fares
¿còmo reconocer "las cuestiones opinables de escuela"? Tanto en el campo de la fe como de la moral.

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A.G.:
Son cuestiones técnicas: predeterminación física, etc. Formas de explicar la doctrina.
06/12/21 2:22 PM
  
Carmelo
"que no se identifica con el orden del ser sino con la subjetividad personal"
totalmente de acuerdo.

todo es es un Darwinismo disfrazado de pastoral eclesial e inculturación ecuménica que termina siendo una IRONIA del demonio que esta sentado como el magisterio de las naciones de un impostor.
el espíritu embotado cerrado no vera ni entenderá, es mas se le cerrara mas los ojos para su perdición.
la confusión, el lio , sembrarte y dejarte en la duda, el desorden de origen es lo que fomenta el demonio así se conoce-, el demonio ridiculiza el matrimonio, así lo ensena en la Exhortación Alegría del Amor capitulo 8vo, ridiculiza el fin propio de la Santa Madre Iglesia que es ser la mediadora y maestra por designio divino.
Porque es la dinámica?, porque satanás busca ver a todo el mundo como miserables como el mismo lo es, a su imagen y semejanza quiere ver toda la Iglesia Santa.
"12.¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora! ¡Has sido abatido a tierra, dominador de naciones! 13.Tú que habías dicho en tu corazón: «Al cielo voy a subir, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión, en el extremo norte. 14.Subiré a las alturas del nublado, me asemejaré al Altísimo. 15.¡Ya!: al seol has sido precipitado, a lo más hondo del pozo.»"
Isaías, 14 -
07/12/21 8:08 PM
  
Néstor
"entendiendo, como hicieron los racionalistas, algo definido y concluido, esencial, inalterable y aplicar ese concepto de modo unívoco a los hombres."

O las cosas son algo, o no. Si son algo, no lo son en un 80%, sino que lo son, 100%. No se puede ser 80% gato o perro o ser humano. No tiene sentido. Entre ser y no ser algo, no hay grados intermedios, ni evoluciones, ni procesos.

No se trata de "rigidez", sino de principio de tercero excluido: algo es B o no es B. No hay otra posibilidad.

No se trata de blanco y negro: algo tiene un tono determinado de gris, o no lo tiene, no hay otra posibilidad.

No se puede ser un poco B. Y esto no es así desde el siglo XIII, sino desde la eternidad.

Si algo en un ente puede cambiar sin que ese ente deje de ser lo que es, ese algo no era parte de su naturaleza.

Porque la naturaleza de un ente es lo que ese ente es.

Por eso es que las naturalezas no pueden evolucionar: se las tiene o no se las tiene.

El que cambia es el individuo, no la naturaleza. Puede perder su naturaleza y adquirir otra (cambio sustancial) o puede cambiar en lo accidental sin dejar de tener la naturaleza que tiene.

Esto no es el sistema tomista, tampoco, sino las evidencias humanas básicas sobre la realidad. El tomismo es la sistematización del sentido común elemental del ser humano. Pero aún si no se adhiere a él en todos los puntos, hay que conservar esas evidencias básicas y elementales o dejar de pensar con sentido.

Entre Parménides que dice que nada cambia, y Heráclito que dice que todo cambia, está Aristóteles, que dice que algo cambia y algo no cambia. Pero lo que no cambia es "rígido" por definición, como que dos más dos son rígidamente cuatro.

No tiene sentido usar palabritas afectivas para ocultar las evidencias más fundamentales. Si soy cirujano voy a querer que el bisturí sea lo más rígido posible y si me dan uno de goma y me elogian su gran flexibilidad no voy a estar de acuerdo.

Hay que sacarse las palabritas y los eslóganes de la cabeza y tratar de pensar en las cosas, y hacerlo del modo más crudo, lógico y realista posible.

Un consejo: practicar silogismos.

Saludos cordiales.
22/12/21 2:32 PM
  
Néstor
"Hubo quienes lograron síntesis de tan alto nivel que no tienen nada que envidiar a los grandes sistemas del idealismo; quienes, además, pusieron las bases epistemológicas para una nueva reflexión sobre la fe a la luz de una renovada comprensión de la conciencia moral; quienes, además, crearon una filosofía que, partiendo del análisis de la inmanencia, abría el camino hacia la trascendencia; y quienes, por último, intentaron conjugar las exigencias de la fe en el horizonte de la metodología fenomenológica."

Un tomista no queda especialmente impresionado por el alto nivel de los sistemas idealistas. Más bien los ve como formas particularmente espectaculares de la capacidad de errar del ser humano.

Un Hegel, por ejemplo, que dice que el devenir es la síntesis del ser y la nada, síntesis que deriva del hecho de que en realidad el ser es la nada, porque para ser común a todo no tiene que tener nada propio, no se ve qué "alto nivel" puede haber alcanzado al proferir ese absurdo radical, fuera del alto nivel, eso sí, del absurdo mismo, que en eso puede ser que sí haya logrado llegar hasta el fondo.

Partir de la inmanencia para llegar a la trascendencia es hacer realidad el viejo sueño cartesiano de poder colgar un gabán real de un gancho pintado en la pared.

Si en las premisas hay solamente inmanencia, en la conclusión no puede haber trascendencia, porque la conclusión no puede sobrepasar las premisas.

Si en el punto de partida del pensamiento tengo solamente representaciones dadas en mi conciencia, por más que las agite y analice, en la conclusión voy a tener solamente representaciones dadas en mi conciencia.

Y la fenomenología es más de eso mismo. Husserl pone inicialmente "entre paréntesis" (epojé) el ser real de las cosas, y eso quiere decir que quiera o no, en el punto de partida de su pensamiento hay solamente representaciones dadas en la conciencia.

Tenemos que despertar. No se trata simplemente de que hay un sinfín de sistemas filosóficos posibles. Hay más bien lo que dice Chesterton: un silogismo y una falacia. Bueno, concedamos que hay mil formas distintas de la misma falacia, en el fondo.

Cuando éramos niños, en el siglo XX, jugábamos a poner varias sillas en fila y taparlas con una manta, y luego pasar por debajo de esas sillas imaginándonos que estábamos en vaya a saber qué misteriosos túneles. Mientras uno estaba bajo las sillas y la manta, podía imaginarse todas las situaciones fantásticas que quisiese. Pero al salir, veía la realidad: cuatro sillas con una manta encima. Y no otra cosa.

Ser realista es darse cuenta de que esas cuatro sillas son infinitamente más importantes que todos los mundos imaginarios.

Saludos cordiales.
22/12/21 2:51 PM

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