(488) El oxímoron infernal
6.- Una fingida ambigüedad.—Un oxímoron, según la RAE, es una combinación, en una misma estructura sintáctica, de significados opuestos que originan un sentido nuevo. Una amalgama contradictoria que aparenta ambigüedad, pero cuyo efecto, en realidad, es suscitar una acepción novedosa y rupturista.
6.1.
Desde hace decenios es común confundir ambigüedad y oxímoron. Con la primera se deja el significado suspendido, que pueda inclinarse a un lado o a otro mediante la balanza hermenéutica; bien hacia el lado de la ruptura, bien hacia el lado de la reforma en la continuidad. Con el segundo se inventan ex nihilo innovaciones doctrinales. Reaccionando ante éstas, algunos, con buena intención e ingenuidad, piden entonces clarificaciones interpretativas, y buscan luces dónde sólo existen sombras que cohabitan para engendrar un monstruo.
6.2
Dejar un tema indefinido no es lo mismo que dejarlo confundido. La ambigüedad sirve a menudo para innovar, pero es tarea propia del oxímoron doctrinal: arrejuntando opuestos saca a la luz una ruptura: estaba escondida en la sombra, agazapada, surge con rostro oficial y de apariencia respetable y se hace fuerte.
6.3.
Es la estrategia del progresismo. De aparentes ambigüedades extrae nuevas doctrinas que transforman la que había, en orden a un fin artificial. En el fondo no eran anfibologías, sino malas sumas de opuestos, cuyo total es una nueva cantidad, y en clave alquímica. Mezcla de contrarios que adulteran la naturaleza de las cosas. No hablamos de un inocente recurso literario con que embellecer discursos o poemas; sino de un oxímoron doctrinal, con todo el poder mágico que posee. Es la goecia del progreso moderno, estirando el cristianismo hasta deformarlo, para destrozar su fibra sobrenatural y convertirlo en otra cosa.
6.4
Y así, contamos con amalgamas de opuestos ya normalizados: una situación (hechos regulares) que se llama irregular; una relación (adulterio) que se trata como matrimonial; un estado (el de gracia) que se daría en pecado; una religión verdadera (la católica) tan supuestamente querida por Dios como las falsas; un comunismo cristiano; una Iglesia de Cristo que no es sino que subsiste en otra que sí es (la católica); una ley antigua que para unos (los judíos) equivaldría a la nueva; una libertad (antirreligiosa) que sería tan religiosa, tan religiosa, que se tiene por clave de bóveda de toda dignidad; (etc, etc).
7.- Un cristianismo anticristiano.— Este es en definitiva el oxímoron infernal del progresismo, una religión irreligiosa, un pastoreo sin pastor, una jerarquización plana; un matrimonio sin matrimonio, un catolicismo anticatólico, una tradición viva que mata la traditio. Una Anticristiandad. Lo advertía, con expresividad y contundencia, el P. Meinvielle en El progresismo cristiano:
«Por ello, hay que tener el coraje de afirmar hoy, contra todo Progresismo, la necesidad de que la vida profana, aun en sus manifestaciones públicas nacionales e internacionales, se sujete a los principios sobrenaturales depositados en la Iglesia. Por cuanto si no hay Cristiandad, vale decir, orden público de vida conformado a la Iglesia, habrá anticristiandad, la que, por un proceso lógico inexorable, ha de caminar hacia un total antricristianismo, es decir hacia la apostasía pública universal».
7.1
Concluía con precisión el P. Meinvielle: «El Progresismo, en efecto, quiere bautizar, de una manera o de otra, el anticristianismo del mundo moderno». De este espurio deseo manan muchos males que hoy nos aquejan; males a los que asistimos, día a día, sin saber qué hacer o qué pensar. Y es que el oxímoron de ese cristianismo anticristiano, que tanto anhela el progresismo, es norma normarum de gran parte de la vida eclesial actual: quieren que su anticatolicismo pase por católico. Creen que pintando corazones en las guillotinas se transforma en bien el mal.
7 comentarios
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A.G.:
Eso es, debemos proclamar sin cesar la realeza de Nuestro Señor, y no sólo en los corazones sino en todo, en las leyes, en las instituciones, en la ciencia, en todos los aspectos de lo temporal y lo eterno.
Sólo voy a citar un ejemplo del camino que lleva la humanidad y es que si para Iglesia Católica el Matrimonio es un Sacramento, en cuestión de poco tiempo, todos los Estados, ha legalizado el divorcio, excepto dos, uno de ellos, la Santa Sede.
Confiemos que el progresismo no acabe de instalarse en la Iglesia Católica Alemana, para infundir el anticatolicismo , ya que en el único Texto que se debe tener en cuenta en el Sínodo, se contempla una nueva moral sexual, la ordenación sacerdotal de las mujeres, la supresión del celibato sacerdotal, la homosexualidad, una nueva visión de la autoridad...
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A G.:
Los escritos del P Meinvielle es que son casi lectura obligada en estos tiempos. Son actualísimos en su diagnóstico de los males que nos afectan.
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A.G.:
En efecto, amigo, soy admirador y cultivador de la emblemática, que es fuente inagotable de sana pedagogía católica. Y de Covarrubias, al que he estudiado mucho, junto a Borja, Cepeda y tantos otros. Los emblemistas utilizan mil y un recursos plásticos y de recta retórica, pero siempre para enseñar y confirmar la verdad. Otra cosa es el oxímoron del diablo modernista, que es demagogo y retórico para persuadir del error.
Bueno, yo creo que más bién, es denunciar lo que se calla, o bien porque se acepta, o bién porque como es algo desagradable, se aparta para que no halla conflicto y asi no hay que pensar en ello.
Muchedumbres de católicos, caminan en su dia a día, pero no quieren ni escuchar ni ver más allá de su propia realidad. Sospechan que hay problemas en la Iglesia, pero procuran que no les quiten la paz.
Pero no creo que sea lo mismo la excepción que la regla. En el tema del matrimonio, Amoris Laetitia, hablaba de excepciones, es decir casos con unas circunstancias muy particulares, en las declaraciones del Papa en su encuentro con los jesuitas eslovacos, el mensaje sobre el matrimonio, es totalmente distinto, ya no hay ni excepción ni ambiguedad, es más que un Qximorón, pues no aparenta ya nada.
Es un vértigo, el que se siente junto con un vacio, del que ha perdido un tesoro, una verdad, que te impulsa a hablar, no se debe esconder las palabras de Jesus, ni todo el resto de significados que resultan de las palabras del Papa. En la medida que sepamos mejor en que consiste este "trueque", podremos saber mejor lo que está pasando, y clamar con más fuerza a Jesucristo, Cabeza de la Iglesia.
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A.G.:
En efecto es un vértigo, un espíritu de vértigo que acelera el alma y pulveriza la inteligencia de las cosas. Es el Maelstrom. Hay que aferrarse a la cruz. Stat veritas.
Por eso la teología católica verdadera en todos los siglos se caracteriza por la clara precisión de su pensamiento. Busca siempre la verdad (razón-fe). En los estudios eclesiásticos organizados, el orden clásico de la enseñanza es -gramática (palabra exacta) -filosofía (pensamiento recto) -teología (ortodoxia).
El que no distingue, confunde.
Sirve al Mentiroso.
Haces mucho bien con tus artículos.
Abrazo y bendición +
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A.G.:
Muchas gracias P. Iraburu. En verdad es así, como bien dice Ud. El padre de la mentira suscita disfraces retóricos de todo tipo para ocultar la verdad y difundir el error. Por eso es tan urgente volver a ese orden clásico que Ud oportunamente menciona, orden en el cual la importancia de la palabra es máxima.
Que en el campo de la teología, tan preciso y riguroso cuando manejas un manual de hace 50 o 100 años se admita sin más la indefinición y ambigüedades que se ven en muchos documentos actuales me parece asombroso. No el hecho de que se escriban, sino que se admitan. Pienso que hay una labor de ofuscamiento del Maligno detrás de ello, porque en otros campos del conocimiento es impensable algo así.
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A.G.:
Sin duda que hay una labor del maligno,como bien dice, y además de la filosofía moderna; su asimilación por parte de los personalistas y los neoteólogos ha sido nefasta para la Iglesia. Cómo bien apunta, los manuales de antes eran mucho, mucho más precisos.
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