(483) Que el matrimonio es una realidad, no un ideal
Paráfrasis 2
«Para evitar cualquier interpretación desviada, recuerdo que de ninguna manera la Iglesia debe renunciar a proponer el ideal pleno del matrimonio» (Amoris laetitia, n. 307)
Una cosa es ideal si, como dice el Diccionario de la RAE, «no existe sino en el pensamiento». El matrimonio perfecto y santo, sin embargo, no es algo ideal, sino real, y ordinariamente posible por la gracia divina.
En este pasaje y otros similares se da a entender que el matrimonio cristiano, aun siendo una idea, no debe dejar de proponerse, pues es un ideal pleno, un “proyecto” divino. El adjetivo pleno, en verdad, es redundante, pues otra acepción de ideal incide en eso, en su carácter de tipo; las ideas no son de este mundo, sino del suprasensible.
Tenemos entonces una visión idealista del matrimonio: sería algo tan inalcanzable que sólo existiría en la mente de los pastores; éstos, para sentir con el pueblo, deberían tenerlo en cuenta. El matrimonio no existiría sino, digamos, como proyecto, pero no como realidad; convendría entonces tener manga ancha y considerar que lo real no es lo ideal, que hay límites, que hay debilidades en la gente de carne y hueso. En la vida real sólo existirían aproximaciones, y en éstas, semillas de matrimonio, como semillas del Verbo en las falsas religiones.
Las consecuencias de esta idealización del matrimonio son más graves de lo que parece. Porque si el matrimonio, se entiende que cristiano, es sólo un ideal que debe ser propuesto, entonces, digámoslo claro, la gracia no sería eficaz y sería innecesario que Cristo hubiera elevado el matrimonio a sacramento.
Pero si la gracia es eficaz, como de hecho lo es, entonces un matrimonio puede ser cristiano y santo, puede ser una realidad perfecta; la gracia puede cambiar realmente el corazón de los conyuges, puede auxiliarles de verdad en su camino, elevar la institución matrimonial a ser imagen REAL de la unión indisoluble de Cristo con su Iglesia.
Cuando los cónyuges están en estado de gracia, las acciones propias de su estado de vida son meritorias y adquieren un valor infinito. El matrimonio cristiano puede entonces ser realmente perfecto. ¡Nada de ser algo que sólo existe en la mente de la Iglesia!
Pero si la vida matrimonial se presenta como un ideal, entonces los pecados contra el matrimonio, como el adulterio, no parecen tan graves, sino inevitables, y quedan atenuados; la fidelidad sería sólo un valor modélico a proponer. Y si el pecado es lo normal, dado el idealismo de la vida matrimonial, ¿por qué no se podría estar en gracia y adulterando al mismo tiempo? Sería cuestión de discernir el grado de aproximación a lo ideal, para ser más comprensivos con lo inevitable.
En toda esta idealización del matrimonio hay una desconfianza grande en la eficacia de los sacramentos y en el poder de la gracia. Es lo propio en tiempos de pelagianismo global. Los esposos cristianos, sin embargo, sabedores por la fe de que todo lo pueden en Aquel que conforta su vida en común, han de vivir su matrimonio a la luz de la eficacia de la gracia, acudiendo para ello regularmente al sacramento de la penitencia y comulgando al Señor.
Configurados con Cristo, los esposos viven la realidad perfecta de la unidad del Hijo del Hombre con su Iglesia, y la representan en su unión esponsal, como figuras vivas del orden sobrenatural. Orden gratuito y elevado, supuesto el natural, que es tan real como que dos y dos son cuatro.
9 comentarios
Considero que no se trata de proponer un ideal sino de anunciar valientemente una posibilidad real. Dios puede hacerlo contigo y en ti, con tu esposa y en tu esposa. Y cuando no lo hace es porque nosotros recibimos en vano su gracia.
Parece que se esté presentando la plenitud de la santidad matrimonial cómo algo propio de selectos. Cuando la santidad tiene que ser presentada como lo ordinario en el cristiano. Damos por descontada la Redención. Somos hombres redimidos. Cómo tales nos toca vivir.
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A.G.:
Exactamente Manuel, se presenta el matrimonio como algo para selectos. Cuando, como bien dices, la santidad debe ser presentada como efecto común de la gracia. Porque en definitiva todos tenemos a Dios como fin último.
Primero la falta de fe en que el sacramento aumenta la gracia santificate, otorga la gracia sacramental habitual, que permite alcanzar los fines del matrimonio y da gracias actuales.(lo he consultado, porque aunque sabido, muchas cosas las tienes en el desván). Esto me lo enseñaron. No sé porqué algunos que deberían saberlo, lo ignoran.
Es evidente que a veces ya se comienza mal: ni formación, ni recepción de otros sacramentos.
Y te quedas con las fuerzas meramente humanas. Y se sigue continuando mal, que la gracia fluye con la frecuencia de los sacramentos.
Segundo, la primacía del sentimiento sobre la razón. Esto impregna todos los aspectos de nuestra vida. De hecho la sociedad, está perdiendo madurez y ganando en "infantilismo".Las personas individualmente tb.
Tres. No contar con la gracia de Dios, poniendo todo el "éxito" en el esfuerzo humano. Esto se puede aplicar a toda nuestra relación con Dios.
A ver no se si lo sabré explicar, pero en nuestra cabeza, se han introducido unas ideas que podríamos resumir cambiando la frase de Descartes : "siento, luego existo y es", con lo cual se introduce una doble distorsión :la realidad la marca mi sentir,ademas de mi pensar. Y pensar no se piensa mucho. Subjetivismo servido y en el caso del creyente tb. falta de fe manifiesta en la acción de Dios. Que podría salir mal?... AL.
Sr. Gracian, yo últimamente tengo en mi cabeza una frase :"no tengo dudas, tengo debilidades", y en este tema se invierten los terminos:"tengo debilidades a las que llamo dudas" , y estas deben ser a calladas o justificadas por la conciencia.
Leyendo de nuevo, al consultar el punto primero, me he dado cuenta de lo poco que se habla de los sacramentos. La pastoral anda mal.
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A.G.:
Sí, es verdad, falta de fe en la eficacia de la gracia y sentimentalismo. El sacramento del matrimonio no concede ni devuelve la gracia santificante, que sólo puede recuperarse por el sacramento de la penitencia. Pero como bien dice la aumenta, y auxilia a los esposos para que afronten la vida conyugal para mayor gloria de Dios, tomando las cruces de cada día.
Que bueno pedir siempre la ayuda del Espíritu Santo. Demos gracias a Dios.
Los revolucionarios y murmuradores contra de las enseñanzas de Jesús son más viejos que la rueda, simpre es el mismo dilema pero cambian un poquito el discurso.
Ellos siempre se sinodalizan y plantean la alegría del amor en cualquier sentido...la cosa es sentirte bien en lo que tu crees ideal...en el collage de relación "familiar".eso del proyecto evangélico "se eran uno" y "Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer –no hablo de impureza– y se casa con otra, comete adulterio.»
Eso es un cuento del Edén...algo como ilucion, un posibilidad de héroes...
La tristeza, con la que ven estás palabras del evangelio de Mateo 19 es de tal magnitud pasarán décadas luchando por el reino de la carne y expulsandose ellos y otros del reino de los cielos, porque simplemente no les causa plenitud hacerce eunucos por Jesús...en la tristeza que llevan no le desean el reina a nadie porque ellos mismos lo negaron...así moriran
La relatividad emana emoción y subjetividad ??
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A.G.:
Pues sí, se considera ideal por utópico. Se desconfía del poder de la gracia.
Cierto que también antes las ideologías eran utópicas, ¿qué otra cosa podrían ser?, pero ahora es utópico todo, no se presentan las cosas con alguna posibilidad de salir adelante, ni siquiera con la ayuda de Dios. Se nos carga con pecados imposibles de vencer: los inmigrantes, la ecología, la maternidad, el matrimonio... Es posible, con la ayuda de Dios, consumir menos, que tu matrimonio sea para toda la vida, tener hijos, amar la Creación, ser misericordioso o compasivo, etc...pero ellos lo presentan todo en bloque como el mito de Sísifo: siempre empujando la piedra que cae una y otra vez. Lanzan sobre cada persona todos los inmigrantes, toda la ecología, el matrimonio dañado por la sospecha desde el principio, los hijos como enemigos de la libertad...si te llevas bien con tu mujer es porque haces concesiones, si quieres a tus hijos no amas la libertad que ellos te quitan. Plantean las cosas para que fracasemos y luego dicen que Dios nos quiere esclavos. ¡Pues anda que ellos!. Son deprimentes.
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A G.:
El crecimiento de la utopía y su invasión de la realidad es un buen diagnóstico. También está muy bien traído el mito de Sísifo. Así es desde luego, como dice. No olvide que en esta invasión de utopismo tiene un papel importante el constructivismo propio del pensamiento moderno y progre, que quiere procesos pero nunca resultados.
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