(418) Encender las almenaras
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La presente situación ha de agudizar y afilar el sentido de la fe.
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Cautela, en lugar de apertura al ídolo moderno. Es hora ya, hermanos, de poner centinelas y encender las almenaras. Bastante pensamiento extraño entró dentro, devastando y confundiendo. Cerremos los portones y subamos el puente levadizo, y salgamos, tan sólo, para difundir el necesario Nombre de Cristo.
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La oposición a la Modernidad es áspera y a contracorriente. ¿Por qué no invocar suaves conyunturas y acomodaticias componendas que rebajen la tensión? Por honor cristiano, simplemente.
9
Las fuerzas espirituales que salvarán la Hispanidad tendrán que aparecer, tarde o temprano.
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No hay otra que volver a proponer el reinado social de Cristo, hacer por reinstaurarlo conforme a su Corazón, de la manera justa y proporcionada que requiere. No hay otra que recuperar la emboscadura, el divinal refugio, la esplendorosa realeza de Nuestro Señor.
Venga a nosotros tu Reino.
2 comentarios
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A.G:
Eso de abrirse al mundo es una temeridad. Recordemos que el ambiente había sido caldeado en ese sentido por la Nueva Teología, que quería abatir los bastiones, denunciar el triunfalismo tradicional, actualizar la Iglesia. Esa mentalidad temeraria es responsable de mucho de lo que esta pasando. Caracteriza Ud. muy bien el pensamiento moderno. Y todavía hay quien sigue erre que erre con la fenomenología y demás zarandajas.
(Préstese atención a las primeras palabras, que quieren darle una solemnidad muy particular a lo que sigue.)
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"Esto, pues, digo y testifico en el Señor, que ya no andéis como andan los gentiles, conforme a la vanidad de su propio sentir, pues tienen entenebrecido el entendimiento, enajenados de la vida de Dios por la ignorancia que los domina a causa del endurecimiento de su corazón, y habiéndose hecho insensibles (espiritualmente) se entregaron a la lascivia, para obrar con avidez toda suerte de impurezas."
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Este pasaje, de una carta que fue escrita hace casi 20 siglos, retrata a la perfección el ambiente de extravío ideológico y depravación moral (donde la pornografía, el aborto y las drogas comenzaban a imponerse abiertamente) que imperaba fuera de la Iglesia en tiempos del CVII.
Dije arriba que concuerdo "en parte" con José Díaz, porque él da a entender que la tal apertura temeraria fue lo grave de la cuestión. Yo en cambio creo que esa insensatez, si bien fue un mal, no es lo más grave.
Creo que lo más grave es que habiendo pasado más de medio siglo, los pastores de la grey católica parecieran no haberse dado cuenta de la necesidad de rectificar el rumbo, a pesar de que tienen a la vista las consecuencias tremendas de ese error.
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A.G.:
La prueba es que, al abrir las puertas, y no corregirse el error, dejándolas abiertas en lugar de cerrarlas, muchas iglesias locales han seguido descristianizándose. Reforma o apostasía, no hay otra.
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