(385) La Era del Subjetivismo

1. La fractura de la mente occidental

Tras la crisis de la Sagrada Escolástica, suscitada por los nominalistas, la llamada via moderna sembró en la mente occidental anhelos antropocéntricos. Un deseo irrefrenable de potentia absoluta, de libertad desordenada, de independencia radical, se apoderó de los espíritus.


La filosofía reivindicaba su independencia del dato revelado, y la teología se rebelaba contra el dato metafisico. Se había sembrado desavenencia entre la fe y la razón, y con ello, entre la vida política y el orden de la gracia.


En este contexto, la subordinación del entendimiento a la voluntad tiene una consecuencia: el deseo de independencia respecto de la autoridad del que sabe. Este anhelo de autonomía, que los nominalistas plantean de la filosofía respecto de la teología, se proyecta ahora sobre quien tiene la autoridad y la potestad para enseñar la verdad objetiva natural y sobrenatural, es decir, la Iglesia.

Esta proyección reviste dos formas: por un lado, se introduce el subjetivismo en la fe, y es el protestantismo. Por otro lado, se introduce el subjetivismo en la razón, y es la filosofía moderna. Ambas formas constituyen un potente principio secularizador, que romperá definitivamente la Cristiandad.

Es el momento en que la Hispanidad se rinde a la evidencia de los hechos: la Cristiandad ha medio caído con la caída de la síntesis católica, con la fractura de la Veterum sapientia, la antigua sabiduría clásica y cristiana. La Cristiandad ha medio caído con la caída del conocimiento objetivo.

Pero, aunque Occidente se había partido en dos nuevas mentalidades, protestantismo y humanismo renacentista, la Cristiandad sobrevivía, aún, de alguna forma, en Las Españas.

 

2. El virus nominalista a través de la Modernidad

El voluntarismo nominalista inyecta su escepticismo en la filosofía cartesiana, distorsiona el papel de la Causa Primera en Malebranche, desactiva el papel de las causas segundas en Lutero y su sola gratia; transmite su principio de autonomía a la moral kantiana, inocula el movimiento dialéctico en la filosofía de Hegel, introduce el distingo entre razón y pensar en la fenomenología de Husserl y de Heidegger, suscita la distinción entre individuo y persona en el personalismo de Maritain y el antropologismo de Rahner.

El virus terminista se difunde por la mente occidental y a partir de su doble vía, protestantismo y humanismo, teje una tela de araña de múltiples ramificaciones que llegan hasta hoy. Multitud de ismos se entrelazan y enmarañan. Es la nueva Torre de Babel subjetivista.


3. Babel humanista y protestante

Pico de la Mirandola (1463-1494) privilegia lo subjetivo frente a lo esencial con su concepto de dignidad humana. Exalta la posibilidad de autodeterminación del hombre, y la sustenta en la ausencia de límites definidos. Es uno de los primeros intentos explícitos de fundamentar la dignidad humana en lo que Danilo Castellano denomina, con cabal insistencia, libertad negativa:

«Tomó por consiguiente al hombre así construido, obra de naturaleza indefinida, y habiéndolo puesto en el centro del mundo, le habló de esta manera: Oh Adán, no te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni una prerrogativa peculiar con el fin de que poseas el lugar, el aspecto y la prerrogativa que conscientemente elijas y que de acuerdo con tu intención obtengas y conserves. La naturaleza definida de los otros seres está constreñida por las precisas leyes por mí prescritas. Tú, en cambio, no constreñido por estrechez alguna te la determinarás según el arbitrio a cuyo poder te he consignado».

Es la idea del ser humano como proyecto de la subjetividad.

 

—Una falsa Reforma subjetivista

Paralelamente, Lutero, con su libre examen, introduce el subjetivismo nominalista en el cristianismo.  La negación de lo común a todo hombre conduce a la exaltación indebida de lo individual. Esta exaltación de lo individual se traduce en la autosuficiencia de la subjetividad, que, proyectada sobre el orden temporal, deviene autarquía política. Es la pretendida autonomía de las realidades temporales: la sociedad como causa primera de sí misma.

Esta pretendida autonomía del orden temporal, que ha surgido como consecuencia del desarrollo del voluntarismo nominalista a través del doble movimiento del subjetivismo (humanismo y del protestantismo), será convertida en toda una cosmovisión: la del liberalismo.

 

4. Leviatán o el estado autodeterminado. Hobbes

Thomas Hobbes (1588-1679), autor del Leviatán, de 1651, es un nominalista de libro. Concibe la metafísica como un conjunto de palabras y sus verdades como meras relaciones de lenguaje: para él no existen relaciones reales entre los seres, solamente nominales. Para Hobbes, la ley natural no es más que un nombre, no existe lo universal en moral, no es posible el bien común objetivo. En definitiva, como explica el P. Ceferino González:

«Hobbes es nominalista, como lo son generalmente, y por necesidad lógica, los materialistas. Para el filósofo inglés, “la universalidad de un mismo nombre dado a muchas cosas, es la causa de que los hombres hayan creído que estas cosas son universales en sí mismas…; pero es evidente que nada hay universal más que los nombres"».

De esta noción de lo universal se desprende una concepción utilitarista de la moral y despótica del Estado, que tiene derecho a autodeterminarse sin ser juzgado:

«El soberano debe ser injusticiable, es decir, debe tener impunidad completa en todo cuanto emprende o hace. Es dueño, además, de establecer o señalar la religión que bien le parezca para sus súbditos, que están obligados a obedecerle en esto como en todo lo demás. El bien y el mal, la virtud y el vicio dependen también del soberano, cuyas leyes civiles contienen y determinan lo que sus súbditos deben tener por derecho y deber, por bueno o malo, por virtud o vicio.» «La ley civil y no la ley natural es la que enseña qué es lo que debe llamarse robo, asesinato, adulterio».


5. El ciudadano autodeterminado. Locke

John Locke (1632-1704), en sus Ensayos (o Cuestiones) sobre la ley de la naturaleza, intenta una reinterpretación voluntarista de la ley natural, que parece reafirmar años más tarde en La razonabilidad del cristianismo. La concepción de este autor es un híbrido entre humanismo y protestantismo. Desconfiando de la capacidad de la razón para conocer la ley natural, remite a la Sola Escritura protestante y su hermenéutica subjetivista.

La concepción de la ley natural de Locke está profundamente afectada por el concepto nominalista de potencia absoluta, que atribuye a Dios, entendido como una supersubjetividad positivista. Para Locke, el hombre se crea a sí mismo, se autodefine. La propiedad del hombre sobre su propia esencia, que puede modelar a voluntad, es constitutiva de derechos subjetivos.

En su idea del hombre autodeterminado anticipa el autonomismo ético de Kant. También el derechohumanismo personalista contemporáneo.

 

6. El hombre, ser supremo para el hombre moderno

—La idolatría del hombre, esencia del subjetivismo

El filósofo y viajero ilustrado Conde de Volney (1757-1820), en su panfleto Las ruinas de Palmira o Meditación sobre las revoluciones de los imperios, afirma que «el hombre es el ser supremo para el hombre». Es un principio que impresiona no sólo por su antropocentrismo, sino por su descarnada idolatría, ante la cual la tremenda advertencia bíblica resuena con todo su poder, atravesando milenios: «Así habla el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor!»

El marxismo se apropia de este lema y lo amplifica:

«Y para el hombre la raíz es el hombre mismo. La prueba evidente del radicalismo de la teoría alemana, o sea, de su energía práctica, es que parte de la decidida superación positiva de la religión. La crítica de la religión desemboca en la doctrina de que el hombre es el ser supremo para el hombre».

Con todas sus implicaciones, enriquecido por las aportaciones de Hegel (1770-1831), lo convierte en sustento ideológico de la fe en el hombre, o sea, de la idolatría revolucionaria moderna. La idolatría del subjetivismo.

 

7. La Modernidad ilustrada y revolucionaria

Como estamos viendo, que de las entrañas de la Era del Subjetivismo haya surgido el liberalismo, no se debe a un suceso repentino e inesperado, sino a un proceso de expansión del voluntarismo nominalista.

Cuando los revolucionarios desmontan el “antiguo régimen” occidental, éste ya no era la Cristiandad, sino el Occidente deconstruido por el protestantismo y el humanismo, y sus desarrollos subjetivistas subsiguientes. Las revoluciones operadas por el espíritu del subjetivismo, para imponerse en las leyes y en las instituciones, se han amparado en la autosuficiencia subjetivista —es decir, radicalmente antimetafísica—del orden temporal.

La Modernidad Liberal es el protestantismo y el humanismo amalgamados en política. El “antiguo régimen” era, ya, un orden político artificial, era, ya, un orden subjetivista, cuya potencia absoluta será explotada, primero, por las revoluciones. La Declaración de los derechos del hombre son la declaración de los principios revolucionarios, pero antes, de los principios del subjetivismo.

 

8. La Modernidad liberal

El pensamiento subjetivista moderno es racionalista y naturalista, y en su expresión social y política, es liberal. Por eso, León XIII en su Encíclica de 1888 Libertas praestantissimum, 12, relaciona claramente el anhelo de autodeterminación de la razón con el liberalismo:

«El naturalismo o racionalismo en la filosofía coincide con el liberalismo en la moral y en la política, pues los seguidores del liberalismo aplican a la moral y a la práctica de la vida los mismos principios que establecen los defensores del naturalismo. Ahora bien: el principio fundamental de todo el racionalismo es la soberanía de la razón humana, que, negando la obediencia debida a la divina y eterna razón y declarándose a sí misma independiente, se convierte en sumo principio, fuente exclusiva y juez único de la verdad. Esta es la pretensión de los referidos seguidores del liberalismo».

Pero no se queda ahí el Pontífice. A continuación, denuncia la mentalidad de otro tipo de liberales que pretenden reducir la moral a los principios de la razón, sin acudir al derecho natural y divino. Son esos liberales que «niegan que el hombre libre deba someterse a las leyes que Dios quiera imponerle por un camino distinto al de la razón natural».

El camino recorrido por el subjetivismo ha sido largo. De los nominalistas hasta el liberalismo de tercer grado. Permanecemos, entre tanto, en la Era del Subjetivismo. No sabemos, todavía, qué vendrá luego. Sólo sabemos que combatiendo el nominalismo, y sus derivaciones jurídicas, morales, filosóficas y teológicas, contribuimos al fin de esta era axiológica y antimetafísica, y preparamos la restauración del orden tradicional.


Solamente a la luz de la doctrina católica clásica, de la philosophia perennis, de la escucha de la Escritura que siente con la Iglesia, de la gran Tradición, y de la tradición local hispánica, podremos vislumbrar un horizonte más amplio y luminoso.

 

David González-Alonso Gracián

 

14 comentarios

  
Oscar de Caracas
Corríjame por favor si me equivoco pero veo en su crítica la ausencia del ser y la exaltación de la criatura en el subjetivismo.
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A.G.:
Sin duda el subjetivismo es exaltación indebida de las criaturas.
08/10/19 1:20 AM
  
Javidaba
Si para Hobbes, "es evidente que nada hay universal más que los nombres".
A mi entender (limitado a lo que da de sí mi mera "filosofía" pedestre del sentido común y alguna que otra lectura) esa frase parece nacida con "vocación de universalidad". Pretende hacerse un "universal; falso, pero con deseo de que sea tenido por "universal", ¿o no?.
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A.G.:
Quiere decir que en realidad los universales no existen, que sólo son palabras, voces vacías, términos.
08/10/19 1:13 PM
  
Néstor
Es evidente la contradicción en que incurren Hobbes y todos los negadores de lo universal, pues esas negaciones no pueden no ser universales. Y ellos no creen tampoco que esas negaciones sean puros nombres.

Saludos cordiales.
08/10/19 7:27 PM
  
Vicente
Si el hombre no obedece a Dios está perdido.
08/10/19 8:40 PM
  
Andrés
De todas maneras, a la hora de entender los universales, conviene no caer en un exceso abstracción.
En este sentido me parece de una gran sensatez la filosofía de E. levinas en su obra Totalidad e Infinito.
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A.G.:
Levinas confunde teorizar con abstraer, como hacen los personalistas y afines.
09/10/19 10:31 AM
  
Andrés
Levinas se enfrenta a la filosofía de Hegel y sobre todo a la de Heidegger porque establecen una ontología que anula la ética.
El "dasein" devela el ser, pero ese ser no tiene los atributos de Dios.
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A.G.:
Pero en ese enfrentamiento no supera la confusión entre lo teórico y lo teorético, y por ello cae en sus mismos errores.
10/10/19 9:15 PM
  
Andrés
He de confesar que no sé muy bien a qué se refiere.


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A.G.:
Heidegger, y por él la mentalidad personalista, establece una falsa dicotomía entre Dios y el ser. Y esto tiene consecuencias.

Confunde lo teórico (el discurso ideológico entendido como algo "abstracto") con lo teorético (la abstracción o conocimiento de las esencias y del orden del ser)
12/10/19 1:09 PM
  
Andrés
Precisamente Levinas crítica el carácter ideológico-subjetivista de la filosofía de Heidegger.
Para Levinas el ser de Heidegger es una realidad fatalista en la que se da la lógica de los señores y los esclavos, de ahí la simpatía de Heidegger por la ideología Nazi.
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A.G.:
No me convence que se exagere ese aspecto ideológico nietzscheniano, que no tiene tanta relevancia en este asunto. Lo importante es darse cuenta de que los presupuestos de los que parte Levinas, como el personalismo en general, son los mismos que critica. Es decir, la confusión de lo teorético con lo teórico.
12/10/19 2:56 PM
  
zero
Me parece que en el centro de todo este meollo se encuentra la libertad, no tanto la razón, o, si acaso, cómo razono o entiendo lo que es (o debería ser) la libertad; la del individuo, en primer lugar, y, seguidamente, la suma/resta con las demás libertades individuales (siendo, aparentemente, "la autoridad" la ordenanza y el límite de tales interacciones).
13/10/19 11:50 PM
  
penthos
Desde que descubrí su blog, centrado en el tema de la crítica al personalismo, he podido observar como enfocaba usted esta critica desde el punto de vista de la gracia, de la razon y la fe y del protestantismo. Desde entonces tuve tentaciones de mandarle un comentario haciéndole la sugerencia de porque no lo hace desde el punto de vista de la relacion yo-tu, que es el centro, quizás de este personalismo.
Me ha decidido esta vez hacerlo, al hilo del comentario de mas arriba de Andres, que nos propone a Levinas, precisamente un pensador típico del personalismo de la relación yo-tu, como un pensador que puede serle util y complementario a su critica. Pero Levinas es un personalista, que para empezar muy fuerte, yo le veo en la pendiente del Anticristo.
El personalismo en sentido propio empezó como usted sabrá al principio del siglo XX, con Buber, Ebner o el mismo Levinas. Es un pensamiento judío basado en el cabala y especialmente en el jasidismo. Este pensamiento es claramente panteista, parece muy místico pero de un misticismo inmanentista.
Consiste este pensamiento primero en romper con todo conocimiento natural de Dios, en el sentido que lo entendía un discípulo aventajado de este movimiento como Karl Barth, para quien la analogía del ser es una idolatría, para pasarse después a una relacion yo-tu con la divinidad, que es una perdida de respeto a la divinidad, haciendo de Dios una especie de confidente y amigote. Se pasan del extremo de un fideismo radical al otro extremo de una confianza excesiva en Dios en la que se pierde todo el respeto, convirtiendo a la amistad con Dios en algo irreverente, en algo totalmente falso. Dios no esta en ninguno de estos dos extremos, solo se le encuentra en un termino medio, que debe pasar por la analogía del ser.
Como usted sabrá este pensamiento ha tenido una influencia fundamental en todo el movimiento modernista y en la llamada “nueva teologia”. El teologo Ratzinger, un personalista 100% no es nada ajeno a esta tendencia y sin prejuzgar su buena fe y de hombre fiel al Magisterio de la Iglesia, como teologo deja mucho que desear.
Su teologia discurre entre el fideismo y el averroísmo (que supongo que el no aceptaria) en el sentido de la existencia de una doble verdad, la fe por un lado (y esto lo salva de la herejia) y la razon por otro, una razon muy equivoca repleta de nominalismo, escotismo y experiencialismo.
Esto es un tema de gran trascendencia porque, a mi juicio, tiene mucho que ver con su renuncia como Papa, pues esa renuncia fue provocada por la gran debilidad de esa teologia. Pero en esto no me voy a extender aquí. Nada más, muchas gracias al que haya tenido la paciencia de leerme y que Dios le bendiga.
14-10-2019


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A.G.:
Estoy muy de acuerdo con ud. en su juicio negativo del dialoguismo personalista dominante Es cierto que da pie a un trato de excesiva familiaridad con Dios, fruto de un pensamiento antropocéntrico.
14/10/19 4:18 PM
  
Andrés
Pues siguiendo la línea de razonamiento de Penthos (Dios como confidente y amigote) Santa Teresa de Jesús sería el colmo de lo irrespetuoso:
"Señor, no me extraña que tengas tan pocos amigos si así tratas a los que tienes".
" Orar es tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama"



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A.G.:
El estado de gracia es el estado de amistad con Dios.
16/10/19 10:16 AM
  
penthos
Tengo una respuesta para Andres antes de conocer su planteamiento, que tenia ya escrita y reservada para el siguiente post si David me lo permite (porque este lleva muchos dias y sospecho que David está a punto de pasar al siguiente). Es como un complemento al escrito mio de arriba. Una de sus ideas basicas es que Dios contra mas trascendente es más inmanente. Este es uno de los mayores misterios de Dios. Para los tomistas la verdadera y mas elevada mistica no solo es compatible, sino su mejor complemento. Fíjese en el caso de Santa Teresa y Domingo Bañez, el uno para el otro, con direccion espiritual incluida. El tomismo mas estricto es perfectamente compatible con la infancia espiritual de Santa Teresita. Muchos de los mas grandes divulgadores de esta gran santa fueron dominicos como por ejemplo Arintero o Philipon.
Un cordial saludo para especialmente para Andres.
16/10/19 6:24 PM
  
Andrés
Me parece muy interesante lo que usted dice, lo comparto totalmente. El tomismo es complementario con la mística.
Un saludo cordial Penthos.
16/10/19 7:20 PM
  
Jordi
A.G.:
Estoy muy de acuerdo con ud. en su juicio negativo del dialoguismo personalista dominante Es cierto que da pie a un trato de excesiva familiaridad con Dios, fruto de un pensamiento antropocéntrico.

Lo tratan de "hey, tío, tronco, que passssaaa'.

Bueno, nos juzgará y no valdrá ni tronco ni tío alguno.

El estado de gracia es el estado de amistad con Dios... quien ama a Dios, desde luego que no viola ni el menor de los mandamientos...
19/10/19 1:12 PM

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