(287) La salvación o la condenación afectan a cada persona concreta
1022 Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de una purificación (cf. Concilio de Lyon II: DS 856; Concilio de Florencia: DS 1304; Concilio de Trento: DS 1820), bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del cielo (cf. Concilio de Lyon II: DS 857; Juan XXII: DS 991; Benedicto XII: DS 1000-1001; Concilio de Florencia: DS 1305), bien para condenarse inmediatamente para siempre (cf. Concilio de Lyon II: DS 858; Benedicto XII: DS 1002; Concilio de Florencia: DS 1306).
1.-En la Iglesia hay miembros vivos, y hay miembros muertos que son un cáncer en ella.
2.- Los miembros vivos son los justos, los miembros muertos son los pecadores.
3.- En la hora de la muerte, si un miembro de la Iglesia está vivo, o sea en estado de gracia, se salva. Si está en estado de pecado, o sea muerto sobrenaturalmente, se condena.
4.- No hay salvaciones colectivas ni condenaciones colectivas, no hay salvaciones en comunidad ni condenaciones en comunidad al margen del estado de gracia o de pecado de CADA persona concreta. Es cada hombre quien se salva o se condena.
5.- La tesis de algunos humanismos populistas, por la cual no se salva cada hombre ni se condena cada hombre, sino la comunidad en general, es una idea dañina. Cada persona concreta es responsable de sus acciones ante Dios. La responsabilidad de cada hombre ante Dios no queda disuelta en el todo comunitario.
6.- Desde hace tiempo, algunos personalismos comunitaristas, rechazando el concepto de alma, promueven una vaga dimensión espiritual en que el estado de gracia o el estado de pecado quedan disueltos en un todo comunitario. Esta tesis es causa de numerosos errores, y supone una deformación de la soteriología cristiana.
15 comentarios
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¿Esto significa que la campaña de "Apostasía Colectiva" que se está organizando en mi país, sería buena para la Iglesia puesto que la libraría de un cáncer?
Porque los bautizados que la piden son miembros muertos insepultos, sin ninguna duda.
No todos cometen pecados mortales y de los que los cometen, no todos no se arrepienten y se confiesan. Estos últimos, que viven en pecado mortal sin arrepentimiento son el verdadero cáncer.
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A.G.:
Los justos siguen siendo justos aunque cometan pecados veniales. No se les debe llamar pecadores salvo que dejen de ser justos por el pecado mortal y no recuperen el estado de justicia.
Como bien dices, los que se obstinan en estado de pecado habitual son el cáncer de la Iglesia.
Carta del Papa al Pueblo de Dios
"Siempre es bueno recordar que el Señor, «en la historia de la salvación, ha salvado a un pueblo. No existe identidad plena sin pertenencia a un pueblo. Nadie se salva solo, como individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana".
Pero también en:
1) Entrevista al Papa Francisco por Antonio Spadaro, s.j. en Santa Marta (lunes 19 de agosto 2013):
«La pertenencia a un pueblo tiene un fuerte valor teológico: Dios, en la historia de la salvación, ha salvado a un pueblo. No existe identidad plena sin pertenencia a un pueblo. Nadie se salva solo, como individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana. Dios entra en esta dinámica popular».
2) Evangelii Gaudium, Exhortación apostólica de S.S. Francisco (24 de noviembre 2013)
113. Esta salvación, que realiza Dios y anuncia gozosamente la Iglesia, es para todos, y Dios ha gestado un camino para unirse a cada uno de los seres humanos de todos los tiempos. Ha elegido convocarlos como pueblo y no como seres aislados. Nadie se salva solo, esto es, ni como individuo aislado ni por sus propias fuerzas.
3) Exhortación apostólica Gaudete et Exsultate
6. ... porque «fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo, que le confesara en verdad y le sirviera santamente. El Señor, en la historia de la salvación, ha salvado a un pueblo. No existe identidad plena sin pertenencia a un pueblo. Por eso nadie se salva solo, como individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana: Dios quiso entrar en una dinámica popular, en la dinámica de un pueblo.
Está muy definida la individualidad y no se difumina en el conjunto o no tendría sentido el santoral.
Es una de las formas que él utiliza para diluir la responsabilidad de nuestras acciones. Muchas gracias por la advertencia. Bendiciones.
"A este respecto, de Lubac ha podido demostrar, basándose en la teología de los Padres en toda su amplitud, que la salvación ha sido considerada siempre como una realidad comunitaria...." (Benedicto XVI, SS 14).
“Confesar que el Hijo de Dios asumió nuestra carne humana significa que cada persona humana ha sido elevada al corazón mismo de Dios. Confesar que Jesús dio su sangre por nosotros nos impide conservar alguna duda acerca del amor sin límites que ennoblece a todo ser humano. Su redención tiene un sentido social porque «Dios, en Cristo, no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres»” (Francisco, EG 178).
Tomemos uno de los textos que citas:
2) Evangelii Gaudium, Exhortación apostólica de S.S. Francisco (24 de noviembre 2013)
"113. Esta salvación, que realiza Dios y anuncia gozosamente la Iglesia, es para todos, y Dios ha gestado un camino para unirse a cada uno de los seres humanos de todos los tiempos. Ha elegido convocarlos como pueblo y no como seres aislados. Nadie se salva solo, esto es, ni como individuo aislado ni por sus propias fuerzas".
Efectivamente, uno puede ser juzgado por su misericordia hacia los demás y siempre se salva por la Gracia de Dios. Pero hay aquí un interrogante: ¿qué pasa con el justo solitario? No es la primera vez que Dios encuentra a un justo entre malvados, malvados que pueden, como él, pertenecer al Pueblo de Israel, en la Biblia encontramos muchos de estos solitarios como Noé o Lot y, según la Biblia fueron apartados de los demás y salvados ellos y sus familias, mientras que el resto de la comunidad se perdió.
Los pecados contra Dios: no guardar las fiestas, tomar su Nombre en vano, no practicar los sacramentos, etc...nunca son colectivos y, a veces, no veo claro si estos textos colectivistas están contaminados o no con ideas venidas de fuera, como el igualitarismo. Yo no puedo asistir a misa por otro, comulgar por otro, bendecir el Nombre de Dios por otro, rezar por otro, asumir el culto por otro. A veces me parece que nos saltamos el Primer Mandamiento de Jesús: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente". Está claro que este mandamiento tiene que cumplirlo cada uno de nosotros, no como pueblo, sino como persona individual, y nos vamos al segundo: "y al prójimo como a ti mismo" mezclándonos de manera que el que da y el que recibe, el justo y el pecador se hacen uno de una forma bastante confusa.
Horacio Castro insiste en lo mismo, en tomar textos de aquí y de allá para negar la individualidad de cada cristiano. Cuando rezamos el rosario, por ejemplo (yo lo rezo siguiendo un CD porque estoy sola) el que dirige el rezo te implica: "Señor, que yo me sienta unida a ti en esa hora de dolor y te siga con mi cruz", raras veces habla en plural. El plural es necesario y peligroso a la vez: es necesario porque pertenecemos a una comunidad, es peligroso porque la responsabilidad de cada uno se diluye en ella. Tenemos que aprender a utilizar ambas cosas y a darle a cada una su sentido como siempre se ha hecho.
Este párrafo sacado de contexto:
"A este respecto, de Lubac ha podido demostrar, basándose en la teología de los Padres en toda su amplitud, que la salvación ha sido considerada siempre como una realidad comunitaria...." (Benedicto XVI, SS 14). sugiere claramente que Benedicto XVI no cree en el Juicio de Dios a cada uno de nosotros, sino en una especie de juicio colectivo, y eso no es verdad.
Completamente de acuerdo. Si bien mis padres han sido buenas personas, no por eso dejo de rezar por ellos, para que si aún no están en la presencia de Dios, puedan gozar muy pronto de Su visión. Y pido por ellos y por todas las almas del purgatorio.
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