(282) El colapso del humanismo
1.- Con el humanismo contemporáneo la doctrina del pecado original adopta un perfil bajo, como la gracia, reducida a colaboradora del hombre. Porque, supuestamente, Dios respeta nuestra libertad, tanto, que es mero espectador. ¿No parece, acaso, que para los personalistas, la voluntad es causa primera y única, y no segunda?
El P. Castellani relaciona con mucho tino pelagianismo y humanismo postmodernista:
«El pelagianismo negaba de un modo u otro la gracia; y es importante por ser el padre del naturalismo o modernismo actual. Pelagio, que era un espléndido inglés residente en Roma, una especie de Maritain de aquel tiempo (siglo IV), enseñó primero que la gracia de Dios, de que tanto habla San Pablo, era simplemente la naturaleza que Dios dio al hombre; y más tarde añadió que sí había una ayuda de Dios, pero no era necesaria sino solamente facilitante, “adjuvante”, ayuda; no para poder salvarnos sino para poderlo más fácil. Negando la gracia, negaba el pecado original y, lógicamente, también la Redención de Cristo, que se volvía superflua; aunque él nunca lo dijo así. Los errores de Pelagio reaparecen en Maritain.
»Fray Alberto García Vieyra, escribe al respecto: “El Humanismo Cristiano, que tiene sus orígenes en el humanismo integral de Jacques Maritain, (muestra) aversión a lo sobrenatural: no tolera más que una fe subjetivista, en el fuero interno, y tiene una concepción naturalista de las instituciones sociales y políticas. Tal concepción humanista o pluralista ha paralizado y corrompido todas las fuerzas reales del apostolado católico, llevándole a la pendiente de las concesiones, de la tolerancia, de los silencios cómplices”».
A continuación, el P. Castellani enumera las notas distintivas de este humanismo colapsado, muy a propósito del personalismo posconciliar:
«Las notas distintivas de este humanismo son las siguientes: 1) Silencio frente al error y frente a la herejía. 2) Complejo anticlerical. 3) Actúa en política, pero todo su interés está en prescindir de la fe, y reducirse al plano de lo temporal. 4) Personalismo. Persona humana por activa y por pasiva: es la suprema razón de ser de todas las cosas; el Reino de Jesucristo en el mundo, con sus legítimas exigencias para el hombre, queda como una verdad poco menos que archivada, o por lo menos impracticable. El Humanismo incurre así en Pelagianismo, o por lo menos, no toma en cuenta la necesidad de la gracia para sanar la naturaleza humana y superar sus problemas. La persona humana se considera únicamente como sujeto de derecho y libertades absolutas, callando las exigencias de la fe y del orden sobrenatural. El Naturalismo actual es Pelagianismo radical y es la gran herejía moderna» (Leonardo CASTELLANI, Domingueras prédicas II, Mendoza, Jauja, 1998, págs. 156-157).
2.- Paréceme a mí que todo esto, especialmente en su versión político-social, no es más que liberalismo. Se le puede llamar naturalismo, racionalismo (a menudo irracionalista), pelagianismo, humanismo, y sobre todo personalismo. Pero es necesario conservar el término: liberalismo, sí, el que condena León XIII.
Especialmente oportunas son las palabras del P. José María Iraburu, recordándonos la importancia de conservar el calificativo respecto al liberalismo y sus derivados:
«En mi opinión, el término de liberalismo, consagrado por el Magisterio apostólico, debe mantenerse –y se mantiene (38)–, porque es más exacto que otros equivalentes. El naturalismo es palabra sin sentido en los sistemas modernos que niegan un orden natural. Hablar de política racionalista es inadecuado, cuando quienes la propugnan niegan a la razón el poder de llegar a conocimientos objetivos de la verdad. Y el laicismo es término muy equívoco, pues laicos son precisamente los católicos.»
Y a continuación, en un pasaje luminoso:
«El liberalismo fundamenta la autoridad de los gobernantes exclusivamente en el hombre, en su libertad –la soberanía popular, la mayoría de los votos, el partido único o el gran jefe popular o dinástico–. Las leyes, igualmente, se apoyan sólo en el hombre–"seréis como dioses, conocedores [determinadores] del bien y del mal” (Gén 3–), en una mayoría de votos, en un partido carismático, en lo que sea, pero siempre en un positivismo jurídico absoluto, en un relativismo cambiante que rechaza la soberanía de Dios y a veces su misma existencia, y que no mantiene sujeción alguna a los presuntos valores morales de un orden natural objetivo.» (José María IRABURU, (97) Católicos y política –III. principios doctrinales. 1)
Danilo Castellano, en este sentido, insiste en la raíz liberal del humanismo naturalista de los personalismos. Lo sintetiza así José Miguel Gambra:
«el personalismo viene a identificarse con el subjetivismo individualista moderno, que sirve de base a la concepción política y jurídica del liberalismo. Estas observaciones, que evidencian las diferencias de la antropología clásica y de la personalista, permiten avizorar la gran distancia que entre ellas existe en lo que se refiere a la concepción de la sociedad.»
«El personalismo, en efecto, no es sólo una forma de individualismo y un retorno a las doctrinas liberales condenadas por la Iglesia hasta mediados del siglo XX, sino que los caracteres que arriba se han visto hacen de él la versión más radical, la culminación, el no va más, en la dirección mercada por la modernidad débil: «El personalismo contemporáneo es una forma de liberalismo radical o si se prefiere la confirmación y el reforzamiento del individualismo moderno» (79); porque «propone asegurar a la persona la realización de sus deseos y de sus proyectos, de todos sus deseos y de todos sus proyectos, por medio del Estado»; y porque lo que los juristas llaman principio personalista «representa la evolución máxima del principio liberal-democrático en el sentido de que no es posible ir más allá sin vaciar de contenido la propia experiencia jurídica moderna» (José Miguel GAMBRA, La crítica del personalismo en Danilo Castellano, Verbo, núm. 537-538 (2015), 751-773.)
Todo parece indicar que el humanismo personalista, en general, ha colapsado. Muy especialmente en su versión sociopolítica. Y es que cuando el pensamiento católico gira en torno de los derechos (o mejor dicho pretensiones) de la subjetividad, y no en torno a la soberanía objetiva de Dios, se vuelve tan obtuso que la ley moral le parece un obstáculo, y la misericordia un cheque en blanco.
David Glez Alonso Gracián
7 comentarios
El guantazo del sacerdote argentino al filósofo francés retumba a lo largo de los años con fuerza estruendosa...
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A.G.:
Sí, jeje. Menudo era Castellani...
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A.G.:
Maritain tiene varias etapas. La etapa nociva es la del Humanismo integral, y esa nueva cristiandad laica naturalista que inventó. Tiene errores muy sutiles y tóxicos, entre otros, una indebida separación entre individuo y persona, una deficiente visión de la tradición, un malentendimiento de la unidad católica en el terreno sociopolítico, etc. En breve publicaré post sobre él. Respecto a su tomismo, es un tomismo desvirtuado, un híbrido.
"Tiene errores muy sutiles y tóxicos, entre otros, una indebida separación entre individuo y persona..."
Me interesará conocer los errores sutiles más relevantes. Hoy todo es subrepticio y con subterfugios...
Estoy intrigado con eso de separar persona e individuo, suena raro...
Me gustará saber más de este invento del Humanismo integral y la nueva cristiandad laica naturalista... La verdad es de que uno ya se pierde en medio de esta selva de nombres y nombres ideológicos...
Por último, desearía si puede investigar el por qué de toda esa transformación ideológica de Maritain, que parece ir de un catolicismo ortodoxo a un catolicismo heterodoxo.
En mi generación, durante los años 60 y 80, fue muy, muy, muy famoso, parecía casi un ídolo o quién sabe qué vaca sagrada, pero yo siempre le encontré algo extraño, fue como un rechazo instintivo, pero que nunca supe definir...
Bueno, bueno... cualquier similitud con la postura de cierta altísima jerarquía es... ¿mera coincidencia?. Ese humanismo personalista "ha colapsado" pero no lo quieren admitir; parece que es más fácil menospreciar y menoscabar a Dios y sus leyes que reconocer errores propios. El orgullo y la soberbia intelectual de esos necios es enorme, pero todo se debe a que el CV II, y su espíritu, no han sido aplicados aún, dicen, y hay que ir a fondo con eso. Se chocan una y otra vez contra las piedras que hablan y hablan pero no ceden. La mentalidad evolucionista progresista imperante los ha obnubilado. Son como esos psicopedagogos progresistas que insisten con sus métodos educativos que vienen fallando desde hace décadas y cuya causa le imputan a los gobiernos que no los han aplicado totalmente, a los docentes que no se han preparado adecuadamente, a los padres y docentes retrógrados que se oponen, etc, etc. Hay que insistir, hasta que no quede nada, porque la causa de los males está en los otros. Hace unos días leí que un descerebrado dijo que la apostasía reinante se debe a la Humanae Vitae, es increíble.
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A.G.:
El diagnóstico del P. Castellani, dese luego, parece muy actual. Refleja bien la confusión conceptual reinante. El pedido de aplicación del "espíritu del Concilio" es una inconsciencia, porque ese "espíritu" va más allá de los textos conciliares, que tienen defectos y equivocidades, no lo vamos a negar, pero que no se identifica con ese espíritu progresista que oponen a textos luminosos como Humanae vitae y Veritatis splendor; ahora msmo, los dos documentos magisteriales más contestados por la heterodoxia.
Gracias
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A.G.:
En mi opinión en los textos del Concilio Vaticano II en general se enseña la doctrina tradicional. Es verdad que en muchos de sus pasajes, que suman un buen número de páginas, hay expresiones confusas, defectuosas y equívocas, y estas pueden ser interpretadas rupturistamente. Pero esto no anula que, en general, en conjunto, la doctrina es la tradicional católica, aunque en ocasiones deficientemente expresada y con omisiones importantes. En otros pasajes, sin embarhgo, es bienb expresada, con un lenguaje clásico y bello. Entre tantas páginas hay de todo. Asimismo, puede haber sobreoptimismo pastoral.
El problema en mi opinión no es el concilio sino la enorme confusión teológica que le precedió, que ya Pío XII intentó corregir con su extraordinaria Humani generis, y que tras el concilio, aprovechándose además de esos defectos de los textos conciliares, se hizo fuerte y se difundió. Asimismo, la adopción del personalismo filosófico y teológico por parte de instituciones y docentes, de forma acrítica, y en un contexto de mala formación doctrinal en general, produjo la crisis en que nos encontramos, y que ahora se ha explicitado con Amoris laetitia.
Maestro, hay unos intentos por salvar el nombre Liberalismo, apelando a unos “trasnochados argumentos” donde se confunde (se mezcla) iusnaturalismo, antimonarquía absoluta, tomismo y demás, todo eso se licúa y sale “un licuado” que es presentado como el Verdadero Liberalismo.
Mas a la luz de las citas del magistral post del Padre JMI, queda clarísimo cuales son los significados de la palabra Liberal y la importancia de identificar el Liberalismo con esos significados.
Ahora bien, aún, en el “supuesto negado” de que Liberalismo NO SEA lo que el magisterio de la Iglesia, los Papas, el diccionario, el padre Iraburu y todas las definiciones que se encuentran en Google DICEN Y DEFINEN QUÉ ES LIBERALISMO TEÓRICO Y PRÁCTICO........, sino que en el supuesto negado que Liberalismo SEA ese licuado que mezcla todo:
NO SOPORTA ANÁLISIS SERIO, LA DEFENSA DEL LIBERALISMO ACTUAL EN BASE A UNA DEFINICIÓN FORZADA QUE NO COINCIDE CON NINGUNA DEFINICIÓN LITERAL NI APLICACIÓN PRÁCTICA DE LIBERALISMO EN EL MUNDO.
Pero bueno, es la muestra de lo dañina de la Ideología Liberal, que aún creyendose que es otra cosa y se le vista de seda, en CONTUMACIA liberal cerebral se queda.
(La Wiki dice de Maritain "católico francés, principal exponente del humanismo cristiano". Nótese pues, que de Meinvielle no dice que sea católico...)
No habían pasado demasiados años de su conversión cuando Maritain mostró la hilacha manifestando su simpatía por la República Española, lo cual le valió perder de inmediato la amistad que lo unía al P. Garrigou Lagrange. El P. Meinvielle, quien matenía estrecha relación con Garrigou Lagrange y que había editado el opúsculo "Que saldrá de la España que sangra", tomó debida nota, le siguió los pasos al ex-protestante, y terminó escribiendo "De Lammennais a Maritain", una enjundiosa obra en la que denunció la infiltración liberal en la Iglesia.
www.juliomeinvielle.org
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