(256) Nietzsche, Teilhard de Chardin y el nuevo paradigma
1.- Del racionalismo moderno al irracionalismo posmoderno
Digámoslo claro. Aunque la mentalidad católica de hoy sea mayormente humanista, el humanismo sin embargo no está de moda en el mundo, está en crisis.
Está en crisis porque el Estado Mundial, que es el que establece los paradigmas, no es humanista, sino superhumanista: ha estirado el humanismo hasta el límite, y lo ha blindado con el ethos de la libertad negativa, expresada en el absolutismo de los derechos subjetivos.
Está en crisis porque lo que hoy prevalece no es la centralidad del hombre, sino la centralidad de los derechos subjetivos del hombre.
—Pertenece al nuevo paradigma global una concepción terrenalista de la existencia. No digo terrenal, sino terrenalista, para indicar que, en la nueva mentalidad global, la libertad es referida no al ser, sino a la tierra, al planeta, a la proyección planetaria de la subjetividad. De lo terrenal como ámbito de existencia se ha pasado a lo terrenal como sentido de la existencia. Tal y como auguró Nietzsche.
El profeta de este nuevo paradigma, por tanto, no podía ser otro que Friedrich Nietzsche (1844- 1900). El filósofo alemán, en su obra culmen, Así hablo Zaratrusta, sintetiza la instauración de lo que hemos llamado principio de autodeterminación o libertad negativa como existencia propia del superhombre en la tierra. El añadido “en la tierra” es necesario a Nietzsche para resaltar la inmanencia de su proyecto, —su irreligiosidad, por así decir— y complementar el diseño de su ultrahombre con un nuevo orden sustitutivo del orden creado: el sentido de la tierra, o sea, el sentido de la existencia, entendido como la propia autodeterminación inmanente de la voluntad.
Por eso, no nos engañemos. La posmodernidad, más que irracional, es irracionalista. Más que humanista, es sobrehumanista. Más que terrenal, es terrenalista.
Como digo, todo lo resume Nietzsche en un célebre y horripilante pasaje del Zaratustra:
«¡Os enseño al superhombre!
El superhombre es el sentido de la tierra. Que vuestra voluntad diga: ¡El superhombre debe ser el sentido de la tierra! ¡Os insto, hermanos, a que permanezcáis fieles a la tierra y no creáis a los que os hablan de esperanzas supraterrenales! Son envenenadores, ya sea conscientes o inconscientes.
Desprecian la vida; llevan dentro de sí el germen de la muerte y están ellos mismos envenenados. La tierra está cansada de ellos; ¡muéranse, pues, de una vez!
Tiempos hubo en que pecar contra Dios era el pecado más grave; pero Dios murió y con él murieron todos esos pecadores. Ahora lo más grave es pecar contra la tierra y poner las entrañas de lo inescrutable por encima de la tierra»
2.- Del pecado contra Dios al pecado contra la Tierra
La mención de la tierra no es fortuita en Nietzsche. Es significativo, en el paso del humanismo al ultrahumanismo, la inmanentización radical del sentido del pecado. Sustituido el orden natural por el sentido de la tierra, la referencia ha de cambiar necesariamente. Si se elimina a Dios, fin último del hombre, otra cosa debe ocupar su lugar; por mala lógica, debe ser el nuevo ídolo: la propia existencia, personificada en lo cósmico, en la evolución planetaria y global.
Es fácil deducir que los pecados ecológicos serán, para el ultrahumanismo, los pecados más graves, porque atentan contra su nuevo fin último. Pues bien, este paradigma superhumanista anunciado por Nietzsche es el paradigma posmoderno del Estado Mundial. Y ha sido anunciado subrepticiamente, bajo apariencia de religiosidad católica, por un teólogo personalista: Teihard de Chardin (1881- 1955), profeta del ultrahombre cósmico.
3.- El posmodernismo católico
Teilhard de Chardin es un Nietzsche pero en el ámbito católico heterodoxo. No sólo comparte su anuncio de una superhumanidad, sino que lo sitúa en el mismo contexto de evolución inmanente y autodeterminación terrenalista. Como él mismo escribe:
«Zoológica y psicológicamente hablando, el hombre, fijado por fin en la integridad cósmica de su trayectoria, no está todavía más que en un estado embrionario, más allá del cual se perfila ya una amplia franja de lo Ultra-humano» (El corazón de la materia, 1950)
Como decimos, además de vocero de la ultrahumanidad, lo es de una globalización cósmica, de un nuevo orden terrenal de la materia que ha de acompañar al ultrahombre, que representa con retórica cientificista:
“El Hombre, al mismo tiempo que un individuo centrado por relación consigo mismo (es decir, una “persona”), ¿no representa un elemento, por relación a una nueva y más alta síntesis? Conocemos los átomos, sumas de núcleos y de electrones; las moléculas, sumas de átomos; las células, sumas de moléculas… ¿No habrá, entre nosotros, una Humanidad en formación, suma de personas organizadas?… ¿Y no es ésta, por lo demás, la única manera lógica de prolongar por recurrencia (en la dirección de mayor complejidad centrada y de mayor conciencia), el curso de la moleculización universal?” (La vision del pasado, 1949)
Nietzsche y su proyecto, que no es suyo talmente porque es el mismo proyecto de la modernidad llevado hasta su límite, o sea la posmodernidad; Nietzsche, digo, ha encontrado eco en la mentalidad católica gracias a Teilhard de Chardin. La mentalidad de muchos católicos, a los que se les ha presentado este autor como genial y original teólogo, ha sido, pues, herida de posmodernidad.
A las voces que anuncian temerariamente un nuevo paradigma eclesial, hay que advertirles que están jugando con fuego; hacerles ver la peligrosidad del abandono de la virtud de la clasicidad (que consiste en no apartarse nunca de la regla de lo tradicional). Mostrarles que los elementos que pretenden incorporar a la mentalidad católica son elementos del mundo posmoderno profetizado por Nietzsche y “catolizado” por Teilhard; un mundo que en lugar de asimilar hay que evangelizar.
4.- Modernismo y posmodernismo
La crisis modernista fue debida a la incorporación de elementos esenciales de la modernidad a la mentalidad católica. De igual manera, el posmodernismo es la incorporación de elementos esenciales de la posmodernidad a la mentalidad eclesial.
Pero, ¿qué elementos? Pues precisamente los presentados por Nietzsche y Teilhard como distintivos de la nueva ultrahumanidad: la centralidad evolutiva de la tierra y el anuncio de un nueva dignidad humana, y por tanto de un nuevo sentido de lo que atenta contra ella, es decir del pecado. Pecado que, bajo esta perspectiva, deja de referirse a la ley divina, para re-orientarse hacia la terrenalidad, hacia lo histórico, hacia la propia situación o momento o fase existencial.
El nuevo paradigma es el paradigma de la libertad negativa, esencia de la modernidad, pero llevado hasta su límite. Gran temeridad es hablar de un nuevo paradigma en un nuevo orden mundial. Porque no puede ser nuevo, porque no puede ser sino el que hay, el que está, el que pretende imponerse, el que confiere potencia a las olas del Maelstrom, el que configura el mundo caído actual y sus estructuras de pecado.
Gran temeridad es pretender incorporar, de alguna manera, los elementos constitutivos de un mundo que, en lugar de ser asimilado, debe ser salvado.
David Glez Alonso Gracián
15 comentarios
No, no. Definitivamente son esos "News Paradigms" los que me provocan fatiga (en su acepción gaditana).
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A.G.:
Y a mí también Pedro. Porque es que la posmodernidad da fatiga.
Al final hay que terminar hablando así de claro. Simplemente.
Nietzsche, que puede resultar de agradable lectura con su poesía casi heroíca, a mi siempre me ha hecho gracia, quiero decir, lo he encontrado siempre excesivamente literario ¿Qué es el superhombre? Es un puro mito literario.
Lo de Teihard de Chardin ya alcanza otro nivel de gravedad, cuando es obvio que de forma mas o menos escondida, lo que hace es negar el pecado, la gracia y la redención, el reinado de Cristo y la llegada del Salvador como la cumbre de los tiempos.
Efectivamente por no tener o haber perdido la fe, tambien la han perdido en el hombre ayudado por la gracia. No son terrenales sino terrenalistas, no son humanos ni humanistas sino transhumanistas. Creo que pocas veces ha expresado tan bien el Maelstron en el que estamos, Don Alonso.
No se si a Teihard de Chardin, a Nietzsche habría que darlo por perdido, alguien le planteo en serio debate ¿No se ha dado usted cuenta que para Dios el mas humilde es el mas digno de ser ensalzado?¿Qué poder mágico creen ustedes que adquieren sus superhombres y sus hombres cósmicos al lado del poder absoluto del Altísimo?
Nunca mejor dicho entonces "un mundo que en lugar de asimilar hay que evangelizar". Habrá que repetirlo hasta el aburrimiento.
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A.G.:
Gracias Cos.
Esta frase del artículo que cita la escribí después de pensar mucho cómo calificar lo que está sucediendo, y creo que resume la esencia del problema, y de la crisis.
Yo he leído mucho a Nietzsche, no sólo en la carrera, cuando estudié filosofía, sino después, y ahora, que estoy investigando las razones de la secularización, del nihilismo, es decir, de la descatolización de Europa.
Teilhard es un epígono del nihilismo, revestido de vago gnosticismo catolicista. Ha hecho un daño pavoroso.
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La reciente encíclica ecologista, ¿tendrá algo que ver con esto?
La indudable influencia (negativísima por cierto) de De Chardin en los altos niveles eclesiásticos, unida a la relación De Chardin -Nietzche que me parece innegable, daría para pensar que sí.
Creo pertinente recordar la curiosa y didáctica coincidencia que se dio cuando comparecieron, en audiencias sucesivas, dos jesuitas ante su Prepósito en Roma, allá por los '40: De Chardin y el fidelísimo P. Leonardo Castellani. El primero salió exculpado y el segundo fue a prisión.
Ya para entonces, los motores de la actual crisis de la Iglesia se habían puesto en marcha.
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A.G.:
Coincido Ricardo con que la relación conceptual entre Chardin y Nietzsche es evidente. Coincido por supuesto en la gravedad de los males que ha producido el prestigio y la influencia de Chardin. Y coincido en el aprecio a Castellani.
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A.G.:
Y todo aquello que nuestro Redentor quiere que creamos para que los frutos de su Pasión nos sean aplicados. Todo aquello que por su Iglesia nos enseña.
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A.G.:
Gracis Silvia. El agnóstico considera que no puede conocer a Dios.El ateo no quiere conocerlo.
Gracias una vez más por sus ilustrativos post.
Nunca me gustó el controvertido jesuita Teilhar de Chardin, pués a pesar de sus controversias, en la actualidad es citado con efusión en algunas esferas católicas.
Que el Señor le bendiga.
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A.G.:
Gracias Miguel. Sí que es citado Teilhard, sí que es prestigioso, y con sus citas y su prestigio Nietzsche es rehabilitado. Hay, pues, motivos para estar en crisis. Motivos que se llaman nihilismo.
Por ejemplo lo podemos ver en el arte de muchas iglesias. Los fieles asisten pues a un arte incomprensible que necesitan de un manual para entenderse. No diré por piedad cuáles iglesias.
El resto fiel, purificiado por la persecucion y el martirio, sera la semilla de una nueva Cristiandad.
es asi comonusted dice, cuando se vive en un ultrahumanismo, libertad negativa, en el trono de la conciencia subjetiva: al final no hay gozo, no hay alegria sino desolacion y solo desconsuelo, confucion perdido en un horisonte intrascendente, que termina en el polvo. Nosotros estamos en la tierra pero mirando al cielo.. "adoraremos y volveremos”. Génesis 22:5 «Quedaos aquí con el asno. Yo y el muchacho iremos hasta allí, haremos adoración y volveremos donde vosotros.»
esta seguridad no la da new agw, new paradims, teologias de liberacion...no qie va esta alegria la da Solamente el Resucitado. ciertamente no gozamos de una vision beatifica pero aspiramos paraticipar de la Misa estar nos solo con los que estan en la tierra sino con toda la Iglesia triunfante.. con cielo abierto.. una mirada contraria se estaria perdiendo el tiempo y nos tocaria quedarnos cuidando los asnos.
Algunos se niegan a ver las evidencias, todavía, de que no hubieramos llegado hasta aquí, si /EDIT/
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A.G.:
Oscar, este post marca como límite Teilhard de Chardin. Prefiero no se vaya más allá de este autor, en el presente artículo. No se empieza una casa por el tejado.
Quiere decir meridiana
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A.G.:
Corregido muchas gracias.
Mi antigua diócesis es hoy un vivero de la teología de la liberación, desde el obispo a todo abajo. No sé si se encuentra allá un sólo sacerdote que no lo sea.
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