(239) Que no se debe sobrevalorar la logoterapia de Viktor Frankl como si fuera católica
«El hombre tiene obligación de proponerse, como fin último y absoluto de su vida, la glorificacion de Dios; de suerte que comete grave desorden cuando intenta otra suprema finalidad contraria o distinta de ésta» (ROYO MARÍN OP, Teología moral para seglares, BAC, Madrid 1957, p. 24).
Me preocupa la sobrevaloración, en el ámbito católico, de los conceptos básicos de la logoterapia contenidos en El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl. Sobre todo la sobreestimación personalista de algunos de sus conceptos, que han sido recibidos como aptos para la cosmovisión católica. Una recepción que me parece un tanto acrítica, en general.
Los principios básicos de la logoterapia, tal y como los expone el autor en este libro, no parecen lo suficientemente consistentes como para fundar una psicología apta para el catolicismo, si es que es lo que se pretende.
Teniendo en cuenta, ante todo, que el sentido de la vida de que habla Frankl puede ser confundido con el sentido de la vida tal y como lo entienden los católicos, esto es, referido siempre al fin último, que es la glorificación de Dios.
Cito algunos pasajes de esta obra, en la edición de Herder 2004, que suscitan una gran perplejidad.
«Jamás se podrá responder a las preguntas sobre el sentido de la vida con afirmaciones absolutas» (p.101)
«La búsqueda por parte del hombre del sentido de su vida constituye una fuerza primaria y no una “racionalización secundaria” de sus impulsos instintivos. Este sentido es único y específico, en cuanto es uno mismo y uno solo quien ha de encontrarlo; únicamente así el hombre alcanza un fin que satisfaga su propia voluntad de sentido» (p. 121)
«En otras palabras, la voluntad de sentido para muchas personas es cuestión de hecho, no de fe» (122)
«[…] apelo a su voluntad: a la libertad del hombre para elegir entre aceptar o rechazar una oportunidad que la vida le plantea; o dicho de otra manera, la libertad para completar un determinado sentido o para rechazar ese mismo sentido» (p. 123)
«Nunca el hombre se siente impulsado a responder con una preestablecida conducta moral; en cada situación concreta decide actuar de una forma determinada» (p. 123)
«el hombre no actúa para satisfacer su impulso moral, y silenciar así los reproches de su conciencia; […] Si obrara con el fin de acallar su conciencia se convertiría en un fariseo y, en ese instante, ya no sería una persona verdaderamente moral»
«Conviene insistir y recalcar que en el léxico de la logoterapia el término espiritual se encuentra ajeno a cualquier connotación religiosa: describe y define (antropológicamente) la dimensión específicamente humana» (p. 124)
«La logoterapia contempla desde niveles espirituales los temas espirituales, como pueden ser el afán del hombre por encontrarle un sentido a la vida o la frustración de ese sentido» (p. 124)
«el sentido de la vida difiere de un hombre a otro, de un día a otro y de una hora a otra» (p.131)
«no deberíamos perseguir un sentido abstracto de la vida, pues a cada uno le está reservada una precisa misión, un cometido a cumplir» (p. 131)
«el hombre no debe cuestionarse sobre el sentido de la vida, sino comprender que la vida le interroga a él» (p. 131)
«la esencia de la existencia consiste en la capacidad del ser humano para responder responsablemente a las demandas que la vida le plantea en cada situación particular» (p. 131)
«El ser humano no es un objeto más entre otros objetos; las cosas se determinan unas a otras, pero el hombre, en última instancia, es su propio determinante. Lo que alcance a ser —considerando el realismo de la limitación de sus capacidades y de su entorno— lo ha de construir por sí mismo» (p. 153)
Si consideramos el sentido de la vida tal y como lo perfila Frankl en estos presupuestos, pero bajo un punto de vista cristiano, y referido (como a veces se hace) al fin último, es difícil entonces no encontrar huellas de individualismo, relativismo y subjetivismo en ellos. No entro a considerar ahora otras obras del autor, en que profundiza y amplía estos conceptos y les otorga cierto sabor de apertura a lo transcendente. Limitándome a lo escrito en este divulgadísimo libro, creo que está claro que no se deben utilizar estos conceptos para explicar contenidos de la fe cristiana.
Porque no parece que Frankl hable, de ninguna manera, del sentido de la vida tal y como lo entendemos los católicos. Parece hablar de un sentido funcional de la existencia, siempre individual y cambiante, cuyo papel es proteger a la persona del vacío existencial, que dice el autor.
Esto plantea serias dudas. Pues dada la condición actual del hombre, herido en su naturaleza por el pecado, y ofuscada su razón por la falta de fe y la apostasía, sabemos que solamente Cristo con su gracia puede liberarle del mal que le aqueja —principalmente del pecado, que es lo que en verdad produce ese vacío existencial de cual habla el autor (p. 128).
Creer que un propósito de vida meramente funcional, espiritual pero no propiamente religioso —aunque pueda estar abierto a lo transcendente—, y descubierto experiencialmente sin participación de la razón ni de la fe, puede liberar al hombre de su frustración existencial, parece un proyecto aquejado de pelagianismo.
Por tanto, la acogida de este libro, en ámbitos católicos, si es referida al sentido de la vida tal y como lo entendemos los cristianos, me parece algo que puede confundir mucho.
David G. Alonso Gracián
12 comentarios
Parece ser que ese no saber para qué se nació, se vive y se muere produce neurosis, y el mérito de Frankl habría sido descubrirlo.
Y como médico, ha tratado de buscar una cura a esas neurosis siguiendo la pista del vacío existencial.
Entonces ha propuesto que cada uno se fabricase un sentido de la vida a su medida, a fin de llenar ese vacío.
Si miramos la cosa desde el punto de vista médico, y si encima el método se apunta algunos éxitos cosntatados, se puede conceder que sería una terapia a tener en cuenta.
Pero siempre teniendo en cuenta que el "sentido de la vida" sugerido por Frankl al solo efecto de obtener beneficios terapéuticos, es un placebo que no tiene absolutamente ninguna connotación ni filosófica ni religiosa.
No tiene connotaciones filosóficas porque Frankl no cuestiona las filosofías que llevan al nihilismo. Menos que menos tiene connotaciones religiosas, porque el "sentido de la vida" no es el que suelen dar las cosmovisiones, menos que menos la católica.
De todo lo cual podría deducirse sin demasiado esfuerzo, que quienes proponen a Frankl y su terapia de búsqueda de "sentido de la vida" como una "psicología católica", o bien no conocen la logoterapia o -más probablemente- no conocen bien a la religión católica.
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Totalmente de acuerdo. Sin fe, lo cual es algo sobrenatural, no puede darse una afirmación absoluta al sentido de la vida.
Si no hay Revelación del Verbo en Cristo y esta se acoge por el don de la Fe no se puede dar una afirmación absoluta del sentido de la vida.
El ejemplo más claro es el mártir donde se da hasta el paroxismo el sentido de la vida. El mártir violenta el instinto de supervivencia , que es algo natural en la condición animal (carne), ofreciendo su vida natural por la sobrenatural de sus asesinos, cuando tendría muy fácil zafarse de su destino apostatando.
Hay una gran diferencia entre Frankl ,que se jugó la vida por sus enfermos en el campo de concentración, y el Padre Kolbe, que cambió su vida por la de otro prisionero y murió pidiendo por sus asesinos: el don de la Fe.
Para dar afirmaciones absolutas sobre sentido de la Vida hace falta Fe sobrenatural, que es un don de Dios.
El psicólogo se queda en el animal racional de Aristóteles.
El bautismo es un nuevo nacimiento en el agua y en el espíritu. Con el bautismo muere el animal racional de Aristóteles y naces como Hijo de Dios, una nueva especie. En jerga tomista, diríamos que con el bautismo quedan los accidentes (la animalidad del hombre) pero su substancia ha sido transmutada de Hijo de Hombre a Hijo de Dios, como pasa en la eucaristía, otra transubstanciación.
A ojos de Frankl, en la eucaristía se come pan, pero un cristiano sabe que come a Cristo. El cristiano, con su carne como pan, y con su espíritu como Espíritu, en la eucaristía.
La psicología de Frankl está SOBREvalorada si la miras desde una perspectiva SOBREnatural.
Esa afirmación de Frankl es correcta desde el punto de vista del hombre anímico (ALMA), pero no desde el punto de vista del hombre espiritual.
San Pablo hablada de esas tres distinciones. Hombre animal, hombre anímico y hombre espiritual.
Quien no ha nacido del espíritu, lo cual es don de Dios, tiene que desenvolverse como hombre anímico, y buscar el sentido de la vida desde una perspectiva existencial, y será juzgado según la Ley natural del hombre anímico. Desde ahí Frankl es correcto.
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San Pablo pedía a los cristianos que crecieran del hombre animal (1) al hombre anímico (2) y de éste al espiritual (3).
De (1) a (2) aplica Frankl.
Frankl estudia el alma. Pero San Pablo hablaba que el hombre, además de ser carne (cuerpo y alma) es espíritu, pues nace del espíritu (y de agua).
Cuando Frankl habla de voluntad se está refiriendo a la del alma, pero en Cristo había dos voluntades. En el hombre también las hay. La diferencia está en que el Espíritu de Cristo es increado, y el del hombre fue creado por el Verbo y constituye un participación finita del Espíritu infinito de Cristo.
La confusión está en la antropología humana. Si fundes alma y espíritu, términos bíblicos, patrísticos, y proprios de la ortodoxia católica oriental (también de los ortodoxos cismáticos), haciendo del espíritu intuitivo un adjetivo del alma racional humana, pierdes un detalle básico para enjuiciar a Frankl.
Por eso mi manía de acudir a las fuentes, en este caso a San Pablo, con sus versículos que son incontestables por inerrantes, a mi juicio.
Recuerdo que la Iglesia todavía no ha definido dogmática qué es el hombre y sus constituyentes. Uno es libre de pensar -de momento- si el hombre es una unidad substancial de cuerpo y alma espiritual, o un ser tricotómico constituido por carne (cuerpo y alma) y espíritu.
Ni que decir tiene, que para enjuiciar un psicología, que trata de la psique, no es lo mismo si uno lo hace desde un perspectiva en la que se distingue alma y espíritu, de otra en la que el espíritu es la función más elevada del alma.
Y que conste que esto no es fácil pues es la propia escritura la que dice que separar el alma del espíritu están difícil como separa los tendones del hueso.
Recomiendo la lectura del Magnificat para comprobar cómo la Virgen María diferencia claramente entre alma y espíritu, como hacía San Pablo. Y de hecho, esta división ya está en el AT.
Los creyentes , tenemos una guía que seguir , marcada en este caso por Dios.
Los que no creen en Dios , se enfrentan a un vacío que les puede proporcionar una incomodidad difícil de sobrellevar.
Pienso , que este es el cometido del libro, hacer que puedan llenar este vacío aunque no crean.
Coincido en que no tiene connotaciones religiosas.
La visión de Frankl es pobrísima para un cristiano...
A mi me parece que caer en manos de un psicólogo no católico puede confundir mucho. Cuidado ahí.
Gracias y saludos,
Víctor
"Con el bautismo muere el animal racional de Aristóteles y naces como Hijo de Dios, una nueva especie."
Con el bautismo no muere el animal racional de Aristóteles sino el hombre viejo del pecado, que tiene oscurecida su razón y sigue tendencias antirracionales. Esto es claro en dos pasajes paulinos:
"sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Él, a fin de que fuera destruido este cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado. [...] Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que obedezcáis a sus apetencias. Ni hagáis ya de vuestros miembros armas de injusticia al servicio del pecado; sino más bien ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la vida; y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio de Dios." (Rom 6,6.11-13)
"Os digo, pues, esto y os conjuro en el Señor, que no viváis ya como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente, oscurecidos en su entendimiento y excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos debida a la dureza de su corazón (*); los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas. Pero vosotros no habéis aprendido a Cristo por este camino, si es que habéis oído hablar de Él y en Él habéis sido enseñados, conforme a la verdad de Jesús, a despojaros, en cuanto a vuestra vida anterior, del hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducción de las concupiscencias, a renovar el espíritu de vuestra mente, y a revestiros del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad." (Ef 4,17-24)
(*) lo cual remite a Romanos 1,18 y ss.
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A.G.:
Gracias Manuel me alegro. Solemos coincidir en nuestras valoraciones. Será porque somos de Cadi, jeje
Es por eso que junto a la poca formacion que nos da la Iglesia y se supone que es maestra. Se cae en las manos de prsonas no idoneas ni compatibles con nuestra fe donde buscar ayuda que siendo se debería encontrar en la Iglesia no se da y si se da es en lugares acotados y no se puede hablar que es y debería ser algo comun en la Iglesia donde personas como yo que necesitamos ayuda la podamos encontrar.
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