(235) Contra el funcionalismo de la Modernidad
1.- La suspensión teleológica de lo ético es un concepto clave en Søren Kierkegaard (1813-1855), tal y como explica, con dramáticas expresiones, en Temor y temblor. La idea es potente, pero errónea en su versión funcionalista: para cumplir la voluntad de Dios, en ocasiones, cree el danés, es preciso desactivar la ley moral, o como se diría hoy hacer una excepción a un acto intrínsecamente malo, para poder obedecer sin culpa al Todopoderoso. Abandonar lo general, en función de un paso trágico a un estado particular superior.
Puesto que si la ley natural es suspendida en el aire, por así decir, no es transgredida sino evadida, eludida inculpablemente. A Dios le agradaría la suspensión, pues es potencia absoluta, y no ordenada.
—La noción parte de una visión nominalista de la ley natural, que el protestantismo adquirió a través de Gabriel Biel (ca.1410 -1495); según ésta, la ley moral es considerada un valor separado de la naturaleza humana, puesto en función de la conciencia subjetiva; valor que puede ser dejado en suspenso en la esfera de lo general, como apartado de la existencia particular. Friedrich Schelling (1775 -1854) intentó superar esta dualidad, aportando una brillante solución: lo particular puede portar lo absoluto sin merma de absolutidad: la acción personal no puede renunciar a su valor eterno sin perder culpablemente lo absoluto participado.
—Pero la idea kierkegaardiana, en su versión funcionalista, es falsa: no se puede poner en suspenso la ley natural en función del propio sentido de la vida, porque Dios no puede poner en suspenso su propia sabiuduría ni puede inhabilitar temporalmente el fin último sobrenatural del hombre. Dios no puede querer que el hombre salte por encima de su propio logos. Dios no puede querer que se transgredan sus mandamientos. Dios no hace excepciones a su razón en función de la conciencia subjetiva. Lo absoluto no está en función de lo particular.
2.- Este concepto de suspensión teleológica nos remite a una visión utilitarista de la ley moral, por la que ésta es buena si sirve para complacer la subjetividad. El funcionalismo engendra toda una cosmovisión pelagianísima, que puede fundamentarse con un Principio de Inmanencia, tal y como lo expone Maurice Blondel (1861 -1949). En la obra de este autor, parece que la naturaleza está en función de la gracia de una manera meramente instrumental.
—Lo matizó la Humani generis. Esta Segunda Pascendi, de 1950, es una aviso monumental contra el funcionalismo existencial. La gracia no está en función de la naturaleza. Antes bien la supone y perfecciona gratuitamente. La ley moral no está en función de la inamencia, antes bien proyecta la acción voluntaria hacia la Tierra Nueva, para la gloria del Dios Uno y Trino.
3.- Justificar al hombre es obra de la gracia, pero no en función de la voluntad, como insinúa el molinismo. En la obra de la gracia, que mueve la voluntad a moverse por sí misma, siempre hay un Principio de Gratuidad que anula toda necesidad y toda inmanencia, y que procede directamente del Corazón Crucificado del Señor, por su Iglesia.
—La generosidad de Dios santificador se extiende, ante todo y sobre todo, a ser eficaz Causa Primera. Dios nunca actúa en función del hombre. La obra sobrenatural es obra cien por cien de la gracia, cien por cien de la voluntad, sin que se sumen en un doscientos por cien. Dios no espera al hombre, antes bien lo prepara para el fiat, sosteniéndole en su asentimiento.
—Es la concepción secundaria de la vida cristiana, que diría el filósofo Romano Amerio, centrada en la sola gratificación terrena, redundante de inmanencia eudemónica. La oración, según este enfoque, deja de ser interpretación de la esperanza, como enseña el Aquinate, para ser presunción de ganancia. Mediante la oración, enseña el Doctor Angélico, «el hombre hace entrega de su mente a Dios, sometiéndola a Dios por reverencia y, en cierta manera, poniéndola delante de sus ojos» (Suma II -IIae, 983, a3, ad.4). Ponerse delante de los ojos de Dios y confesar nuestra absoluta dependencia, es la mejor manera de no vivir la fe en función de nuestra personalidad, sino al servicio de Dios.
Es el comienzo la Modernidad como suspensión teleológica de la ley moral, y a través de ella de la soberanía de Dios.
David G. Alonso Gracián
14 comentarios
Lo voy a leer de nuevo a ve si puedo sacar algo en limpio.
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A.G.:
Sí, sé que es difícil, pero muy importante. Yo diría que el más importante, por sus contenidos. Pero lo iré desglosando y divulgando en siguientes artículos, lo prometo, jeje.
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A.G.:
La verdad es que en cosas muy fundamentales como el fin último del hombre, Kierkegaard parece católico, y tiene una buena doctrina. Y por cómo habla de la Virgen. En otras cosas, pues no, claro.
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A.G.:
La forma en que lo plantea Kierkegaard parece que lleva a lector a plantearse eso.
"En el paso del estadio ético al estadio religioso se suspende momentáneamente y aparentemente la moral (la moral común). ¿Por qué? Porque el que está en el aire, no pisa ni la una ni la otra fauce del abismo. Ha superado la moral ética y no tiene todavía la moral religiosa. El niño Jesús se quedó en el Templo sin permiso de sus padres. ¿Es eso muy moral? Cuando su madre lo reprendió, le dio una razón religiosa. Éticamente, la Virgen tenía razón. Religiosamente, el niño."
Le recomiendo todo el libro. Me parece que se está malinterpretando la "suspensión teleológica"
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A.G.:
La estoy interpretando en sentido funcionalista, como digo en el post. Es uno de sus riesgos, ser interpretada de esta forma, coherente con el espíritu moderno.
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A.G.:
Obviamente no. Esa es la interpretación funcionalista que se critica en el post.
"Mas cuando lo moral está de este modo teleológica-mente suspendido ¿cuál es entonces la existencia del Individuo en la que está suspendido? Él existe como el Individuo opuesto a lo general. ¿Peca entonces? Porque, de acuerdo con la idea, hay ahí una forma de pecado; del mismo modo el niño que no peca, ignorante de su existencia cómo tal: de acuerdo con esta idea, su existencia no es menos el pecado, y a cada instante está so-metida a las exigencias de lo moral. En tanto se niega que esta forma se presta a la repetición para que así no resulte pecaminosa, Abraham está condenado. ¿Cómo, pues, existe entonces? Él cree. Tal es la paradoja que lo empuja hasta el extremo y que no puede hacer inteligible a nadie; porque la paradoja consiste en que él se coloca como Individuo en una relación absoluta con lo absoluto. Pero ¿está autorizado a ello Abraham? Si lo está, he allí nuevamente la paradoja; porque no será debido a una participación cualquiera en lo general, sino en virtud de su cualidad de Individuo."
O aquí:
"Retorno a Abraham. Durante el tiempo que precedió al resultado, o bien Abraham fue a cada instante un asesino, o bien nos hallamos en presencia de una paradoja que escapa a todas las mediaciones.
La historia de Abraham comporta entonces una suspensión teleológica de lo moral. En tanto que Individuo, ha superado lo general. Tal es la paradoja que se rehúsa a la mediación. No puede explicarse ni cómo él entra, ni cómo permanece en ella. Si no es éste el caso de Abraham, él no es siquiera un héroe trágico, es un asesino."
O aquí:
"La paradoja de la fe consiste por consiguiente en que el Individuo es superior a lo general, de manera que, para recordar una diferencia dogmática hoy raramente usada, el Individuo determina su relación con lo general por su referencia a lo absoluto, y no su referencia a lo absoluto por su relación con lo general."
O aquí:
"El deber absoluto puede entonces conducir a hacer aquello que la moral prohibiría, pero de ninguna manera puede incitar al caballero de la fe a cesar de amar. Es lo que muestra Abraham. Desde el momento que quiere sacrificar a Isaac, la moral afirma que lo odia. Mas si lo odia realmente, puede estar seguro de que Dios no le exige ese sacrificio; en efecto, Caín y Abraham no son idénticos. Él debe amar a su hijo con toda su alma; cuando Dios se lo pida, debe amarle más aún si es posible, y únicamente entonces puede sacrificarlo; porque este amor que siente por Isaac es el que, por su oposi-ción paradojal al amor que siente por Dios, hace de su acto un sacrificio. Pero la miseria y la angustia de la paradoja son el motivo de que Abraham no pueda absolutamente hacerse comprender por los hombres. Únicamente en el instante en que su acto está en absoluta contradicción con su sentimiento es cuando sacrifica a Isaac; sin embargo, la realidad de su acción es aquello por lo que pertenece a lo general y, en este dominio, es y sigue siendo un asesino."
O aquí:
"Todavía hay que entender el texto de Lucas de tal manera que se vea que el caballero de la fe no encuentra absolutamente ninguna expresión de lo general (concebido como lo moral) capaz de salvarlo."
O aquí:
"Por consiguiente, o bien hay un deber absoluto hacia Dios y en este caso es la paradoja descripta según la cual el individuo se encuentra como tal por encima de lo general y como tal se halla en una relación absoluta con lo absoluto [lo moral], o bien jamás ha tenido fe"
Nadie ha explicado la mística teresiana mejor que esta santa, gracias a su hábil empleo de métodos nuevos.
Si sigue sin entender nada -cosa más que probable -que estudie a fondo la triple interrelación: fenomenología Empatía)- antrpología y reciprocidad (filosófica)-mística y ontología trinitaria en su pensamiento: para ello puede servirse de las obras del P. Bertolini (Empatía y Trinidad en E. Stein) o del P Coda (Il logos e il nulla, Trinitá, religione, mística).
Gracián :Sobre tu tesis - que sigues empujando con Kierkegaard - ya solo me queda insistIrte en que la solución de la crisis NUNCA VENDRÁ
a caballo de la relegación de los aspectos salvables del pensamiento contemporáneo, que son muchos. Y menos del rechazo de los pensadores que han rescatado esos aspectos.
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A.G.:
Esa no es mi tesis. Como he repetido muchas veces, el personalismo ha aportado cosas positivas y beneficiosas. Eso no debe perderse.
Se trata de corregir sus defectos, es decir, el antiescolasticismo. Lo bueno es bueno y bienvenido sea.
Creo que en el tema fenomenología/personalismo que nos ha propuesto David, hay una cuestión clave que tiene dos aspectos: el relegación despectiva del tomismo y la "suspensión" de la Tradición. Cuando ésto no se da (Woityla, Stein), todo bien, pero parecería que sí se da en la gran mayoría de pensadores personalistas.
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A.G.:
De la tradición, con minúscula, espistemológica, concretamente, Ricardo. Es decir, de la síntesis escolástica.
Una duda, que quiere decir aplicando "funcionalismo" a kierkegaard? No me queda claro el uso que esta haciendo.
Respecto al enfasis kierkegaardiano de lo individual sobre lo absoluto, hay que remarcar en mi opinion que aqui la critica es a Hegel. Porque si se considera lo absoluto en sentido de la verdad objetiva divina y natural, que creo que es como lo toma usted, lo de la suspension teleologica es un desprosito.
Pero kierkegaard parte de la critica al sistema hegeliano, que es de naturaleza teleologica y en la que todo esta en funcion del Absoluto. En su sistema, la persona concreta o individuo solo es un "instante" dentro de la triada. El individuo esta en funcion del obsoluto y debe eticamente estar en funcion de los fines eticos de lo Absoluto.
Esto lo digo, porque considerandolo desde esta critica no es tan desproposito.
Esto lo digo, porque si bien es cierto que este aspecto de la obra de Kierkegaard tiene su a aquel, partiendo de lo que esta criticando la comprension puede ser distinta.
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A.G.:
Interesante lo que dice. Ciertamente, Kierkegaard hace una crítica de fondo a Hegel.
Uno de los sacerdotes que está abocado desde hace varios años a la traducción de las obras de Fabro, me decía que este tomista genial había logrado dinamitar hasta sus cimientos el edificio conceptual levantado por Hegel.
Fue por eso, y por su crítica abierta a Ranher, que lo silenciaron.
Temor y Temblor me parece una obra muy difícil. Porque es de las más personales de Kierkegaard. Es decir, es de esas en las que más mezcla su visión de lo ético-religioso, su crítica al hegelianismo,con sus traumas de personalidad múltiple (son cuatro finales alternativos al sacrificio de Isaac) con su eterno Leit Motiv de mandarle indirectas a su ex novia Regina Olsen.
Uno de los aspectos desde los que se puede leer la obra es que le está contando a Regina porque la trató mal: se comprometieron, le hacía un que sí que no. La dejó. La perseguía. Le mandaba cosas estando ya casada. Creo que Kierkegaar tenía algo de psicópata. Y cuando todos esos niveles se juntan al leer algo suyo se puede acabar un poco pa llá.
Por lo demás, me gusta mucho su crítica la hegelianismo. Pero creo que nunca salió del todo del sistema hegeliano, sino que seguía pensando desde las mismas categorías.
Gracias
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A.G.:
Muchas gracias Emilio, doy gracias a Dios por todo. Me alegra mucho que estas reflexiones te sean de ayuda.
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